"Okay everyone... it's time to share a new fanfic"

Siiiiiiiiiii, esa frase. Esa frase pertenece a un juego, único e inigualable. Un juego que ha hecho que mucha gente vea el mundo de forma distinta. Un juego con cuatro personajes tanto hermosos como dangerosos. Esa frase aparece en un juego, que me ha encantao. De ese juego tratará este fic...

... Bienvenido, al Club de Literatura.

Así es chicos y chicas estamos aquí con un nuevo fic, un fic basado en un juego que se ha vuelto muy viral por su historia y aspecto ya que, parece completamente una historia tipo drámatica, romántica y así (osea algo aburrida) pero una historia de terror: de miedo, de sustos, de caca (osea algo v3rg4s) Y yo estoy aquí para escribir una historia que se me ocurrió hace poco.

Desconozco si ya fue escrita, o algo así. Pero bueh...

Ojol, ojol. Esta historia no esta 100% basada en la historia del videojuego. Es decir: personajes, escenas e incluso uno que otro dialogo serán los mismos que el juego. Pero, lo que va a ser la historia, será considerablemente distinta a la del juego. Si, el personaje va a ligar un poco con las chicas. Si, le van a pasar cosas raras. No, no tiene ni puta idea de que va el juego. Y aquí hay varias variantes:

1. El personaje principal (además de Monika) es el único con la capacidad de alterar los archivos del juego, así como crear cosas de la nada.

2. El personaje principal, puede recordar todo lo que paso cada vez que el juego se reinicia (lo que ocurrirá varias veces)

3. El personaje principal (igual que todos los demás) es capaz de portar armas (cuchillos, pistolas) y solo puede herir a una de ellas.

Y solo dire eso porque no quiero hacer más spoila.

Por cierto. He tenido ahí un par de mensajes preguntándome: qué cuándo subo una nueva actualización, que porque no he sacado nuevo capitulo. He tenido un par de problemas con el internet lo cual no me permite escribir todo el tiempo que quiero (además esta la escuela y ustedes entienden) y por ende, no puedo actualizar muy seguido. Hasta solucionar este problema yo estaría actualizando... cada dos o tres meses.

Antes de empezar. Quiero darle mil y un gracias, la bendición y una carta de inmunidad a Dan Salvato (creador de este hermoso y zukulemto juego) por haber creado tremenda historia. Vaya que se ha, volado la barda y espero en un par de años saque un nuevo juego igual o mejor.

Sin darle mas rodeos a esto que comience la historia...

Nota: Los personajes e historia de Doki Doki Literature Club, NO ME PERTENECEN. Todos los derechos a el gran dios Dan Salvato y su equipo, que dios los bendiga.

Nota 2: Los problemas presentados en este capitulo son completamente ficticios. No se ha presentado ningúno de los casos aqui escritos.


"Este juego no es adecuado para niños o aquellos que son fáciles de perturbar..."

-Advertencia al inicio del juego.


·Advertencia·

Esta historia no es recomendada para

niños o aquellos que se perturban fácilmente.

Los individuos que sufren de ansiedad o depresión probablemente

no tengan una experiencia segura con esta historia.

Si lees DDLC-Desactiva el juego, aceptas que tienes al menos

trece años y que estarás expuesto a contenido perturbador.

OK


La máquina y el juego

Hace un tiempo existió un juego, un juego que causo muchos disturbios. Habían noticias de todo el mundo sobre este juego. Suicidios, obsceciones, personas que un día entraban a su hogar y meses después se les encontraba muertos, con una chica en la pantalla de la computadora. Los pocos que se salvaban eran encerrados. Psiquiatras, manicomios, lugares así tendrían mucho trabajo. Por suerte para mi, nunca me habían gustado ese tipo de juegos. Sin embargo, había algo que yo respetaba muchísimo por sobre todas las cosas.

La vida humana.

Jamás le había arrebatado eso a nadie (y vaya que casi siempre me estoy peleando) porque yo tenía una, y no quería que me la quitarán. Era algo que yo de verdad apreciaba. Así que cuando se me presento la oportunidad, no lo pensé dos veces. Un par de chicos que nunca había visto (pero que al parecer estudiaban en la misma escuela que yo) me ofrecieron participar en su proyecto, el cual consistía en desactivar el juego.

