Estaba tranquilamente recostado en la orilla del mar, cuestionándome cosas ya pasadas, pero al mismo tiempo tan presentes. Pensando que en ese momento lo más fácil y conveniente para mi era simplemente desaparecer, ya nada tenia sentido en esta vida, las personas que estaban cerca de mi siempre terminaban con un final espantoso, como el de Edgar o el de mi madre, las personas que más quise en algún momento de mi corta vida.

Me levanté lentamente y comencé a vagar por la vacía costa, viendo el mar tan azul como ninguna otra vez, con mi mente en blanco me fui adentrando cada vez más al mar, pare un momento y deje que la corriente me llevara y en un susurro dije:

- Adiós.

Estaba perdido un lugar infinito, lejos del horizonte, en infinita paz y silencio, ya todo estaba acabando, hasta que sentí un agradable roce, en ese momento note una calidez en mi pecho nunca antes experimentada, después todo se fue a negro.

- ¡Shu-san!, vamos reaccione, ¡Shu-san! - sentí como alguien me llamaba, después de un momento me di cuenta que era ella.

- ¿Por qué estás en este lugar? - pregunte.

- ¿Cómo qué porqué? - me contraataco con otra pregunta, sus ojos estaban llorosos, trato de acercarse.

- no te acerques más a mi, tu lugar en este mundo no está junto a mi - susurre - vamos desaparece … desaparece.

- ¡Shu-san! - comenzó a llorar y se lanzo a abrazarme - No digas eso nunca más, por favor .

- Eres tan tonta, si te quedas, no se que pueda sucederte - mi cara mostraba dolor y preocupación - ¡No quiero que termines igual que ellos! … Yo … yo no quiero eso.

- Te aseguro que no pasara eso, te lo prometo - me abrazo más fuerte, sus lagrimas caían con mas fuerza ahora.

- ¿Cómo puedes estar tan segura? - tome su cara con mis manos y se sonrojo violentamente- dímelo.

- Yo no estoy segura- esquivo mi mirada - Pero se que no terminare así, solo lo sé - volvió a mirarme segura de si misma y sonrojada.

- Ahh… - suspire- de verdad eres una tonta - acaricie su rostro delicadamente- Pero supongo que si eres tú no pasara nada, de verdad.

Nos quedamos mirando algunos segundos, que me parecieron eternos hasta que agregue:

- Te amo - y sin aviso alguno la bese, trate de transmitir todos mis sentimientos en ese beso, lentamente me separe de ella.

- Yo también te amo, Shu-san - me dijo totalmente sonrojada- Vamos a esforzarnos para que esto funcione.

- Claro - sonreí - porque por Yui soy capaz de todo.

Por un momento deje de ver a Yui y mire al mar y susurre "Adiós", pero está vez no trataba de dejar atrás mi vida, sino que los malos recuerdos, porque ahora tenia una nueva razón para vivir, ella, mi dulce damisela, claro que nunca se lo diría abiertamente.