Disclaimer: Naruto y sus personajes no me pertenecen, pertenecen al maestro Kishimoto. Sin embargo, yo me divierto decidiendo sobre sus vidas en mis historias…
Dedicado al FC SasuHina. Primer premio de TRHEE-shots trágicos
Aclaraciones:
-Diálogos-
Narración
"Pensamientos"
-[Pensamientos dentro de los diálogos]-
Escenas en pasado, recuerdos
El primer one-shot va a ser narrado desde el punto de vista de Sasuke, por lo que no puede conocer los pensamientos de los demás. La narración serán básicamente sus pensamientos.
El segundo one-shot va a ser narrado desde el punto de vista de Hinata, por lo que ocurrirá lo mismo que con Sasuke.
El tercer one-shot volverá a ser narrado desde el punto de vista de Sasuke..
Sin nada más que decir, disfruten de la lectura
_._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._
PRIMER ONE-SHOT: ENCUENTRO
Nunca me han gustado estas reuniones. Y, sin embargo, aquí estoy otra vez.
Cuando recibí la carta de selección para venir a 'resguardar' la integridad humana, como dice el Consejo, solo pude fruncir el ceño, tal como lo tengo ahora mismo. El hecho de que nos hagan ser sus perros guardianes me revuelve el estómago…
Esos monstruos que arrebatan la vida humana, que solo pueden vivir a base de sangre… ahora mismo se están codeando los unos con los otros, y a mí me toca hacer de perrito faldero del Consejo y estar aquí.
–Sobre todo compórtate, Sasuke
Las estúpidas palabras de mi maestro. Si no fuera por él, ahora mismo mi katana estaría envuelta en sangre, en su propia sangre. Los mataría gustoso…
Porque solo son monstruos que viven en la oscuridad. Monstruos cuyo olor hace que tenga náuseas… Sino fuera por ellos, nosotros no existiríamos, no estaríamos aquí ni mis cinco compañeros ni yo, vestidos con un estúpido traje, mirando desde distintos puntos que todo va en orden.
Veo al Dobe hablando con Sakura tranquilamente, seguramente intentándole pedir un baile aún a sabiendas de que ella se negará. Como sospechaba, la Haruno le golpea en la cabeza y luego mira en mi dirección, sonrojándose al ver que estoy mirando hacia allí.
-Hmpf.
-¿Qué ocurre, Sasuke? La noche pinta tranquila, ¿no crees?- no contesto, pero Kakashi sabe que no iba a hacerlo de todas formas. Sonríe bajo su máscara mientras se rasca la cabeza, apoyándose en la misma columna que yo. No me pierdo el más mínimo detalle de cómo va cambiando su rostro hasta que se vuelve completamente serio.- Sabes que hoy vendrá…
-No haré nada.- repito, más para mí mismo que para él. Para autoconvencerme de que no debo matarlo en cuanto aparezca, ni a él ni a…
-Ella irá con él.- sigue molestándome mi maestro. Sin darme cuenta, he apretado los puños hasta que no ha llegado ni una sola gota de sangre a ellos, haciendo que mis nudillos se pongan blancos por completo.
-¿Y qué?- respondo al rato. Sabe que estoy molesto, mi tono ha sido mucho más ácido que de normal. De hecho… desde que me enteré de esta misión, ninguno de mis compañeros se ha acercado mucho a mí. Saben que no deben hacerlo.
-Espero que entiendas, Sasuke, que esto…
-Es una prueba. Sí, lo sé.- deshago el puño y miro fríamente la sala llena de sabandijas, antes de volver a ver a mi maestro, Hatake Kakashi.- No voy a hacer nada imprudente.
No dice nada más, pero yo sé que está pensando "Eso espero". Es muy simple saberlo cuando te han mirado como si fueras escoria dentro de la Organización de Cazadores, cuando te han tenido encerrado durante mucho tiempo, cuando algunos de tus compañeros, incluso tu antiguo profesor… han estado luchando y casi suplicando que te traten como a un igual.
Por eso no haré nada imprudente, porque yo no soy como ellos…
Yo nunca beberé sangre humana… antes muerto que parecerme a ellos
·
Sangre...
Sangre por todas partes…
El suelo, las paredes… sobre los cuerpos de mis padres… Sobre mi cuello. Tirado en el suelo, notando cómo la sangre se escapa por mi cuello, mojando mi camisa.
El olor ferroso y nauseabundo de la sangre inunda la habitación. Las ganas de vomitar aumentan… Y unos ojos, unos ojos que se asoman en una cara blanca, enmarcada en un denso cabello negro. Los ojos son lo último que veo antes de perder el conocimiento, antes de suspirar un nombre… Su nombre.
