Hola!
Este fic nace de un insano deseo por justificar el m!preg, debo admitir. Y también porque después del reto, la idea se quedó rondando mi cabeza y no me dejaba...
Una serie de drabbles-one shots relacionados, en torno a Kakashi, Iruka, y cómo lidian con su nuevo papel familiar.
Y cómo Konoha lidia con todos ellos JUNTOS!
Estoy subiendo nuevamente el capítulo, más el extra, para poder preparar el fic para los que vienen, y todos los que tengan que ver con Ever-ever after (otra vez un título cliché, ¿cuando aprenderé?) estén juntos.
Dedicado a todos los que me han soportado todo este tiempo y leen mis historias por más tiradas de los pelos que (la mayoría de las veces) son.
Muchas gracias por todo! XD
Espero les agrade!
Disclaimer: Naruto y toda su manchita de Konoha-citizens (y otras aldeas) no me pertenecen, sino a Masashi Kishimoto-sama… ¿Sabemos que el m!preg es imposible, verdad? Pero en el mundo de Naruto, quién sabe...
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Un milagro
(el capítulo que lo inicia todo, antes conocido como Nueve)
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- Imposible.
- No, no lo es. Parece imposible, pero existen probabilidades…
- ¿¡Cómo!? ¿¡Qué probabilidades!? Soy HOMBRE, no hay manera de que esto pueda suceder… Tiene que ser una broma, un error…
- Iruka, estás embarazado.
- Embarazado… Kami, hasta suena ridículo.
- Quiero que entiendas lo que está sucediendo…
- ¡Tsunade-sama, no me puede pedir entender algo así! ¡No puedo! Voy al médico porque me sentí mal en el trabajo, me hacen unos test sobre mi chackra y de pronto, ¡zum!, ¿estoy embarazado? Por favor… No puedo entenderlo.
- Iruka, cálmate y escúchame. Te va a sonar increíble, demonios, para mí lo es… Ha habido reportes de casos parecidos en la historia, aunque fueron consignados como parte de la literatura o mitos de pueblos antiguos. Son apenas un par y no tienen seguimiento, pero existen. Nadie creyó que fuera posible.
- Cómo…
- Parece que cuando se formaron las primeras aldeas ninja y aprendimos a manipular la energía de nuestros cuerpos y espíritus para crear técnicas, el chackra, también le dimos la posibilidad de tener propiedades particulares. Evolucionar, si quieres llamarlo así. El chackra de algunas personas puede reaccionar con el de otros ampliando su poder, minimizándolo, existen muchas realidades que aún no hemos determinado. Son misterios. Tu tipo de chackra es mucho más especial, es... altamente receptivo. Eso te da una empatía especial con la gente y también la posibilidad de, digamos, "amoldar" la energía de otros para crear nueva.
- Eso no explica nada, Tsunade-sama. Entonces, ¿por qué ahora? ¿Por qué? He tenido varias relaciones en el pasado y nunca he estado "embarazado". Créame, es algo que recordaría.
- Hay otros factores, supongo. En un embarazo, er, normal, no sólo basta hombre y mujer. Es necesario que sean compatibles de alguna manera o no se creará el nuevo ser. Tal vez te encontraste con el estimulante adecuado, y ya luego cuando el contacto se volvió, digamos, más íntimo, bueno… Tú me entiendes…
- Por Kami…
- Iruka, esto no es un embarazo común… por obvias razones… No tenemos el conocimiento adecuado, lo más que podemos asumir por los síntomas que presentas es que será lo más parecido posible a uno normal. No puedo decirte más, es nuevo para todos. Tienes que saber que hay riesgos, dificultades y problemas que afrontarás, la adaptación de tu organismo, la necesidad de ingerir hormonas por si no se presenta el ambiente adecuado para el niño, en fin. No me corresponde decirte qué hacer. La decisión al final es tuya.
- ¿Decisión?
- No sabemos lo que pasará. Demonios, no tenemos la menor idea. Incluso tu chackra está cambiando… Si pone en peligro tu vida, si es necesario detenerlo, yo…
- No creo que este sea el momento indicado para pensar en eso, Tsunade-sama… Necesito tiempo, algo de sake también…
- ¡Nada de sake! Bebé a bordo, ¿recuerdas?
- Kami, no puedo creer que esto está sucediendo… ¿Chackra compatible? ¿Un hombre embarazado? Es absurdo…
- ¿Absurdo? ¿Cómo manipular sombras, clonar personas, teletransportarnos, usar sellos y maldiciones y tener demonios en el interior de nuestros cuerpos? Iruka, existe un mundo de posibilidades. No conocemos ni la mínima parte.
- Dios… Dios… Dios… Soy una especie de fenómeno.
- No, Iruka. Eres un milagro.
- Kami…
- Según el nivel del desarrollo de su energía y en comparación con la normalidad, sin ánimo de ofender, claro, debe tener por lo menos un mes, días más, días menos. De allí puedes descartar a tu compañero en el crimen.
- ¿Qué?
- Kami, Iruka-san… ¿No te contaron lo de los pájaros y las abejas? Se necesitan dos para… bailar.
- No necesito descartar a nadie. La única persona con la que he estado en este tiempo ha sido… OH, KAMI. Nonononononononono… Oh, Kami…
- La felicidad escapa por tus poros… Se nota que tú y el chico van a la perfección.
- ¿Cómo sabe quién…?
- Ah, Iruka-kun, beneficios de ser Hokage, de nunca acabar…
- Entonces también sabrá que él y yo no solemos llevarnos bien. En estos momentos, incluso, tenemos ligeras diferencias…
- Pues tendrán que hacerlas de lado, Iruka-san. Sólo díselo, el chico entenderá. Ustedes dos no pueden ser tan cabeza dura como aparentan, menos ahora que uno y uno suman tres.
- Hokage-sama, usted está demasiado emocionada con esto.
- Es verdad. Soy doctora y tú eres un hombre embarazado. Es casi como un orgasmo profesional.
- Kami, esto es real… Yo, de verdad, de verdad, yo…
Umino Iruka, chuunin de Konoha, tendrá un hijo. Nada fuera de lo común.
Excepto, claro, el pequeño detalle.
ÉL es quien está embarazado.
