Notas de la Autora: Bueno aquí les traigo mi nueva creación, o mejor dicho, la continuación de un fic que antes había hecho, titulado "Todo cambió". Un poquito de historia como se creó este fic, weno, como reciví muchos comentarios de que TENÍA que continuar el fic anterior, pues me dieron mucha inspiración para continuarlo. y aquí está, en este fic explico todaaaa la mitología de donde se Creó el Dios llama Susawono y explican más detalladamente el porque de sus joyas, eso está principalmente en el prologo. despues continua con la historia de los demás.
Disclaimer: PoT, no me corresponde, pero la historia de la mitología si.
Advertencias: contenido Yaoi, lemon, todo lo que ustedes quieran. IMPORTANTE! si no han leído el fic anterior titulado "Todo cambió" no pueden leer este, ya que si lo hacen, no van a entender absolutamente NADA , asique no aceptaré reclamos más adelante ajajaja. y que más? ya les recordé que estoy demente verdad? si eso ya lo saben. ajaja
SEGUNDA ADVERTENCIA, los personajes extras que aparecen aquí son los de las Escuela HIGA JR HIGH & SHINTENHOUJI JR HIGH son personajes que aparecen en el manga y en los Ovas. Asi que si no los has visto, es recomendable que no leas este fic, porque puedo dar spolier, aunque no lo creo, pero advierto de todas formas.
Ahora si los dejo para que lean tranquilos, y juzguen por ustedes mismo que tal ha quedado )
----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Prologo
(Divine Punishment)
La Corte Integral, Takamanohara, lugar donde descansan y vigilan todos los Dioses eternos, aquel en donde reinaban los más poderosos.
Izanagi, padre de aquellos Dioses, se fue a purificar a si mismo después de haberse recuperado de su ultima batalla contra Yomi. Mientras se desnudaba y limpiaba cada una de sus heridas, cada gota de sangre que dejaba caer al suelo formo una deidad, pero solo tres fueron sus hijos más preciados; Amaterasu, Tsukiyomi, Susawono. Estos nacieron de las heridas que tenía en su rostro.
Por cada gota de sangre que derramó de estas heridas les dio aquellos nombres y los bendijo con elementos naturales del mundo humano.
Amaterasu, quien nació de su ojo derecho la bendijo con el poder absoluto del sol.
Lo mismo sucedió con Tsukiyomi, nacido de su ojo izquierdo lo bendijo con el poder de la luna, mientras que a Susawono quien nació de su nariz lo bendijo con el poder del viento.
Como su ultimo trabajo, Izanagi le delegó responsabilidades a cada uno de sus hijos al dividir el mundo, Amaterasu, heredó los cielos, Tsukiyomi tomó el control de la noche y de la luna y Susawono tomó el poder de la tormenta y de los mares.
Aquellos hermanos vivían felices en el Takamanohara (cielo) creciendo educadamente, para que de esta manera los tres pudieran gobernar con responsabilidad aquellos lugares que su padre les había encomendado.
Pasó el tiempo y aquellas pequeñas deidades se convirtieron en Dioses absolutos, tomando lugar importante dentro de la Corte Integral.
Ambos habían aprendido a desarrollar cada uno de sus poderes especiales y así mantenían el equilibrio del mundo de los mortales, Amaterasu, los abrigaba con el calor del sol, mientras que Tsukiyomi los iluminaba con la luz de la luna cada ves que caía la noche y Susawono les brindaba el oxigeno para permitir que los humanos pudieran respirar y admirar la belleza de sus mares.
Mientras Susawono observaba como los humanos disfrutaban de un agradable y refrescante momento en las orillas del mar, alcanzó a divisar la silueta de una hermosa joven quien caminaba con un semblante hermoso, este se vió tan impresionado por su belleza, que decidió ascender al mundo mortal, para contemplarla se cerca.
Al acercarse pudo escuchar detalladamente su canto.
(1) Toki no mukou kaze no machi e tsureteitte
Llévame a la ciudad del ciento más allá del tiempo.
Shiroi hana no yume kanaete
Concede ese deseo a mi blanca flor.
Amai yubi de kono te wo tori, nee, tooi michi wo
Rodea mi mano con tus suaves dedos y llévame lejos.
Michibiite tsuchi no anata no soba e
Y guíame dondequiera que vayas, quiero estar a tu lado.
La canción de aquella joven, logró remecer su alma, y por más que fuera considerado un Dios, sin darse cuenta se vio envuelto por un sentimiento que solo los humanos podían sentir…. Amor.
