—Yo lo estuve pensando mucho... —comenzó— A partir de mañana voy a tomarme un descanso de SPR, ya viene mis exámenes y...

—Entendido —y sorbió su té, que anteriormente le trajo— ¿Eso es todo? Si lo es, puedes retirarte.

Ella se entristeció ante la normalidad en que tomó sus palabras. ¿No la extrañaría? ¿Ni un poco?

—¿Eso es todo lo que me dirás? Sera días.

El alzó una ceja sobre la taza. La dejó sobre la mesa.

—Estudiar te hará menos idiota. Estoy de acuerdo con tu decisión.

—¿No te importa que me vaya?

—Vas a volver.

Ella no contestó.

—¿Vas a volver? —cuestionó con seriedad, como una persona que media la consecuencia que produciría su acción en el ámbito laboral y no por lo que le produciría en lo personal.

—¿Y si no lo hago?

—No respondas con otra pregunta.

—¿Me extrañarías?

—Mai ¿Que te dije?

—Que no responda con otra pregunta —contestó— Pero quiero saber si me extrañarías, si no quieres que me vaya.

—No seas melodramática —tocándose el puente de su nariz, ante tanto escándalo— Como tu dijiste será unos días.

—¡Pero puede ser para siempre! —contraatacó.

—¿Por qué sigues con eso?

—Si yo me iría ¿Te afectaría en algo?

Él suspiró, ya cansado de las preguntas de Mai.

—Sinceramente no quiero que te vayas. Pero para mi suerte, (o mi desgracia) no soy del tipo de persona que ruega. Si quiere salir de mi vida, allí está la puerta. Si quiere quedarse, le preparo té.

—¡Quiero quedarme!—de inmediato, exclamó— ¡Y mucho más si me quieres! ¿Me quieres?

Naru resopló.

—Creí que eso ya había quedado claro —ella se sonrojo, recordando esa charla/ confesión— ¿Y dime Mai? ¿Cuánto tiempo te quedaras conmigo? ¿Vas a preparar té o vas a preparar tu vida?

Ella sonrió.

—Ya preparo el té.

Naru se sorprendió por sus palabras, pero su expresión no cambio.

—Y luego preparemos una vida juntos —añadió con una gran sonrisa.

—Bien, date prisa.

—Enseguida.

Naru esbozó una sonrisa cuando oyó la puerta cerrarse, sabiendo que luego volvería abrirse.