- Oh, Kami.
-- ichi, confesiones --
Parado frente al departamento 42B, bloque jounin, Iruka duda. Hace exactamente dos semanas que ni se acercaba a doscientos metros de allí, por fuertes motivos, pero sabe bien que si no hace esto ahora, si no se atreve, no tendrá otra oportunidad. Ese pensamiento, y la lluvia que amenaza congelarle hasta las puntas de los pies, lo convencen.
Toca una, dos, tres veces. Justo cuando está a punto de renunciar y dar la vuelta, escucha pasos que se acercan a la puerta con calma. Un más que somnoliento peliplateado lo recibe.
- ¿Quién demon-? Ah. Eres tú. Lo siento, no estoy interesado en comprar nada ni recibir más lecciones de moral. Vuelve otro día, ¿sí?
- Espera – interrumpe antes de que el jounin logre cerrar la puerta por completo -. Kakashi, déjame pasar. Necesitamos conversar.
- Maa, qué curioso… Recuerdo que la última vez que conversamos juraste no volver a poner un solo pie en mi departamento ni dirigirme la palabra, punto. Después no entendí más, porque entre lo que salías corriendo, azotabas la puerta y me insultabas a la vez, me fue bastante difícil oírte con claridad.
- Para discutir, y otras cosas, se necesitan dos, Kakashi-san.
Un silencio incómodo. En Kakashi, porque no esperaba encontrarse con el moreno así, mucho menos después de un terrible día como el que acaba de tener. En Iruka, bueno, digamos que esas otras cosas para las que se necesitan dos personas le han recordado de repente el motivo más importante de su presencia allí.
- ¿Puedo pasar? – pregunta finalmente el chuunin, desviando la mirada.
Con un largo suspiro y mirando al techo, como si éste pudiera brindarle alguna respuesta, Kakashi se hace a un lado para permitirle la entrada, moviendo la cabeza en aprobación.
- Ya conoces el camino. ¿Té?
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Iruka gira la taza entre sus manos sin parar. El reloj de pared, su incesante tictac, y el sonido de su pie golpeando el piso acompañan al suave caer de la lluvia sobre la ventana. Un olor intenso a licor invade el ambiente, e Iruka sabe qué significa. Hatake ha estado bebiendo un poco antes de ir acostarse, señal que la misión de la mañana no fue tan buena como hubiera deseado.
Una situación extremadamente rara.
¿Qué se supone que Iruka debe decir? ¿Qué tal, Kakashi, adivina, estoy embarazado… Protege mi virtud y cásate conmigo antes de que empiecen a sospechar los vecinos? ¿Mira, Kakashi, seremos papis, me ayudas a escoger un nombre que combine con nuestros apellidos?
Por favor.
El peliplateado termina de preparar su té, amargo como es su estilo, y se sienta al otro extremo del sofá que ocupa Iruka. De pronto, su actitud engreída parece cambiar. Dentro de una habitación están los dos, Kakashi e Iruka, a solas y sin máscaras.
Hay un espacio terrible, no sólo físico, entre ellos.
- Bien, ah, bueno… Disculpa el desorden. No he estado mucho en casa últimamente, con las misiones y eso. ¿Querías hablarme, verdad? No es que quiera apresurarte, pero, bueno, que estés aquí me sorprende, la última vez no terminamos nada bien…
- Kakashi…
- Tenemos una curiosa manera de llevar nuestra amistad, ¿ne? ¿Quieres más té?
- No, gracias. Kakashi…
- Pensándolo mejor, déjame servirte de nuevo. Hace mucho frío esta noche, es probable que tu bebida ya esté congelada…
- Kakashi…
- Aunque no estoy seguro si tengo provisiones, este té lo traje de Arena, ¿sabes? Excelente en su estilo y no he ido…
- Voy a tener un hijo.
Una taza marrón cae y rueda despacio, derramando su contenido sobre el piso de madera.
- Un mes, Kakashi. Voy a tener un hijo.
- Ah. Ya veo. De eso querías hablar. Olvida el té, para esto necesito SAKE.
Unos minutos después, una eternidad para Iruka, Kakashi regresa, botella y copa en mano. Los deja caer pesadamente sobre la mesita de centro.
- Maa, Iruka-sensei, cuéntamelo todo… Muero de curiosidad… Lo tenías bien escondido, ¿verdad? A ver, dime, dime, ¿quién es la afortunada? ¿La conozco? ¿Es sensei también? ¿O tal vez una de las mamis de tus alumnos de la academia? Ese detalle le daría el toque perfecto a la historia.
- Kakashi, no has entendido.
- ¡Claro que entiendo! Obviamente, estuviste saliendo con una linda chica a la vez que venías a verme para divertirnos en las noches – responde, ya en su tercera copa de licor. Su voz está cargada de mofa y evidente enojo -. ¡Hn! Y dice la gente que yo soy el pervertido… Deberían conocerte mejor.
- ¡Kami, Kakashi! ¿Estás escuchando? ¡YO voy a tener un hijo!
- ¡Ya te escuché! ¿Qué más quieres? ¿Mis felicitaciones? ¿Qué me ofrezca como padrino a cambio que le pongas mi nombre?
- ¡Maldición contigo, idiota! – explota el moreno finalmente, la tensión tomando lo mejor de él - ¡El bebé está aquí! ¡Aquí! ¡Dentro mío! – dice tomando la mano del otro de un tirón para depositarla sobre su vientre, todo el discurso preprarado para la situación, todas las explicaciones que quería dar, toda la calma, reemplazados por sus ganas de callar de una vez al otro - ¡Siente!
Y sí que lo siente.
El flujo del chackra concentrado, irregular, misterioso pero con un toque que le recuerda al suyo propio y al de Iruka, sólo que fusionados como si… No logra identificarlo... ¿Enfermedad? No, es diferente. Es cálido y ondulante, algo así como se siente el chackra de un niño cuando una mujer está embaraz-
Oh.
Una mirada rojiazul se encuentran con ojos chocolate. De repente, todo color del rostro del Hatake y todo efecto posible del alcohol han desaparecido.
- ¿Cómo…? ¿Por qué…? ¿Pero…? Oh, Kami.
- Créeme, lo mismo digo.
