Young Avengers - Teddy/Billy

Como el fandom español de esa pareja es un poco escaso, aquí contribuyo con mi granito de arena ^^

Disclaimer: Billy Kaplan y Teddy Altman pertenecen a Marvel-Disney, aunque yo los adoptaría con mucho gusto ^w^ La idea del fic no es del todo mía, está basada en un capítulo de Expediente X llamado "lunes".

Espero que os guste ^^


- ¡Billy! ¡Es viernes, despierta o llegarás tarde a clase!

Gruñí y me tapé la cabeza con la almohada. La voz de pito de mi madre era tan estridente que cuando gritaba se te quedaba clavada en el cerebro. Me arrebujé entre las mantas. Se estaba tan calentito en la cama que no quería moverme de ahí, pero mamá tenía otros planes.

- ¡Billy Kaplan! ¡Cómo no te levantes ahora mismo, sentirás en tus carnes la expresión de "como un jarro de agua helada", y no precisamente en sentido figurado!

Sólo necesité escuchar aquello para saltar de la cama y ponerme en pie. Puede parecer gracioso, pero con el paso de los años, aprendes a no subestimar a mamá, porque es capaz de eso y más.

Me estaba quitando la camiseta del pijama y sonriendo como un bobo al recordar que había soñado con Teddy, cuando entró mamá a la carga. Ya por costumbre más que por vergüenza, me tapé el pecho desnudo con la camiseta.

- ¡Mamá! – Protesté. Ella cambió radicalmente la cara al verme, y sonrió.

- Ah, ¿ya estás levantado? – Me dio un beso en la frente y me revolvió el pelo cariñosamente mientras yo trataba de escapar de ella.- Tienes la toalla en el baño para que te duches. No tardes, que el desayuno está casi listo.

Y salió de mi habitación. Yo terminé de desvestirme y corrí hacia el cuarto de baño. Creo que fue la ducha más rápida de la historia; no quería arriesgarme a que mamá tuviese la genial idea de cortarme al agua caliente, o algo así.

Bajé a desayunar con el pelo húmedo y me dejé caer en la silla. Ella me sirvió un vaso de zumo y empecé a echarme los cereales en el tazón de leche.

- Acuérdate de que cuando vuelvas al mediodía, nosotros ya nos habremos marchado.- Me recordó mamá.

Ah, sí. Era hoy cuando mis padres se marchaban de fin de semana romántico. Le dije que sí distraídamente mientras me explicaba por enésima vez que estaría solo desde hoy viernes al mediodía, hasta el domingo por la noche que volvían ellos. Cosa que significaba que tenía que sacar el valor de alguna parte para invitar a Teddy a quedarse en casa. Se me volvió a dibujar la sonrisa idiota en la cara al pensar en mi rubio amigo, y no logré borrarla ni cuando mamá me achuchó en la puerta al marcharme al instituto.

- ¡Sólo son dos días fuera, no me sobes!

Procuré dejar de pensar en Teddy de camino, al menos para evitar tropezar y caer al suelo de morros. No logré del todo lo de no pensar en él –era superior a mí-, pero al menos no me comí el suelo esta vez. Gracias a los entrenamientos de superhéroe le había conocido, y no hace mucho tiempo me había dado cuenta de que estaba enamorado de él. Pero como no quería estropear la amistad que habíamos conseguido, nunca le dije nada. ¿Pero qué tiene de raro que invite a un colega a casa cuando mis padres no están? No es como si fuese a montar un picadero o algo así, ¿no?

Estupendo. Gracias a mi portentosa imaginación no logré sacarme de la cabeza la idea del picadero. Pasé toda la mañana en clase, sobresaltado, sin lograr prestar atención a nada que no implicase un rubio, un moreno y una casa vacía.

