Holaaa a todo lector que haya decidido darle una oportunidad a esta historia.

Como verán es un RaphaxDonnie y LeoxMikey, pero con toques de LeoxDonnie y RaphaxMikey, porque soy malvada y me gustan los amores no correspondidos (? Más abajo se darán cuenta de lo que hablo.

Juro que intenté no hacerlo demasiado sentimental, en realidad es gracioso y humorístico, no es un fic demasiado empalagoso, asique no se asusten al leer el principio, por favor.

En realidad iba a ser un one-shot, peeeeeeeeeero es demasiado largo y puede llegar a ser cansador, asique lo dividi en más capítulos.

Sin más aclaraciones, ojala les guste :)


Azotea del edificio wolf.

- Donnie, entiendo cómo te sientes pero…

-Es que tu no entiendes Raphael, no entiendes y nunca lo harás.- Donatello espetó empujando con el dedo el hombro del joven de bandana roja.

Cada lágrima que veía deslizándose por el rostro del genio estrujaba un poco más su corazón.

-Tú no sabes lo que se siente ver a la persona que quieres con alguien más. No sabes lo que se siente que te lastimen de esta manera, porque tú nunca te has enamorado. ¡Asíque no me digas que lo entiendes! No…- la voz se le quebró.

Raphael odiaba estar en esta situación. Ni siquiera sabía porqué lo había seguido. Leonardo había dado la estricta orden de que nadie saliera de la guarida debido a la gran tormenta que se avecinaba. Claro, él habría salido igual si quisiera, pero realmente parecía que el cielo se caería en cualquier momento y hacía un frío que le calaba hasta los huesos, por el momento no le apetecía salir.

Hasta que vio a Donnie saliendo a escondidas de la guarida.

Tener que consolar a sus hermanos no era su papel, pero Leonardo no entendía que Donnie se sentía mal y necesitaba apoyo, no que le ordenaran volver al laboratorio.

Las palabras no eran su fuerte ni jamás lo serían, asíque mientras veía al genio mordiéndose el labio para no largarse a llorar, hizo lo primero que se le cruzó por la mente.

Lo abrazó.

Al principio sintió las manos de Donnie sobre su plastrón, alejándolo, pero en cuanto apretó su abrazo esas manos se deslizaron hasta enredarse en su cuello mientras ocultaba el rostro sobre su hombro.

Donatello respiró lentamente, mientras sentía las ásperas manos de Raphael acariciando sus brazos para que dejase de llorar.

Intentó buscar su voz para agradecerle lo que estaba haciendo por él y pedirle disculpas por cómo le había contestado, pero ese maldito nudo en la garganta volvió a aparecer haciendo que se apretara más al mayor.

Tragó saliva mientras intentaba hablar nuevamente pero Raphael se le adelantó.

-Sé, que no soy muy bueno hablando, pero créeme cuando te digo que todo va a pasar… Tal vez no mañana, sino hoy… ¡Ash!- se dio un golpe en la frente, frustrado y avergonzado por confundirse en un momento tan delicado- ¿Lo ves? No sirvo para esto, lo único que quiero hacer es ir a la casa de Casey y patearlo hasta que me canse, le dije que se alejara de Abril y…

-¿Cuándo dijiste eso?- lo interrumpió.

Raphael se tomó un momento para recordar una de las tantas conversaciones que había tenido con su amigo Casey Jones, el otro "enamorado" de Abril.

"-¿Eso que importa? Sabes lo que Donnie siente por ella- había dolor en las palabras del mutante.

-Ah si claro, cuando el amor se interpone en el medio del equipo todo sale mal, no estoy interesado en Abril…

-Claro…dijo sin creerle.

-"Pero dime algo Rapha…- intentó cambiar de tema- ¿No crees que ya es tiempo de decirle a Donnie cómo te sientes?"

-No se de que hablas, no estoy interesado en Donnie- dijo intentando sonar desinteresado - será mejor que sigamos buscando a Karai.- y sin esperar respuesta comenzó a caminar hacia las escaleras del edificio, pero pudo escuchar un leve "Claro…" por parte de Casey.

Volvió a la realidad cuando sintió que el genio se estaba limpiando las lágrimas.

-Hace mucho, durante la invasión.

Hacía un par de meses que había sucedido aquello. Y un par de meses más en que había conocido a Abril…

Donatello recordó cuántas cosas había hecho Raphael por él, desde que la pelirroja había llegado a sus vidas. Cuántas veces lo había salvado de hacer el ridículo frente a ella, o incluso aconsejado, ¡él! que jamás se había enamorado, que jamás decía cosas dulces ni sentimentales, le había dado su apoyo (a su manera) a que siguiera intentando conquistar a Abril… y aún así nunca le había dado las gracias.

Se abrazó más a Raphael cuando sintió de nuevo las lágrimas sobre sus ojos. Pero esta vez eran lágrimas de culpa.

Era media noche y hacía frío y su hermano lo había seguido hasta acá sólo para darle su apoyo y él sólo le había gritado…

Volvió a sentir su mano acariciándole el caparazón mientras murmuraba que todo estaría bien.

Se enderezó cuando pudo sentir la calma que estaba buscando y lo miró a los ojos; esos ojos esmeralda que le transmitían la paz que necesitaba en ese momento y pestañeó, dejando libres aquellas lágrimas que creía haber controlado.

Raphael llevó las manos a su rostro y con toda la delicadeza que pudiese tener en ese momento, las quitó de sus rosadas mejillas.

Sintió un cosquilleo agradable en el estómago, incluso más agradable del que sentía con Abril.

-Gracias- murmuró.

-No hay de qu…- El de bandana roja se quedó inmóvil al ser silenciado por los labios de Donnie.

Quiso darle un beso en la mejilla, no entendió porque lo besó en los labios…

Se apartó tan rápido que Raphael no tuvo tiempo de analizar lo que pasaba.

-Lo siento…- dijo, apenado- creo que mis sentimientos están a flor de piel, quise darte un beso en la mejilla.

Raphael se tomó un momento para calmar sus emociones, y luego se acercó haciendo que sus frentes se junten.

-Descuida- respondió- puedes volver a hacerlo si quieres…

Donatello rió nerviosamente luego de unos tortuosos segundos de silencio, rompiendo esa tensión que sentía Raphael mientras esperaba a que respondiera.

Bueno, al menos lo había hecho reír… Aunque no había sido su intención.

El genio se lo había tomado como una broma para terminar con todo ese drama de Abril.

Y ante un posible rechazo, decidió sonreír y dejarlo como una broma.

-Volvamos a casa Don, seguro Bobonardo debe estar muy enojado.- Dijo mientras se preparaba mentalmente para el gran discurso que su hermano mayor le daría.


Leonardo estaba de pie en la entrada de la guarida, dando golpeteos con el pie mientras los veía acercarse a su hogar.

-¿A dónde fueron?- preguntó cruzándose de brazos.

-No te importa.

- Por supuesto que me importa, soy su lider, y les di una orden.

Raphael rodó los ojos y continuó su camino, pero Donatello se quedó de pie frente a Leo, viéndolo con cara de arrepentimiento.

-Desobedeciste mi orden, Donatello.

-Lo se, lo lamento. Pero necesitaba salir y…

-Aquí no hablaremos- dijo tomándolo de la mano y llevándolo a su habitación.

El más rudo se interpuso en el medio del camino y le dio una mirada seria a su hermano mayor.

-Ten cuidado con lo que dices.

- Después hablaré contigo.- respondió haciéndose a un lado para entrar en la habitación.

Cerró la puerta tras de sí y guió a Donatello hasta su cama.

-Perdona Leo, no quise desobedecerte.

-Pero lo hiciste- lo reprendió. Aunque se sintió mal al ver la cara angustiada de su hermano. No quería sonar enfadado, sólo se sentía dolido por lo ocurrido horas atrás y eso hacía que su voz sonase así.

-Realmente necesitaba salir, después de lo que vi, yo…- la voz comenzó a temblarle y rápidamente sintió unos brazos alrededor de él.

El líder sintió una punzada de culpa, después de todo, comprendía el dolor de Donnie.