Hatake y Umino caen de rodillas al piso, mano en la frente, mente inundada de palabras que no logran expresar y miles de ideas que se atoran en sus cabezas. Éste sería el momento perfecto para que se abra la tierra y los trague por completo.
El mundo nunca antes les había parecido tan grande, tan complejo, tan misterioso.
-- ni, decisión --
Sakura lo ha escoltado, sonriente, cuidadosa, hasta la sala de espera. Su cita con Tsunade-sama se ha retrasado media hora, le informa.
La pelirrosa debe saber, piensa Iruka, pues lo ha tratado con extraña y excesiva delicadeza, como si él estuviera hecho de cristal. Cada dos minutos reaparece por detrás del mostrador, lanzándole miraditas brillosas con poca discreción.
¿Necesitas algo, Iruka-sensei? ¿Agua? ¿Una revista? ¿Estás cómodo?
Ahora que lo mencionas, sí. Me encantaría que dejaras de sonreírme así o vomitaré.
Hoy no ha sido un buen día. De Kakashi no ha tenido más reacción que su expresión de ultra-shock, o un ojo de ultra-shock para ser más exactos, y un balbuceo incomprensible, poco característico. Un terrible dolor de cabeza lo ha perseguido desde que se despertó y las náuseas lo han mantenido alejado de la comida desde hace más de seis horas.
Iruka mataría por un par de minutos de buen sueño.
¿Cómo se supone que va a pensar así? Demonios, ¡ni siquiera sabe sobre qué tiene que decidir! ¿Es sobre su vida? ¿Sobre la vida de su (suyo, Kami) bebé? ¿Cómo? Si no sabe lo que vendrá, ni qué pensar, ni los peligros, o si esto llegará a buen término…
Si no sabe nada de nada.
Decide levantarse, irse a casa, escapar al menos un momento, esconderse del mundo... Pasa al lado de varias enfermeras, casi corriendo, casi llegando a la puerta, con una presión inusual en su pecho amenazando con ahogarlo… Pero, de pronto, hay un ruidito agudo desde detrás de una pared que lo jala, curiosidad ninja natural, y lo anima a acercarse…
El ruido se transforma en un concierto de llantos.
Llámenlo destino. En la sala de maternidad, los recién nacidos patalean, se quejan, explotan sus pulmones hasta el máximo con sus pequeñas caritas cubiertas de ríos y mares de lágrimas. Llaman, se desviven por ser atendidos, y lo necesitan, porque sus cuerpecitos son aún frágiles, porque son dependientes, exigentes, porque están indefensos y a veces parece que hasta una suave caricia los puede romper.
La presión en su pecho se transforma. El moreno no puede nombrar tantas sensaciones diferentes a la vez.
Más tarde, cuando Tsunade lo recibe, Iruka no necesita, ni espera, que la rubia le recite los pro y contra, ni que le hable de cuidados, advertencias y peligros.
Kakashi o no. Mundo o no. Las primeras palabras que salen de su boca al verla lo dicen todo.
- No entiendo cómo, ni por qué, no tengo la menor idea de lo que me está sucediendo, pero sé esto… Me necesita.
Algunas veces pensar, entender, hasta la razón, están sobrevaluados.
Sólo nos queda sentir. Y eso es más que suficiente.
-- san, encuentro --
Casi un mes después, Iruka está de regreso en el hospital para su control semanal.
Los vómitos, mareos y náuseas son algo tan común que ya forman parte de su rutina, como una costumbre.
Pero el hambre… Si sigue así, pronto superará el record de Naruto en Ichiraku. Trece tazones seguidos ya son un almuerzo ligero para él y el pobre señor, el dueño de la tienda, ha empezado a mostrar cierta preocupación.
Los pantalones aprietan su cintura, o al menos, lo que queda de ella.
- Iruka-san.
La voz nerviosa de Kakashi llega a sus oídos, sacándolo abruptamente de sus pensamientos.
- Hatake-san, qué sorpresa… Es casi un milagro verte en Konoha por estos días.
- Hai… - responde rascando su cuello con vergüenza, su único ojo visible curvado en un intento de sonrisa – Es que he tenido muchas misiones fuera últimamente y…
- Hn. Has pedido misiones fuera, dirás. Básica maniobra evasiva. Enseño eso a mis alumnos de primer año en la academia.
- No te lo puedo negar. He estado pensando. Quería hablar contigo, pero no sabía cómo.
- Nunca hemos sido buenos hablando, después de todo.
- Podríamos empezar.
El moreno pega su rostro al vidrio del ventanal, suspira. Eso es algo que ha estado haciendo mucho últimamente. Efectos secundarios del embarazo, quizá.
- He hablado con Sakura-chan y Tsunade-sama, lo hago casi todos los días. Ellas me explicaron, me mostraron los controles de… lo que está sucediendo.
- ¿Hablas con los doctores sobre el bebé pero no conmigo? Interesante.
- Los doctores no intentarán cortarme la cabeza si digo algo que les desagrade, ¿verdad? Por lo que he podido leer, todo va evolucionando bien, según lo esperado. Los niveles de chackra muestran salud estable y más que eso, una adaptabilidad sorprendente. Indican altos valores de estamina y flexibilidad. Es probable que el producto resultante sea, en un futuro, mucho más efectivo que yo.
- ¿Producto? – responde el moreno cerrando los puños con fuerza – Kami, Kakashi, deja de analizar lo que sucede como si se tratara de una maldita misión.
- Estamos hablando de una realidad en un millón. Nunca ha pasado. Esto es importante para Konoha, Iruka.
- ¿Esto? ¡Deja de hablar de él como si fuera una cosa! No es un arma perfecta, ni yo soy una incubadora gigante… Es una persona, ¡somos personas! No sé ni por qué estoy hablando contigo…
Kakashi coge la muñeca de Iruka y la levanta hacia él, impidiendo su escape. De pronto, ambos se convierten en el centro de atención de la normalmente tranquila sala del hospital.
- No te encariñes mucho, Iruka. Debes entender que como todo, es de Konoha primero. Lo utilizarán como les resulte idóneo. Aunque sea un niño.
