Cambios en un mes.

¡¡¡¡Hola!!!! Bueno… aquí les dejo otras de mis historias… en realidad es mi primera creación… y ya lo he publicado en otras dos páginas. Tal vez ya lo hayan leído y si no, espero que os guste…

Capítulo 1: El bar "La perla"

 espero os guste 

Se encontraba lloviendo… ¿Cómo se le había ocurrido salir en esos momentos A dar una vuelta…¿Qué acaso estaba loca?, el tiempo no estaba a su favor. Había tenido dolor de cabeza a causa de su trabajo… o mejor dicho de la falta de este… si no hacía algo rápido pronto tendría que dejar a disposición su apartamento.

Cruzó rápidamente la esquina, no podía seguir mojándose, debía encontrar un local que estuviera abierto pero… ¿Qué local lo estaría a las diez de la noche?, y no conocía ningún restaurante cerca… y aún faltaban dos cuadras para llegar a su apartamento… "pasear a esas horas"… aún le dolía su pensamiento tan estúpido si no le hubiera hecho caso, en esos momentos estaría calientita en su cama… observó un local abierto… o no… un bar, No le gustaban esos lugares… demonios, era eso o seguirse mojando… necesitaba un lugar caliente para esperar que cesara un poco la lluvia, se decidió a entrar.

Entró al local estaba completamente mojada, sintió alivio por unos momentos pensó que se encontraría con un montón de borrachos, al contrario de lo que había pensado, parecía que había algunas personas que al igual que ella buscaban refugiarse de la lluvia.

Se sentó en la barra, había muy pocas personas en este… miró un momento a su alrededor para ver más detalladamente el lugar… estaba muy bien decorado para tratarse de un bar… había mesas como en un restaurante, y de las paredes pegaban recomendaciones como… "Fumar es malo para la salud" "Una persona sobria es más segura al conducir que alguien borracho" le pareció muy extraño esos carteles en un bar.

Un anciano apareció tras la barra.

-¿Se te ofrece algo jovencita? – preguntó el señor muy amablemente.

-¿A mi? – se sonrojó un poco – pues… no… gracias – no podía darse el lujo de gastar el poco dinero que tenía en ese lugar.

-Se ve que tienes algo de frío – dijo el viejo observándole. La chica se sonrojó aún más - ¿te gustaría una taza de café?

La muchacha le miró algo apenada.

-Lo siento pero no tengo dinero – susurró.

-No importa esta va por la casa – y diciendo esto se retiró… a los tres minutos volvió con una taza de café caliente – tómalo te calentará el cuerpo… - dijo colocando la taza frente a ella… - toma… - insistió cariñosamente. La chica le miró agradecida y tomó un gran sorbo de café… estaba delicioso… y bien le calentó el cuerpo.

-Gracias – dijo con una sonrisa bajando la taza de sus labios – Este lugar, pensé que era un bar.

-es un bar. – respondió el anciano – lo que pasa es que nosotros nunca damos más licor que lo común, por eso es que solo vienen las personas de buen porte que solo quieren pasar un buen rato.

La chica se sonrojó ante este comentario, ella estaba con una camisa y unos jen con zapatos tenis muy sencillo además estaba empapada eso no era un buen porte.

-O mejor dicho… las personas de buenos pensamientos – se corrigió.

-Mesero – llamó un señor del otro lado de la barra y el hombre se apresuró a atenderle.

La chica comenzó a ver más detalladamente el lugar… había un aire de tranquilidad.

-¡Mihoga! – se escuchó la voz de un hombre en el fondo. La chica no pudo encontrar el lugar de procedencia de la voz… - ¡Mihoga! – volvió a llamar. Sin duda era la voz de alguien que estaba pasado de licores.

-Ya voy amo Inuyasha – dijo el anciano que se apresuraba a servir las bebidas al señor – Kaede por favor ven… - una anciana salió.

La muchacha Se dio cuenta que provenía de una habitación que estaba en el fondo, cubierta con una cortina blanca. En ese momento alguien hizo a un lado la cortina y apareció un joven que se trataba de sostener de la pared… Kagome se quedó sorprendida. El chico tendría un poco más de su edad, vestía elegante, aunque su corbata estaba un poco ida, su cabello corto tenía unos mechones que caían elegantemente sobre su frente, era muy atractivo.

-atiende los clientes mientras yo me encargo del amo… - pidió a la anciana.

-¡Miho…ga! – volvió a repetir el sujeto.

El anciano se apresuró a donde estaba él. Y le sostuvo… perecía que el joven iba a caerse encima del pobre señor.

La muchacha se levantó rápidamente de su asiento. Y corrió a ayudar al anciano a sostenerle, era realmente pesado.

-Ayúdame a meterle en el salón – pidió Mihoga. Ambos agarraban al chico de un lado y del otro y le metieron con dificultad en el lugar. Este era una habitación algo pequeña. Aunque era muy cómoda, contaba con una pequeña librería, una cama pequeña, un armario y una mesa circular, en donde ya hacían vacías tres botellas de licor, la decoración era muy intelectual pensó la muchacha – En la cama… - indicó él.

Lo llevaron a la cama y lo sentaron en él… el chico no parecía querer acostarse.

-Vamos amo Inuyasha… - dijo el anciano – debe dormir.