-No, yo lo lamento. Debí haber sido más considerado contigo. Mikey me explicó que viste a Abril y Casey…- No pudo terminar la oración cuando sintió los brazos de Donnie aferrándose fuertemente en su cuello. Recordó lo que le había dicho hace apenas unos segundos, Raphael. Tenía que tener cuidado con sus palabras, Donatello estaba demasiado sensible.

No sabía que decir o hacer, y en ese momento se sintió como si fuera su rudo hermano.

Comenzó a acariciarle los brazos, como una manera de tranquilizarlo pero solo sintió que se abrazaba más a él. Sintiendo ahora lágrimas sobre su cuello.

-Donnie…

-Perdona- dijo enderezándose sin quitar los brazos de su cuello.- sólo no puedo parar de llorar- admitió con una sonrisa, sintiéndose avergonzado.

Leo inclinó la cabeza y lo miró con ternura. Le gustaba mucho más ese sonrojo en su rostro que esas tristes lágrimas.

Le devolvió la sonrisa y sin decir nada, besó sus mejillas, borrando toda esa tristeza con dulces besos que despertaron nuevas emociones en Donnie.

-Gracias…- murmuró

- Abril no sabe lo que se pierde. Tu eres mucho mejor de lo que Casey es y ten por seguro que se dará cuenta de eso… Tal vez no hoy, sino mañana.

Donatello sonrió al escuchar exactamente las mismas palabras que Raphael había intentado decirle. Sin duda Leo tenía mucha más facilidad para consolar a los demás.

Intentó reprimir un bostezo. Se sentía agotado después de haberse descargado de esa manera.

-Creo que iré a dormir.

-¿Quieres dormir aquí? – propuso Leonardo. Luego de su pequeña discusión con Miguel Ángel, no tenía ganas de estar solo.

-E-esta bien…

El líder se adentró en la cama luego de que apagara la luz y rodeó a Donnie con sus brazos. Con sus caricias, no tardó mucho en que el genio se quedase dormido. Pero él todavía no podía pegar un ojo…

El rostro dolido de Mikey y la seriedad con la que le había respondido lo había dejado abatido.

-"Ya Miguel Ángel, ve a la cama"- Ordenó el líder.

-"¡No! quiero esperar a Rapha.

- Raphael desobedeció mi orden y probablemente vuelva antes del amanecer, al igual que Donatello.

- Me quedare despierto entonces…- Respondió sin la menor intención de hacer lo que su hermano le ordenaba.

-¿Porqué eres tan caprichoso Mikey?

-No soy caprichoso, tengo que hablar de algo con él.

-¿Y no puede esperar hasta mañana?- El mayor ya se estaba cansando de que ni siquiera despegara la vista del televisor para mirarlo.

- No…

-¿Y porqué no?- preguntó cruzándose de brazos.

Mikey lo miró a los ojos y rápidamente se arrepintió, sus ojos azules hacían que todo su autocontrol se esfumase.

-Le dije a Raphael que me gustaba- confesó rascándose la nuca con el arrepentimiento marcado en su rostro- Y él salió corriendo a la superficie. Quiero pedirle perdón por si lo ofendí… No tienes que enojarte con él por desobedecerte; Fue mi culpa.

Leonardo apretó los puños mientras intentaba sacarse el shuriken que inconcientemente Miguel Ángel le había lanzado en el corazón.

-Ve a dormir Mikey- dijo finalmente, con la voz ronca

-¿No me acabas de escuchar? Te dije que debo hablar con él.

-Haz lo que te digo si no quieres que le diga a Sensei que te robaste más de una figura de acción en la tienda de cómics.

-Prometiste no decírselo a nadie- protestó poniéndose de pie frente a él.

-No lo repetiré- desvió la vista de esos ojos que ahora parecían dolidos y furiosos.

-¿Por qué eres así?- preguntó mientras hacía su camino hacia su habitación y cerraba la puerta de un portazo.

Leonardo dejó salir un largo suspiro antes de dirigirse a la entrada de la guarida para esperar a sus hermanos."

No quería ser así, pero no podía evitarlo. Él amaba a Miguel Ángel, lo amaba incluso más de lo que sus demás hermanos podrían hacerlo, más de lo que Raphael podría hacerlo.

Pero aún así no era suficiente. Sus abrazos, sus caricias, su amor… no era nada para Mikey. Era solo su hermano mayor…

Él estaba enamorado de Rapha. Estaba enamorado de quien jamás en la vida le había expresado siquiera una muestra de afecto diferente a la que se le da a un hermano común.

Y él en cambio, que más de una vez se había aguantado sus bromas, hasta las más predecibles. Mas de una vez se había desvelado jugando videojuegos con él, sólo porque no quería que Mikey creyera que era el más aburrido.

Más de una vez había dejado en evidencia sus sentimientos… Y aún así prefería a Rapha.

Se acurrucó más a Donnie mientras sentía una presión insoportable en el pecho. Necesitaba tan desesperadamente expresar sus sentimientos…Necesitaba desahogarse tal y como había hecho Donatello.

Pero él sólo era el hermano mayor, nadie vendría a consolarlo.

Besó la frente del genio y continuó con sus caricias hasta que se quedó dormido.


En la estancia principal Raphael estaba tirado en el sofá mirando televisión mientras esperaba a que Donnie saliera de la habitación de su hermano. Pero luego de una hora, el sueño lo estaba venciendo. Cambió de canal buscando algo entretenido que ver y así distraerse, pero se detuvo al momento en que escuchó una voz detrás del sofá

-¿Rapha?- Mikey llegó hasta él creyendo que estaba viendo televisión. Se lamentó un poco cuando vio que su hermano estaba durmiendo, pero rápidamente sonrió.

Quitó el control de su mano y lo dejó sobre la mesa. Lo cubrió con una manta y antes de irse besó su mejilla.

- Mañana hablaremos hermano.

Se volvió a acostar mientras repasaba mentalmente lo sucedido hace un par de horas atrás.

"-¿Rapha puedo contarte algo?

-¿Si, qué?- Raphael estaba algo distraído, buscaba con la mirada algo, como si hubiese visto a alguien escondido."

- Es que no se como decirlo…- comenzó a titubear- estoy algo nervioso.

- Solo dilo Mikey.- En ningún momento se detuvo a mirarlo, lo que le dio confianza para hablar. Después de un suspiro, se armó de coraje y habló.

- Me gustas mucho Rapha.

-¿A dónde va?- preguntó mirando por encima de la cabeza del menor.

-¿Qué?- No era la respuesta que esperaba Miguel Ángel.

-Me tengo que ir- dijo con la mirada clavada en la entrada de la guarida- después hablamos."

-Tonto. Tonto. Debería haberlo besado.- se repetía mil veces Miguel Ángel mientras miraba las manchas de moho sobre el techo de su habitación.


Raphael abrió un ojo cuando sintió que estaba todo calmado. Se cubrió más con las mantas mientras buscaba con la vista el control, y desistió de la idea de ver televisión cuando lo encontró sobre la mesa frente a él.

Echó una mirada a la habitación de Leo; estaba cerrada.

-Tal vez ya se fue a su habitación y no lo noté.

Estiró más los pies sobre el sofá aprovechando que lo tenía todo para él y se quedó profundamente dormido.


Seis meses después.

Las puertas del laboratorio se abrieron de una patada, haciendo exaltar al joven genio que trabajaba en unos experimentos.

-Donnie, Mikey dice que lleves tu lindo trasero al sofá, la película está por comenzar.

-No creo que Miguel Ángel dijera eso- respondió quitándose las gafas que utilizaba para protegerse de los químicos que podían irritarle los ojos.

-Está bien, eso lo dije yo- admitió, cruzándose de brazos- ¿Y bien?

-Iré en un rato, necesito terminar con esto.

-Te dolerá el cuello de tanto estar inclinado… ¿Por qué no vienes conmigo? Te haré masajes- propuso con un doble sentido en sus palabras.

-No gracias, si voy contigo terminaré con un dolor en el trasero- respondió el genio poniéndose las gafas para continuar.

-Pero el dolor de cuello desaparecerá…

-Piérdete Raphael.

Donatello sonrió cuando escuchó un gruñido y la puerta cerrarse de un portazo.

¿Cómo era que habían llegado a esto? ¿Cómo habían pasado a tener esa confianza de decirse tales cosas sin sentirse incómodos?

