"Japón! Esta usted bien?" uno de los marinos a bordo le preguntó al japonés mientras le ofrecía una taza de chocolate caliente.

"Y-yo estoy b-bien…." Dijo mientras tomaba un sorbo y temblaba por el frio y las ropas mojadas "p-pero…"

"Es una suerte que lo hayamos podido rescatar, Japón san, después de todo su barco naufragó y vino a dar a nuestra humilde embarcación" lo interrumpió cierto griego que le pasaba una toalla para que se secara.

"Pero!" dijo el japonés al fin alzando la voz "Pero tenemos que regresar! Los demás del eje naufragaron también! Alemania san e Italia kun! Hay que ir a verlos…."

"Pero… Japón san… eso es una locura, dudo que sigan vivos …." Bostezó el griego.

"NO" sonrió levemente el japonés "usted no los conoce tan bién como yo…. Ellos son….mis m-mis… amigos" tragó saliva "Y sé que ellos no pueden ser detenidos por percance tan menor como este"

"Si Japón san así lo desea, volveremos, pero nos tomara 3 días dar con su paradero… suponiendo que aún siguen vivos, claro"

"Lo están! Y no te preocupes, Heracles, tomaré las medidas necesarias" dijo el japonés con una sonrisa mientras el griego ordenaba a la tripulación dar media vuelta y regresar.

**Mientras tanto en una isla que no figura en ningún mapa**

"Estás bien… Italia?" cierto alemán le preguntó a un italiano que yacía semi inconsciente y empapado en el piso. Des pués de naufragar Japòn se les había separado en medio de la confusión, el italiano desapareció de vista y el alemán tuvo que bucear para encontrarlo y llevarlo con vida a la orilla más cercana.

"A-alemania?" preguntó el italiano mientras abría los ojos despacio y tocia un poco de agua "E-estas bien…Alemania?"

"Si, Italia… pero me temo que estamos perdidos…"

"eh?" rápidamente se incorporó el italiano y miró a su alrededor. Arena, mar y palmeras. Un hermoso sol que resplandecía sobre los dos y la brisa fresca que les alborotaba el cabello.

"EH! Que bien! Estamos de vacaciones!" gritó el italiano mientras corría a meterse al mar….- A pesar de que acababa de salir de el- y salpicaba agua por todas partes mientras nadaba feliz con el agua hasta las rodillas y hacia castillos de arena en la orilla.

"ITALIAA…!" llamó furico el alemán, pero el italiano no lo escuchó "C-como puede siempre estar tan feliz y despreocupado…" se preguntó el alemán mientras empezaba a estudiar el área.

Comenzó a recoger todo aquello que le pareciera inflamable, y para la hora que Italia regresó del mar, ya estaba completamente oscuro, y el alemán había encendida una buena y calurosa fogata para los dos.

"Nee nee, Alemania!" dijo el italiano mientras se quitaba las botas para secar sus pies cerca del fuego y sus ropas también. "Tienes hambre?"

"P-pues un poco… la verdad" admitió mientras intentaba no fijarse en el italiano semi desnudo alado suyo.

"hum! Entonces te cocinaré algo, Alemania!" se paró rápidamente y buscó entre sus ropas "es una suerte que haya traído toda esta deliciosa pasta conmigo, no?" sonrió feliz mientras sacaba paquetes y paquetes de pasta de sus bolsillos, una olla metálica de su bolso, y un salero de su bota.

"Cargabas todo…eso contigo…Italia?" preguntó un sorprendido alemán

"hum!" asintió con su usual alegría italiana mientras empezaba a preparar suficiente pasta como para un ejército –o en el caso de Italia, suficiente pasta para él-

"N-no hare preguntas…"

"En un segundo estará lista la pasta…. Voy a hacer la salsa mientras tanto…" se alejó el italiano mientras sacaba tomates de su pantalón y comenzaba a hacer la salsa de espaldas al alemán.

El alemán permaneció callado, escuchando solamente el repiqueo del fuego y el tararear del italiano cortando tomates de espaldas a él.