- ¿Es eso lo que hicieron contigo, Kakashi? ¿Es así como trataron a Naruto? No lo permitiré. Estoy aquí para protegerlo.
- Sí, es eso, conmigo, con Naruto y muchas otras personas, muchas otras cosas que hicieron que no tienes ni idea y, créeme, no quisieras saberlo. Iruka, recuérdalo, le pertenece primero a Konoha. No es tu hijo. Yo...
El moreno se libera del agarre del otro con un solo impulso. El enojo en su actitud ha sido reemplazado por una fría indiferencia.
- En algo tienes razón, Kakashi – susurra al pasar a su lado -. No es sólo mi hijo… Es nuestro.
No hay respuesta. Tal vez porque no la esperó lo suficiente, tal vez porque en realidad, no quería escucharla.
-- yon, doble decisión --
Hay ocasiones en las que todo se ve tan mal. Todo.
La noche sin luna, el desorden de la habitación, la falta de provisiones en la alacena por olvido (y flojera) y una feroz hambre insatisfecha, una estúpida luz mal arreglada que parpadea y lo obliga a corregir los estúpidos exámenes con la ayuda de estúpidas velas.
Los pantalones de la pijama ya no cierran.
Éste es el momento. No va a funcionar, Iruka piensa. Pronto se notará el vientre abultado y, ¿qué va a decir?, ¿cómo lo explicará?, ¿cómo defender un tabú, un hecho sin precedentes?
Estúpido Kakashi y sus estúpidas palabras. Su estúpida ausencia y su estúpido temor que, al final, Iruka también siente.
Y los pantalones de la pijama, algo tan simple, tan común, ya no cierran.
Una presencia repentina embarga sus sentidos.
- Déjame ayudarte. Mi padre me enseñó a coser cuando era chico, nunca sabes cuando puede ser realmente necesario en misiones... Cortamos aquí para soltarlo, lo cogemos así y ya. Más tarde pondremos un elástico en la cintura para que se sostenga. Podemos hacer lo mismo con los otros… Si deseas.
Iruka gira la cabeza, sólo para encontrarse con el rostro de Kakashi, sin máscara, apoyado en su hombro con cuidado, abrazándolo desde atrás. Las manos enguantadas del peliplateado descansan sobre el vientre ligeramente hinchado del moreno.
La silenciosa disculpa queda flotando en el aire.
- Mala elección de términos en la mañana, ¿no? Tú sabes que no soy bueno cuando intento ser directo. Especialmente cuando se trata de ti, de nosotros.
- Ah, bueno… Yo tampoco he tenido el mejor humor últimamente.
- Tienes una excusa válida, eh – dice apuntando hacia abajo con la mirada.
- Tú también tienes excusa – responde Iruka palmoteando la cabeza del otro -. Te falta cerebro. No puedes evitar ser idiota.
- ¿Qué dices si destrozamos el resto de tu ropa? Esa es una actividad que me resulta placenteramente familiar…
- Baka…
- Iruka… Lo que viene va a ser diferente.
- Ya estamos metidos hasta el cuello. No hay vuelta atrás. No me arrepiento, familia es familia... Aunque esté todo tan lejos de lo normal.
- Maa, jamás pude describir nada en mi vida como normal… Ser padre no podía ser la excepción, ¿ne? Apuesto que Kakashi Junior nacerá con mi particular estilo de hacer las cosas.
- Aún no sabemos si será niño o niña y… ¡Hey! ¿QUIÉN TE DIJO QUE SE LLAMARÁ KAKASHI JUNIOR?
- ¡Es lo más justo! Yo soy el padre.
- ¡Pero el que va a dar a luz soy yo!
- ¿Iruka junior entonces?
- ¡Kakashi!
La luz sigue parpadeando, las pruebas están aún sin corregir, Kakashi sigue siendo Kakashi e Iruka algún día de verdad lo va a ahorcar… Sin embargo, de pronto, con unas simples palabras la hasta hace unos momentos estúpida vida tiene otro brillo, un toque particular.
Y no todo se va tan mal.
No todo.
-- go, esos amigos --
Cuando una mujer está embarazada, tiene maneras bastante directas de recordarlo.
Están los malestares de los primeros meses, los pies hinchados, los dolores de espalda y la sensación de querer ir al baño por lo menos cada diez minutos porque a tu querido hijito se le ha ocurrido que tu vejiga es lo más parecido a una cama que tiene a mano. Y luego, cuando pasa el tiempo, empiezan a sentir esos movimientos, esas pataditas que pueden doler de vez en cuando, pero al final no son más que motivos de alegría y un "estoy aquí, no vayas a olvidarlo" muy claro.
Aún así, hay momentos en los que el bebé duerme o por alguna bendición divina se mantiene quieto (casi un milagro) y las mamis pueden descansar un bien merecido rato.
Iruka no tiene tanta suerte.
Su bebé es especial, tiene pruebas de ello a cada paso. Se mantiene absorbiendo energía y más energía, pues la necesita para conservar el nido de chackra en el que se desarrolla, y no hay segundo del día en que Iruka no sienta alguna clase de movimiento (tenía que ser hijo de Kakashi, piensa, olvidando convenientemente que él mismo no fue ningún ejemplo de tranquilidad en su infancia). El moreno necesita compensar con algo. Ahora está comiendo más que Naruto y Chouji juntos, y Kakashi ya sabe las consecuencias de hacer algún comentario no bienvenido al respecto.
El ojo morado que exhibe lo demuestra.
Cuando una mujer está embarazada, tiene maneras de mostrarlo.
Y todo el mundo muere por tocar una pancita que lleva vida.
¿Cómo estás? ¿Bien? ¡Qué alegría que vas a tener un bebé! ¿Qué tal el papá? ¿Cuántos meses? ¡Seguro será lindo! Pero, ven, ven, siéntate un rato y cuéntame como te va… ¡Cuéntame! ¡Ojalá sea niño! ¡Espero que sea una niña! ¿Estás descansando bien, verdad?, y muchas otras atenciones.
Pero Iruka sabe que lo suyo no será tan fácil. Y lo entiende, si no fuera él el embarazado, tampoco lo creería... Es tan… inusitado. Como un cuento de hadas, como un milagro.
El vientre crece y crece cada día y ya es fácil distinguir que no se trata de una simple subida de peso.