Volví a casa al mediodía y mis padres ya no estaban. Me preparé unos espaguetis con tomate y los engullí para poder adecentar un poco la leonera que era mi habitación. Teddy la había visto ya más veces, pero esta ocasión era más… especial, ¿no? Así por lo menos que no hubiese zapatos desparejados por el suelo ni muchos cachivaches encima del escritorio y la cama. Cuando terminé, me fui hacia la fábrica abandonada conde entrenábamos por las tardes.

Llegué el primero, exceptuando a Nathaniel, claro. A veces parecía que vivía allí.

- Hola, Nate.- Le saludé y me concentré para ponerme el traje con magia. No hacía mucho que había descubierto que mi poder no eran sólo los rayos, pero todavía no terminaba de controlar aquello de ser un brujo. Sorprendentemente me vestí a la primera.

- Hola, Billy.- Me respondió Nate después de haber esperado hasta que logré cambiarme para no romper mi concentración.- Veo que vas controlando tu magia.

- A ratos.- Le dije, tratando de acercar levitando un cojín.- Me sale mejor cuando no estoy nervioso…

Y claro, para demostrarlo tuvo que entrar Teddy por la puerta en aquel preciso instante. No sólo se me cayó al suelo el cojín, sino que del sobresalto y los nervios, lo hice explotar. Los tres quedamos cubiertos de plumas, y yo con ganas de esconderme en el centro de la tierra por el bochorno.

- Lo… siento…- Murmuré mirando al suelo, rojo como un tomate.

- Eh, no pasa nada.- Me respondió Teddy, acercándose y transformándose en una gallina gigante. Me reí sin poder evitarlo. La gallina volvió a convertirse en Teddy.- Son cosas que pasan.- Le restó importancia a la vez que me sonreía ampliamente.

¡Dios! ¡Tenía una sonrisa de infarto! Y yo iba a tener uno en aquel momento si él seguía estando tan cerca y mirándome así. Gracias al bueno de Nate, que se había esfumado con disimulo y ahora volvía con una escoba y un recogedor. Logré despegar los ojos de los azules de Teddy –con un enorme esfuerzo de voluntad- y casi me abalancé sobre Nate para quitarle la escoba.

- ¡Ha sido mi culpa, así que yo lo barro! – Creo que me salió un gallo por los nervios, pero les di la espalda y comencé a barrer el suelo.

Todavía no me había dado tiempo a limpiar las últimas pruebas del delito cuando entró Eli por la puerta, quedándose parado en el dintel.

- ¿Pero qué ha pasado aquí? – Preguntó sorprendido.

Lo que ninguno nos esperábamos era que Nate cogiese otro de los cojines y se lo lanzase a la cabeza.

- ¡Guerra de almohadaaaas! – Gritó entre risas mientras nos lanzaba otros cojines a Teddy y a mí.

Aquello se convirtió en una batalla campal. Teddy se había transformado en Hulkling y parecía que llevaba las de ganar, hasta que me encaramé rápidamente por su espalda, me senté en sus hombros y comencé a aporrearle en la cabeza con mi cojín.

- ¡Vale, vale, me rindo! – Accedió entre risas, dejándose caer en el sofá y tirándome a mí en blando sobre los cojines a la vez.

Nate y Eli se tiraron también en el sofá para recuperar el aliento después de tantas risas. Pero yo recuperé poco o nada, porque cuando quise darme cuenta, tenía la cabeza de Teddy apoyada en mi muslo izquierdo. Puedo jurar que no he estado tan tenso en mi vida. Definitivamente, quien tuvo la maravillosa idea de que los trajes de los superhéroes fuesen de licra, o era una mujer, o era el tipo más insensible que ha pisado la faz de la tierra. Porque no me jodas, tuve que levantarme precipitadamente alegando que necesitaba ir al baño, para no dar el espectáculo delante de mis compañeros. Sobretodo delante de Teddy.

Cuando volví del baño, recogimos las plumas y los cojines y comenzamos a entrenar. El entrenamiento transcurrió sin incidentes, hasta que me quedé mirando embelesado a Teddy durante más tiempo del recomendable. Me sentía volar cada vez que respondía a mi mirada con una sonrisa luminosa de las suyas.

