Hunters
Disclaimer: Los personajes no me pertenecen a mi, si no a J.K. Rowling
Harry Potter no era un joven normal.
Cualquier joven normal no se alegra cuando llega el lunes por la mañana, sin embargo para Harry significaba el final de un tormentoso fin de semana en compañía de sus insufribles tíos y su insoportable primo Dudley. Salió de Privet Drive número cuatro vestido con el uniforme del instituto un tanto desaliñado y la blazer colgada en el hombro, la melena color azabache se movió con el viento de ese nublado día de otoño. Caminó hacia el garaje con paso tranquilo, pronto divisó su más preciada posesión cubierta con una funda de lona que la protegía del clima: su moto negra de ciento veinticinco centímetros cúbicos, un cilindraje modesto pero altamente funcional en el tráfico de Londres.
― ¡Hey, Harry! ―gritó una voz conocida.
Harry elevó la mirada y se encontró con Dean Thomas que se acercaba corriendo a una cuadra de distancia, lo saludó con un movimiento de cabeza.
―¿Qué hay, Dean? ― dijo cuando el muchacho estuvo casi frente a él.
―Se me hizo un poco tarde disculpa, pero estoy hecho un lio con todas las tareas.
Dean subió a la moto, y se puso un casco que Harry llevaba de reserva. Durante el camino hacia el instituto hicieron paradas en la gasolinera para llenar el tanque y en una tienda para comprar algunas cosas para el lunch. Lo que sus tíos le daban cada semana apenas y alcanzaba para comprar la gasolina de la moto, sin embargo Harry se las ingeniaba para conseguir algo de dinero extra de todas las formas posibles, la calle le había enseñado a valerse por sí mismo y aunque no todos los métodos eran legales para él simplemente se trataba de una forma de supervivencia. Hoy había sustraído la cartera a un hombre de ropa elegante que caminaba borracho a fuera de una tienda, todo con sus métodos "especiales" y es que Harry no era normal, hacia cosas que las personas normales no podía hacer, los animales le obedecían, podía mover objetos con sólo verlos y hacia estallar cosas cuando estaba realmente molesto, eso entre muchas otras situaciones extrañas que sucedían con mayor frecuencia con forme los años pasaban, era genial pero no podía hablar de ello con nadie, sabia que lo tildarían de loco así que guardaba su pequeño secreto para si mismo.
―Te alcanzo en un momento-dijo a Dean cuando llegaron al instituto―, toma las llaves del casillero y guarda los cascos.
Una vez que Dean estuvo lejos y él solo en el estacionamiento del instituto sacó la cartera que acababa de robar, agarró el dinero y aventó las demás pertenencias a un basurero cercano. Un auto rojo llamó su atención, definitivamente era un Shellby Cobra uno de los autos favoritos de Harry, era poco común de ver en una persona que viniera al instituto puesto que la mayoría de los alumnos y maestros conducían autos modestos o poco llamativos. Una mujer de traje sastre negro elegante y melena castaña rizada bajó del auto cargando un maletín de piel, sus medidas eran proporcionadas, nada impresionante, pero la forma en que se movía con estilo y gracia realmente atraían las miradas de cualquiera.
Harry la siguió por entre los pasillos del instituto que estaban prácticamente vacíos por que era la hora para entrar a clases, para sorpresa de Harry la mujer entró a su salón. ¡Así que tenía una nueva maestra! Eso era un atractivo para ese día que parecía ser uno más, aunque Harry nunca fue un alumno muy participativo debido a que era bastante reservado, pero le resultaba interesante conocer a nuevos maestros. Apresuró el paso para entrar al salón casi después de la misteriosa mujer, ocupó su lugar de inmediato mientras oía murmullos por parte de sus compañeros ante la nueva aparición.
―Buenos días-saludó cordialmente―, mi nombre es Hermione Granger, soy su nueva profesora de Historia.