- Kakashi…
- ¿Hn?
- Quiero decírselo a nuestros amigos, a los chicos en la academia, a la gente en el trabajo… Quiero que todos lo sepan.
- Hai… ¿Te parece bien mañana? Puedo reunir a todos en mi departamento en la tarde.
- Está bien – responde Iruka, sonriendo - ¿Ensayamos un discurso o prefieres improvisar?
- Tendrá que ser mañana, tengo, er, algo que hacer esta noche.
Iruka termina jugando con las palabras en su cabeza a solas, para ver si les puede dar algún sentido. Kakashi no regresa hasta entrada la mañana, directo a dormir.
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El moreno toma su tiempo en explicarles lo poco que sabe de su estado y lo muy feliz que se siente. Kakashi, sentado a su lado, no dice nada. Cuando termina de hablar, hay un silencio momentáneo. Genma, Gai, Asuma, Raido, Anko, Kurenai y los demás se miran entre sí, sin saber qué decir o que pensar. Entonces empieza.
- ¡MUCHAS FELICIDADES!
- ¡ENHORABUENA!
- Ojalá que sea una niña, ¿ya pensaron el nombre? Si tiene el color de la piel y los ojos de Iru-kun será linda, ¿no, Asuma?
- Con que salga con su carácter y no sea vaga como Kakashi me conformaría…
- MI NOBLE Y ESTIMADO RIVAL AL FIN DESPIERTA A LA ILUSIÓN DEL LA PRIMAVERA DEL AMOR FAMILIAR, OH, SIENTO LAS VARONILES LÁGRIMAS RECORRER MIS MEJILLAS MIENTRAS-
- Cállate, Gai, ¡vas a traumar al niño antes de que nazca!
- ¡Niña!
- ¡Niño!
Bien, éstas no eran exactamente las reacciones que esperaba.
- Permítanme recapitular, ¿acabo de decirles que YO estoy EMBARAZADO, con énfasis en lo SOY HOMBRE de la historia... y USTEDES REACCIONAN COMO SI LES ESTUVIERA CONTANDO LO QUE COMÍ EN EL DESAYUNO?
Ellos sólo vuelven a mirarse y encogen los hombros como si se tratara del asunto más natural del mundo.
- Bueno, sabíamos que ustedes dos se entendían… O sea, tanto pleito no podía ser otra cosa más que pura tensión sexual, ¿no?
- Y las miraditas, Genma, no olvides las miraditas...
- Ahora, volviendo al tema de fondo, es OBVIO que YO voy a ser el padrino, ¿verdad? Es decir, prácticamente hice una misión personal de mi vida juntarlos…
- ¡Espera! ¡YO soy la mejor amiga de Iruka!
- ¡Pues YO soy casi como su hermana!
- ¡Y yo soy el de mi Noble y Estimado Rival!
- Y yo…
- Iruka y yo pensamos que…
- ¡QUE YO SERÉ EL PADRINO!
- ¿QUIERES PELEAR, RAIDO? ¡TE ESTOY ESPERANDO!
Por el resto de la tarde, hasta el padrino de bodas de Hikari/Midori/Marina/Mateo/Ryo/Shinta/o Gai II (no pregunten) es elegido. Que todavía no nace parece ser un detalle sin importancia.
Nadie piensa en consultar la opinión de los padres.
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No es sino hasta la mañana siguiente que Iruka se da cuenta.
Kakashi, ya acostumbrado a los arrebatos del moreno, ni siquiera pestañea cuando la puerta del baño se abre de golpe.
- ¡KAKASHI!
- Tienes suerte de que sólo me estaba lavando las manos… Tengo la digestión un poco pesada, ¿sabías?
- ¡TÚ!
- ¿Yo?
- ¡TÚ!
- Sí, ya establecimos que soy yo…
- ¡No te hagas el gracioso! ¡Es por lo de ayer! ¿Qué curioso que nadie se mostró ni siquiera sorprendido, verdad?
- Eso demuestra que la gente en Konoha tiene una mentalidad moderna…
- ¡Eso demuestra que hiciste algo!
- Realmente espero que el bebé no salga con tu capacidad pulmonar, o me quedaré sordo antes de cumplir los 30…
- Kakashi… ¿Hablaste a solas con ellos, verdad? Toda la noche que estuviste fuera, ¿los buscaste verdad? ¿Querías prepararlos?
- Maa, Iruka… Esa noche estaba paseando cuando de repente una luz apareció frente a mí y yo…
El puño levantado del moreno le recuerda a Kakashi una experiencia pasada. Eso, y que no se vería muy bonito tener otro moretón en el rostro. Los cambios de temperamento son una pesadilla, pero en una persona de por sí bastante… er… bastante Iruka… ya se convierten en karma.
- La verdad, Kakashi.
- Te juro que no hablé a solas con ellos. Lo juro.
- ¿Seguro?
- Hai, Iruka-kun… No hablé a solas… En realidad, le pedí a Tsunade-sama que me acompañara para que les explique ella misma…
- Ah, ya… ¡QUÉ! ¡Molestaste a Tsunade-sama con esto a medianoche cuando claramente te dije que quería, podía y tenía que hacerlo yo! ¡Teníamos que hacerlo juntos! ¿Por qué…?
- Sé que te preocupa que la gente te considere algo raro. Por eso les hablé antes de que tú lo hicieras, para que estuvieran preparados. No quería verme obligado a estrangular a uno de ellos por hacerte sentir mal con un comentario impertinente. ¿Hice mal? – pregunta en voz baja.
- Oh.
- ¿Hice mal?
- No, está bien, Kakashi… Es sólo que debes consultarme las cosas que nos conciernen a ambos, eso es lo que hacen las familias, ¿me entiendes?
- Hai… - mueve su cabeza hacia arriba y hacia abajo y, por un instante, Iruka tiene la impresión de que Kakashi nunca creció, que su exterior calmado no es más que otra máscara para cubrir todo lo que nunca entendió, lo que nunca vivió y lo que le arrebataron.
Justo como él.
Es por eso que en muchas cosas, es Iruka el que se resigna a dar el primer paso.
