"Cinco Ocasiones En Las Que Eret Salvó Vidas Con Sus Brazotes."
Por B.B. Asmodeus.
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Fandom: How To Train Your Dragon (Películas y libros).
Parejas: Sorpresa.
Resumen: Exactamente lo que dice allá arriba. A Eret le llueven vikingos(as) en este fic.
Rating: Teen.
Categoría: Humor, Romance, AU.
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1.
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La primera ocasión, fue algo automático, un impulso de salvar a quien fuera que estuviera gritando a todo pulmón desde los cielos.
"¡Uf!"
En un parpadeo, Eret reconoció la figura colgando de sus brazos. Después de todo, ¿quién era el único en posesión de un gancho metálico en una de sus pezuñas flacuchas? "Whoa. No sabía que estuvieran lloviendo vikingos bebés."
Hiccup dejó salir una risilla. "¡Oh, mi héroe!" Sus brazos de ardilla escurridiza se enredaron en el cuello de Eret, mientras más risas brotaban de su pecho saltarín. "¡Gracias, galante caballero! Y dicen que los piratas no saben de modales."
Rodando sus ojos, Eret fue aflojando sus brazos, dispuesto a dejar al Haddock caer de trasero en el piso de su drakkar. "Que eso te enseñe a no hacerle caso a los rumores, Hiccup—¡Oh, mira! Tu aventón ya viene."
Hiccup finalmente dejó de exprimirle el humor al asunto. "¿Mi qué? ¿Mi aventóooooooooon?" Hiccup fue arrojado justo a tiempo hacia el piso firme del muelle para ser atrapado por un impaciente Toothless.
Entonces, fue el turno de Eret para carcajearse de los pucheros épicos viniendo del chiquillo pelirrojo.
"¡Retiro lo dicho! ¡Eso fue bastaaaaaante grosero, Eret Hijo de Eret!"
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2.
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La segunda ocasión, no fue una repetición tan divertida.
"¡Le dices de esto a alguien, y te mataré mientras duermes!"
Está bien, Eret había mentido. ¿Ver las piernas cortas de un frustrado Snotlout patalear en el aire inútilmente, mientras era acogido en sus brazos? Sí que fue una imagen bastante divertida.
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3.
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La tercera ocasión... fue la primera ocurrencia que Eret apreció honestamente.
"¿Estás bien?" A diferencia de las veces anteriores, en esta aventura, el mismo Eret se había apresurado por alcanzar al desamparado cuerpo, de las garras del peligro. Cuando el peso de Astrid retumbó en sus brazos, una parte de su ser suspiró con alivio—Una parte que todavía no se disponía a examinar muy explícitamente.
"Eso creo." Astrid jadeó, todavía no recuperada por el sorpresivo ataque que la había tumbado del lomo de Stormfly. La rubia sobó su cabeza con un gemido poco femenino. "Ow."
Eret apretó su carga con recelo, dándole la espalda a la batalla tomando lugar en el cielo. "¿Qué pasó?"
Color invadió las anchas mejillas de la rubia. Eret alzó una ceja. "Es estúpido." Astrid enterró su cabeza en el pecho de su salvador cobardemente. "Déjame bajar—"
"Vamos, dime. No puede ser tan patético como el resbalón de Snotlout sobre el hielo." El cual, había sido la razón por su tropiezo y posterior caída en los brazos de Eret, en primer lugar.
A pesar de su renuencia, una sonrisa levantó las comisuras de la vikinga, al recordar la humillación de Jorgenson. Tan atento se encontraba Eret en descifrar el misterio, que su mirada no perdió de vista la nerviosa forma con la que Astrid disparó vistazos en su dirección, antes de proseguir. "Sólo digamos que… no estaba prestando atención. Me distraje."
"¿Con qué?"
Más vistazos. Luego, un suspiro resignado. "…Nada."
Eret, sin embargo, unió las piezas rápidamente. Sonrió, al mismo tiempo que un rico calor se desprendió por su pecho. "No se preocupe por mí, mi lady. Sé cuidarme solo."
Un suspiro fastidiado resopló por la terca chica. "Sabía que lo tomarías a broma—"
"No lo hago." Y entonces, por fin reconociendo lo que sus instintos deseaban de él, Eret inclinó su cabeza lo suficiente para besar la frente de su amiga. "Te escuché gritar mi nombre en advertencia justo cuando ese sucio romano quería clavarme su lanza. Me salvaste el pellejo, Astrid. Nunca tomaría a broma algo como eso." Prosiguió a regresar a Hofferson a la arena de playa, antes de que sus brazos se acostumbraran a su peso. Sin embargo, no esperó que los dedos de la vikinga se aferraran a la textura peluda de su chaleco, aun con sus botas en el suelo. "Astrid."
Cuando la aclamada levantó su rostro, vidrio celeste brilló por sus ojos, una emoción innombrada haciéndola actuar tan erráticamente.
Eret tragó saliva. A la distancia, los alaridos de victoria de Hiccup resonaron junto con los gruñidos de su fiel Night Fury. Al escuchar la eterna—y totalmente envidiable— mancuerna entre esos dos, rebelión impulsó a que Eret se atreviera a rodear una mejilla de Astrid con una de sus manos. Sonrió conmovido, cuando sintió aquella tersa curva presionarse contra su palma. No dijeron más.
Por un largo momento, sus bocas encontraron una manera alterna para comunicar lo que guardaban en sus corazones, sin ser necesario utilizar palabras.
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4.
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La cuarta ocasión… Bueno, en resumidas cuentas: Eret cometió el error de actuar en el auxilio de Tuffnut.
De alguna manera, debió de haber esperado el puñetazo de Snotlout contra su carota.
Desde ese día, había sido decidido: Eret nunca volvería a tocar a alguien que compartiera el apellido Thorston, por más combinado con Jorgenson que éste estuviera.
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5.
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La quinta ocasión, salvó a una Princesa en el día de su boda. "¡Cuidado con el vestido!" Aguantándose las ganas de rezongar entre dientes, Eret se concentró en huir de los matones que UG había mandado para interrumpir la ceremonia matrimonial de su hija.
Afortunadamente para la Princesa Tantrum, una vez rescatados por el resto de la pandilla y de vuelta en el drakkar de los héroes, cuando la plantó frente a su futuro marido, Eret sintió toda molestia ablandarse. La ciega adoración con la que Fishlegs Ingerman la estrechó en sus brazos, le recordó a su propia boda de verano, y en sí, a su propia adoración por cierta lunática amante de hachas.
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+ La vez qué Eret cayó en los brazos de alguien más.
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No fueron exactamente brazos lo que lo pescaron en plena caída en picada, pero el sentimiento de rescate fue el mismo. "¡Fly, nunca dejaré de amar tu atine, chica!" Y sólo para demostrar que tan agradecido se sentía de no haberse convertido en cena de Histéricos, Eret plantó un beso justo en las escamas de su cuello. Stormfly pio en completo estremecimiento. La Nadder no tardó en pedir por una repetición.
Eret rio. "Ustedes dos me terminarán matando." Porque, aunque ninguno lo había planeado, Astrid, Stormfly y Eret habían encontrado una manera de amarse bajo un nuevo mundo libre de prejuicios. Así como había sido instantánea la atracción con la vikinga, Eret nunca había podido olvidar la inigualable conexión que siempre lo uniría a Stormfly. Todos los días, Eret le agradecía a los Dioses, por ser el receptor de este tipo de adoración, por haber encontrado una manera de no perder a ninguna de sus dos chicas favoritas.