Sintió un leve mareo, tal vez sería por la deshidratación o el sol excesivo… aunque tal vez también podría ser por como su mirada se desviaba cada de vez en cuando a admirar la desnuda espalda del italiano, o a ver como sus músculos se movían con cada movimiento que hacía. Mientras lo observaba, el italiano empezó a revolver los tomates en una cacerola que saco de Dios-sabe-donde. Se sentía algo incómodo, aunque no sabía por qué exactamente.

"I-Italia, disculpa… pero.. p-podrías ponerte una camisa por favor…" le pidió algo apenado el alemán.

"eh? Pero…" lo miró confundido, era un hábito de Italia andar semi desnudo casi todo el tiempo, y al alemán eso nunca le había molestado… hasta ahora "si Alemania me lo pide, entonces lo haré!" sonrió de manera infantil mientas volvía a ponerse su uniforme mojado. "La pasta ya está lista por cierto!" sonrió aun más mientras sacaba dos cucharas de sus medias para luego servir una buena ración de pasta y revolverla con la salsa.

"Gracias, Italia" el alemán también sonrió, le encantaba la forma en que el italiano le sonreía y siempre quería hacer algo por él… aunque fuera un inútil, Italia siempre quería hacer algo por él, siempre le sonreía, a pesar de que no hubiera un motivo, y más importante, siempre estaba ahí… a pesar de que todos lo odiaran. Muchas veces Alemania no se sentía digno de tener un amigo como lo era Italia.

Los dos empezaron a comer con gusto y el italiano no paraba de charlar, cantar y bailar. El alemán sólo lo observaba y sonreía.

"Hum… le falta algo a esta pasta…..hmm… ya se! Alemania, no quieres un poco de queso parmesano?"

"Ahora entiendo porque te hundiste… Italia"

Después de la comida ambos se quedaron frente al fuego un rato en silencio. Italia fue el primero en quedarse dormido, Alemania por su parte observaba el horizonte, las olas que rompían en la orilla, y las estrellas que los alumbraban.

Frente a él dormía el italiano, Lo miró y sintió la necesidad de ir a su lado. Con mucho cuidado de no levantarlo, el alemán se levantó y caminó hacia donde estaba él para sentarse a pocos centímetros de distancia mientras observaba el ritmo de su respiración.

"Debe tener frio… este imbécil…" dijo mientras se quitaba su chaqueta y la usaba para cubrir al italiano. Italia era la única persona en esta tierra a la que él podía llamar 'amigo'. Sonrió mientras le acariciaba el cabello. Antes ya lo había hecho, pero recién esta vez se daba cuenta de lo suave y manejable que era su cabello -castaño claro- y su piel color rosa palo. El fuego hacia que todo su rostro brillara de una manera enigmática… que lo atraía como un imán. Se acercó un poco más a él y pudo oler su cabello, sorprendentemente no olía ni a mar ni a pasta, sino que emanaba una fragancia deliciosa, seductora…. Una fragancia que enamoraba. Volvió a observarlo, esta vez más de cerca, y los labios del italiano llamaron la atención del alemán… se veían tan suaves y deliciosos… eran de un color rosa pálido que invitaban, invitaban al alemán a poseerlos. Nunca lo había pensado de esa manera pero ahora, teniendo al italiano tan indefenso como se encontraba y los escasos centímetros que había entre ambos rostros, se daba cuenta de lo lindo que era Italia, era como un sueño, como una pintura, como algo que deseaba atesorar, algo que deseaba poseer, aunque sea un poco… y lo deseaba en ese momento. Puso una mano en la cara del italiano y se acercó con mucha delicadeza a sus labios…


Bien chicos! Esta es mi nueva fic n.n kiero mantenerla cort, asi que espero que sea una trilogía,

Porfavor dejen reviews para saber si la continuo o no, si? Es mi primer GerIta por cierto n,n

Ya saben, acepto comentarios, sugerencias, halagos y tomatazos!

DEJEN REVIEW PORFAVOR QUE SI NO ME PONGO EMO XDD