- ¿Duermes conmigo esta noche? Creo que hace mucho frío como para que te quedes en el cuarto de huéspedes, y ya tenemos que ir haciendo los cambios para alistarlo para la llegada del bebé, ¿no?
- No puedes ni imaginar cuando he esperado que me preguntes eso, Iruka.
- Creo que sí puedo… Sólo una cosa, YO seré quien se lo diga a mis alumnos. No quiero más quejas formales. Todavía recuerdo la última vez que estuviste como jounin invitado…
- Maa, Iruka-kun, pero ya había mandado a ampliar las fotos y…
- Estás a una palabra de quedarte en el mueble PARA SIEMPRE.
- Tú se los vas a decir. Entendido.
Esa fue la primera noche que durmieron juntos, abrazados hasta el amanecer. Iruka, Kakashi y un tesoro acunado entre sus cuerpos.
El vientre está más abultado cada día. Las molestias cada vez más seguidas, más fuertes.
Ya no hay duda de lo que es. Las noticias en una villa ninja viajan rápido.
Y si a alguien se le ocurre (no pasa mucho, pero aún así…) mirar mal, hacer un simple comentario, ni Iruka ni Kakashi lo toman en cuenta. Ellos tienen a sus amigos, personas que los quieren de verdad, se tienen a sí mismos. No necesitan la aprobación de nadie, mucho menos de gente que no es capaz de mirar más allá de sus narices.
Pero aquel que osa hacer algo, siempre termina curiosamente calvo, súbitamente bañado en pintura, o repentinamente con una alergia que lo hace rascarse y rascarse sin parar. Iruka y Kakashi (el peliplateado lo ha jurado bajo amenaza) no han hecho nada.
No tienen que.
Porque ellos darían la vida por sus amigos, y sus amigos también los protegen.
-- roku, esas hormonas --
Hokage-sama prometió que no habría más misiones largas para ninguno de los dos. En el caso de Iruka, por obvias razones (y porque hasta agacharse para recoger algo ya se estaba convirtiendo en toda una tarea que necesitaba de pasos programados). En Kakashi, por la compañía, y porque el día en que lo obligaron a separarse de su noviecito por más de ocho horas, regresó hecho un saco de nervios creyendo que el bebé ya había nacido y él se había perdido el show.
Que eso toma por lo menos nueve meses todavía no ha sido procesado por su cerebro.
- Pero algunos niños se adelantan unos días, otros nacen a los ocho meses, ¡hasta a los siete!
- ¡Pero Iruka va a cumplir cinco, baka!
Ésta fue una situación especial. Konoha necesitaba a Kakashi, Tsunade no tuvo otra opción más que enviarlo. Shinobi es shinobi, al servicio de su villa.
- Volveré lo más pronto posible. Trata de no nacer mientras papá está fuera, ¿ne, Kakashi Junior? ¿Me oyes?
- Kakashi Junior, sobre mi cadáver. ¿Y cómo sabes que no será una niña?
- Ja. Eso quisieras… Iruka, mírame… Cuídate mucho.
- Tú también, Kakashi, no hagas tonterías, por favor…
De eso hace ya una semana, cuatro días, cinco horas.
No es que el chuunin esté llevando la cuenta, claro. No sabe que también se cumplieron treinta minutos y cuarenta y dos segundos. No extraña, no está súper preocupado. Para nada.
Iruka está apenas calentando su almuerzo, recién cambiando su uniforme ninja por algo más cómodo para la casa... que NO es ropa de maternidad (¡eso jamás!)... Se trata de "trajes modificados especialmente para las necesidades de las personas embarazadas", ¿está claro? Bien.
De pronto Kakashi está allí, lleno de tierra, oliendo a rayos y a tierras extrañas, respirando como si hubiera corrido tres días seguidos… probablemente lo hizo... Y llenando su rostro de besos desesperados, levantando su camisa para tocar y besar su vientre como si fuera el oxígeno que necesita para vivir…
Es casi como ser adorado.
Iruka culpa a las hormonas que está tomando… Sí, son las hormonas… por esa sensación sobrecogedora que lo envuelve, lo marea, lo llena de calor, y lo hace sentir, vivir, pensar que Kakashi es lo más bello y todo lo que siempre ha necesitado.
- Disculpa, pero no puedo detenerme… Te extrañé tanto… Los extrañé tanto… Kami, cuánto los he pensado…
- Está bien, baka… Nosotros también te extrañamos mucho… Yo te extrañé…
Estúpidas hormonas que nublan su mente, o tal vez es la boca de Kakashi atrapando a la suya, su lengua cálida acariciando su paladar o su cuerpo acorralando al suyo contra el mostrador, empujando con feroz suavidad y dulce anticipación.
- Sé que no quieres que… Iruka…
- Lo sé, no deberíamos… Creo que después culparé a las hormonas, Kakashi…
- Yo también…
- Tú no estás tomando las pastillas, idiota…
- No, pero tú eres mi droga…
- Ba… Baka…
Es el moreno el que empieza a bajar el cierre de la chaqueta del otro.
Hacen el amor toda la noche, una y otra vez, despacio, con cuidado. Tocan sus cuerpos con delicadeza y no se atreven a las cosas que antes los volvían locos, porque ahora todo tiene una diferente perspectiva y hasta para respirar está su hijo antes que ellos mismos.
Si Iruka siente que las manos de Kakashi lo tratan como si fuera a desvanecerse en el aire, no dice nada. El peliplateado no es bueno con las palabras, pero sus actos demuestran lo que siente, valen más, e Iruka ha aprendido a interpretarlos.
Los dos están excitados, emocionados, llenos de una pasión indescriptible, listos para continuar explorándose… Kakashi acomoda las caderas desnudas de Iruka sobre varias almohadas y se agacha para besar otra vez la piel estirada de su vientre y…
Y allí está. Y otra vez.
Kakashi la siente sobre su mejilla, Iruka la siente desde su interior. Una patadita justa, exacta, interrumpiendo cuando… Justo cuando…
- ¿Acaso acaba de…? ¿Es que…? ¡Iruka, el bebé!
- Es la primera vez que lo hace… Kami, se siente extraño… Parece que de verdad te estaba esperando.