Así fue como Susawono, quien era catalogado por ser un Dios feudo e incontrolable, había comenzado a ceder, su actitud impulsiva y denegada, cambió.
Unos de esos día en los cuales Susawono bajo a visitar a su amada se encontró con la sorpresa de que esta ya no se encontraba en el mismo lugar de siempre. Esto le llamó mucho la atención por lo cual comenzó a buscarla durante todo el tiempo que se le permitía estar en la tierra.
Busco por toda la playa, los alrededores de esta estaban vacíos, el cielo se encontraba oscuro, y precisamente no era de noche. Un viento agitado comenzó a sentirse en la tierra causado a base de su preocupación.
Su corazón se encontraba agitado, buscó por todos lados sin poder encontrarla. Unos rumores lo condujeron hacia la aldea en donde su amada vivía.
Aquella aldea lucía muy callada, una tranquilidad inquetatante, de pronto su corazón comenzó a doler. Aquel dolor se hizo mucho más intenso cando vio lo que había sucedido en aquel lugar.
La aldea completa había sido destruida, no quedaba nada de ella, niños, mujeres y hombres, todos ellos estaban muertos.
Busco con esperanza a su amada, hasta que la encontró. Allí se encontraba ella, muerta. Su cadáver yacía en el suelo bañada por su propia sangre, victima de un asesinato violento.
Aquella noche se produjo una tormenta horrenda. Los truenos azotaban en la tierra en busca de sus asesinos, mientras que la lluvia que corría, eran las lagrimas del eterno dolor de Susawono.
Este desesperado por el cruel destino de su amada, subió a La Corte Integral exigiendo una explicación.
- ¿Por qué, si se supone que éramos nosotros los responsables de la armonía de la tierra¿Por qué pasó esto?
Amaterasu, la hermana de Susawono le respondió pacientemente.
- Esto es lo que sucede a causa del libre alderío. Nosotros no podemos hacer nada para detener su destino, fueron ellos los que escogieron vivir de esa forma, son los hombres quienes ahora escogen como vivir.
- Pero… ¿Por qué ella? – preguntó indignado Susawono
E- n la guerra siempre hay bajas… - respondió su hermano Tsukiyomi – además tu eres un Dios como nosotros, sabes muy bien que se te tiene prohibido enamorarte de los humanos.
Susawono en ese momento maldijo a sus dos hermanos, ya que estos no comprendía aquel sentimiento tan maravilloso que ahora se había vuelto horriblemente doloroso.
Susawono sabía muy bien cuales eran sus poderes y también sus limitaciones, sabía que si abusaba de estos, podía ser castigado para siempre, pero aún así no le importó.
Esperó que sus hermanos se descuidaran de él para bajar nuevamente al mundo mortal. Una vez llegado a aquel lugar, recogió el cadáver de su amada y lo llevo a una isla, aquella en la cual se encontraba el único poder que Susawono no podía utilizar jamás. El poder de devolverle la vida a un humano.
Depositando el cuerpo de su amada en un altar, Susawono comienza a rezar una oración. Abriendo los cielos, rescató el alma de su amada devolviéndola al cuerpo.
Utilizar aquel poder estaba prohibido, sabía que al momento de hacerlo, estaba condenado al peor de los castigo, el exilio. Pero antes que esto sucediera, envió a su amada a un lugar mejor, entregándole una de las Joyas de su hermana Amaterasu, el Yata no kagami. Esta era un joya construida por uno de los Dioses, lo cual la protegería de todo mal.
Una vez entregada la joya, la amada de Susawono se marchó, al momento de hacerlo, sus hermanos llegaron a aquel lugar.
Al hacerlo, obtuvo como castigo el exilio y condenado a una vida eterna de soledad, lo encerraron en aquella isla llamada Reikai (Mundo de los espíritus) para que no pudiera salir y dividieron sus poderes en nueve cristales preciosos.
Aquellos cristales se convirtieron en el alma de nueve guardianes, los cuales fueron creados por las Divinidades, y enviados al mundo mortal.
Aquellas almas recayeron en nueve personas diferentes las cuales en sus vidas pasadas habían cometido pecados imperdonables.
De ahí fue el renacimiento de los nueves guardianes, los Maseis….
Lo único que se recuerda de Susawono fueron sus últimas palabras:
"Lo que hice estuvo mal para sus ojos, pero ante los míos, solo hay felicidad."