- ¡Billy! – El grito de Nate me sobresaltó y me obligó a apartar la vista del rubio.- ¡Estás volando!

Casi, aunque no del todo cierto. Me miré los pies. Estaba levitando casi medio metro por encima del nivel del suelo. Todos comenzaron a vitorearme, cosa que solamente logró que me pusiese nervioso y me cayese de culo al suelo. Después de aquello, claro, Nathaniel me obligó a que practicase con el vuelo lo que quedaba de entrenamiento.

Gracias a eso descubrí dos cosas: 1) Volar no es ni la mitad de sencillo de lo que parece a simple vista, y 2) la cabrona de mi magia siempre hace que acabe cayéndome encima de Teddy. Aunque él estuviese a una punta de la sala y yo en la otra, iba levitando hasta su posición –juro que no era intencionado- y caía sobre él cuando estaba en forma verde. Él se reía y me recogía, restándole importancia. "Será que tu magia detecta que soy quien te puede recoger con menos problemas, o algo así". Gracias, bendita inocencia. Nate y Eli solamente sonrieron con sorna.

Terminó el entrenamiento con escasos adelantos por mi parte, y después de cambiarnos y despedirnos, Teddy y yo comenzamos a caminar hacia nuestras respectivas casas. Un trecho lo hacíamos juntos para luego ir cada uno hacia su lado. O no, si lograba sacar el valor para invitarle a venir a casa.

Llegamos a la bifurcación y nos detuvimos en la esquina. Se me había secado la garganta y no lograba encontrar mi voz. Me pateé mentalmente. Ya le había invitado a casa más veces, ¿por qué ésta era diferente? Él me miró, y repentinamente se sacó la mano del bolsillo, llevándola hacia mi cuello y acercando lentamente su cara a la mía.

Puedo jurar que estuvo a punto de darme un ataque al corazón en el momento en que los labios de Teddy se aproximaban a los míos. Cerré los ojos, temblando de anticipación, y entreabrí la boca inconscientemente, levantando un poco el rostro para mejorar el acceso. Pero el anhelado beso no llegó nunca. Cuando finalmente abrí los ojos, Teddy se había vuelto a alejar y mostraba una pequeña pluma entre los dedos.

- Te había quedado una pluma en el cuello de la sudadera.- Se explicó con una sonrisa de disculpa.

Después de unos segundos de silencio incómodo, volvió a meterse las manos en los bolsillos y despidiéndose con un casi inaudible "hasta mañana", se dio la vuelta y comenzó a caminar en dirección a su casa.

Aunque hubiese querido decirle algo, fui incapaz de reaccionar hasta que le perdí de vista entre la gente que caminaba por la calle. Lentamente me giré y caminé en sentido contrario al suyo. La sensación de decepción era enorme. Finalmente llegué a casa y me tiré en el sofá a hacer zapping.

No sé cuántas horas pasarían ahí sentado sin ver nada, pero me estaba entrando la modorra y subí a mi habitación. Me desvestí, tirando la ropa por todas partes, y me metí en la cama.

Mañana sería otro día; a poder ser, mejor que este de hoy.

.

.

- ¡Billy! ¡Despierta, que es viernes y llegarás tarde!

Gruñí y me di la vuelta en la cama, subiéndome la colcha hasta taparme la cabeza. Mamá conseguía que un maravilloso fin de semana se convirtiese en una tortura china.

Espera un momento. ¿Mamá? ¿No estaban de viaje? ¿Y qué dice de viernes?

Continuará.


Se me olvidó comentar arriba que el fic es de cómo comienzan a estar juntos, que eso Marvel se lo tiene muy callado ¬w¬

Poco más que decir. Será un fic ligerito, de 4-5 capítulos como máximo. No creo que tarde mucho en terminarlo. El problema es que se me metió la idea en la cabeza, y si no escribía la historia, me molestaba y no me dejaba concentrarme en el resto de fics.

Un saludo, y gracias por leer ^^