Sin embargo, no podían hacerlo desde fuera. Existían varios archivos. Personajes, páginas HTML, imágenes, el chiste es que no podían encontrar qué era el punto de origen del juego. Y por ende, no podían vaciar el virus.

Según ellos. Cada juego, cada página, cada aplicación, tiene un punto de origen. El punto de origen es aquello que distribuye los datos en todo el programa y el único modo de desactivarlo y/o hackearlo era por ahí.

Pero no podían hacerlo, no desde fuera. Crearon una máquina capaz de digitalizar e introducir cualquier cosa a un programa (videojuego, aplicación, etc) Al igual que un aparato capaz de controlar los archivos de la misma aún estando dentro. Me pidieron algo muy sencillo: entrar a la máquina, encontrar el origen, introducir el virus y ellos me sacarían antes de desaparecer.

Yo solo pensé en que a cada segundo que pasaba, muchas más personas morían, y seguirían haciendolo si no hacía algo al respecto. Así que acepte ayudarlos en su "pequeño" proyecto...

... fue un puto gran error.


Escuela Jorkengeit, en algún lugar al sur de Michigan...

Las vacaciones de verano estaban a punto de comenzar, todo era cosa de que esperara un mes más. Nunca me había considerado un gran fan de la escuela (de hecho no me gustaba mucho estar ahí) creí que podría gustarme si conseguía alguien con quien convivir, como una novia, pero no tenía ninguna motivación para interactuar con los demás. Soy muy introvertido.

A pesar de ser muy conocido en la escuela, no convivía mucho con nadie. Normalmente estoy ocupado entrenando o haciendo otras cosas que llamen más mi atención. Además, la mayoría de las personas de mi edad (dentro de cuatro meses cumplo diecinueve años) les gusta fumar, tomar, cosas así.

Cosas fuera de mi atención.

Yo prefiero leer. Siempre me ha gustado el tema de la literatura: escribir, leer, cosas así. Sin embargo, no soy de esas personas a las cuales les gusta compartir lo que lee y escribir... me gusta, pero no lo hago muy seguido. Escribo lo que pienso, pero nada más.

-Jack, ¿irás a la fiesta de Britney?-oh si. Olvide decirles que mi nombre es Jack.

-Emm... si. Claro ahí estare-mentí. Era más sencillo decirles que ire y al final no ir.

Las fiestas de adolescentes (sobre todo de estos adolescentes) ya me habían metido en problemas una vez. Solo lo pondré así: yo ya debería estar en la universidad. Por eso y por muchas otras razones, no me gusta ir a fiestas.

Salí de la escuela cuando la campana sonó. Siempre después de la escuela pasaba a la librería antes de ir a casa; vivía con mi madre en una pequeña casa algo alejada de la escuela. Metí la llave en la puerta y me detuve a pensar, nuestra casa normalmente estaba en oscuras y eso no me gustaba mucho.

Entre a casa.

-Hey, ¿Cómo te fue en la escuela?-era mi madre.

-Bien-fue lo único que dije. Me acerque para darle un beso en la mejilla-. Voy a mi habitación.

Nuestra relación era un poco complicada, desde que "él" nos había dejado, pero íbamos progresando. Me senté en mi escritorio y encendí la computadora. Puse una sola palabra sobre la barra de búsqueda.

"Doki".

La pantalla se lleno de resultados. Más muertes, personas encontradas muertas, tres países al norte de Estados Unidos no tenían cupo en ningún manicomio. Suicidios.

Me levante. Tome un poco de aire, aunque fuera algo que de verdad me molestará debía controlarme. Di una vuelta por mi habitación antes de volver a la computadora. Me recargue en el escritorio.

Golpeé la mesa con fuerza.


Otro día comenzó igual que siempre. Desperté, me duche, me colgué la mochila, baje las escaleras, desayune y me fui. Normalmente hacia una hora de mi hogar a la escuela, el autobús podría hacerlo en un cuarto de ese tiempo. La última vez que subí un chico me dijo que si yo era el mismo que casi asesinaba el año pasado a un jugador de americano.

