Buenaaas! Tanto tiempo! a los que ya me conocen. Y a los que no, ¡qué bueno encontrarnos! Espero les guste esta historia. Los primeros capítulos van a ser muy random pero prometo no decepcionar con el contenido "Asahina's Brothers" más adelante xD Por favor ténganme paciencia. ¡Y los reviews ayudan mucho, no lo olviden!
Melissa tiene un amplio repertorio de cosas asombrosas que le han pasado. Pero nada se iba a comparar con lo que le esperaba al salir del aeropuerto en lo que suponía, iba a ser un tranquilo viaje.
"¿Cómo es que terminé así?" se dijo Melissa, con la valija a un lado y el enorme mapa desplegado en las manos. Total, absoluta y completamente perdida en Tokio.
Recapitulando, después de un largo vuelo en el cual no pudo comunicarse con ellos, nuevamente había sido víctima del gran defecto de Alina y Hernán: la desorganización criminal; no había otra manera de describirlo. Todavía no podía creer que estaba ahí mismo de una pieza.
Bueno, esa era el lado malo de tener unos padres como los suyos: Alina, fotógrafa famosa por sus tomas de un volcán en erupción estando ella sobrevolando en el helicóptero de su hermano sobre el cráter. Entre otras muchas fotos de riesgo que le dieron contratos con las revistas más famosas, como NatGeo y AmazingWorld, y conocer a Hernán, periodista tan alocado como ella. Se conocieron en un accidentado safari y desde entonces, aunque estuvieran mucho tiempo separados por sus trabajos, crearon un vínculo que acabó en matrimonio. Las veces que trabajaban en equipo eran las mejores, y eso incluyó a Melissa.
Ella creció acostumbrada a los viajes inesperados y las ausencias, pero no tenía ningún motivo de queja. Era la mejor vida que podía tener. Se aburriría mucho si llevase la vida de otras personas. Nadie podía saber mejor que ella como distinguir a la serpiente coral falsa de la verdadera (porque la verdadera casi la pica), hacer el mejor refugio de supervivencia en Borneo (porque se perdieron en medio del monzón) o cómo aguantar en medio del desierto (porque de verdad que hace calor en Kalahari). Bueno, al menos con respecto al resto de los mortales.
Pero siempre había una especie de tradición inevitable, causada por responsabilidades de ser estudiante de secundaria, o las diferencias de días en los contratos de sus padres, o lo relajados que se mostraban frente a hacer planificaciones. Que los tres se encontraran en el mismo lugar a la hora señalada era imposible. La maldición de la familia Belce.
Melissa, acompañada por alguno de sus padres, o sola cuando tuvo edad, acababa encontrándose esperando y esperando a que alguno de sus progenitores recordara su pacto o mirara su teléfono celular. Y en un país extranjero.
Perfecto.
Solución: informarse. Mucho. Y previsión. Y saber hablar el idioma regional, al menos mínimamente. Ah, y paciencia.
Por eso creyó que todo iba a salir bien. Iba a ser un muy tranquilo lugar. Una ciudad organizada.
Pero no entendía nada del mapa. Y el gps del teléfono no ayudaba. Claro, no le respondían las llamadas.
"Se suponía que iban a estar aquí hace cinco horas". Seguramente se habían equivocado al informarle la hora del vuelo. Otra vez. O tenían un imprevisto. De nuevo. Ahora tenía que encontrar un lugar donde pasar la noche.
Pero para eso necesitaba cambiar la moneda. ¿Dónde podría hacerlo? Comenzó a caminar alejándose del aeropuerto. Iba a ser un largo recorrido. Sin embargo, al ser su primera vez en la capital de Japón, decidió tomarlo a bien y disfrutar al máximo del paseo forzado. Al cabo de un rato de caminata, en una plaza, vio como, a unos metros adelante suyo, un delincuente le sacaba de las manos el bolso a un chico sentado en un banco. Aquello no era de su incumbencia y podía ser muy peligroso, pero Melissa ni dudó cuando el tipo pasó cerca de ella, en hacerle una llave para inmovilizarlo. El delincuente soltó un grito más agudo del que había soltado su víctima, y huyó como un conejo asustado dejando el bolso atrás ni bien Melissa lo liberó. La chica levantó el morral robado y se acercó al chico. Era delgado y de su estatura, de pelo castaño. Usaba anteojos de sol y un estilo muy original de vestir.
