Desclaimer: Todo lo que reconozcas es de la genio inglesa, J.K. Rowling. El James que sueña con los ojos abiertos, es mío.

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18. Mirando el Cielo

LUZ DE LUNA

La luna es una plateada hechicera, seductora, cambiante, engañosa... es locura. Guardiana de esos secretos que solo se dicen a media noche (y con muchos tragos de whisky de fuego encima), cómplice de los amantes y viajera errante.

Quizás por eso ejerce cierto dominio sobre los cuatro de Hogwarts, el cuarteto mágico, los Merodeadores o simplemente, James, Sirius, Remus y Peter. O al revés, pero siempre los mismos.

Posiblemente a Remus es al que menos le agrada lo que le provoca. De mes en mes, en cada noche de luna llena, deja de ser él para convertirse en eso. No es su culpa. Nunca lo ha sido pero a Remus le gusta afirmar que lo es.

A Peter le da más hambre en los días de cuarto creciente y siente escalofríos regularmente. Sirius le dice que eso es imposible: "En primer lugar, Colagusano, tú comes más que un regimiento completo; y en segundo lugar eso de los temblores es por el miedo que le tienes a Lunático en sus días difíciles."

Sirius es de los que piensan y actúan al mismo tiempo. Es un huracán de rebeldía, coraje, nobleza y sensualidad natos. Es en luna nueva, cuando siente que esos atributos se triplican y "me dan ganas de volar desnudo, recorriendo el mundo en una sola noche, quitándoles lo decente a todas las chicas decentes y hermosas".

A James, le da igual si es cuarto creciente o menguante. Sea como sea, le provoca lo mismo. El mismo cosquilleo que le recorre desde la punta del dedo del pie hasta la punta del último cabello, la misma sensación de un calorcillo placentero en la boca del estómago y el impulso eléctrico en la espina dorsal. No toda la culpa la tienen esas fases de la luna que parece que sonríe a medias. Lo que pasa es que a James le gustan las cosas a medias: la luz a medias (como por ejemplo, en una cena romántica con Lily Evans), las cosas bonitas susurradas a media voz en el oído (en el de Lily), las notas a medio copiar (no es que las necesite, pero es una excusa para hablarle a Lily), los dos primeros botones a medio abotonar en la blusa de Lily... en fin, a James le sobran razones (todas ellas con el nombre de Lily) para justificar ese gusto. Y es muy probable que nunca lo acepte frente a sus amigos -especialmente frente a Sirius- pero le gusta, ¡qué va!, le encanta mirar el cielo nocturno del otoño y el paisaje en general, porque el brillo dorado de la luna se riega por todos lados e ilumina todo a su paso. Le observa, la acompaña montando en su escoba, volando cerca de ella y jugando a tocarla con la punta de los dedos.

Hoy es una de esas noches en que la inquieta luna le domina, le llama y lo saca de la comodidad de sus sábanas para incitarlo a dar una vuelta en su escoba y verse reflejada en los cristales de sus redondos anteojos y en la profundidad de sus ojos color avellana.

James se deja llevar. Es como un impulso incontrolable. Algunas veces le pide a Sirius que le acompañe, pero hoy, no es una de esas veces.

Se pone en pie, sigiloso. Abre la puerta y baja a la sala común sin hacer ruido. Al llegar al último escalón, un movimiento en el sillón del rincón, el que está junto a la chimenea, le hace pararse en seco. Aguanta la respiración y despacio, muy despacio, se las amaña para moverse sin ser visto.

Y entonces, la ve.

Lily Evans, recostada en el sillón. Sus largas piernas extendidas, una de sus manos tocando el colguije que su abuela le regaló en su primera navidad en Hogwarts y la otra mano bajo su cabeza. Ahí está, mirando el cielo a través de la ventana, con expresión anhelante.

Lily cambia de posición y James, perdido en su camisón en blanco y la longitud de sus piernas, se sobresalta creyendo que le han descubierto.

-¿Quién está ahí?-

Da un paso rápido hacia atrás, pegándose a la pared y conteniendo la respiración.

Está casi seguro que Lily se ha levando para cerciorase que nadie la espíe pero James ya no alcanza a comprobar si lo hizo o no, porque corre escaleras arriba, a la habitación de los Merodeadores.

-¿Jimmy?, ¿Que carajos haces despierto a estas horas? - pregunta Sirius con voz ronca, medio despierto, medio dormido cuando lo escucha entrar y trata de enfocarlo en la oscuridad.

-Nada, Canuto. Vuelve a dormir.

Sirius se alza de hombros. Esta bastante cansado y las dos rubias de su sueño, probablemente lo sigan esperando, así que sin pedir más explicación, vuelve a acurrucarse y en segundos comienza a roncar.

La celosa luna sigue llamando a James con su luz, pero esta noche no le place acompañarla ni volar cerca de ella. Esta noche quiere observarla desde el quicio de su ventana, soñando cosas bonitas con los ojos abiertos. Imaginando, que mañana, pasado mañana, o el tiempo que falte estará acurrucado con Lily Evans en ese mismo sillón –o en cualquier otro- mirando el cielo de una noche de otoño con una luna menguante o creciente, nueva o llena... da lo mismo, mientras sea con ella.

Hasta aquí llegamos por hoy. Espero que haya sido de su agrado. No quería comenzar con algo muy profundo o muy pasteloso eso se dará conforme avance el fic y a como me vaya llegando la inspiración que me tuvo muy castigada durante muchos meses (casi un año, ¡un año!, lejos del fandom… es demasiado).

Serán drabbles, viñetas y/o one-shots sin conexión temporal entre ellos y es muy, muy probable que haga mención a RemusxSirius (es que soy de las que tienen la firme convicción de que están hechos el uno para el otro).

No me queda más que agradecer el tiempo que se tomaron para leerme. Agradezco sus reviews, si es que me merezco alguno.