Declaimer: Los personajes no me pertenecen, pertenecen a Hidekaz Himaruya. Universo alterno multi-pairing. Nombres humanos
-Islandia: Emil Steilsson
-Noruega: Lukas Bondevik
(En este mundo la madre de Lukas se casó con un Islandés y fruto de ese amor nació Emil, por eso no les he puesto el mismo apellido, Emil tiene el apellido del padre y Lukas de la madre.)
(Más adelante iré añadiendo el resto de los nombres)
Decepción
¿Estaba en el infierno? No..en el infierno al menos sentiría calor, ahora lo único que sentía era frío, frío y dolor. Los golpes no se detenían, tirado sobre la nieve y sin fuerzas ya para cubrirse, se encontraba un joven albino de 16 años siendo golpeado por sus compañeros de clase. ¿Motivos? Los desconocía, era algo diario el hecho de que esos chicos abusaran de él, pero en ese momento estaba sorprendido y aterrorizado por la violencia con la que lo hacían.
El sonido de los golpes y las risas de aquellos chicos comenzaba a desaparecer, sus oídos solo captaban el sonido de su propia respiración, la cual cada vez se le hacía mas dificultosa y dolorosa, la boca le sabía a sangre y su vista comenzó a nublarse...Estaba perdiendo el conocimiento. De pronto los golpes cesaron y a sus oídos llegó los lejanos gemidos llorosos de los chicos mezclado con el sonido de un bate de béisbol, los golpes continuaron incesantes, el bate de béisbol ya no se escuchaba, solo se podía oír el sonido de los puños y finalmente todo se detuvo, solo hubo silencio, silencio que fue interrumpido por pisadas apresuradas sobre la nieve, el albino sintió como unos brazos temblorosos trataban de incorporarlo, lágrimas cayeron sobre su cara, el contacto era cálido y reconfortante, podía escuchar levemente una voz conocida gritando desesperadamente su nombre, trató de abrir los ojos pero su cuerpo ya había llegado a su límite y acabó perdiendo el conocimiento.
Recobró la conciencia y sus oídos solo captaban el dichoso sonido incesante y repetitivo de aquella máquina que estaba conectada a su cuerpo indicando que seguía vivo, esos aparatos deberían tener un sonido menos desagradable. Abrió los ojos lentamente y tuvo que volver a cerrarlos en cuanto la brillante luz de la habitación tocó sus pupilas, consiguió abrir los ojos en un segundo intento y corroboró lo evidente, estaba en el hospital.
Se incorporó lentamente, sintiendo un gran dolor en el pecho, se miró las manos, la izquierda estaba vendada hasta la altura del codo, tocó su cabeza y pudo notar que también tenía una venda, suspiró pesadamente.
-Emil!- La puerta se abrió casi de un portazo y sin poder reaccionar se vio envuelto en los brazos de su madre, que sollozaba en su hombro.
-Mamá estoy bien- Dijo serio queriendo quitarle importancia al asunto.
-Claro que no estás bien! Mírate!- Respondió la voz llorosa de la mujer mientras se aferraba fuertemente al cuerpo de su hijo que casi creía perder.
-Mamá pesas..podrías..?- Sabía que su madre estaba preocupada y era normal que quisiera abrazarlo, pero simplemente era su personalidad.
La mujer, de melena rubia y ojos azul oscuro apartó lentamente y depositó un suave beso en la mejilla del albino, haciendo que éste se sonrojara levemente -Deja de hacer eso..ya no soy un niño- Le reprochó con el ceño fruncido.
-Pero siempre serás mi-...- Se interrumpió al escuchar pasos adentrarse en la habitación, volteó la cabeza -Doctor.. ¿Está todo bien verdad?- En su tono de voz se podía notar claramente la preocupación.
-Claro no se preocupe, no tiene ningún problema interno ni nada serio- Dijo el Doctor, el albino lo miró fijamente con sus profundos ojos violetas, parecía rondar los 40, tenía cara de bonachón y su voz conseguía calmar los nervios y preocupaciones, desvió la vista de nuevo a su madre y pudo comprar que estaba notablemente más relajada. Entre toda la palabrería que el Doctor le contaba a Ada, la madre del albino, éste dejó de prestar atención, así que lo único que su cerebro había asimilado era "Contusiones, costillas fisuradas y esguince en la muñeca" Ahora comprendía por que le dolía el pecho.