Dejó el experimento sobre la mesa cuando un recuerdo no tan lejano apareció en su mente.

"-Necesito que me den sus celulares, tengo que instalarles algunos programas

Leonardo y Miguel Ángel se los entregaron sin protestar, pero como siempre, alguien tenía que tener algún problema…

-¿Para qué quieres mi celular?- reconoció el tono defensivo de Raphael detrás de él.

- Ya lo dije, necesito instalarle algunos programas

-Pues deja el mío como está…

-Raphael no seas fastidioso. Todos tenemos que tener eso.- lo ayudó Leonardo

El más rudo metió la mano dentro de su caparazón y sacó el aparato entregándoselo a Donnie de mala gana.

-Ni se te ocurra ver mis fotos o mensajes.

-¿Tú crees que quiero ver la cantidad de fotos de mujeres desnudas que seguramente tienes? No estoy tan desesperado…

-Más te vale.- Le advirtió el de rojo.

Llevó todos los celulares a su laboratorio y comenzó a copiar los programas.

El primer celular fue el de Leo. Sería hipócrita decir que lo hacía porque simplemente había escogido al azar. Buscó el de Leo porque le gustaba todo lo relacionado a él.

Mientras esperaba que se instalasen los programas, tomó el de Mikey y comenzó a husmearlo. No había nada interesante; fotos de él y de Rapha, más de Rapha que de él, del gatito helado y algunas de su ojo ¿quién diría que Mikey era de esos que sacaban fotos a sus ojos?

El celular de Leo vibró, lo que le indicó que la instalación había sido exitosa, lo retiró de la computadora y conectó el de Mikey.

La curiosidad lo invadió. ¿Leo tendría alguna foto de Donnie, así como Mikey tenía de Rapha?

Miguel Ángel tenía fotos del más rudo porque estaba "enamorado" según le había contado.

La ansiedad de saber si Leo tenía fotos suyas lo atacó por completo. Se sintió mal, por un segundo, de husmear sin su consentimiento, las cosas del líder ¡Pero quería saber!

Las fotos eran variadas, en algunas estaban todos comiendo pizza, había algunas de Splinter, dos o tres de Miguel Ángel mientras jugaba videojuegos, y una de él mientras dormía.

-Tiene una foto mía…- murmuró.

Eso tenía que significar algo ¿no? Por qué iba a tener una foto de él mientras dormía, si no eran más que amigos.

¿O tal vez si lo eran…?

Su enamoramiento con Leo había comenzado desde aquella vez en que descubrió que Abril y Casey eran novios.

Leonardo había sido tan bueno esa noche con él, que de un día para otro la joven pelirroja había salido de su mente.

Después de ese día creyó que él y el líder volverían a ser los de antes, pero sus caricias continuaron hasta ahora… Enamorándolo cada día más.

-¿Porqué acariciar a alguien que ya no está triste?- se preguntaba el genio

Tal vez Leonardo tenía sentimientos por Donnie y no sabía cómo decirlo, por eso optaba por las caricias…

El celular de Mikey vibró y luego lo intercambió con el de Raphael. Aún viendo la foto en la pantalla.

Volvió a ver todas las imágenes nuevamente, prestando atención a cada detalle. Descubrió que en un par de fotos más, Miguel Ángel estaba en primer plano, y él y Raphael, alejados. Como si realmente hubiese querido capturar sólo a Mikey pero sin parecer obvio.

-Pero a Leo no le gusta Mikey…- se dijo para alejar el nudo que se estaba formando en su estómago.

Otra vibración en la mesa le advirtió que el celular de Raphael estaba listo y una sonrisa pícara se formó en su rostro.

-Veamos cuántas mujeres desnudas tienes Rapha.-dijo tomando su celular- ¿Solo cinco fotos?- exclamó cuando descubrió que no había nada con lo que se pudiera burlar.

Una del maestro Splinter meditando, otra de Leo saliendo del baño, probablemente estaba descompuesto debido a su horrenda expresión. Y el resto a los edificios de Nueva York

-Las debe tener escondidas- pensó.

Recordó que había creado una sección de guardado oculto para guardar información importante, tal vez si Raphael había sido lo bastante curioso lo habría descubierto.

-Te atrapé- murmuró cuando encontró lo que estaba buscando.

El dibujo de una carpeta con un candado con la inicial "D" apareció en la pantalla.

-¿D?

No esperó más, entró en la carpeta y comenzaron a aparecer varias fotos que tardaron en abrirse debido a la cantidad que había.

Esperó impaciente hasta que cargó una.

Era de Donnie comiendo pizza. Otra…

Donnie bebiendo café. Otra…

Entrenando. Otra…

Durmiendo sobre el escritorio. Otra…

Continuó deslizando las imágenes encontrándose con fotos que jamás había aceptado tomarse, o siquiera lo había notado.

Su corazón se aceleró cuando una salvaje foto apareció.

Era obviamente él, sobre sus piernas y brazos, mientras estaba inclinado reparando algo, dando una completa vista de su trasero.

Sintió hervirle la sangre al preguntarse desde cuándo Raphael tendría estas fotos.

Se levantó de golpe, decidido a ir a buscarlo y cuestionarle el porqué de esa obsesión con él, pero se detuvo cuando vio las puertas abrirse.

-Ya te estas tardando demasiado con mi teléfono- Raphael se adentró al laboratorio.

-¿POR QUÉ TIENES FOTOS MÍAS?- gritó enseñándole la imagen.

La expresión de Raphael pasó de sorprendida a avergonzada y enfadada.

- ¿Y TU PORQUÉ REVISAS MIS COSAS?- replicó

-Las reviso porque estoy en ellas, responde mi pregunta Raphael…- dijo el genio cruzándose de brazos.

-¡Ah!- gruñó- Porque me gustas y me gusta tu trasero ¿bien?- respondió fastidiado como si la respuesta fuera obvia.

Donatello se quedó en silencio, analizando lo que acababa de escuchar. Obviamente no le creyó.

Luego de unos segundos le tendió el celular.

-Bórralas.

-¿Qué? No.- respondió tomándolo

-Bórralas Raphael, no quiero que tengas fotos mías…

-Es mi teléfono, puedo hacer lo que quiera.

-¡Si pero son mis fotos!- exclamó sintiéndose avergonzado- ¿Para qué quieres una foto mía en esa posición?- señaló con la barbilla la imagen que aún se encontraba en el celular.

Raphael inclinó la cabeza hacia un lado, como si con ese gesto lo dijera todo

-¡Eres asqueroso! Bórralas- se acercó hasta el mayor e intentó quitárselo pero Raphael estiró el brazo hacia atrás, mientras que con su otra mano lo apartaba a él.

-Te repito que es mí teléfono y puedo tener todo lo que quiera en él.

Donatello comenzó a reírse nerviosamente. Dato curioso, desde aquel incidente en la azotea en la que inconcientemente lo había besado, cada que vez que estaba con Raphael se reía por cualquier cosa.

-Por favor…- intentó sonar angustiado pero la sonrisita lo delató.

-Esta bien, lo haré- dijo logrando que dejara de forcejear, tener el brazo extendido hacia atrás lo estaba cansando.- Si me das un beso…

-¿Qué?- ahora la sonrisa de Donnie era aún más grande- No…

-¿Entonces porqué estas sonriendo si dices que no?

- ¡Porque estoy nervioso!- admitió.

-¿Asíque te pongo nervioso?

- No, no en ese sentido, ¡Ash!- se quejó volviendo a forcejear.

Con una rapidez que desconocía, Raphael se guardó el celular dentro del caparazón y tomó ambos brazos de Donnie.

-Borra las fotos- dijo forzosamente intentando liberar sus manos.

-Ya te lo dije, dame un beso y las borro…

Donatello volvió a reír. No sabía de que otra forma reaccionar. La situación era vergonzosa pero sin embargo no era lo suficientemente incómoda como para querer largarse de allí. Era extrañamente agradable…"

Y así era como todo había comenzado. Luego de ese día Raphael se había vuelto mas desvergonzado para con él, y a él simplemente no le molestaba, porque lo hacía reír. Las estupideces que decía Raphael lo hacían reír.