Hinata.
El mismo olor, distinta esencia.
Sé que he abierto los ojos fieramente, que mi ceño se ha fruncido, pero lo más repugnante es lo que se desata en mi cuerpo. Veo cómo los demás vampiros, los demás monstruos, alzan la cabeza, todos mirando en la misma dirección.
La dirección hacia la que empiezo a correr como un loco desesperado mientras mis compañeros tardan en reaccionar cinco segundos antes de darse cuenta. ¿Por qué soy yo el primero?
Mis puños se aprietan al mismo tiempo que el picor en mi garganta se acentúa.
Seca… Mi garganta está seca.
Tan seca como tantas otras veces, pero ahora hay algo diferente.
Es por ese olor… ese maldito olor ferroso, que hace que me pique la garganta como si estuviera en un desierto, un desierto en el que llevo días perdido sin tener nada que beber, como si el lugar hacia el que voy corriendo sin cesar fuera un oasis, como si hubiera podido oler el agua pura…
La diferencia, es que el líquido que yo huelo y por el que me arde la garganta no es transparente… es rojo. La diferencia es que esa sustancia no es completamente líquida, es más densa, más compacta…
Sangre
Mis ojos se tornan rojos, ardientes y sedientos mientras corro hacia ese lugar. Subo escaleras, salto, corro… mis sentidos alerta, mi garganta ardiendo, mis ojos rojos sedientos de esa sustancia roja.
Abro la puerta de una sola patada, preparado para entrar en la habitación y, sin embargo, me quedo completamente estático cuando veo lo que hay ahí dentro.
Sin poder mover un músculo.
-¡Maldito!- esa voz que escuché tantas veces, cuando fui un niño, cuando fui adolescente… esa maldita voz… hace que me quede estático, sin poder moverme, únicamente mirando a las dos personas que luchan dentro de la habitación.
No me hace falta saber el color de sus ojos para saber quién es ella, no me hace falta mirar hacia el vampiro que está en el suelo a sabiendas de que va a morir sin poder evitarlo…
Cabello negro hasta la cintura, cuerpo esbelto… y su voz, la voz de Hinata… La voz de mi hermana.
Se mueve rápida, tan rápida como nunca antes la había visto. Grácil, como un elegante ángel con cabello negro en vez de rubio.
Sus músculos se tensan ante cada movimiento. La espada en mano la sigue como si fuera una prolongación de su cuerpo, y entonces… todo pasa muy rápido, mientras yo lo vivo a cámara lenta.
El que ha llamado 'maldito' mi hermana sufre una estocada de la espada por su parte, en el hombro derecho, mientras él hunde la suya en el estómago de ella, de esa traidora...
Escucho con total claridad cómo se abre la piel en esas dos personas con forme va haciéndose paso la hoja de metal. Sangre…
Más sangre, y mis sentidos se excitan por ese olor, mientras yo sigo parado y voy llevando una mano a mi garganta, una mano incapaz de calmar ese dolor, ese quemazón incesante que solo puede ser calmado por ese líquido maldito…
El vampiro, con la espada clavada en el hombro, dirige sus ojos hacia mí, sonriendo. Unos ojos locos, de un degenerado… de un monstruo.
Ríe, se carcajea mientras ve que yo sigo sin poder moverme, sin hacer nada. Solo un mero espectador. Se ríe de su dolor, de mi impotencia…
Mis compañeros llegan, chocando contra mí, y entonces ese bastardo los mira vibrante, amenazante como solo puede hacer un depredador ante sus presas. Y, de repente, se transforma en polvo, y donde antes estaba su corazón, ahora cae hasta esa montaña de cenizas un kunai.
Los dos cuerpos que antes había también en esa habitación han desaparecido… No he podido ver sus ojos, pero sé que no son blancos… sé que no serán blancos como la nieve, como la luna… Sé que serán rojos como la sangre, que estarán excitados por su hedor…
Me pesa el cuerpo, mi mente trabaja a toda velocidad… pero es todo confuso. No hay… nada claro, ni sentimientos… Nada.
Dejo de escuchar, dejo de sentir… mis sentidos, colapsados, mi mente… hecha un caos. Es la primera vez que la veo desde que aquello pasó… desde que ella… ella…
Caigo al suelo, de rodillas. No noto el dolor, no siento nada… La garganta ya no pica, solo arde, y una palabra arrasa mis cuerdas vocales cuando, tras golpear el suelo con los puños, grito impotente:
-¡HINATA!
·
·
·