Ada volvió a dirigir su mirada a su hijo, pasó su mano por la mejilla del chico y sonrió aliviada. El Doctor salió discretamente de la habitación y en la puerta se cruzó con dos personas, hizo una pequeña reverencia y se pudo escuchar como decía que el chico estaba fuera de peligro.
-Emil- Resonó en la habitación la voz grave de su padre, Steil. El albino echó un vistazo al frente, a los pies de la cama se encontraban su padre, mirándolo claramente enojado y su hermano mayor, mirándolo..cómo decirlo?...simplemente mirándolo, su rostro no mostraba expresión alguna, pero eso no era algo que le sorprendiera a Emil. Bajó la mirada y hubo algo que llamó notoriamente su atención, las manos de Lukas, su hermano, estaban vendadas, qué le había sucedido? Comenzó a abstraerse en sus pensamientos mirando fijamente las manos del rubio.
-...Estás escuchando?...Emil!- Volvió a poner los pies en la tierra al escuchar de nuevo la voz de su padre, que ahora sonaba más enojado, fijo su vista directa a sus propias manos y asintió con la cabeza gacha. -Esto no ha sido un evento puntual, verdad? Desde cuando tienes problemas? Quienes eran esos chicos? Y por qué no nos lo has dicho antes!?- Su tono de voz fue aumentando con cada pregunta.
Emil seguía mirándose las manos, no se atrevía a apartar la vista de ahí, que iba a decirles? Que había tenido problemas desde el primer día que piso esa escuela con 12 años? No, no podía decirlo. Sentía un dolor fuerte en el pecho y sabía que no era a causa de sus costillas, no sabía como enfrentarse a la mirada de su padre.
La cálida mano de su madre tomó la suya propia y comenzó a acariciarle el dorso, el albino la miró de reojo y ésta le dedicó una sonrisa dulce, normalmente no le gustaba que las personas elevasen la voz y mucho menos que su marido la elevara, pero entendía perfectamente el enojo de Steil, ambos estaban igual de preocupados por el menor.
El albino tragó saliva para aclararse la garganta y con su habitual tono de voz narró los problemas que tenía en aquella escuela.
Un mes ha pasado desde el incidente, Emil ya se encontraba completamente recuperado, le dieron el alta en el hospital pocos días después y se pasó todo el tiempo recuperándose en casa. Era de noche y el albino se encontraba sentado sobre el sillón de la sala de estar leyendo un libro, miró discretamente por encima del libro, dirigiendo su vista a su hermano mayor, que se encontraba en el sillón de enfrente limpiando cuidadosamente su violín.
Lukas era un prodigio con el violín, desde pequeño había demostrado tener un gran talento, Emil sabía que el mayor realmente amaba tocar el violín, también sabía componer y todas sus obras estaban llenas de sentimiento, escuchándolo podías sentir toda clase de sentimientos, felicidad, tristeza, melancolía.. El albino había escuchado muchas veces comentarios acerca del mayor, solían decir de él que no era más que un cascarón vacío sin emociones, siempre con el mismo rostro inexpresivo, que equivocados que están todos, solo tenías que escucharlo tocar para ver que el rubio estaba lleno de emociones. Emil pensaba que su hermano amaba tanto el violín porque era su única manera de expresarse. Por ese motivo no creía en la explicación que le había dado el mayor cuando le preguntó por sus manos.
*Flashback*
Tras salir del hospital fueron directos a casa, Ada y Steil tenían que volver al trabajo por lo que Lukas se quedó al cuidado de su hermano menor. El albino estuvo durmiendo en su habitación hasta la hora del almuerzo, Lukas llamó un par de veces a la puerta y al no recibir respuesta se adentró en la habitación, dejó la bandeja que portaba con comida sobre el escritorio y lo despertó.
