Disclaimer: Harry Potter no me pertenece a mí, sino a la estupenda de JK. Yo no gano nada por escribir sobre ello.
Nota: Este es un fic para el reto Viñeta de emociones del foro de La Noble y Ancestral Casa de los Black. Consta de tres viñetas, mostrando en cada una de ellas tres emociones. En mi caso: tristeza, nervios y deseo. Si veis algún error, no dudéis en decirlo.
EDITADO 29/10/2013
Tristeza
Sentado en el alféizar de su habitación, con los pies colgando en el aire y una fotografía en la mano, Tedyd observaba la luna llena brillar en el cielo. Siempre se había sentido atraído por ella. Tal vez, por que cuando tuvo la edad suficiente, su abuela le dijo que su padre fue un hombre lobo, y no puede evitar preguntarse esas noches lo difícil que tuvo que ser para él. También le dijo, que a su madre le costó mucho convencer a su padre para que saliera con ella. Y que tenía miedo de que su hijo lo odiara porque hubiera salido como él. Nada más lejos de la realidad. No heredó la enfermedad de su padre pero, si lo hubiera hecho, dudaba que lo pudiera odiar. No solo porque era su padre, sino porque lo admiraba. Admiraba todo lo que tuvo que soportar. Lo duro que tuvo que ser para él vivir como un licántropo.
Volvió a mirar la fotografía que sujetaba. Esa era una de las pocas que tenían de ellos juntos. En ella, salía su madre llena de felicidad, luciendo su poco común pelo rosa chicle. Su padre, estaba justo al lado. Se mostraba también feliz, al igual que ella. Una difusa cicatriz le atravesaba el rostro, consecuencia de una mala noche de luna.
No pudo evitar suspirar con nostalgia.
Muchas veces se preguntaba que hubiera pasado si su vida hubiese sido distinta. Si hubiese tenido a sus padres. ¿Qué tipo de familia hubiera sido? ¿Tendría hermanos? Pero esas preguntas siempre estarían sin respuesta.
Sus ojos empezaron a empañarse, cuando sintió una mano en su hombro, y no pudo evitar dar un pequeño respingo. Con rapidez, se restregó los ojos.
—¿No puedes dormir, Teddy? —preguntó la voz de Harry. A pesar de tener ya doce años, todavía le seguían llamando por ese diminutivo. Sin embargo, no le importaba.
Se volteó para verle. Le miraba fijamente desde detrás de sus gafas, y mostraba una pequeña sonrisa.
—No—susurró.
Se sentó junto a Teddy y, en ese momento, se fijó en lo que tenía en sus manos. Y le mira, pareciendo comprenderle.
—Los echas de menos, ¿verdad? —dijo—Te entiendo. Yo también echo en falta a mis padres muchas veces.
—¿Crees que nos observan desde el cielo, Harry? —le preguntó.
—Sí, claro que lo hacen, y están orgullosos de nosotros—contestó—. ¿Sabes? Una vez alguien me dijo que esperaba que entendiéramos porque se fueron. Porque algunas personas, aunque no nos guste, tienen que sacrificarse para que haya una vida mejor.
—Lo sé, pero me hubiera gustado que no se hubieran ido—dijo mirando al cielo, para volverse después a su padrino—. Gracias por estar conmigo.
Harry le abrazó, y él respondió al abrazo. Porque sabía que aunque le faltaran sus padres, siempre iba a poder contar con él.