Le mentí.

Después de un rato caminando, llegue a la escuela. El día estaba un poco nublado, me gustaban los días así, eran perfectos para cubrirme con una cobija, tomar una buena taza de té (o de café o chocolate) y leer un libro.

Las clases habían sido igual que siempre, y no creo que te interese mi vida cotidiana. Clases, escribir, y eso. El almuerzo siempre me había gustado, me sentaba en la mesa más alejada.

-¿Alguien ocupa esta silla?-escuche de repente. Salí de mis pensamientos para ver quien me hablaba.

Era una chica, cabello rubio, ojos grandes y color café con leche. Su cuerpo estaba bien formado, pero era lo que menos me importaba. Vestía un suéter gris con cuello de tortuga, unos jeans azules y unas pequeñas botas cafés. Usaba unos lentes. Hice un movimiento con mi mano invitándola a sentarse.

-Aunque tenga el aspecto, no asesino a nadie-dije antes de que hablará.

-No, no vengo por eso. Nunca juzgues a un toro por sus cuernos.

-¿Qué?

-Lo siento-dijo un poco sonrojada-. Mi abuelo solía decir eso. Soy Karen.

-Jack-conteste al mismo tiempo que me inclinaba hacia enfrente poniendo mis codos sobre la mesa.

-Lo sé, te he visto durante un tiempo. Sé casi todo sobre ti, pero solo me concentrare en lo que me interesa...

-Estudias aquí, ¿cierto?-afirmo con la cabeza-. ¿Cómo me espías? ¿eso no es... ilegal?

-Un poco. Pero no es lo importante.

Comencé a sentirme un poco extraño. Es como esa sensación cuando sientes un cosquilleo recorrer todo tu cuerpo. Y lo que más rondaba en mi cabeza era el cómo había logrado espiarme durante tanto tiempo.

-¿Qué es lo que quieres conmigo?

-Sé cómo te preocupa que un juego siga circulando-contestó. Se veía como una chica muy segura de sí misma-. Te necesito porque eres exactamente lo que hemos estado buscando, eres grande, fuerte. Así que quiero que tú me...

-Escucha-la interrumpí enojado-. Si me necesitas solo por como luzco, estoy fuera. Pero hay muchos chicos de americano que pondrían interesarse.

Me levanté y me alejé un par de metros. Me sentía enojado, pero bueno, ya estaba harto de que me buscarán solo por mi aspecto.

-¿ni siquiera si te propongo eliminarlo?-me detuve cuando dijo eso.

Me di la vuelta. La chica era alta, supongo que mediría algo así como... un metro setenta y cinco. La tomé del brazo y la saqué del comedor, hacia el cuarto de limpieza. Encendí la luz y cerré la puerta.

-¿no podías escoger un lugar más estrecho para hablar?

-¿Qué quieres decir con eliminarlo?-pregunté sin hacerle caso a su pregunta.

-Yo junto a un par de amigos hemos estado trabajando en un proyecto-comenzó a explicar-. Queríamos crear un virus lo suficientemente poderoso como para eliminar cualquier programa. Videojuegos, aplicaciones, blogs, páginas web. Y al final, lo creamos-saco una gran memoria completamente negra. La tome para verla, estaba pesada-. Sin embargo, para poder eliminar el programa, debe de rastrear y destruir el punto de origen.

-¿Punto de origen?

-Todos los programas cuentan con un punto de origen. De ahí es de dónde se origina todo, imágenes, palabras, oraciones, todo.

-Y entonces, si es tan potente, ¿Para qué me necesitan?-le entregue su memoria.

-Algo ocurrió cuando lo intentamos en el juego. Normalmente solo le toma segundos encontrar y destruir el punto de origen, pero cuando lo intentamos con él, no podía encontrarlo.

-¿Y yo qué puedo hacer?

Me entrego un pedazo de papel con una dirección y un número anotados en él. Conocía la dirección, una vez estuve ahí.

-Ven aquí mañana a medio día. Solo, que nadie te siga. Quiero mantener esto en secreto.

