Hola y bienvenidos nuevamente a otra alocada idea de mi cabeza. Esta historia tal vez contenga demasiados capítulos pero también son cortos estos. En fin, espero les agrade y hago esto para ver si pega el fandoom que quiero crear.

Disclaimer: Ninguno de los personajes ni los escenarios me pertenecen, todo crédito a sus respectivos autores. Lo único mío es la trama.


Hola, ¿Cómo están? Supongo que debo presentarme primero, mi nombre es Marshall Lee y soy un vampiro, pero no tanto al estilo de Drácula, mis transformaciones no se limitan tanto a murciélagos, también puedo adquirir formas de lobo, demonios, monstruos con tentáculos o combinación de los cuatro. En verdad, es escalofriante. ¿Que por qué se los digo? Nada más para que me conozcan mejor, últimamente me he sentido algo solo… ¿y como no? Aquí no hay nada más que pingüinos y osos polares, ¿Qué donde estoy? Pues nada más y nada menos que en el Reino del invierno eterno, o simplemente Reino Helado. Y ¿qué hago aquí? Oigan, ustedes son muy preguntones, pero bueno, yo inicie la conversación así que debo responder (sigh), soy el caballero de más confianza de la soberana de todo el reino, la gran Dama de azul, la Reina Simone apodada por todo y por todos como la Reina Helada.

¿Cómo es? Una solterona de más de 1000 años con el cabello blanco, ojos azules y gélidos como el hielo, piel extrañamente azulada y relativamente atractiva… ok, realmente es muy atractiva la vieja esta. ¿Su personalidad? Pues… malvada, egocéntrica, egoísta, una reina tirana en pocas palabras, pero se que hay algo más en su interior… muy, muy en el interior seguramente habrá algo de bondad siquiera.

Pero dejemos de hablar de mi o de ella. En estos momentos me encuentro caminando por uno de los túneles secretos con dirección al Reino de los dulces, o Dulce reino, como quieran llamarle.

Ah, por cierto, estamos en tiempos de guerra.

Hace cerca de algunos meses que inició todo el caos, ya luego se enterarán, estoy bastante ocupado y no me siento nada cómodo haciendo esto.

Sigo caminando por estos oscuros pasillos hasta que alguien me toma del hombro y me arrastra contra una pared.

-Dime el código…

-Sal de muelas. –Que tontería de código. -¿Realmente tenemos que pasar por esto cada vez que nos vemos, Fionna? Soy la única persona capaz de hablar de este reino.

-Lo se, pero es que es tan genial se sentirse agente secreto. –Responde mi amiga. Por cierto, ella es Fionna, una humana, de hecho, la última que queda aunque no se si Sansón Salvaje sea uno también.

¿Cómo es Fionna? Por amor a Glob, la están mirando, cabello rubio, piel güera, ojos azules, niña de 16 años. Oh, a su lado está su gata Cake.

-¿Trajiste lo que te pedimos? –Pregunta la felina blanca moteada de café.

-Si, si, aquí tienen chicas. –De mis ropajes saco un par de bolsas, una tiene alimentos y otras armas de hielo inderretible.

-¿Y los planos del castillo? Son cruciales, Marshall.

-Chicas, ya saben que no me gusta hacer esto, pero que si lo hago es porque son mis amigas y realmente necesitan mi ayuda. –Dije sintiendo bastante escozor en mi garganta.

-Marshall, tu viste lo que esa bruja hizo y te obligó hacer. –Reclama Fionna enfadada.

-Lo se, pero esto es traición, no es con lo que me educaron, eso no hace un caballero.

-Estamos en guerra, ahora tu lealtad es con nosotros y no puedes echarte para atrás ahora que estamos tan cerca de derrocar a esa malvada hechicera. –Exaspera la rubia, pero luego se relaja. -¿Cómo están Gumball y Flama?

-Bien, dentro de lo que cabe. –En realidad, encerrados con la mayoría de los príncipes de la tierra de Aaa. –La condena de Flama se adelantó a la semana que viene.

-¡Entonces tenemos que darnos prisa!

-¡Gracias, Marshall, te debemos una enorme!

-Como siempre. –Me dije a mi mismo cuando las vi partir. En cambio yo tomé una antorcha nueva y regresé volando a mi puesto custodiando la entrada de la sala del trono.