Volvió a la realidad cuando las puertas del laboratorio volvieron a abrirse esta vez más suavemente.

Leonardo se acercó hasta él y apoyó una mano en su hombro.

-Ven a ver la película con nosotros. Te dolerá la cabeza de estar tanto tiempo con esos químicos.

El experimento no era muy importante, sin embargo se echaría a perder si no lo terminaba, pero… Cómo decirle que no a esos ojos que parecían rogarle por que fuera con él a ver la película.

-Está bien- aceptó con una sonrisa.

-¡Al fin viniste Donnie!- Miguel Ángel movió los pies hacia adelante y atrás mientras lo veía desde el suelo.- Te has perdido la mitad de la película.

Donatello tomó la bolsa de palomitas y se sentó entre medio de Raphael y Leonardo.

Diez minutos habían pasado desde que se había unido a sus hermanos y ya se quería ir. La película era de lo más aburrida, además de que le dolía demasiado la cabeza, prefería irse a dormir al laboratorio.

Giró su cuello hacia un lado, haciéndolo sonar y rápidamente sintió una mano sobre su cuello, masajeando justo el punto en el que le dolía.

Le lanzó una mirada a Leo y le agradeció el gesto con una sonrisa.

Precisamente estas cosas eran lo que lo había enamorado. Los pequeños detalles que aunque para Leonardo eran normales, para él lo eran todo.

Aunque sólo lo hiciera como un hermano mayor…

Salió de sus pensamientos cuando sintió una áspera mano masajeando su pierna.

-Raphael, ¿Qué haces?- preguntó dándole un manotazo.

-Masajes- respondió simplemente.- Ya que Leo también lo hace y no te quejas…

-Leo no me está dando masajes con otras intenciones- contestó sonrojado- además no me duele la pierna.

-Shhhh- los calló Mikey- ya está terminando.

Se sintió un poco decepcionado cuando notó que Leonardo había vuelto a su posición y maldijo a Raphael mentalmente por haber interrumpido tan lindo momento.

Los créditos aparecieron indicando el final de la película y Leo se levantó a encender la luz.

-Bien Mikey, es hora de practicar las katas

-Ah Leo no me hagas esto, hoy estoy muy cansado...

-Prometiste hacerlo si veíamos la película que querías y lo hicimos asíque ve al dojo.

-Esta bien, esta bien- dijo sacudiéndose el polvo del plastrón.- Oye Rapha- llamó la atención del de bandana roja que ahora intentaba hacerle masajes en el cuello a Donnie- ¿Quieres acompañarme a la tienda de cómics más tarde?

-Que flojera Mikey, que te acompañe alguien más.

-Pero…

-Yo te acompañaré Mikey- se ofreció Leonardo palmeándole el hombro.

-No, esta bien…- respondió desilusionado de haber sido rechazado.

El corazón de Leonardo se hundió cuando lo vio caminar hacia el dojo con los ánimos por el piso. Se quedó mirando un punto en el sillón mientras intentaba dejar el doloroso momento de lado. No era la primera vez que Mikey lo rechazaba y probablemente no sería la última… pero todas dolían con la misma intensidad.

Un quejido de Donatello lo sacó de sus tristes pensamientos.

-Raphael hazme el favor y vete, me duele la cabeza.

-Deberías ponerte hielo- dijo Leonardo poniendo una mano en su frente midiéndole la temperatura.

El genio sintió a Raphael levantarse del sofá, seguramente Leo le había lanzado una mirada para que dejase de molestarlo y se fue a su habitación.

Con los ojos cerrados buscó una posición cómoda para recostarse.

- Voy a estar bien Leo- respondió con una sonrisa.

El líder quitó su mano de la frente del genio y comenzó a caminar en dirección al dojo, adormeciendo sus sentimientos para poder practicar con Miguel Ángel en paz.

Un hielo cubierto en un trapo se posó suavemente sobre la frente de Donatello, lo que lo despertó de su entresueño.

-Gracias Leo- respondió tomándolo para que no se cayese. Leonardo siempre era tan considerado…

-Oye, me ofendes.

Sintió sus pies levantarse por un segundo y luego quedar levemente inclinados hacia arriba gracias a las piernas de Raphael.

-Ah, eras tu- dijo decepcionado.

Abrió los ojos cuando no recibió respuesta por parte del más rudo tras unos segundos. Para su sorpresa éste estaba tomándole una foto.

-¡Dame eso!- le arrebató el teléfono antes de que pudiera sacar la fotografía.

-Ah Donnie, ¿por qué no quieres estar conmigo? ¿Sabes las cosas que podríamos estar haciendo en este momento?

-No, y no quiero saber- respondió intentando contener la sonrisa.

-Entonces déjame sacarte una foto…

-No- se puso recto en su lugar sin sacar las piernas de las de Raphael.

-No importa- dijo cruzándose de brazos- tengo otras mejores…

-¿Qué?

-Mira el fondo de pantalla- ordenó con tono altanero

La quijada de Donatello se abrió hasta su máxima extensión y el color rojo se apoderó por completo de su piel.

Raphael aprovechó su sorpresa y tomó su celular.

El genio reaccionó al instante y se le lanzó encima arrojando el hielo envuelto en un trapo, al suelo.

-Borra esa foto, bórrala bórrala.

En un desesperado intento de arrebatárselo, terminó sentado sobre sus piernas

-¿Por qué? si te ves muy bien en esa posición.

Donnie ocultó su rostro avergonzado en el hombro del de bandana roja, comenzando a reír nerviosamente.

-Hasta Leo estuvo de acuerdo conmigo…

- ¿Leo vio esa foto?- Ahora la situación no era tan graciosa.- Debe pensar que soy repugnante por dormir en esa posición.- susurró avergonzado.

- ¿Y que te importa lo que piense Leo?- preguntó envolviendo las manos alrededor de las caderas de Donnie, aprovechando su desconcierto.- ¿Acaso te gusta?- bromeó.

El genio lo vio a los ojos por un segundo y luego desvió la mirada a la pared detrás de él, mientras un doloroso recuerdo volvía a su mente.

"Había llegado la hora, era hoy o nunca…

Después de cinco meses de emociones reprimidas, se había decidido.

Iba a confesarle sus sentimientos a Leo.

Tomó un respiro antes de abrir la puerta de la habitación; no hacía falta preguntar si podía pasar, después de tanto tiempo pasando el rato juntos, la habitación de Leo era como si fuese la suya.

Leonardo pegó un brinco cuando lo oyó entrar y de inmediato se puso recto, pasándose una mano por la cara.

-¿Leo, estás… llorando?

-Estoy bien, no te preocupes- intentó calmar su voz, pero sonaba igual de quebrantada y dolida como cuando Donatello había llorado por Abril.

No hicieron falta las palabras, Donnie se acercó sin pensarlo y lo abrazó fuertemente.

-Sabes que puedes contar conmigo Leo, ¿Qué es lo que sucedió?

Sintió los brazos del líder enredarse sobre su cuello mientras sentía caer lágrimas sobre su hombro.

Comenzó a acariciarle los brazos, recordando cuán consolador había resultado ser para él que Leo lo hiciera.

La amargura de Leonardo terminó por contagiarlo. Él sólo quería que dejase de llorar y le contara qué sucedía. Jamás había visto a Leo tan frágil.

Quería saber el motivo por el cual estaba llorando.

Quería consolarlo.

Y por sobre todo, quería besarlo y decirle que fuere lo que fuere él estaría ahí, apoyándolo, en cualquier cosa.

-Ya no puedo soportarlo- por fin habló, atrayendo la completa atención del genio.- Lo amo… lo amo mucho.

Sus pulmones comenzaron a cerrarse, dejando sólo una fina abertura para que pudiese respirar.

Después de unos incontables y dolorosos minutos buscando su voz, pudo hablar.

-¿A Mikey?

Sintió al líder asentir sobre su hombro y de pronto sus ojos comenzaron a arder.

Tal y como lo venía sospechando, Leo estaba enamorado del menor, aunque no lo quisiese admitir.

Leonardo tenía una mirada diferente con Mikey, un trato diferente y por más que le doliese pensarlo, tenía un sentimiento diferente con el más pequeño a diferencia de él. Aunque las caricias que Leo le hacía parecían tan amorosas… o tal vez él deseaba que fueran amorosas.

