Digimon no me pertenece, yo solo escribo por diversión y sin ánimo de lucro

Este fic ha surgido por mi gusto por la interacción entre personajes poco común. Será una serie de one-shots o drabbles que irá relatando la amistad entre los diferentes niños elegidos, algunas serán comunes y otras no tanto (intentaré centrarme sobre todo en las extrañas).


.

~ Amistades de todo tipo ~

.

I. Taichi y Takeru

"Un hermano puede no ser un amigo, pero un amigo será siempre un hermano"

.

.

Un suave portazo se escuchó y me incorporé en el sofá para asomarme. Kari acababa de llegar y tenía un gesto extraño, una mezcla entre disgusto y frustración. Era extraño ver a mi hermana de esa manera así que me levanté y caminé hacia ella. Se asustó un poco, parecía que iba tan ofuscada que ni siquiera había advertido mi presencia. Ladeé la cabeza, tratando de comprender lo que pasaba, cuando sus ojos un poco vidriosos se clavaron en los míos.

–¿Ha pasado algo?

–No...

Rehuyó encontrarse con mi mirada y supe que era uno de esos temas que no quería tratar conmigo. Aunque yo no quisiera verlo, ella ya tenía dieciséis años y empezaba a pensar en cosas que yo prefería que no lo hiciera al menos hasta que tuviera, por lo menos, cuarenta años. Sí, lo sé, soy un hermano celoso y protector, mi queridísimo amigo Matt me lo recuerda constantemente.

–Si algo te preocupa tal vez pueda ayudarte –insistí.

¿Por qué lo hacía si en realidad no quería saberlo? Porque verla triste me destrozaba, así que apartaba incluso mis estúpidos celos. Ella es más importante que eso. Kari me miró y pareció dudar, así que sonreí para darle ánimos.

–Davis me ha invitado al baile de fin de curso –me explicó con el ceño fruncido.

No pude evitar poner cara de disgusto. Le tenía dicho que no se acercase a mi hermana pero parecía que las advertencias no servían para nada. Suspiré, tratando de serenarme y no decir lo que pensaba, intentando comprender lo que la tenía tan disgustada.

–¿No quieres ir con él?

–No es eso, es mi amigo y muy buen chico pero... –volvió a dudar y supongo que omitió parte de la información en consideración con mi salud mental–. Le he dicho que me lo pensaré. No quiero darle falsas esperanzas, aunque si le hace feliz estará bien que le acompañe.

Algo me dijo que lo que pasaba de verdad es que esperaba la invitación de otra persona. Y me di cuenta de que sospechaba, o más bien sabía, de quién se trataba. Cómo odiaba los genes Ishida/Takaishi, parecían volver locas a todas las chicas. Y, lo peor de todo, es que mi hermana era una de ellas. Tenía ganas de golpear a alguien pero traté de guardarme mi frustración, aunque sé que no la engañé del todo, y revolví su pelo con cariño.

–Espera un poco, tal vez él se esté armando de valor para pedírtelo –susurré mientras me marchaba.

Llegué a ver su gesto de sorpresa. No sé si lo que no se esperaba era mi reacción tan tranquila o que supiera lo que rondaba su cabeza, pero tampoco me quedé a averiguarlo. Salí por la puerta de casa y metí las manos en los bolsillos mientras caminaba sin un rumbo fijo. Pateé con algo de rabia una piedra que encontré por el camino y me pasé la mano por el pelo. Los líos amorosos se le daban mejor a Sora. Tal vez debería llamarla para que aconsejase a Kari, aunque igual a mi hermana no le hacía gracia que contase lo que me había dicho.

Sin darme cuenta, y todavía dándole vueltas al asunto, llegué hasta la escuela. Hacía tiempo que no iba por allí, porque ya estaba en la Universidad. Salté la valla y me colé dentro, pensando que tal vez encontraba algún balón de fútbol y podía descargar mi nerviosismo. Entonces escuché el rebotar de una pelota y busqué al artífice del ruido.

En la cancha de baloncesto encontré a T.K jugando solo. Tiraba a canasta y no conseguía encestar ni una. Era extraño, porque hasta aquel día no le había visto fallar más de un par de veces y nunca seguidas. Me fije en su semblante y vi que parecía muy disgustado. Supe al instante de qué se trataba y estuve tentado a darme la vuelta. Al fin y al cabo el tema que lo preocupaba tenía que ver con mi hermana y debería pegarle en vez de ayudarle.

Por eso me sorprendí a mí mismo cuando me acerqué a él, le quité el balón y encesté. Le miré sonriendo. Después de todo era mi amigo, uno muy bueno, no podía dejarlo tirado. Esperaba que el karma me recompensase por eso, no es que creyera en ello pero Mimi estaba todo el día diciéndolo y se me había acabado pegando.

–¿Qué hay en tu cabeza que te ha vuelto tan torpe, Takaishi? -pregunté con una ceja levantada.

Él se sonrojó, confirmando mis sospechas, y negó con la cabeza con vigor.

–Nada, nada.

–Puedes contármelo.

–La verdad es que, si quiero que sigas hablándome, no puedo decírtelo –replicó suspirando.

Me reí con ganas. Qué mala imagen tenían todos de mí. Vale, me daba rabia que Kari creciera, pero por encima de eso quería verla feliz. Y algo me decía que ese chico era necesario para ello. Además, no podía dejar de olvidar que era también como mi hermano pequeño. Me acerqué a él y le revolví el pelo, como había hecho antes en casa con Kari.

