Disclaimers: Judai Yuki, Asuka Tenjouin y todos los personajes de Yu-Gi-Oh! Gx son propiedad de su respectivo dueño.

Aclaraciones: En este fanfic quizás haya algunas partes, actitudes de personajes que estén fuera de su rol propio, pero espero los cambios sean entendibles para el desarrollo de la historia, por tanto espero sea de su agrado.

Titulo-Invisible

Prólogo

La Vida De Un Perdedor

-No es como se empieza, sino como se termina-

El sol empezaba a salía por el horizonte, generando un ambiente madrugador, en la cuidad, muchas personas partían a su trabajo, algunos en autos, otros en moto, como en bicicleta, sin dejar de lado a los que iban caminando.

El sol ocupó una posición más alta y entró, por las ventanas, gracias a eso luz muchos despertaban, todos excepto un joven de nombre Judai Yuki que se acurrucaban más en sus sábanas.

Viendo su lucha perdida contra el luminoso astro, se levantó, sentándose en su cama con la mirada vaga tenía razones para no despertar o querer levantarse, en un acto de pereza y desgano

Era el primer día, de su último año en su preparatoria y desde que había entrado no había tenido recuerdos agradables.

Se levantó pesadamente se vio al espejo demostrando su cuerpo moreno asombrosamente formado, aunque no tenía una musculatura de un fisicoculturista, por lo menos tenía unos abdominales que en algo resaltaban pero tampoco una gran maravilla.

Preguntándose por que no se había atrevido a exhibirse, la respuesta llegó de repente provocando en el joven algo de tristeza. A diferencia de todos los de su preparatoria el no podía ser considerado un "Adonis", al contrario estaba en un nivel intermedio bajo, o por lo menos eso creía.

Tras darse una ducha y vestirse con el uniforme de su centro educativo, que consistía en un pantalón negro y una especie de chaqueta entera con cuello del mismo color, sacando de su armario un cinturón de color rojo, calzándose unos zapatos negros que la noche anterior había lustrado y brillaban como si fueran nuevos.

Tomando una peineta inicio a tratar de poner en orden su cabello rebelde, desde que recordaba su pelo siempre se había mantenido de la misma manera, después de darse por vencido lo arregló como siempre.

Bajando al comedor con una mochila en su hombro volvió a ver la misma nota pegada en el refrigerador "Cuídate hijo tu padre y yo nos vamos de viaje". Apretando los dientes de la furia y tratando de recordar desde cuanto se hacia la pregunta ¿Cuando no sus padres estaban de viaje?

Tomando la nota en su mano arrancándola del refrigerador de un jalón, la arrugó en su puño y luego la lanzó con ira a la basura.

Tratando de recuperar la calma sirviéndose el desayuno que consistía en un tazón de cereal con leche, mientras disfrutaba el desayuno, cada bocado parecía calmarlo; tras terminar puso su tazón en el lavaplatos y lo activo, mientras la máquina cumplía su labor, puso las cosas en su lugar.

Como le quedaba tiempo apoyándose en la mesa de espaldas se distrajo mirando al techo, cuando de pronto a su mente se le vino el recuerdo.

Unas manos lo echaron contra la pared, por alguna razón no sabía cómo defenderse.

-Te dije que me dieras el cuaderno sordo-exclamó una vez que se expresaba una completa ira contra él.

Tratando de mantenerse firme a pesar de un miedo que sentía a lo que pasaría, no contentó, lanzó una mirada desafiante que no fue bien recibida, lejos de una actitud de miedo por parte de su atacante una mano comenzó a asfixiarle apretándolo contra la pared.

-¡Como te atreves a mirarme así!

Sin pensar en la que le decía, intentó tragar un poco de aire a su pulmones que se lo pedían, pero esa mano no lo dejaba, intento lanzar una patada para alejar a su atacante de si mismo, pero eso logró enfurecerlo más.

Mirando donde el joven castaño apenas lo había tocado y lo soltó con furia haciendo que se desplomara en el piso.

-¿Acabas de intentar patearme?

Respirando apresuradamente mientras con una mano en el pecho intentaba calmar a su corazón que parecía que se le iba a salir del pecho, con una mirada en el piso mientras su atacante notó una pequeña marca de polvo donde lo había tocado se volvió más molesto contra el joven.

-Me ensuciaste

Tomando fuertemente una puerta que la azoto en contra de la cabeza del joven castaño que apenas se mantenía de rodillas quien en su momento levantaba la cabeza.

Rápidamente se tomo la frente con una mano, haciendo una mueca de dolor, apretando fuertemente los dientes y los ojos, abriendo los ojos lentamente se vio en su casa. Ese recuerdo había sido tan vivido que juraba sentir el golpe de la puerta en ese preciso momento.

De nuevo trato de distraerse haciendo algo de provecho, así que tomo su tazón y cucharilla ya limpios y las guardó. Girándose miro su reloj tomó su mochila sobre sus hombros cargándola.

Cada paso que daba hasta la puerta le venía cada recuerdo mortificante.

-Quítate perdedor

-No te metas en mi camino

-¿Porqué me miras estúpido?

-Inútil

-Débil

-Perdedor

Para cuando llegó a la puerta, todos sus recuerdos acumulados en los últimos años se habían venido de golpe con rabia tomó su mochila y la arrojo contra el piso.

-¡¿Por qué volvería a ese lugar?!

De pronto a su mente se le vino unos labios de un suave rojo en los cuales de formulaba una sonrisa y de estos salían palabras.

-Gracias

Con eso último el mismo sonrió tomando su mochila que se encontraba en el piso y volviendo a cargar sobre su espalda y tomando la perilla de su puerta con mucha determinación.

-Después de todo, la preparatoria no es tan mala.

Notas de Autor: Espero la historia hasta ahora os haya gustado n.n perdonen por los errores de ortografía, gramática, entre otros, esperare sus comentarios con ansias, como sus sugerencias n.n. Atte. Misora Yuki