Uno a uno cada miembro de la clase se fue presentando, sólo era necesario decir su nombre y su edad, mera presentación formal para seguir el protocolo. El día transcurrió sin mayores noticias aparte de su nueva profesora que sabia bastante de historia mundial, su clase se le pasó como agua por las manos cosa imposible con otras materias cuyas horas parecen eternas. Al salir del instituto Harry no fue directamente a la casa de sus tíos, solía comprar algo de comida e irse a un parque cercano que era muy poco concurrido, de todas formas entre menos esté en casa más felices son sus tíos que se avergonzaban del sobrino raro que solo perturbaba sus vidas aparentemente perfectas; Hipócritas pensaba Harry cada vez que le daba vueltas a su precaria situación familiar, a veces se preguntaba cómo hubiera sido su vida si sus padres no hubieran muerto en ese fatídico accidente, aunque con el tiempo se dio cuenta que no conseguía nada imaginando imposibles, su vida ya tenía un curso y era casi imposible que tomara otro rumbo distinto, simplemente se había resignado.
Guardó el resto de su baguette en el papel aluminio y lo metió a su mochila, caminó por un sendero para ir al lugar dónde había dejado su moto, cuando en uno de los tantos túneles escuchó la voz de un hombre gritar; seducido por la curiosidad se deslizó lo más sigilosamente posible para ver que ocurría en el túnel, consiguió asomarse y lo que vio lo dejó helado: su nueva maestra de historia, la señorita Granger apuntaba a un hombre que flotaba aprisionado a la pared por una fuerza invisible, el hombre chillaba de dolor.
―¡Dime dónde están! ―gritó Granger con voz feroz, muy contraría a la que había usado esta mañana.
―¡No lo se, se lo juro!
Hermione Granger hizo que el objeto con el que apuntaba al hombre emitiera una luz que salió disparada al hombre haciéndolo chillar de dolor ante el impacto.
―No tengo piedad, y menos con los que no cooperan conmigo.
―¡Se lo juro, no se nada!
―¡Te lo advertí! ― gritó ― ¡Avada Kedavra!
Una luz verde salió nuevamente del objeto, impactó al hombre y este dejó de chillar poniéndose completamente quieto con sus ojos desorbitados, la fuerza invisible dejó de sujetarlo y su cuerpo cayó en seco al suelo. ¡Su maestra acababa de matar a un hombre! Hermione Granger guardó la varita y giró hacia la salida del túnel, sus ojos se abrieron de par en par; inconscientemente Harry había salido de su escondite, se encontraba parado al final del túnel con la mirada atónita ante los hechos que acababa de presenciar, sus piernas temblaban pero él casi no se daba cuenta, estaba paralizado y no acertaba a reaccionar. La mirada sorprendida de Granger pasó de asombro a coraje, lo miró con furia y corrió hacia él; Harry quedó helado unos momentos, pero de pronto comenzó a correr también a través del parque, la oscuridad no le permitía ver el camino pero se lo sabia de memoria, de pronto sintió algo caliente en la espalda precipitándose al suelo, su conciencia se había desvanecido…
Sintió mucho frio, toda la parte superior de su cuerpo estaba helada e inmóvil, poco a poco la conciencia volvía hacia él, comenzó a moverse como podía, sin embargo descubrió que estaba atado de pies y manos a una silla. Harry abrió los ojos lentamente por que había una luz estridente que lastimaba su vista, la habitación era pequeña y oscura, alguien había movido algunos muebles junto con otros trastos viejos hacia las paredes, supuso que pretendía dejarlo en medio de todo dónde no tuviera la posibilidad de hacerse de nada; frente a él, para sus sorpresa, su nueva maestra de historia lo miraba evidentemente molesta mientras sostenía el mismo objeto con el que había matado al hombre esa misma tarde.
―Eres afortunado-dijo con voz fría―, he pasado casi toda la tarde buscando razones para no matarte.
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SilverWomen