-Hm..Qué? Déjame dormir..- Se quejó el albino mientras se tallaba los ojos
-Tienes que comer y tomarte tu medicina- Le ayudó a incorporarse y dejó la bandeja sobre sus piernas
Emil miró los movimientos del mayor y como éste dejaba la bandeja sobre sus piernas, dirigió su vista a sus manos, seguían vendadas -Gracias, eh..Lukas que te ha pasado en las manos?- Tomó el tenedor con su mano derecha y dificultosamente comenzó a comer, el era zurdo y su mano izquierda estaba esguinzada, le parecía increíblemente estúpido como un acto tan sencillo como comer le estaba costando horrores.
-Me arañó un gato- Respondió monótono mientras agarraba la silla del escritorio -Necesitas ayuda?- Se sentó al lado de la cama
-Claro que no! Puedo hacerlo solo!- Dijo gruñón frunciendo el entre cejo -Usas vendas porque te arañó un gato?- Alzó una ceja, esa historia no tenía sentido alguno
-Si- Le quitó el tenedor, pinchó la comida y lo situó delante suya -Di ahh~-
-Pero qué..? N-no pienso decir "ah" dame, ya no soy un niño, puedo comer yo solo- Su entrecejo se arrugó aun mas y sus mejillas se tornaron rosadas. Apartaba la cara cada vez que el mayor intentaba introducir el tenedor en su boca -Estás disfrutando esto ver- Fue interrumpido por el tenedor.
-Por supuesto que lo disfruto- Sacó el tenedor de la boca del menor y volvió a pinchar comida, Emil hizo un mohín infantil y sonrojado abrió la boca, pudo notar como los hombros del mayor se relajaban, si que lo estaba disfrutando, "Está contento, hoy seguro compone una pieza alegre" pensó.
La pregunta acerca de las manos del mayor pasó a su segundo plano, cuando Lukas terminó de darle de comer, Emil se tomó la medicina y volvió a dormirse, el mayor tomó la bandeja -Es un secreto hermanito- Murmuró bajo y tras depositar un beso en la frente del albino salió de la habitación.
Después de eso cada vez que parecía que Emil iba a sacar el tema Lukas comenzaba a molestarle, cambiaba de tema o simplemente le ignoraba.
*Fin del flashback*
El albino volvió a asomar sus ojos violetas por encima del libro -Luk-..- La voz del mayor le interrumpió
-Has preparado todo para mañana?- Preguntó sin dejar de realizar su tarea de limpieza -No verdad? Ve a tu habitación y cuando acabes ve a dormir, mañana tendrás que volver a madrugar-
-Eh..no...de acuerdo, buenas noches- Dejó el libro de nuevo en la estantería y se encaminó a su habitación. Realmente había olvidado prepara sus cosas, durante el tiempo que estuvo en casa sus padres habían buscado una nueva escuela que le aceptara a mitad de curso, por suerte la habían encontrado.
Ya en su habitación vio algo que le sorprendió, sobre el escritorio estaba doblado su nuevo uniforme y los libros estaban dentro de la cartera, sobre el uniforme había una pequeña nota "Suerte en tu primer día. Buenas noches hermanito" Guardó la nota en el primer cajón del escritorio, se puso el pijama y se metió en la cama -Buenas noches hermano mayor- Murmuró con una pequeña sonrisa.
El sonido estridente de un juego online salía por unos enormes cascos, adornados con toda clase de pegatinas, y éste se mezclaba con los quejidos de una voz femenina.
-Quiero dormir! quiero dormir! quiero dormir! QUIERO DORMIIIIR!- Encendía y apagaba la luz una y otra vez mientras repetía la misma oración. -Mañana tenemos clase, deja ese maldito juego y vamos a dormir!-
-Tsk..pesada- El chico apagó el ordenador portátil, lo dejó en el suelo y se recostó sobre la cama.
Acto seguido la chica apagó la luz y se metió en la cama de al lado -Buenas noches~- Dijo en tono alegre.
Listo~! Aquí va mi primer fic! Espero que les guste ^^
Nos leemos!