-No, yo no quiero dormir yo quiero seguir tomando… - dijo el joven negando con su cabeza y quitándose las manos del anciano de encima – ¡tráeme más aguardiente! – dijo a modo de orden.

-Por favor señor… hágale caso al señor Mihoga – comenzó a decir la chica para ayudar al anciano que ya estaba nervioso – le hará bien dormir… - el joven se fijó en la chica como si fuera la primera vez que le veía y adoptó una expresión más seria abriendo sus ojos sorprendido.

Se levantó con rapidez de la cama… la chica se sobresaltó por este comportamiento tan repentino el joven le miraba fijamente. Ella observó unos ojos amarillos brillantes.

-Tú… tu eres… - tartamudeó – tu eres Kikio… - habló con una sonrisa.

La chica abrió los ojos sorprendida… ¿Qué decía¿Quién era esa Kikio? Miró con rapidez al anciano que miraba con compasión al joven.

-Amo Inuyasha ella no es… - habló suavemente.

-Mihoga… Mira… ¡Kikio volvió! – dijo Inuyasha con alegría y tomó a la chica por los hombros – Yo sabía que no estabas muerta Kikio… yo sabía…

La chica comenzaba a asustarse, ese chico estaba convencido de que era esa tal Kikio. Intentó hablar pero el anciano le interrumpió:

-Señor… ella no es la señorita Kikio – trató de insistir.

-¿Qué acaso estás ciego Mihoga? – preguntó este como si más claro no pudiera ser – ¡es Kikio! – acto seguido le abrazó.

-Yo no…- comenzó a decir la chica pero… el chico volvió a verle directamente y esta vez con una mezcla de cariño y ternura, era un rostro realmente diferente irradiaba una felicidad parecía que estuviera sobrio.

-Kikio… - susurró el sujeto mientras se acercaba y juntaba sus labios con los suyos.

La muchacha se quedó con los ojos bien abiertos… mientras el chico solo se quedaba paralizado, sintió como su cara ardía, no le extrañaría si le dijeran que de su ropa húmeda saliera humo, ya no sentía frío, se separó un poco del joven, este continuaba con los ojos cerrados. La chica le empujó lentamente con un dedo e Inuyasha calló de espalda sobre la cama completamente rendido por el sueño.

Se quedó sorprendida observando como el chico dormía plácidamente.

-Discúlpelo por favor… - pidió el anciano Mihoga muy apenado mientras se inclinaba sobre el chico y lo acomodaba en la cama - ¿Podrías desabrocharle la camisa?

Pidió mientras se dirigía al armario.

-¿Desabrocharle la camisa? – repitió la chica muy roja.

-Si, le será muy incómodo dormir con esa corbata – explicó, la chica dudó por un momento y se inclinó sobre él comenzando a desabotonarle la camisa y dejando al descubierto su pecho bastante bien formado, sentía su cara ardiendo, se veía tan tierno durmiendo… parecía un angelito… de pronto se acordó de que apenas un minuto antes ese chico le había besado.

El anciano Mihoga volvió con una cobija y con esta tapó al hombre.

-En verdad discúlpelo – volvió a repetir el anciano – y gracias por ayudarme…

-No hay problema, comprendo que el señor está borracho y no es conciente de sus actos – respondió la mujer.

-créeme un hombre que esté algo tomado si es conciente de sus actos – respondió – solo que no los puede evitar… - la chica se quedó sin comprender esas palabras - Podemos salir…

Esta miró por última vez al muchacho y siguió al anciano afuera. Sintiendo compasión por él… ¿Cómo es posible que un hombre tan joven y guapo cayera a borracho?

-El amo Inuyasha es un joven muy importante – comentó el anciano mientras salían de la habitación, hizo a un lado la cortina y cerró la puerta tras de sí – últimamente a estado viniendo muy a menudo… - continuó, la chica se fijó en él parecía muy triste por aquel hombre – ha sufrido mucho el pobre… primero su madre, después su padre y ahora su novia – negó suavemente con la cabeza. La chica solo escuchaba.

-Fuiste muy amable en ayudarme – dijo después con una sonrisa.

-No fue nada – respondió la chica.

El anciano se quedó mirándole por unos minutos sin hablar, como si pensara en algo.

-Oye… - dijo después de un momento en los que ella se sentó en su antiguo puesto y el anciano llegó tras la barra – Necesitamos personas jóvenes que trabajen aquí… ¿no te gustaría trabajar con nosotros? Aunque es un poco ataviado te aseguro que la paga es muy buena.

No sabía que responder, el cielo estaba escuchando su petición de conseguir trabajo… y ahora esa era su oportunidad.

-Me encantaría trabajar aquí – respondió la chica sin pensarlo mucho.

-Perfecto jovencita ¿Me podrías decir tu nombre?

Se avergonzó, no se había presentado en ningún momento.

-Eh… si… mi nombre es Kagome Higurashi – respondió la chica con una sonrisa en los labios.

-Bueno Kagome, empezarás mañana mismo a las seis y media debes estar aquí ya que el bar abre a las siete; entonces Kagome Higurashi bienvenida al bar "La perla"

Esa noche durmió excelente, al fin había encontrado trabajo y justo a tiempo… y en un lugar que le agradaba… nunca pensó que trabajaría en un bar, pero ese no era un bar cualquiera, se quedó toda la noche pensando cual sería su nueva aventura, y en el chico que le había besado esa noche… Inuyasha…