"¿Cómo se debe sentir que la persona que amas te mire con los mismos ojos?"
"Acaso, ¿Esta mal imaginarme un mundo contigo?"
"Mi corazón comienza a latir rápidamente"
"Sonrío. Me despido, volteo y una incontrolable lagrima
Resbala por mi mejilla"
Que egoísta que puedo llegar a ser, no quiero verte con ella. Duele demasiado. Me alegra saber que logro ocultarlo bastante bien, sin embargo, cuando sonríes y no es por mi causa es bastante doloroso; perdiéndome siempre ante tu hermosa sonrisa. Esos ojos, esos abismos saturados de agua de mar, bañarme en ellos es mi sueño favorito. Ya son miles las veces que te haces presente en mis sueños y en ellos, son realmente feliz, tu eres mío y yo tuyo, nadie se entromete en nuestro mundo, solo tu y yo entrelazados con el hilo rojo. Pero en la realidad, ese hilo no lleva a ningún lado.
Abrí mis ojos y los frote para poder aclarar mi visión.
*Otro sueño…* - Pienso frustrado, mientras atrapo mis rulos pelirrojos con una de mis manos. ¿Por qué en mis sueños puedo expresarte todo lo que siento, sin vergüenza alguna? Cuando me paro frente a ti parece que mi cuerpo entero se paraliza y comienzo a temblar, entonces me quedo callado y no puedo. Suspire. Sin ganas, me levante de mi cama y me estire. Comencé a cambiarme con mi ropa habitual, mi chaqueta anaranjada, mi ushanka verde y unos simples jeans. Lave mis dientes y me encontré con Ike esperando a fuera del baño, reposando su espalda contra la pared. El ya estaba bastante grande, tenía diez años y tenia una actitud bastante desabrida y desinteresada, pero por dentro seguía siendo tierno y afectuoso.
Buenos días, Ike- salude un tanto desanimado.
¿Qué te ocurre ahora?- Me miro de reojo. Su postura seguía siendo fría e indiferente.
No me ocurre nada- Trate de sonreír, pero solo logre levantar apenas mis labios.
El pelinegro, ¿Verdad?- Un leve sonrojo apareció en mis mejillas, desvié la mirada. Abrió la puerta del baño- No es de mi incumbencia, pero yo creo que alguien que te lastima innumerables veces, no merece tu "interés"- Dicho esto, entro al baño cerrando la puerta. Quede algo desconcertado, Ike tenia razón, sin embargo, creo que los sentimientos son incontrolables, me encantaría poder decidir a quien amar.
Baje las escaleras y salude a mi madre, luego me senté junto a la mesa y me dispuse a desayunar. Agarre mi mochila y corrí hasta la parada del autobús, no porque llegara tarde, si no porque me gustaba llegar antes que mi pelinegro. Llegue agitado, pero el todavía no había llegado. Allí se encontraba Kenny esperando.
Buenos días, pelirrojo- Kenny me saludo con una agradable sonrisa dibujada en el rostro, era común de el. Con el tiempo, el rubio se volvió muy simpático, aunque su nivel de perversión no disminuyo ni un poco. Siempre esta cuando lo necesitamos y a pesar de los problemas que tiene en su hogar, siempre muestra una sonrisa y un excelente humor. Se volvió muy alto y guapo, aunque sigue siendo bastante delgado. A pesar de que Kenny se haya vuelto un mujeriego, no se compara a…
¡Hola chicos!- Unos cabellos oscuros se agitaban al compas del viento, mientras el corría en dirección a nosotros. Se presento junto a Kenny y a mi, acomodo un poco su cabello y luego sonrío.
Buenos días, pequeño pelinegro- El rubio golpeo su brazo suavemente, solo para jugar, el se la devolvió.
B…buenos días S…Stan- Desvié la mirada hacia el suelo y mi rostro comenzó a tomar un fuerte color escarlata. Stan me miraba extrañado.
¿Cómo esta mi pelirrojo favorito?- Estiro su mano hacia mi y acaricio mis cabellos rizados ¡No es justo! Que rápido que lograba ponerme nervioso- ¿Te ocurre algo, Kyle?- No quería verlo a los ojos.
N…no es nada, amigo- Con dificultad pude elevar una pequeña sonrisa, pero obviamente no lo convenció.
¡Hola pedazo de maricas!- Cartman llegaba acompañado del pequeño rubio, Butters.
Cierra el culo, gordo- Stan se rio. La bola de grasa lo miro asqueado. Butters se situó junto a Kenny y lo miro de reojo avergonzado. Este se giro para verlo y le dedico una perversa sonrisa, después se acerco a su oído lentamente.
Buenos días, rubio bonito- Butters tembló completamente y su sonrojo era mas que evidente. Observaba la escena con pesadumbre. ¿Algún día seremos así tú y yo Stan? Imposible.
El autobús llego a la parada y todos subimos Deseaba que el no se sentara junto a mi, no quería que notara mi afición, pero apenas me senté, Stan se acomodo a mi lado. Gire mi cabeza y disimule estar mirando por la ventana con atención.
¿Qué debo hacer para que me cuentes que te ocurre? ¿Tiro a Cartman por las escaleras o algo por el estilo?- Voltee y su rostro estaba a centímetros del mío, por supuesto que comencé a sofocarme y mis mejillas empezaron a quemar. El sonrío. Que adorable que se veía esa sonrisa, tan perfecta y llena de vida, me encantaba.
¿D…de que hablas, Stan? Estoy bien, como siempre- Una sonrisa "artificial" se formo en mi rostro. Me miro preocupado unos momentos y luego desvió la mirada. Odio que me conozca tan bien, sabia que algo me ocurría. Sin darme cuenta el apoyo su cabeza en mi hombro. Creí que mi corazón saldría reventando de mi pecho, controle como pude mi respiración y mis temblores.
Llegamos a nuestro destino, tan pronto el autobús se detuvo, escape de allí. ¡No quería verlo! Escuche que me estaba llamando, pero simplemente lo ignore. Corrí y me escondí entre la multitud de alumnos. Sin embargo, el no me había seguido. Que idiota, claro que el no me seguiría.
La campana había sonado, fui camino a nuestro salón y me choque con cierto rubio.
Kyle, viejo… ¿Qué te ocurre?- Kenny me estaba sujetando de los hombros, no pude escapar.
Mmm nada, no es…- Me interrumpió.
¡No me jodas, Kyle! ¡Se que te ocurre algo!- Alzo un poco su voz, pero todavía mantenía su tranquilidad. No aguante mas…Mis ojos comenzaron a humedecerse, pero rápidamente los limpie con la manga de mi chaqueta- Ya veo… ¿Stan?, ¿Verdad?- Asentí sin ganas.
No quiero hablar de eso, Kenny- Estaba preocupado, lo se, pero su sonrisa volvió a aparecer.
De acuerdo, pelirrojo- Llevo uno de sus brazos alrededor de mi cuello y sonrió de oreja a oreja- Quita esa cara de perro desahuciado y vamos al salón- Kenny es compresivo, siempre lo fue, me ayuda a distraerme de mis problemas y yo a el de los suyos.
Cuándo llegamos al salón, sostuve el picaporte un instante y lo gire. Mi corazón se contrajo y comencé a temblar, Kenny me miro alarmado. Wendy, estaba besando suavemente la enrojecida mejilla de mi querido pelinegro, Auch. Ella se giro cuando me vio entrar y se dispuso a sonreír alegremente como siempre, luego se sentó en su lugar. Mire a Stan unos momentos, mis ojos solo reflejaban amargura y ocultaban dolorosas lágrimas, esquive la mirada del pelinegro y me senté junto a la ventana. No quiero verlo, no quiero saber nada de el.