También se preguntaran cómo es que termine siendo caballero de una "reina tirana" y cómo soy capaz de negarme a ayudar a destronarla. Sinceramente, ni yo lo se. Es algo que siento cada vez que la veo, le debo algo, pero no recuerdo qué cosa exactamente, además si le sumo mi código de caballero que adquirí con los años mi lealtad debería estar con la Reina Helada y debería considerar a Fionna y Cake como mis enemigos, pero ellas son mis amigas y, aunque odie admitirlo, Gumball y Flama también me agradan. Mi cabeza es un caos, ¿no?

En fin, ahora estoy en mi puesto, cabeceando porque no he dormido muy bien últimamente. Lo bueno de dormir en el trabajo es que los osos no pueden hablar para delatarme, salvo por Gisel, que parece ser la única habitante de aquí que la Reina Helada es capaz de entender. Como sea, ella no está por aquí, además, creo que me demoré lo suficiente en ir al Dulce Reino como para que mi turno termine en unos cuantos minutos.

-¡Marshall, entra a la sala del trono inmediatamente! –Salvo si mi jefa me manda a llamar.

-¿Necesita algo, Alteza? -Pregunto poniéndome de rodillas apenas estoy a unos metros de distancia de ella.

-Si, vigila a los presos, han estado bastante escandalosos en las noches y eso afecta mi sueño de belleza. –A mi también, pero no por lo de belleza, pero los barullos de los chicos se escuchan por todo el lugar.

-Como ordene, ahora mismo bajo.

-Gracias.

Y de regreso a las catacumbas. Doblo a la izquierda en vez de la derecha cuando bajo, pues es el camino que dirige al calabozo. Un pingüino está a mi lado para ayudarme, aunque seguro apenas pise una celda se irá; siempre lo hacen.

Y lo hizo. Odio a ese pingüino, ¿cómo es que se llamaba?... ¡Gunther! Lo odio.

-Hey, Marshall. –Saluda Gumball. –Por fin, algo de verdadera compañía.

-¿Qué tal, Flama? ¿Cómo andas librando las últimas?

-Cierra el pico, Marshall. –Me rio y él solo farfulla.

-¿Viniste a rescatarnos por fin?

-No. –Respondo recostándome en una silla y subiendo los pies en la mesa que tiene enfrente. –Pero vengo a decirles que me encontré con Cake y Fionna hace rato.

-¿Cómo están ellas?

-Calma, Flama, tu noviecita está bien. –Me como una manzana y cierro los ojos. –Y díganme, ¿Cuántos intentos de escapen han intentado esta semana?

-Siete, y Gisele siempre logra atraparnos estando tan cerca. –Gumball se sienta en su camastro. Por cierto, ambos príncipes están en celdas separadas, solo para aclarar.

-Que mal, porque conmigo no estarán ni cerca. –Ahora tomo algo de agua que encontré por aquí.

-¡Oh por favor, Marshall, no nos vengas con eso de la lealtad ahora! ¡Sabes que a Flama no le queda más que una semana porque se te ocurrió cambiar fechas de ejecución! –Me regaña el chicle.

-Ya te dije que fue una confusión, no estaba mirando cuando leí los papeles. –Me excuse, aunque en realidad tampoco me importaba mucho y que me viera así Gumball seguro lo hizo enfurecerse más. –Relájate, no querrás derretirte antes de tiempo.

-¿Y qué sugieres que hagamos? –Pregunta Flama.

-Esperar, seguro que a Fionna se le ocurrirá algo. –Aseguro. –Después de todo, no creo que le apetezca saber que su lindo novio fue "extinguido". –El sujeto se sonroja y solo atino a reírme, aunque no puedo evitar sentir algo de envidia por el sujeto. Al menos los dos tienen a alguien que luche por ellos.

Gumball tiene a Ashley y Flama a Fionna. Yo, sin embargo, no tengo a nadie más que seguir siendo leal a la Reina Helada.

Les pido que no hagan mucho escándalo y me hacen caso. Por fin, después de algunos días, soy capaz de dormir tranquilamente.


Si se les antoja que esto estuvo medio Saga evil, pues tal vez es que así es jaja. Gracias por leer y sus comentarios son bien recibidos, de hecho, son mi paga (?)