-Intenté, intenté demostrarle mis sentimientos, intenté ser más flexible con él, pero nada funcionó. Ninguna caricia es suficiente…

Donatello se abrazó más a Leo, intentando obtener más cantidad de aire.

-Él está enamorado de Raphael…- continuó

-¿C-cómo…- se aclaró la garganta cuando sintió su voz temblar- ¿Cómo sabes?

-Los vi…Mikey lo besó pero Raphael lo alejó.

Donatello dejó escapar unas lágrimas cuando escuchó la voz herida de Leonardo, como si realmente a él también le costase respirar.

-¿Sabes qué es lo que más me molestó?- continuó el líder - Que ni siquiera le importó. Lo alejó y se encerró en su habitación sin importarle el dolor que sintió Mikey con ese rechazo. Raphael no sabe lo que daría por estar en su lugar…

El genio claramente pudo sentir su corazón partirse en cientos de pedazos al escuchar las rabiosas palabras de Leonardo.

Su corazón volvió a romperse, y esta vez dolía mucho más.

No supo cuánto tiempo se quedó absorto en esa dolorosa sensación. Pero reaccionó cuando sintió una mano acariciando su cuello.

-Lo lamento, te mojé todo- dijo secándole sus lágrimas. Rápidamente Donatello hizo lo mismo para que no notara que él también había llorado.

-No te preocupes…

Leonardo se puso recto, dando por finalizado ese momento de debilidad.

El genio lo miró a los ojos, esos hermosos ojos azules que ahora estaban irritados de tanto llorar.

Limpió sus lágrimas y con toda la tristeza y amargura que sentía en ese momento, forzó una sonrisa.

-No debes darte por vencido, Leo.- lo alentó

-Ya he perdido- respondió tomando la mano de Donnie que aún se encontraba en su mejilla.

- ¿Realmente lo amas?- lo vio asentir.- Entonces no debes rendirte.

Leonardo le dio un beso en la mejilla, en forma de agradecimiento, lo que quebrantó aún más el corazón de Donatello.

No debió continuar con sus caricias si no sentía nada por él. Jamás debió haberlo ilusionado si no sentía nada más que afecto fraternal.

No pudo contenerse más, y una lágrima resbaló por su rostro.

-Desearía haberme enamorado de ti, Donnie…- Confesó mientras borraba con su dedo esa resbaladiza lágrima de su mejilla- Se que contigo nunca sufriría.

-Si, bueno…- dijo con la voz temblorosa, alejando la mano del líder- así es el destino."

Las risas de Raphael lo hicieron volver a la realidad.

-¿Te gusta bobonardo? – preguntó con un tono aún más burlón.

Lo miró a los ojos y luego desvió la vista hacía la pared, evitando la pregunta.

No era que no quisiese contarle a Raphael, sólo que le dolía demasiado decirlo en voz alta.

-¡No puede ser!- continuó, tomando ese comportamiento como un sí- ¿Y Leo lo sabe?

El genio negó con la cabeza, sintiéndose repentinamente triste al recordar ese doloroso momento. Por supuesto que después de ese día, había decidido no contarle sus sentimientos a Leo. ¿De qué serviría? Si Leonardo le había confesado cuán enamorado estaba de su hermano pequeño, no tenía oportunidad, y lo sabía. Por eso decidió apoyarlo. Sabía a la perfección lo doloroso que era un amor no correspondido, y no quería que él lo sufriera. Ni él ni ninguno de sus otros hermanos…

-Tengo que contarle…- sonrió con malicia.

Sintió que Raphael lo tomaba de las caderas, forzándolo a salir de encima de él.

Lo tomó por los hombros y enredó las piernas alrededor de sus fuertes muslos para que no se levantara.

-Tú no le contarás nada- respondió fastidiado. ¿Porqué se tenía que meter en sus cosas? Bien que cuando él o sus otros hermanos se metían en sus asuntos hacía un escándalo tremendo.

-Oblígame- dijo provocativamente

-Vamos Rapha, ¿por qué te metes en lo que no te importa?

-¿Quién dijo que no me importa?- replicó alejándolo con las manos.- Quiero ver la cara que pones cuando se entere…

Por supuesto que Raphael estaba bromeando. Lo que menos quería era que Leonardo se enterara de que Donnie se derretía por él. Aunque sabía que el líder estaba enamorado de Mikey, no podía darse el lujo de que su estúpido hermano mayor intentara olvidar al pequeño mocoso con su Donnie.

Pero eso no evitaba que disfrutara la cara de desesperación del genio.

Sintió el cuerpo de Donatello pegarse más al suyo para evitar que se levante y no pudo contener la carcajada. ¿En verdad Donnie creía que podría detenerlo ejerciendo un poco de fuerza, sabiendo que él era mucho más fuerte?

Estaba a punto de levantarse importándole poco que Donnie estuviese sobre él, pero una brillante idea se le cruzó por la mente.

Esta era la primera vez que el genio estaba tan pegado a él, dejando de lado los entrenamientos en los que más de una vez enredó sus largas piernas sobre sus caderas con la intención de derribarlo.

Tenía que aprovechar esta oportunidad de tenerlo así, al máximo.

-Suéltame Donnie- fingió no poder moverse.

-Prométeme que no le dirás nada y te dejare ir.- dijo descansando las manos sobre sus hombros, dejando de forcejear. No le gustaba ser el agresor, ese era el papel de Rapha.

-Dame un beso y no le diré- respondió con una sonrisa seductora.

Rápidamente tuvo que atrapar las caderas del joven genio quien al escucharlo no dudó en apartarse.

-No Raphael, te dije que no me gustas- forcejeó mientras intentaba ocultar su sonrisa nerviosa.

-Entonces tendré que decirle a Leo…

-¿Me estás chantajeando?- preguntó, enseñándole el hueco entre sus dientes con una gran sonrisa avergonzada.

Raphael le respondió con un guiño.

-¡Oye Leo!- gritó- ¿A que no sabes lo que Donnie me acaba de…- no pudo continuar hablando debido a que el genio había tapado su boca con una de sus manos.

-¿Quieres callarte?- susurró, deseando que el líder no hubiese escuchado. Sabía que el más rudo no había gritado tan fuerte como para que lo escuche desde el dojo, pero también sabía que su hermano mayor tenía un excelente oído.

Quitó su mano asqueado cuando sintió la lengua de Raphael.

-¡Que asqueroso eres!- protestó limpiándose sobre el plastrón de él.- Tenía las manos sucias- intentó espantarlo en vano, sabía a la perfección que su hermano no era delicado.

-Sabes que eso no funciona conmigo…- dijo acercando peligrosamente su rostro al del genio.

El menor buscó una forma de zafarse de Raphael sin sonar intranquilo.

-Mira Rapha, hoy comí pizza de ajo…

-¿Ah si? Que casualidad yo tambien…- respondió con burla.

Era obvio que Raphael sabía que mentía, después de todo él había ido a esperar al repartidor.

Colocó una mano en su pecho para evitar que continuase acercándose. Había intentado apartarlo de forma "sutil" para no herir sus sentimientos. Ya que a veces realmente creía que Rapha sentía algo por el y no quería que sintiera el mismo dolor que él al enterarse de lo de Leo y Mikey.

Pero si no le dejaba opción, tendría que decirle la verdad…

-No puedo Rapha, quiero dar mi primer beso con Leo…- confesó como si fuese un niño caprichoso.

- Corrección, tu ya has dado tu primer beso, y fue conmigo.

- Eso fue un error, no cuenta.- admitió.

Raphael dejó a un lado la punzada que sintió en el pecho y continuó insistiendo, no se rendiría tan fácil.

-¡Temerario líder, aquí hay alguien que…- esta vez si había gritado más fuerte, lo que alarmó aun más a Donatello.

Volvió a taparle la boca, esta vez colocando sus dos manos, por si las dudas.

-Esta bien, esta bien….- susurró- tu ganas.

El más rudo le regaló una sonrisa altanera y luego fue cerrando sus ojos en cuanto se acercaba a su rostro.

Donatello hizo una mueca de asco al ver los labios entreabiertos de Raphael mientras esperaba que él hiciera su parte.