- Espera… ¿Se emocionó con lo que estábamos haciendo? Eso significa que… ¡Es exactamente como yo! Bebé, acabas de hacerme el padre más orgulloso…
- Y tiene todo tu sentido del tiempo… Ahora tendré que lavarle el cerebro antes de que se convierta en un mini-tú.
El bebé patea una vez más, como protestando.
- ¡Lo hizo de nuevo! ¡Está pateando!
- ¡Lo sé! ¡ME está pateando!
Y cuando ambos lloran, y ríen, y vuelven a llorar sin decidirse bien por uno o por otro, sin poder contenerse, embargados de una absurda felicidad, deciden culpar a las hormonas y a sus efectos secundarios.
Aunque uno de ellos no tome las medicinas.
Aunque el efecto de las pastillas pasó hace horas para el otro.
Un simple roce de labios al final se convierte en el contacto más íntimo que han experimentado, y en todo lo que necesitan.
-- nana, sueño y pesadilla --
Kakashi tiene un sueño que se repite constantemente. Es tonto, lo sabe, pero no puede evitarlo.
En el sueño, siempre es de mañana. A él se le ocurre comprar algo o hacer algo, esa parte siempre varía, pero sale de la casa y cuando regresa… Iruka ya tiene al bebé en brazos.
Y Kakashi no estuvo en el parto.
En ese momento siempre despierta, sobresaltado, y destapa a Iruka sin pensarlo mucho para asegurarse de que aún está allí y el "día D" todavía no ha llegado.
Puf. Menos mal.
Iruka pensó seriamente en mandarlo a un lugar nada bonito (el mueble, valga la aclaración) al principio. Ahora con las justas y reacciona volteándose, mirando a Kakashi en señal de advertencia. Puede que se haya acostumbrado, pero igual, chico con panza de siete meses no aprecia para nada ser despertado.
Esta noche es diferente.
Kakashi despierta de golpe, cubierto de sudor, con la respiración agitada.
- ¿Qué pasa? ¿Kakashi? ¿Otra vez la pesadilla? – exclama Iruka, alarmado, prendiendo la luz de la lámpara.
El peliplateado no dice nada, sólo lo destapa otra vez, observa su vientre, grande y firme, no le quita la vista de encima. Lo abraza, no dice nada.
Iruka se levanta lo más rápido posible para traerle un vaso con agua.
- ¿La misma pesadilla de siempre? – le pregunta ayudándole a beber el agua.
- No, eso es un sueño tonto… Esto si fue una pesadilla, fue el infierno…
- ¿Quieres contarme?
- ...
- Kakashi...
- Estábamos juntos, pero sólo los dos.
- No te entiendo…
- Sólo los dos, Iruka… Cómo si nunca hubiera existido, como si no existiera… Una pesadilla.
Nada de lo que había pasado antes, ningún hecho, ni una sola palabra, fueron tan claros como ese momento.
Sólo imaginar que el bebé no existió-no estaba-no sería, esa era la verdadera pesadilla.
- Hey, Kakashi, tranquilo, ella está aún aquí, ¿ves?
- ÉL, dirás.
- Él, ella... Pero está aquí, no te preocupes.
- Sí, lo siento, disculpa por despertarte... Es que se veía tan real, Iruka.
- Kakashi, eres un...
- Baka, lo sé, lo sé. Gomen.
- No, eres un gran hombre. ¿Te lo había dicho antes? De verdad, eres un gran hombre.
Mirándose a los ojos, tomados de las manos, supieron que se habían transformado en una verdadera familia. Con todas las letras de la palabra, con todas las responsabilidades y los lazos que implicaba.
Kakashi, Iruka y él/ella, el milagro que, simplemente, estaba.
-- hachi, pregunta --
.
- ¡Ya! ¡Deja de hacer eso! – risas - ¡Kakashi!
- Pero a él le gusta…
- ¡No le gusta! – más risas - LA estás fastidiando…
- No LO estoy fastidiando, ya te dije, le gusta… Se mueve cada vez que lo hago.
- Se mueve porque LA molestas, genio… - ataque de risas - ¡Hablo en serio, Kakashi! ¡Detente!
- Maa, Iruka-kun, dices "basta" pero lo estás disfrutando… Me trae dulces recuerdos…
- ¡BASTA! – dice el moreno, levantándose, tratando en vano de arreglar sus cabellos -¡Deja de hacerme cosquillas! Por si no lo has notado, estás jugando con alguien que está aún en MI interior… A mí también me molestas.
- Te encanta, no lo niegues. ¡Al bebé le encanta! Te quejas sólo porque eres un aguafiestas… - responde el peliplateado, sacándole la lengua - Arruinas mi precioso tiempo padre-hijo.
- HIJA, será una niña.
- ¿Cómo sabes que sí?
- ¿Cómo sabes que no?
- Si quisieras saberlo, ya te habrías hecho la prueba.
- Y si tú quisieras saberlo, ya me habrías atado y amordazado para obligarme. Hn. No te conoceré…
- Bien, votamos por la sorpresa.
- Bien.
- …
- …
- Pero va a ser niño…
- Cállate.
Momentos de paz. Iruka tiene ocho meses de embarazo (Kami…). Todos los controles en orden, todos los exámenes necesarios tomados. Kakashi es un poco aprensivo, es cierto, pero… ¿No lo son todos los primerizos?
Primerizo no implica que en el futuro se presenten segundas o terceras veces.
No necesariamente.
Tuvieron su ¿quinta? (ya perdieron la cuenta) fiesta de bienvenida esa misma tarde. Ésta vez fue en el Ichiraku, organizada por el amable dueño y su siempre encantadora hija.
Los dos detestan esas fiestas.
Iruka se ve rodeado de gente tocándolo, felicitándolo, ¿llorando? (otra vez: Kami…), derrochando varoniles discursos de X primaveras y de X juventudes (eso ya saben quién). La peor parte son las decoraciones, sin embargo, con gran satisfacción, el moreno ha aprendido a tomar el asunto en sus propias manos.
Cuando termina la reunión, no hay imagen de una sonriente damicela de englobada silueta que quede con la cabeza entera.
Demonios. Iruka no es ninguna mujer. Es HOMBRE.
Hombre embarazado, bien, pero HOMBRE.