-Toma –el otro solo tomó el bolso y sonrió de manera muy extraña.
-Has hecho un gran trabajo –tenía una voz hermosa, se dijo Melissa. Entonces el chico se quitó los lentes y adoptó una pose histriónica. "Es un poco raro" se dijo ella. El muchacho estuvo expectante aguardando una reacción de Melissa, pero ella no sabía qué decir. De pronto él le acercó la cara y ella saltó del susto.
-No eres de aquí.
-Ah... ah... no.
El muchacho se mostró decepcionado.
-¿Acaso no te suena mi nombre? Soy Fuuto.
-... eh.
-El idol, Fuuto.
-... mm temo que no me suena. Ah, pero... eh, que... bueno.
Fuuto hizo una mueca de decepción.
-Ah... eso es un problema. Veamos –y se acercó más seductoramente- ¿cómo deberíamos conocernos mejor? Más... a fondo.
A éstas alturas, Melissa estaba más que incómoda.
-Sí, en otra ocasión. Ahora me tengo que ir. Fue un placer.
Comenzó a caminar, y se detuvo de golpe:
-¿Sabes dónde hay una casa de cambio?
Fuuto se mostró muy sorprendido. Al instante disimuló la inquietud con una sonrisa de suficiencia.
-Toda información tiene su precio... por cierto: ¿eres una fugitiva de la justicia? Qué interesante.
-YA fue suficiente, señor Fuuto –Melissa lo hizo retroceder tres pasos con el tono aterrador que utilizó. "No es buena manera de empezar, siendo acosada por adolescentes inmaduros" se dijo enfadada "la fama no les sienta bien". Rápidamente lo dejó atrás.
Caminó un largo rato, llegando a una vereda que lindaba a una especie de parque grande. Se preguntó qué podría ser, "Quizás un centro de deportes". Del lado contrario venían un chico muy alto y otro de cabello rojo que miraron en su dirección sorprendidos. Se detuvo, intrigada y miró hacia atrás. No había nadie. Siguió caminando, acercándose, y los chicos parecieron darse cuenta de que se habían equivocado de persona. Aún así el pelirrojo se había sonrojado. Parecía que su día estaba destinado a conocer personas peculiares. Pero ya que estaba...
-Disculpen, ¿saben de alguna casa de cambio?
-Ah... –el chico más alto se mostró perplejo; el otro se sonrojó más y habló rápidamente:
-¡Le preguntaré a mi hermano! –sacó el teléfono y marcó un número. Después de una hora, gracias a los amables extraños, Melissa ya podía buscar un hotel. Sin embargo primero intentó contactar a sus padres. Nada. Y peor: la batería se estaba acabando. "Genial". Cuanto antes tenía que encontrar un lugar para pasar la noche, y aquello fue más difícil de lo que había pensado, al no tener reservaciones y ser demasiado joven... y extranjera. Se empezaba a desesperar, ya que la noche comenzaba a caer. Había dado con una dirección de otro hotel, iba a probar suerte ahí, tenía que conseguirlo. Corriendo, entre sus pasos y equipaje hacían un ruido considerable en la calle. Eso hizo que uno de los vecinos de la calle se asomara a la ventana...
Natsume la vio pasar, con el cabello castaño (atado prolijamente en un inicio, pero a estas alturas el moño se había torcido) despeinado. De lejos, le recordaba a la cabellera de Ema y le dio una punzada de nostalgia. "Ella no me ha elegido a mí. Tengo que dejarla ir".
La chica parecía muy apurada; le pareció extraño que acarreara el equipaje de esa manera. "Espero que no tenga problemas" se dijo.
Mmm qué le depara el destino a estas almas solitarias? Se encontrarán?
Por alguna razón Natsume se transformó en mi favorito, no tengo idea por qué, lo juro xD Eso no significa que no quiera menos al resto de los hermanos xP jaja Debo decir que me llama la atención estar escribiendo esto, porque no era mi estilo el shoujo (mucho menos los harem inverso jaja) pero después de Ouran, siguió Kaichou Wa Maid Sama y Brother's Conflict. Por ahora no me arrepiento jaja
Sepan disculpar los posibles errores, que ando a las corridas.
¡Ahora a esperar el siguiente capítulo! Gracias por leer y comentar! :) saludos!