-Ya hazlo de una vez, es solo un beso- se dijo mentalmente- no te vas a enamorar con un beso.

Sintiéndose más tranquilo, cerro fuertemente los ojos y unió los labios con los de Raphael.

Definitivamente no quería hacer esto.

Conociendo a Raphael, estaba seguro que no se había lavado los dientes y podría apostar que había bebido una cerveza durante la película, por lo que estaba convencido de que sentiría el amargo sabor de su lengua hasta la garganta.

Pero cuando sus labios se abrazaron, una atrayente electricidad le recorrió por todo el cuerpo y apago su cerebro. Sin darse cuenta se relajo y enredo las manos sobre el cuello de Rapha, sintiendo como éste se aferraba a sus caderas mientras lo besaba de una forma lenta y experimentada, pues se estaba tomando su tiempo antes de meterle lengua, lo que irritó un poco al joven genio.

Extrañamente necesitaba más de esa descarga eléctrica que estaba sintiendo, necesitaba más de las manos sobre sus caderas, y necesitaba más de la boca de Raphael, así que ¿Por qué demonios no metía lengua?

Sintió al más rudo despegarse de sus labios, cortando aquella maravillosa sensación. Rápidamente tomo su rostro con las manos y volvió a unir sus labios casi desesperadamente.

Pudo sentir la sonrisa de Rapha sobre su boca, seguramente se burlaría de él por la forma en que lo había tomado, pero simplemente no le importó.

Se fundió en el beso y las emociones que estaba experimentando cuando esta vez pudo sentir la cálida lengua de Raphael, mezclada con un leve sabor a menta.

-Oye Rapha tu me habías llama…- el líder se quedó petrificado- Okay…

Donatello se apartó horrorizadamente al escuchar a su hermano mayor, dejando al más rudo con unas terribles ganas de más besos eléctricos.

Le dio un manotazo a Raphael para que soltara sus caderas que ahora estaban siendo fuertemente apretadas por él.

-L-leo no es lo que piensas…- le explicó poniéndose de pie.- Rapha y yo no…

-Donnie, está bien- respondió con una sonrisita burlona- no tienes que explicarme nada.

-Si, si tengo- dijo sintiéndose cada vez más incómodo- Lo de recié una apuesta- mintió

-¿Ah si? ¿y quién perdió?- bromeo el líder mirando hacia su rudo hermano que estaba cruzado de brazos, seguramente molesto por haberlos interrumpido en tan agradable momento.

Donatello echó una mirada hacia atrás, siguiendo la mirada de Leo y luego volvió hacia él.

-Obviamente yo, jamás besaría a Rapha si de mi dependiera- confesó con una mano en el corazón, esperando que Leonardo le creyera.

Aunque sabía que no cambiaría nada en su relación de amistad.

-¿Y qué fue eso que acabas de hacer Donnie?- preguntó Raphael refiriéndose al beso que inconcientemente el genio había demandado.

Donatello le lanzó una mirada furiosa y con un fuerte sonrojo miró a Leo a los ojos, intentando transmitirle cuán arrepentido estaba por lo que había hecho.

Leo le sonrió, mientras le daba una palmadita en el hombro.

-Esta bien Donnie, te creo- mintió para calmar sus nervios, y de pronto clavó una mirada seria en los ojos del más rudo.- Pero deberían de tener más cuidado, Mikey pudo verlos.

-Ah no es para tanto- bufó Raphael rodando los ojos.

-Sabes lo que Miguel Ángel siente por ti- respondió con la voz ronca y las manos apretadas en puños.

-Y Mikey sabe lo que yo siento por Donnie- replicó esta vez poniéndose serio.

Donatello colocó una mano en el plastrón de Leo para evitar que se acercara a Raphael. Sabía que sus palabras lo habían lastimado, pero más sabía que si se peleaba con él, saldría perdiendo.

-Tienes razón, Leo. Te prometo que no volverá a suceder.- forzó una sonrisa para ocular el dolor en su rostro mientras lo veía a esos profundos ojos azules que ahora brillaban con enfado hacia su hermano de bandana roja.

Leonardo tomó aire lentamente, mientras alejaba sus malos pensamientos.

-Gracias, Donnie.

El líder se dispuso a continuar su camino cuando vio a sus hermanos dispersarse.

Tomó dos botellas de agua y volvió al dojo donde Miguel Ángel lo estaba esperando, mientras "meditaba".

- Mikey se que no estás meditando, puedo escuchar el sonido de tus videojuegos detrás de ti.- dijo colocando el envase frente a él y esperando a que abriera los ojos.

El menor tomó la botella y mientras la abría emitió un largo suspiro de cansancio.

-Ah Leo, meditar es taaaan aburrido. – admitió estirando sus músculos como si hubiese estado en la misma posición por mucho tiempo.

-¡No es verdad!- defendió Leo con una sonrisa- Es muy relajante, solo que no le das una oportunidad.

-Para ti, porque te gustan estas cosas al igual que Sensei, pero a mi me aburren, quiero ir a jugar videojuegos con Rapha….

El lider estrujó el plástico que tenía entre sus manos cuando lo escuchó decir aquello, llamando la atención de Mikey que había tomado su celular para continuar con su juego.

No había un solo día en que el menor no le recordase cuán enamorado estaba de Raphael.

No había un solo día en el que su corazón no se estrujara tal cual esa botella…

Pero como Donnie le había dicho, no debía rendirse, si lo amaba no debía darse por vencido.

Y él realmente lo amaba…

Carraspeó para desviar la atención del menor de la pobre botella estrujada, hacia él.

-Hagamos esto, intenta meditar por diez minutos, y luego te dejaré ir- propuso quitándole el celular.

-Bien, tu ganas- respondió volviendo a su posición de meditación.- ¡Pero sólo diez minutos!- le advirtió con un ojo abierto.

Leonardo asintió con los ojos cerrados mientras también se ponía en posición. Esperó unos segundos a que todo estuviera en completo silencio antes de espiarlo.

La cara de concentración de Mikey le arrancó una sonrisa que no pudo contener.

Sin hacer mucho ruido, se acercó hasta estar lo suficientemente cerca como para que sus piernas se rozaran, pero sin llegar a hacerlo.

Se dio el lujo de mirarlo de cerca, observando cada detalle en el rostro de Miguel Ángel. Pudo contar cinco pecas sobre sus mejillas, y si estuviera más cerca posiblemente descubriría más.

Sintió un leve rubor subir por su rostro al sentir el incontrolable deseo de morder esas regordetas mejillas y llenarlas de besos que le transmitieran al más pequeño cuánto lo amaba.

Una oleada de amargura se le instaló en el pecho cuando recordó que jamás podría hacer eso, no si Miguel Ángel seguía enamorado de Raphael.

-Leo…- dijo el menor abriendo un ojo- ¿Ya pasaron diez minutos?

El líder se echó para atrás, asustado de haberlo escuchado. Se había quedado tan entumecido en sus pensamientos que no había notado cuán cerca de su rostro estaba.

-Si Mikey p-puedes irte.

-¡Si, soy libre! Te amo hermano- dijo abrazándolo amistosamente para luego ponerse de pie y salir saltando hacia la sala principal.

-Yo también te amo, Mikey- respondió a un Miguel Ángel que ya no se encontraba allí.- Pero no como hermano.

Inhaló lentamente y se colocó en posición para comenzar con su última meditación del día.


Raphael estaba a punto a salir de la guarida cuando la alegre voz de Miguel Ángel lo detuvo.

-Rapha, ¿jugamos videojuegos?

-Lo siento Mikey, me reuniré con Casey en la pista de patinaje…

-Oh, está bien…- dijo nuevamente decepcionado, mientras se tumbaba en el sofá.

El más rudo se mordió el labio al oír el triste suspiro del menor detrás de él. No le gustaba hacer sentir mal a Mikey, pero no podía evitarlo. Desde aquella vez en que se le había confesado, se le hizo imposible volver a estar tiempo a solas con él, por el simple hecho de que cada pequeña cosa que hacía, Miguel Ángel lo tomaba con otro sentido. No podía ni siquiera perseguirlo por la casa, que ya ponía esta tonta sonrisita de enamorado. Eso lo hacía sentir incómodo, él no lo perseguía con esa intención.