Kakashi se ve rodeado de gente, indagando, amenazándolo, analizándolo… Hey, Hatake, espero que hayas sentado cabeza, la responsabilidad de ser padre blablabla… Hey, Hatake, estás cuidando bien de Iruka, ¿verdad? Recuerda que él lleva a tu hijo y más blablabla… Tienes que ser más responsable, dar el ejemplo… Cuando llore en la noche esto, cuando le duela el estómago lo otro…
Lo peor es el momento de abrir los regalos.
El peliplateado es siempre arrastrado al centro de la sala, donde todos pueden verlo, a esperar resignado que Iruka tome una caja desconocida entre sus manos y trate de adivinar sus contenidos... "Bajo-pena-de".
- Mmmm… Suena a un cascabel, ¿es un cascabel, Anko?
- ¡No, Iruka! Es una serpiente inflable, ¡perdiste! Ahora, Kakashi, ¡tienes que arrastrarte y llorar como si tuvieras mojado el pañal!
- Oh, era eso… Mira que nunca lo hubiera adivinado…
Curiosamente, Iruka, conocido por ser observador y muy perceptivo, NUNCA adivina nada. Y Kakashi se ve obligado a hacer las cosas más ridículas que jamás imaginó.
Eso huele a retribución.
Cuando Iruka dice que una pelota envuelta en un papel transparente es un paquete de pañales, Kakashi lo sabe.
Es revancha.
Las fiestas no son la maravilla, es verdad, pero hay algo en medio de la vergüenza pública y del acoso en serie que guarda muchos mensajes escondidos.
Estamos con ustedes. Los queremos. Los apoyamos. En las buenas y en las malas, amigos.
Además, un bebé no es algo muy barato que digamos. Las toneladas de regalos siempre serán bienvenidas.
- Kakashi, ¿me respondes algo?
- Dime… - contesta el peliplateado, apartando las cajas sobre la cama para poder acomodarse, haciendo espacio también para el moreno.
- ¿Qué opinas de lo que nos pasó?
- ¿Hn?
- Me refiero a nosotros – aclara acariciando su vientre - ¿No te parece que es una gran casualidad? Todavía no puedo entenderlo, tu chackra, mi chackra, fusionados como una reacción química… Tan fortuito, ¿no te parece?
- Hn…
- ¿Tú qué crees?
- Algunas cosas no se pueden entender, Iruka. Es como tú dices, una gran casualidad, un milagro.
- Sí, tienes razón. Eso es.
Pero casualidad suena demasiado vacío. Ambos lo saben, pero no logran expresarlo.
.
-- kyū, aquí, ahora --
.
Ocho meses y una semana.
Iruka estaba recogiendo unos papeles en el despacho de la Hokage, satisfecho por haberse liberado de su "captor" por al menos unos segundos. Tsunade-sama le comentaba que lucía ligeramente pálido, él se defendía diciendo que eran efectos del calor.
Y luego todo se desató en una enorme espiral.
Iruka, de rodillas, sosteniendo su vientre, gestos de dolor en su rostro, Tsunade gritando que trajeran ayuda, Shizune desesperada, corriendo hacia la puerta, todos en la Oficina de Misiones contagiados por el sobresalto y la adrenalina a mil.
Kakashi apareció al segundo, sin camisa, sólo con una máscara blanca cubriéndole el rostro, cargó a Iruka y se teletransportó al hospital en un instante. Todos pensaban que al llegar la hora estaría nervioso, preocupado… Pero era más. Estaba asustado. Para el peliplateado era asunto de vida o muerte.
El espiral seguía girando.
El chackra de Iruka explotaba en intervalos, casi correspondiendo a las contracciones de un parto, si fuera uno normal. El dolor físico era reemplazado por uno espiritual, por ello, mucho más intenso. Insoportable.
- ¡No puedes entrar! ¡La sala de operaciones es zona prohibida! ¡Hatake! ¡Déjalo en nuestras manos! ¡No puedes entrar!
Kakashi simplemente miró a la Hokage, pasó a su lado y se sentó al lado de la camilla donde estaba Iruka, su Sharingan revoloteando desafiante. A ver quien se atrevía a moverlo de allí.
- ¡Kakashi!
- Empiece con el sello, Hokage-sama. Utilice mi chackra si es necesario.
- Hatake, te advierto…
- Diga lo que quiera. Con todo respeto, no me moveré de aquí y es mi última palabra.
- Cabeza dura, ¡los dos! Demonios, son un par de idiotas… - dijo la Hokage con voz grave. Sin embargo, la rubia ocultaba una sonrisa.
Iruka estaba lidiando entre la conciencia y la inconciencia, apretando los labios con fuerza para no gritar. No recordaba haber sentido tanto dolor jamás, en ningún momento de su vida, ni siquiera en los meses anteriores. Mareos, vómitos, músculos hinchados parecían un simple juego de niños en comparación.
Quería gritarle, decirle a Kakashi que hiciera caso a la Hokage, que no molestara, quería que el dolor acabara ya, quería odiarlo por siempre complicar las cosas, pero entonces sintió que lo sostenían con fuerza, las manos del peliplateado temblando alrededor de las suyas, y supo que todo pasaría, y no pudo imaginar, no quiso, como se sentiría si tuviera que hacerlo solo.
Un enorme sello apareció debajo de ellos, controlado por Tsunade, mientras los doctores se acercaban para iniciar la operación. Una luz cálida lleno el cuarto.
Lo último que Iruka vio antes de quedarse dormido por la anestesia fueron los ojos de Kakashi. Iris azul, lleno de preocupación y el otro rojo, cargado de lágrimas.
--
Un llanto invadió el ambiente.
Otro lo siguió apenas un minuto después.
Shizune colocó a los bebés sobre Iruka, con cuidado. El moreno los miró con ojos entreabiertos. Kakashi los acarició como si temiera quebrarlos.
Un niño y una niña, pequeños, cubiertos de sangre, de una capa de grasa blanquecina, con los ojos cerrados fuertemente, con la piel arrugadita y roja, sin pelo, mojaditos, tremendamente bulliciosos, rollizos… Y lo más hermoso, lo más bello, lo más perfecto del mundo.
Ya eran padres.
--
- Te dije que sería una niña.
- