Hola, primero que nada quiero decir que ninguno de los personajes de hetalia me pertenecen, todos son del fantástico Hidekaz Himaruya , sólo los OC me pertenecen
Esta es la primera vez que me atrevo a publicar un fanfic de Hetalia, recibo gustosa sus opiniones y críticas.
Bueno, aquí comienza la historia
CAPÍTULO 1: NACIMIENTO
14 de agosto de 1803
La tormenta azotaba ferozmente esa fría noche en un pequeño pueblo cerca de París, los carruajes transitaban lentamente en medio de los ríos en que se habían convertido las calles; en las aceras los mendigos se refugiaban bajo sus harapos tratando de menguar el gélido aire y la intensa lluvia que había sorprendido a toda la población.
En medio del verano una tormenta estalló, de un cielo estrellado pasó, en menos de media hora, a uno nuboso y oscuro, el aire cálido que se sentía se convirtió en una ventisca fría que azotaba los arboles y levantaba los tejados.
En una casa, ubicada en medio de esa tormenta una mujer gritaba; tenía alrededor de dieciocho años, su cabello de un intenso rubio cobrizo estaba desparramado en el desorden que era su cama.
Su piel se hallaba perlada por el sudor y su expresión era de pura agonía; una de sus manos estrujaba con fuerza una almohada, mientras que la otra estaba sobre su abultado vientre.
- NO LO SOPORTO MÁS – gritó – SÁCALO AMELIE, NO ME IMPORTA SI MUERE
- Señorita por favor, cálmese y respire – dijo una mujer de alrededor de 30 años entrando con una fuente con agua, – señorita Lourdes, necesito que ahora empuje.
- ME DUELE, ME DUELE MUCHO
- Lo sé señorita, también tengo hijos – trató de tranquilizarla – respire y empuje
- AAAAHHHH – volvió a gritar Lourdes y de pronto sintió que algo salía de ella - ¿ya salió?
- Si señorita – respondió Amelie mientras limpiaba al bebé – es una niña
- ¿está viva?
- Sí, señorita
- MALDICIÓN – gritó – yo no la quiero – murmuró y miró a su sirvienta – llévatela.
- ¿pero a donde señorita? – miró a la bebé - ¿no quiere verla? Es preciosa
- NO – dijo fríamente – no la quiero y nunca la querré, así que tómala y llévala a la puerta de una iglesia o simplemente arrójala a la calle.
- Pero señorita es su hija – suplicó – si desea yo la atiendo, pero es una criatura inocente.
El silencio reinó unos segundos en la habitación; Amelie miraba a su señorita, sabía que su situación era difícil, pero no podía dejar que simplemente se dejara a su suerte a un recién nacido.
Lo más triste de todo, es que ella le había advertido a su señorita Lourdes que esto ocurriría, pero ella, ella estaba tan enamorada que no le importó y ahora se hallaba soltera y con una hija ilegítima.
Flash back
Amelie había terminado de hacer la cena, la señorita le había dicho que hoy vendría a cenar alguien importante para ella y que por favor hiciera un platillo especial; así que se había esmerado y esperaba que a la visita le gustase su cocina. Era la primera vez que la señorita traía a alguien, que no fuese de la familia a cenar, así que esta persona debía ser especial.
- Amelie – llamó la señorita Lourdes – hemos llegado
Amelie salió de la cocina arreglando su delantal y dirigiéndose al salón; al llegar notó que su señorita se hallaba del brazo de un hombre de unos 25 años, de cabello rubio ondulado y ojos azules.
- Amelie, te presento a Francis, un buen amigo mío.
- Encantada de conocerlo señor – dijo haciendo una reverencia
- El placer es todo mío madame
Amelie no era una persona confiada o al menos no tanto como la señorita Lourdes, se había percatado como la señorita miraba a este joven, ella estaba interesada en él, se notaba en como lo miraba y sus gestos y modales ante él; pero este joven ciertamente no sentía lo mismo, le parecía que era de esos hombres que seducen jóvenes solo por diversión.
- La cena ya está servida – dijo – por favor pase adelante
- Muchas gracias – dijo Francis adelantándose
Cuando hubo salido de la habitación, Lourdes miró a Amelie con una sonrisa
- Es tan guapo – suspiró – creo que he encontrado a mi futuro marido
- Señorita tenga cuidado – dijo la sirvienta – usted es muy joven aún y podría cometer un error muy grave, no me fio del joven Francis.
- ¿Qué estás diciendo?, el es un caballero – soltó una risita – de todas maneras mañana iremos de paseo al campo, estaré todo el día afuera.
- Señorita le ruego que sea precavida
- Lo soy y además ¿Qué podría pasar?
Fin del flash back
- "Que podría pasar" – pensó Amelie y la respuesta era la criatura en sus brazos.
- Quiero que cuando lluvia termine la dejes en las puertas de la iglesia – dijo Lourdes mirando con desprecio a la criatura.
- Señorita eso sería terrible y además usted quedaría en evidencia
- ¿A qué te refieres? – Preguntó fulminando con sus verdes ojos a la mujer – nadie sabe que estuve embarazada.
- No me refiero a eso señorita – Amelie se acercó con la bebé e instintivamente Lourdes se alejó – mírela señorita
- Te dije que no la quiero ver – siseó – así que dime ¿Cómo descubrirían que yo la engendré?
- Tiene su cabello señorita – destapó a la bebé dejando ver una mata de cabello rubio cobrizo – este es un pueblo pequeño y a usted se le reconoce por su cabello y si dejamos a la criatura en la iglesia descubrirán que es su pariente e incluso se llegaría a saber que usted es su madre.
- Y ¿Qué quieres que haga?
- Bueno, yo he estado pensado en algo desde que esto comenzó y creo que funcionaría
- Dime
- Cuando se sienta mejor debería partir del pueblo por un tiempo puede ser a otro pueblo u otro lugar pero lejos de aquí; cuando haya pasado ese mes regresar con la niña y decir que es hija de un pariente y que ha decidido cuidarla, así nadie sospecharía – terminó de decir Amelie.
- Si, es un buen plan – susurró – pero tú vas a cuidar de esa, no quiero que llore o grite, para mí no va a existir y cuando cumpla 14 años la voy a enviar a un convento y se quedará ahí.
- Si señorita – respondió - ¿Qué nombre le colocará?
- No sé, ni me interesa – se acomodó en su cama para dormir – colócale tú un nombre.
- Adiós señorita, que descanse.
Amelie salió de la habitación y con la niña en brazos se dirigió a la suya; sentía mucha tristeza, por la señorita Lourdes, por la niña. No creía que la señorita odiara a su hija, tal vez aún estaba resentida; el embarazo de la señorita no había sido bueno, la mitad del tiempo tuvo que estar acostada, tenia fuertes náuseas, mareos y dolores de cabeza muy fuertes, hubo momentos en que realmente creyó que iba a morir.
Sin embargo ahora esperaba que las cosas mejoraran, tal ves si ahora se sentía bien la señorita llegaría a amar a su niña.
- ¿Qué nombre te daré? – Murmuró mientras miraba a la niña – tiene que ser una hermoso, mmm, ya sé.
- Tu nombre será Jeanne
Este es el primer capítulo, no es muy largo, pero prometo que lo siguientes lo serán más.
No podré actualizar muy a menudo como me gustaría, pero primero, para mi desgracia, esta la universidad, sin embargo trataré de actualizar cada 7 o 10 días.
Muchas gracias por leer.