Pero, aunque no lo dijera, extrañaba juguetear con su hermanito menor.

Soltó un suspiro antes de acercarse y quitarle el control de las manos.

-¿Quieres venir?

Sintió una pizca de incomodidad cuando vio las regordetas mejillas del menor completamente rojas.

-¡Claro!- dijo poniéndose de pie.

...

Llegaron a la terraza de la pista de patinaje, y se sentaron sobre unos cajones mientras esperaban a que su amigo Casey Jones llegara al lugar.

Raphael miró su celular, impaciente.

Se suponía que su amigo ya debería estar aquí. De saber que tendría que esperarlo no hubiera invitado a Mikey. Ahora ambos se encontraban en un silencio incómodo, que lo torturaba completamente.

-Mira esta foto de Splinter, Rapha…

Miguel Ángel se estaba esforzando por que la situación fuese lo más normal posible, y Raphael pudo notarlo.

-¿Se está picando la nariz?- preguntó sonriente mientras tomaba el teléfono.

-Si- respondió con una carcajada- Creyó que no había nadie, pero gatito helado justo estaba ahí... ¡Uh!- dijo de repente- tengo otras más chistosas.- tomó el celular y comenzó a deslizar las imágenes.

Ambos comenzaron a reír mientras veían las divertidas caras de sus hermanos y su Sensei, que Miguel Ángel había tomado justo en el peor momento.

Raphael se estaba divirtiendo, casi hasta se había olvidado de que el menor estaba enamorado de él.

Sólo estaba pasando un agradable momento junto a su hermanito…

Inclinó la cabeza un poco para poder ver bien la imagen en la que su hermano mayor estaba a punto de estornudar. No se dio cuenta de que había quedado demasiado cerca del rostro de Mikey.

Se puso recto en su lugar cuando sintió que Miguel Ángel ya no estaba viendo su celular, sino que lo estaba viendo a él.

Emitió un gruñido por debajo al volver a sentir esa incomodidad junto a él.

¿Por qué tenía que arruinar las cosas?

-¡Par de reptiles inútiles!- gritó Casey desde la puerta de entrada- Casey Jones ya está aquí.

Raphael agradeció a su amigo humano por llegar justo a tiempo, evitando ese silencio incómodo que se había vuelto a formar.

Bajaron por las escaleras y entraron al lugar en el que rápidamente el joven Casey y Miguel Ángel, se lanzaron a la pista de hielo.

Se sentó en las primeras tarimas y estiró los pies sobre la barrera baja que separaba la tribuna de la pista.

-Ey, Rapha ¿No juegas?- preguntó Casey mientras patinaba hacia el arco de tiros.

-Na. Mejor jueguen ustedes, yo los veré hacer el ridículo.

Lo cierto era que tenía ganas de jugar, pero el estúpido de Casey había decidido ser el arquero, y si Mikey era el atacante, él tendría que ser el defensor.

Y no quería tener ningún tipo de roce con Mikey.

Miguel Ángel comenzó a patinar mientras se movía hacia ambos lados con el bastón de Hockey, y Casey se colocó en posición de espera.

Los movimientos de Mikey parecían buenos, Raphael casi creyó que podría hacer una buena jugada.

Casi…

Vio como el palo se deslizó por el aire y aterrizó justo en el rostro del joven humano.

Inevitablemente soltó una carcajada al ver a su amigo desparramado por la pista.

-Viejo, te dije que tenías que tirar el disco, ¡no el palo!- lo reprendió Casey fastidiado.

-Ups.- fue lo único que dijo Mikey mientras se volteaba a ver a Rapha.

Raphael negó con la cabeza mientras sonreía viendo cómo ayudaba a Casey a levantarse.

-¡Mejor patinemos!- ofreció el menor comenzando a deslizarse por la pista.

El más rudo estiró los brazos y se recostó para quedar aún más cómodo mientras veía a sus amigos patinar.

Suspiró cuando notó que en cada vuelta que daba Mikey, le lanzaba una mirada.

Por más que se esforzara en actual normal, no había un solo momento en el que Raphael no se sintiera incómodo junto a él.

¿Por qué tuvo que confesarle sus sentimientos?

Recordaba el momento en que su relación cambió completamente como si hubiese sido ayer.

"-Me gustas Rapha, en verdad me gustas…- repitió.

La garganta de Raphael se secó y sintió un nudo en el estómago cuando vio el rostro de Mikey tan cerca del suyo.

-Lamento haberte hecho enfadar ayer, por mi culpa seguramente Leo te regañó, pero no podía seguir ocultando lo que siento…

Borrosos recuerdos de la noche anterior aparecieron en la mente del más rudo. Había escuchado algo como un "Me gustas Rapha" pero él simplemente no le había dado importancia y se había ido a buscar a Donnie creyendo que el menor estaba bromeando.

Hasta este momento seguía creyendo que era una broma… Hasta que los labios de Miguel Ángel se posaron sobre los suyos.

Sintió los brazos de Mikey rodearle el cuello y de inmediato quiso apartarse, pero no pudo moverse, estaba demasiado sorprendido como para siquiera empujarlo.

El beso de Mikey era tímido, e incómodo… No le gustaba. No era nada a comparación del simple beso que Donatello le había dado la noche anterior.

Empujó al menor lejos cuando la cara dolida del genio se le vino a la mente. No podía hacerle eso a Donnie, aunque ni siquiera supiera sus verdaderos sentimientos.

-Mikey no… No puedo, tu eres mi hermano.-

En ese momento sintió como si todo su mundo se viniese abajo al caer en la cuenta de ese gran detalle. Su hermano se había enamorado de él.

-Donnie dice que no somos hermanos biológicos…

Aún así, él era su hermano mayor, se supone que su deber era protegerlo, no enamorarlo

Rechazo, es lo que sintió al ver la mirada esperanzada de su pequeño hermano, creyendo que por haber dicho eso, cambiaría de parecer.

No. Él no lo quería de esa forma.

-Lo siento Mikey, debo irme.

Al pasar por su lado sintió una mano sobre su hombro, deteniéndolo.

-Por favor, no me odies.

No hizo falta voltearse a verlo para saber que el menor estaba llorando.

-No te odio Mikey, sólo estoy muy confundido- le dijo intentando no sonar desesperado por huir de ahí- Necesito estar sólo por un tiempo…."

Luego de aquél día le costó volver a mirar a Miguel Ángel a los ojos, incluso ahora después de tantos meses se le hacía imposible sostenerle la mirada.

Se sentía incómodo y de alguna forma traicionado. Ellos eran amigos ¿Cómo podía hacer eso?

¿Por qué no pudo enamorarse Donnie de él? Estaba completamente seguro de que no lo hubiese rechazado. Al contrario, lo habría recibido con los brazos abiertos.

Una sonrisita se formó en su rostro al recordar ese dulce beso del que habían sido protagonistas apenas hacía una hora. Y tuvo que morderse el labio para reprimir la carcajada al recordar la cara de Donatello cuando le apretó la mano con la puerta del laboratorio luego de que Raphael lo siguiera, demandando más besos "desesperados"

No sabía qué le causaba más gracia; si el dolor sobre sus dedos machucados, o la cara de susto y enfado de Donnie.

Dejó de seguir con la mirada la figura de su hermano cuando se detuvo frente a él.

-¿Rapha te encuentras bien? ¿Por qué te ríes solo?

-¿Ah?- se pasó una mano por la cara, intentando borrar esa sonrisa- Si estoy bien. Sólo recordaba algo chistoso…

-¡Ey Mikey! ¿Juegas otra carrera?- gritó Casey desde la otra punta.

Desvió la mirada de su hermano cuando se encontró con esas mejillas sonrojadas otra vez.

¿Y ahora qué había hecho para que se sonroje?

-¿Te gustó el truco que hice hace rato?

-¿Cuál?- preguntó confundido.

-¡Ah Rapha! No lo viste- lo regañó- Te dije que miraras si salía bien mi voltereta y dijiste que sí.

Ahora entendía porqué Miguel Ángel estaba sonrojado. En todo el tiempo en el que Raphael se había perdido en sus pensamientos, no había despegado la vista de su hermano.