–No me lo digas si no quieres, pero ya me lo imagino –dije sonriendo–. Sí, tengo ganas de pegarte, pero primero te ayudaré. Luego me pensaré si lo hago o no.

Me miró con sorpresa al ver que había comprendido tan bien sus palabras. ¡No soy tonto! ¿Por qué todo el mundo parece creer que sí lo soy? Que me haga el ciego no significa que no vea en realidad lo que pasa a mi alrededor.

–Davis ha invitado a Kari al baile de fin de curso –me soltó apretando los dientes.

De otra persona habría creído que trataba de meter cizaña, pero con T.K sabía que simplemente necesitaba desahogarse.

–Ella no le ha dicho que sí.

–¿No? –preguntó, de pronto esperanzado.

Su mirada me recordó a cuando estuvimos por primera vez en el digimundo. Siempre me fascinó que pudiera transmitir tantas cosas con esos grandes ojos azules, era un pequeño con una gran fuerza interior. Y ahora había crecido y madurado, seguramente más que yo y la mayoría de los demás digielegidos. Sonreí de nuevo.

–Le ha dicho que lo pensará.

Eso pareció devolverle el disgusto, aunque no del todo. Ya había encendido la chispa de la esperanza. A veces ese chico necesitaba que le recordasen su emblema.

–Mira, si le cuentas a alguien esto fingiré que es mentira y después te daré una paliza –empecé a decir ante su mirada de sorpresa–. Creo que ella está esperando a que alguien más la invite. Sino irá con él.

No sé si no captó el mensaje, y eso que el corto para entender las indirectas soy yo, pero vi que se sentaba en el suelo con aspecto de derrotado. Apoyó la barbilla en su rodilla y miró al infinito unos instantes. Me senté a su lado y lo miré interrogante. Pocas veces lo había visto así, siempre parecía tener palabras de ánimo para todos y fuerzas para continuar adelante.

–Tengo miedo –me confesó de pronto.

De nuevo, mi mente viajó a recuerdos lejanos, donde ese pequeño me suplicaba que fuera su hermano. Le dije que no porque él ya tenía a Matt, pero en el fondo claro que acepté esa petición, aunque jamás llegué a decírselo.

–¿De qué?

–De que esté malinterpretando las cosas, de que todo cambie con ella. No lo soportaría, ¿sabes?

Suspiré pesadamente y le pasé un brazo por los hombros. Conocía esa sensación demasiado bien como para que no me doliese recordarla, pero la verdad es que no por nada mi emblema es el valor. Creo que en realidad no es para darme ánimos a mí, sino para poder dar el empujón final que los demás necesitan. Y T.K era una de esas pocas personas por las que haría cualquier cosa. Aunque siguiera con ganas de pegarle, claro.

–Créeme, en este caso hay poco que malinterpretar –dije mirando hacia delante–. Todos pensáis que soy un ciego, pero la verdad es que no es así. Sé todo lo que habéis pasado. Ella me contó todo lo del Mar Oscuro, he visto cómo desde pequeños habéis estado unidos en todo, incluso vuestros emblemas simbolizan que tú la proteges a ella.

Él me miró con esos ojos azules tan claros, que parecían la promesa de un gran día por su semejanza con el cielo despejado, mientras una sonrisa se iba formando en su cara. ¿Cómo podía enfadarme con él? Era demasiado noble, demasiado esperanzador, demasiado Takeru.

–Eres el único al que se la confiaría, supongo que te lo has ganado. Pero como te atrevas a sobrepasarte o a hacerla daño iré a darte una paliza. Todavía no estoy seguro de que no te la vaya a dar de todas formas...

Mis amenazas quedaron interrumpidas por el abrazo que me dio y no pude más que devolvérselo con resignación. Él había demostrado que sabía cuidarla y protegerla, además de hacerla feliz. Porque sí, había visto la sonrisa que reinaba en la cara de Kari cada vez que T.K aparecía por cualquier esquina. Y tampoco había pasado desapercibida para mí la manera en que él la miraba. No se podía negar lo evidente.

Entonces él se levantó apresuradamente, cogió la pelota y encestó de forma limpia en la canasta, a pesar de que estábamos bastante lejos. Sonreí negando con la cabeza.

–Por eso eres nuestro líder –me dijo con una gran sonrisa antes de darse la vuelta y echar a correr.

Sabía hacia dónde iba, y me propuse no pisar mi casa en un buen rato para no tener que presenciar nada doloroso para un hermano mayor. Y, aunque sabía que seguía frustrado, en realidad estaba contento. Y me sentí idiota por ello. Pero es que si Kari tenía que crecer, si tenía que enamorarse y estar con alguien, no se me ocurría nadie mejor que T.K.

Ese chico tiene algo especial, siempre lo vi. Parece ver la vida de una manera distinta que el resto, siempre creyendo en el lado bueno de las cosas y al mismo tiempo buscando la justicia. Las únicas veces que ha estado con un semblante que no es amigable ha sido ante la oscuridad. Porque aunque es tranquilo y amable, si tiene que defender lo suyo lo hará por encima de cualquier cosa. Y yo lo sé. Siempre lo supe. Tiene una poderosa fuerza interior. Y volví a sonreír al pensar en que podía estar tranquilo, él cuidaría de mi hermana.

Así que me levanté del suelo y volví a salir del colegio. Visitaría a Matt y tal vez le hiciera rabiar con algo. Me apetecía. Me lo había ganado.

.


Hasta aquí la primera parte. Supongo que actualizaré cada vez que me venga la inspiración.

Siguiente amistad: Sora y Joe

Espero que os haya gustado :)