-¿Sabes qué tu invento valdría millones?

-No es algo quiera vender-dijo un poco molesta-. Te veré mañana, si estás interesado.

Salió del cuarto dejándome ahí. No me dijo para que me necesitaba, ¿Qué motivo tenía para creerle? Supongo que el simple hecho de querer eliminar ese juego.


Desperté por culpa de unas pisadas. Me di la vuelta y la vi ahí, sentada en mi silla de escritorio, viéndome fijamente.

-¿mamá? ¿Qué haces ahí, son las tres de la mañana?

-Solo...-el hecho de que se haya detenido de repente me asusto un poco-... quería asegurarme de que te encontrabas bien.

-Emm... si-contesté confundido.

Mi madre a veces actuaba un poco extraña. Cuando alguien visitaba la casa y la veía, se asustaban, incluso una vez vinieron para tratar de llevársela unos tipos de un manicomio a unas calles. Yo jamás enviaría a mi madre a un manicomio, es mi única familia desde que nos dejó. Así que dejarla en un manicomio, sería igual que entregar a un asesino, o un ladrón. No solo por estar encerrado cambiaría de parecer.

-La vida es dura mijo-¿mencioné que somos mexicanos?-. En la vida debes de tomar decisiones que podrían afectarte para bien o para mal. Pero son decisiones con las cuales puedes avanzar.

Ella actuaba muy normal en público, pero en casa… había ocasiones en que se sentaba junto a la ventana y veía la calle durante horas. O se quedaba parada frente al refrigerador, durante horas. Algunas ocasiones caminaba a mitad de la noche, lo sabía porque normalmente me despertaba al oírla. Siempre estaba al pendiente de ella.

-Pero la vida también es frágil-continuó hablando-. Puede terminarse con algo muy sencillo, como una bala, o una parte rota-no entendía bien a lo que se refería, ¿estaba hablando de la muerte?-, o con una cuchillada.

En cuanto dijo eso, y sin darme tiempo a moverme, sacó un cuchillo de su manga y corto su garganta con una gran rapidez. Podía ver toda la sangre salir por su cuello mientras sus ojos se volvían completamente blancos.

Desperté de un brinco. Mire el reloj, las seis cuarenta y cinco. Mi frente estaba empapada en sudor, mi ritmo cardíaco estaba acelerado, solo fue una pesadilla. Me di la vuelta, mi madre no estaba.

Corrí escaleras abajo. Antes de llegar abajo escuché, la televisión estaba encendida, en estática.

Caminé lentamente hacia la cocina, a mí me gustaban los cuchillos. De hecho, siempre cargaba con uno de veinte centímetros. Por lo que hacer esto de verdad me costaba. Tomé todos los cuchillos y los metí en una caja. Salí por la puerta trasera y eché la caja al basurero.


El fin de semana siempre me había gustado, normalmente me servía una taza de café o de té y me sentaba a leer un libro, durante horas. Pero no podría hacerlo hoy, casi era medio día.

-Voy a salir mamá-le avise al mismo tiempo que le daba un beso en la mejilla.

-Está bien, no vuelvas tarde-dijo sin voltear a verme.

No le había comentado nada a mi madre aún, y no lo haría hasta que estuviera seguro de que lo que iba a hacer no significaba un peligro para mí.

Antes de irme deje un sobre sobre la mesa de la cocina. Mis ahorros de toda mi vida, algo así como tres millones quinientos mil pesos. Siempre los había guardado para emergencias, pero no creo que fuera a necesitarlos. Me acerqué a la puerta y salí.

Me dirigí a la parada de autobuses, estaba a unos tres minutos y el lugar a dónde iba estaba a diez minutos. Cuando llegué a la parada y subí en el autobús, saqué mi celular y el papel que Karen me dio ayer.

Marqué el número.

Espere un par de segundos antes de que contestarán.

-Habla Karen.

-Soy Jack, llegó en diez minutos.

-¿Cómo nos encontraste tan rápido?

-Conozco el lugar, voy en autobús.

No hubo respuesta. Pensé que se había cortado, o que no me había oído.

