Historia en primera persona; narrada por Sakura.
Mentiras Escolares
Prólogo
Cada vez que miro mi cabello en el espejo... mi pecho duele. Recuerdo cómo ondeaba al viento, cómo pasaba horas frente al espejo cada mañana para desenredarlo... pero lo que más recuerdo es el listón que lo decoraba, y a la persona que me lo regaló.
—¡Si no bajas ahora mismo tendré que comer tu desayuno!— Cerré el gabinete del baño. Mamá está tan atareada con todo lo de la mudanza, pero al parecer sólo puede afectarla a ella, si yo muestro algún cambio ella se enoja más.
—Ya voy, mamá.— Le di el último vistazo a mi cabello y lo acomodé tras mi oreja. Ni siquiera llegaba a los hombros.
Cuando bajé estuve a punto de caer por esas escaleras del demonio, no me gusta la nueva casa. No me gustaba la nueva vida que estaba a punto de tomar... pero mi antigua vida me gustaba aún menos.
—No me gusta la nueva casa.—Me senté frente a una tostada con mermelada embarrada.
—¿Y cuál es el problema?— Papá estaba frente a mí con el periódico en la cara. ¿Cuándo fue la última vez que pude ver su rostro?
—Es... el piso, es muy resbaloso.— Fue el único pretexto que vino a mí en ese momento. ¿Piso resbaloso?, ¿era ese un motivo?
Papá sólo se burló. Nos mudamos porque papá debía hacer negocios en Japón; mamá pondrá una florería y yo... bueno, trataré de entenderme con la gente de aquí.
Sería bueno, dijo papá, que yo hiciera amigos, en Chicago sólo tenía a Ino, mi mejor amiga. La mejor amiga que murió de cancer a los 8 años de amistad. Ino, la única persona con la que podía confiar, la única que me defendía y protegía cuando me sentía indefensa.
—¿Ya tienes todo?"— Mamá me ayudó a ponerme la mochila en la espalda.— Si tienes miedo o no entiendes, si te pierdes en el camino...
—Sí, mamá—La interrumpi.—LLevo el celular en la bolsa.
—Bien.— Me besó la frente y se marchó a la cocina. Y de nuevo estaba sola contra el mundo.
¡Pero no me malentiendan!, no trato de hacerme la víctima, no es que odie a toda persona en el mundo, o que odie cualquier lugar. No soy apática ni grosera, sólo paso por momentos dificiles... muy dificiles.
—¡Muevete!— Una bicicleta me pasó rozando. ¿Qué dijo?, no lo sé, la peor parte de ésta historia es en la que me dicen que me mudaré a Japón un día, sin cursos de lenguaje ni para sobrevivir en la ciudad.
La escuela KonoHigh es de las mejores, según sé. Cuando entro puedo ver a mucha gente bien parecida, ¿y yo?, yo con mi cabello destrozado. Olvidé ir al estilista a arreglarlo.
—¡Cinco minútos para cerrar las puertas!/spanspan class="st"— Gritó un chico al lado de la puerta cuando pasé. ¿Me habrá hablado a mí?, yo sólo seguí caminando tratando de no estorbar a nadie.
Llevaba un papel donde estaba escrito el salón en el que estaría... ¿¡Qué clase de letra era esa!?, palos por aquí, palos por allá. Si me perdía en esa ciudad no sería culpa mía.
Me quité la mochila de la espalda para poder abrazarla mientras me acercaba al edificio de los salones. Algo topó con mi hombro y al revisar pude ver una mano. Cuando miré a mi lado había una chica alta y con el pelo oscuro y largo sonriéndome.
—Tú debes ser Haruno Sakura, ¿no?— Me miró fijamente, me sentí muy incómoda al ver que esperaba una respuesta.— Soy Hinata...—Al ver que no le respondía su sonrisa empezó a decaer nerviosamente.—U-Un gusto.— Se inclinó un poco hacia delante y se fue. Me sentí la peor persona, pero, ¿qué podía decirle?, lo que sea que fuese ella no lo entendería.
Entré al mismo salón que ella entró. ¡Genial!, más incomodidad. Había más chicos que chicas ahí, y todos, sin excepción, se veían amenazadores.
—De acuerdo, chicos, ella es Haruno Sakura— Me señaló en la puerta.— Y será nuestra compañera por lo que resta del año. ¿Gustas presentarte?— ¿M-Me hablaba a mí?... su mirada fija me respondío automáticamente. Estaba jodida.
—H-Hola...— Todos me veían.—Soy... soy...
—¿Qué rayos dice?— Una chica morena habló. ¿Me respondió el saludo?, sólo le pude sonreír nerviosamente. Haz amigos, haz amigos, haz amigos.
Toda la clase saltó en risas, algo me decía que eso no fue un saludo y mi sonrisa cayó.
—Bien, como pueden ver, ella no sabe absolutamente nada de nuestro idioma.— Sonrió el profesor— Así que seamos buenos con ella, ¿sí?
Me tomó por la espalda y me empujó hacia adelante, supongo que dijo algo sobre 'toma el asiento que gustes' o algo así. Me senté frente a un chico con el cabello extrañamente amarillo. ¿Qué digo?, yo me lo pinté rosa.
—¡Ey!, ¡eres bonita!— Dijo y todo mundo soltó una carcajada de nuevo.— Yo— Se señaló.— Soy Naruto Uzumaki.
—Naruto...— Repetí a lo que él asentía. Eso hacía verlo fácil.
El chico siguió sonriéndo por un rato, yo me dediqué a observar a la gente a mi alrededor. La misma chica de antes me sonrió desde lejos y asintió con la cabeza, la imité sonriéndole y rogando a Dios que entendiera que no quise ser grosera, sino que no entendí qué diablos quería decir. Al mirar hacia atrás mi piel se erizó, mi corazón se detuvo por un momento y mis manos se crisparon en el asiento. Rojo... Una cabellera roja sobresalía entre las personas; era una chica linda con gafas... eso era... era una chica linda. No era ese hombre, no lo era. Era una chica linda... se veía gentil y tierna... eso era.. eso era. Bajé la cabeza y me volteé al frente de nuevo mientras me abrazaba a mí misma.
Esta escuela sería un infierno.