-Lo siento Mikey- dijo sintiéndose culpable- ¿Por qué no la haces de nuevo?

Soltó un suspiro cuando vio la gran sonrisa de Miguel Ángel mientras se daba la vuelta para enseñarle nuevamente su gran hazaña y se decidió por prestarle completa atención.

Abrió los ojos, sorprendido de ver las volteretas que daba en el aire. Realmente Mikey sabía lo que hacía…

-¡Oh no!- gritó el menor

Raphael soltó una fuerte carcajada al ver que su hermano no había hecho bien los cálculos para aterrizar y terminó encima de su amigo Casey.

-Quiero irme a casa- lloriqueó el humano debajo del caparazón de Mikey.


Luego de asegurarse que su amigo estuviera en condiciones para volver a su casa en bicicleta, hicieron su camino hacia las alcantarillas con el mismo silencio incómodo que tanto odiaba Mikey.

Comenzó a caminar a la par de Rapha cuando sintió que lo estaba dejando atrás y sin querer rozó su brazo con el de él sintiendo como éste se alejaba para que no volviese a repetirse.

Suspiró.

De saber que confesar sus sentimientos hubiese cambiado tanto la forma de ser de Raphael, jamás lo habría hecho.

Ni si quiera sabía cómo había llegado a enamorarse de su rudo hermano. Tal vez había comenzado durante la invasión, luego de que Rapha se mostrara, sólo con él, tan sensible por la desaparición de Splinter.

Tal vez estaba enamorado desde antes, sólo que no se había dado cuenta. Tal vez ese cosquilleo agradable que sentía cada vez que Raphael lo salvaba cuando estaba en aprietos significaba eso.

O el hecho de que el más rudo se asustaba cuando no lo veía cerca. Como si temiese perderlo.

El sentirse seguro y querido por él era algo que le traía bienestar. Una sensación diferente y agradable en su corazón, pues sabía que sus otros dos hermanos también lo cuidaban y querían de igual forma, pero que Raphael lo hiciera era diferente…

Una parte de él lamentaba haber arruinado las cosas con su hermano, ya que después de ese día, nada había vuelto a ser como antes.

Raphael ya no lo miraba a los ojos, ya no respondía a sus burlas y ya no era su amigo.

Hubo un momento en el que su relación había vuelto a florecer, luego de un largo tiempo, el más rudo había comenzado a jugar nuevamente videojuegos con él, y hasta había vuelto a perseguirlo por la casa.

Pero él lo había arruinado al volver a besarlo.

"-Siéntate ahí- lo obligó a tomar asiento en el sofá mientras buscaba el botiquín de emergencias.

-Rapha… n-no es nada.- dijo el menor ahogando el llanto mientras se cubría el hombro con una mano.

-Déjame ver- ordenó con frustración tomando asiento a su lado.

-No…

-¡Mikey!

Cerró los ojos y apartó la mano, dejando ver el gran corte que había recibido por parte de un soldado del pie.

-P-por favor no le digas a Leo…

Raphael ignoró la petición de su hermano y con las manos temblorosas comenzó a vendarle la herida.

-¿Cuántas veces te lo he dicho Mikey? No hay que celebrar hasta que termine la pelea…

Aquello quebró al menor y sin poder evitarlo derramó unas cuantas lágrimas.

Hacía más de cuatro meses que Raphael no le había vuelto a demostrar sus sentimientos y que dijera eso con la voz frustrada y asustada simplemente lo había traspasado.

Lo extrañaba; extrañaba sus golpes, sus burlas, y sus ataques de nerviosismo cuando algo le pasaba.

-¿L-le dirás a Le-leo?- lloriqueó.

Raphael lo miró a los ojos, y con una mano limpió sus lágrimas.

-No, no le diré nada a Leo.- le sonrió.- Pero debes dejar de llorar, sino creerá que yo te lastimé y me dará un serm…

Miguel Ángel no había podido resistir más el impulso de volver a besarlo. Pero esta vez no tuvo tiempo de enredar sus manos en el cuello de Rapha ya que lo apartó de un empujón y sin decir nada se encerró en su habitación.

Mikey se tocó los labios, aún sintiendo el agradable cosquilleo sobre ellos, mientras veía la puerta cerrada de la habitación de Rapha.

Se acurrucó en la esquina del sofá y ocultó el rostro entre sus brazos comenzando a llorar tristemente.

-Lo he arruinado, otra vez…- Murmuró cuando sintió una mano sobre su hombro.

-No, no digas eso Mikey. Debes… darle tiempo.

-Soy un idiota- gimoteó- Por fin había logrado que Raphael me prestara atención y tuve que arruinarlo…

-No eres un idiota por hacer lo que sentía tu corazón, Mikey.- Lo consoló su hermano

-Es que…- tomó un respiro intentando calmar sus emociones- Creí que si lo volvía a besar, tal vez podría transmitirle todo lo que siento y así cambiaría de opinión…

Leonardo lo tomó de la barbilla obligándolo a que gire su rostro hacia él y luego le dio un suave beso en la mejilla por unos cuantos segundos.

-Eso sólo ocurre en las películas, Mikey."

Una fuerte carcajada resonó a su lado, lo que lo sacó de aquel triste recuerdo.

-Aún recuerdo la cara de Casey segundos antes de que lo aplastaras.- se explicó el de bandana roja al ver la cara confundida de Mikey.

El clima incómodo entre ellos se esfumó y la alcantarilla se llenó de carcajadas.

-Si- respondió riendo- creo que le aflojé un diente…

-¿Uno solo? Mikey caíste justo sobre su cara. Estoy seguro de que fueron más.

Se adentraron en su hogar e instintivamente ambos se lanzaron hacia el sofá para tomar el mando del televisor.

-¡Aléjate Mikey, es mío!

-Yo llegué primero- replicó forzosamente intentando apartar a Raphael.

Al parecer, el más rudo no había notado que se estaban abrazando (de una forma extraña) lo que llamó la atención de Miguel Ángel al sentir ese cosquilleo en el estómago cuando la respiración de Raphael lo golpeó en el cuello.

Hizo a un lado esa sensación, no quería arruinar las cosas con su hermano. Por primera vez se estaban divirtiendo después de mucho tiempo y sabía que si volvía a demostrar sus sentimientos lo arruinaría otra vez.

Tenía que volver a ganarse su confianza, luego de eso podría intentar avanzar con él. Pero lo primordial ahora, era que volviesen a ser amigos.

Miguel Ángel requirió de todas sus fuerzas para tomar impulso y empujar con el caparazón a su hermano, haciéndolo sentar en el sofá.

-¡Si, gané!- comenzó a bailar y tararear su tan característica tonadita de victoria.

-Bueno ya- lo cortó Raphael- Enciende el televisor.

-Mmm, me pregunto si ya habrá comenzado el programa de cocina…- dijo tomando asiento junto a el más rudo.

-No veremos eso- protestó el de rojo cruzándose de brazos- prefiero jugar tus estúpidos videojuegos.- dijo inconcientemente, despertando en Mikey un sinfín de lindos recuerdos.

-Oh en ese caso…- lo codeó - ¿A qué juego quieres jugar?

Raphael le regaló una sonrisita de costado y el menor no pudo ocultar su sonrojo. Rápidamente se levantó a buscar los joystick para que su hermano no lo notara.

-Hace mucho no jugamos al "street fighter"- propuso rascándose el mentón.

-¡Si! Sabía que dirías ese.- dijo mientras tomaba asiento junto a él-Bien Rapha, prepárate para perder…

-No me hagas reir. Puede que hace mucho no juguemos pero sigo siendo el mejor.

-Ya veremos Rapha… Ya veremos…


Si llegaron hasta acá sin aburrirse, los felicito!

Como verán puse una frase del capítulo de "la invasión", pero no recuerdo si esas eran las palabras exáctas, pero se entiende.

Y sobre la explicación del hockey, es lo que entendí de wikipedia :p no me gusta el hockey asique lo leí muy por arriba y es lo que entendí.

Bueno ahora se entiende lo de "amor no correspondido" ¿no?

Ojala les haya gustado, y dejen un lindo review, digánme qué les pareció o lo que sea, cualquier crítica es bienvenida.

Besos y abrazos desde Argentina!