-Te veo en la parada.

O tal vez solo estaba pensando.


Llegué a mi destino. Bajé del autobús y la vi, se veía un poco más floja que ayer. Tenía puesta una camisa blanca muy ajustada, de hecho, los tres primeros botones estaban desabrochados. Traía una falda negra que le llega a las rodillas y unas botas del mismo color. Su cabello estaba amarrado en una cola de caballo, y tenía unos lentes distintos.

-Gracias por venir.

-Te vestiste así al propósito.

-¿Qué?-pude notar que se sonrojo un poco-. Claro que no.

-Claro que sí. Ayer usabas ropa que impedía ver si quiera algo de tu piel, y hoy, puedo ver que tu sostén es negro.

Puso sus brazos enfrente de su pecho. Era un gran fan de las historias de misterio, así que había aprendido un par de cosas.

-Bueno... solo... quería ponerme algo más ligero.

-Claro.

Caminamos un par de metros. Miré todo a mi alrededor, no parecía un lugar muy habitado. Tal vez, un par de ratas, pero nada más. El lugar parecía estar en ruinas.

-¿no podían escoger un lugar más tirado para sus experimentos?

-Queríamos, apartarnos de lo cotidiano.

Entramos en lo que parecía un laboratorio abandonado. Ella por delante de mí. Había vidrios en el suelo, cables colgando. Me impresiona que alguien como ella pasará como si nada.

-Si tú y tus amigos estudian en la misma escuela que yo-comencé a decir para romper un poco el silencio-, ¿Por qué jamás los he visto?

-Decidimos alejarnos un poco de los demás.

-Entiendo.

Debía admitir que se veía muy sexy en esa ropa. A pesar de eso no me había sentido atraído por ella en ningún momento. Deje de sentirme atraído por las chicas cuando cumplí los quince (epa, que tampoco me truena la reverse) Después de ser rechazado varias veces, deje de intentarlo.

-¿Cuánto mides?-preguntó de repente.

-Un metro ochenta seis.

-Eres muy grande.

¿Eso a qué vino? Llegamos a unas puertas, Karen las cruzó y yo las seguí. El lugar era increíblemente grande, sin embargo, solo había dos personas ahí dentro. Uno de ellos vestía un elegante traje negro con una camisa negra. El otro tenía una camisa negra, unos pantalones (igual negros) y unos zapatos (igual negros)

Fue entonces cuando me di cuenta qué era el que se veía menos elegante. Traía puesta una playera blanca con una camisa de cuadros verde con blanco. Unos jeans rasgados y unas botas cafés.

-Al fin vuelves Karen-dijo el del traje. Me extendió la mano para saludarme, le regresé el apretón-. Soy Max Hont, científico novato.

-Jack Grimes.

-Me alegra que hayas podido venir. Él es Rick, un estudiante de robótica.

Levante la mano para saludarlo, me devolvió el gesto. Estaba trabajando en lo que parecía una extraña y gran máquina.

-Tal vez puedas contestar mi duda principal-dije hacia Max-. ¿Para qué me necesitan?

-Verás-puso los papeles que tenía en una mesa-. Hemos tenido un par de problemas para introducir el virus en el juego de…

-Doki Doki Literature Club. Karen lo comentó-lo interrumpí-. Pero eso no me responde nada.

-Bueno, después de varios intentos, descubrimos, que no podemos desactivar el juego desde aquí afuera, así que…

-No-contesté. Ya sabía por donde iba esto-. No voy a hacer eso.

-Ni siquiera te ha dicho qué quiere que hagas-me contradijo Karen.

-Pero ya sé que es-contesté.

Me miro un poco confundida, me impresionaba que no haya entendido que es lo que quería que hiciera. Así que decidí decírselo…

-Este cabrón, quiere que entre al juego, encuentre el "punto de origen" y descargue el virus en él.


Salí de la habitación. Pude escuchar a alguien seguirme por atrás, no debía voltear, ya sabía quien era. Me detuvo y se estrelló conmigo.

-¿Sabías esto?-le pregunté al mismo tiempo que le ofrecía una mano para levantarse.

-No, te lo habría dicho.

No sabía si creerle. Trabajaba con dos expertos en algo en lo cual se necesitaba mucho cerebro.

-¿Por qué...-comenzó a decir-... por qué de pronto cambiaste de opinión?

-Por dos razones-contesté mientras me acercaba a ella-. Uno, no sé de que demonios va el juego. Si cometo un error probablemente algo malo pasará, y el único que sufrirá seré yo. Y dos, no dejaré a mi madre sola.

-Solo será un par de días. Además, tiene a tu padre-mi rostro cambió a uno de enojo cuando dijo esa palabra-. Oh, él no...

-No. Nos dejo cuando tenía siete años.

-Lo siento.

-Si tan solo volviera a verlo, su cara quedaría verdaderamente despedazada.

-Emm... él... vaya-sabía que lo había malentendido.

-Gracias por la oferta-dije-. Pero no puedo aceptar.

-No es nada peligroso, ya probamos un poco la máquina. Cualquier cosa puede entrar, pero nada que sea del juego puede salir.

-No es por eso, no quiero dejar a mi madre sola.

En verdad no quería. Ya estaba pasando por un mal momento, no quería hacérselo más difícil. Karen puso su mano sobre mi brazo.

-No te obligaré a hacer algo que no quieres-dijo un poco decaída-. Solo, creí que te gustaría ayudar al mundo con este problema.

-Claro que me gustaría.

-¿Y que ahí de tu madre?

Ella normalmente ayudaba a los demás y me había educado para hacer lo mismo. Así que era obvio cual sería mi elección.

-Hagámoslo.


-Muy bien Jack. Repíteme la información principal del juego-Rick me había explicado solo lo que necesitaba saber.

-Según esto soy un chico con un extraño gusto por los videojuegos, y el manga. Mi vecina es una tal "Sayori", hemos sido amigos desde pequeños, drama, drama y ya.

-Toma-Karen me entrego la memoria y algo parecido a un reloj, un gran reloj táctil. La miré confundido-. Este reloj te permite alterar los archivos del juego estando dentro.

Entonces sería algo así como una computadora en un reloj.

-¿Por qué no lo hacen ustedes desde aquí?

-Porque sería peligroso-contesto Max-. Si borramos, movemos o alteramos algún archivo desde aquí afuera, podríamos arriesgarnos a que te afecte. O elimine.

Entonces, yo tendré que alterar los archivos desde dentro. ¿Y cómo sé yo que algo no puede eliminarme? Supongo que tendría que jugármela. Encontraré un modo de aprender a diferenciar entre los archivos que me ayudan y los que me perjudican.

-¿Estás listo?-afirmé con la cabeza-. Hagámoslo entonces.

No tenía idea de cuanto tiempo llevaba ahí. Me pare encima de la extraña máquina. Una luz azul apareció encima de mí. Estaba nervioso.

-¿Estás bien?-pregunto Karen.

-Claro que no. Mira como tiembla.

-So... solo es... mi instinto de supervivencia-dije con la voz un poco entrecortada-. Estoy... tratando... de evadirlo.

Respire para tratar de calmarme. Sentí un cosquilleo en las piernas, iba subiendo. La máquina estaba digitalizándome. El agujero funcionaba como una aspiradora, podía sentir como las partes que tenía digitalizadas eran absorbidas por el agujero. Cerré los ojos mientras era absorbido.

Todo quedó en oscuridad.


Y así, hoy marco el día en que vendí mi alma a Doki Doki Literature Club.


Pues hasta aquí termina el primer capitulo de esta nueva historia. Primero que nada, ignoren la advertencia que pongo antes de empezar la historia, simplemente quize ponerle parodiaso ahí y no encontre nada mejor que eso.

Esta historia probablemente avance mucho más rápido que otras que he escrito porque es una historia que me llama un poco más la atención terminar. Pero también estaré al pendiente del resto de las historias que están en proceso.

Terminando aquí el capítulo surge la pregunta: ¿Qué pasará en el próximo episodio? ¿Jack aprenderá a usar el reloj antes de que empiecé lo bueno? ¿Seguirás leyendo esta historia? Ya lo veremos...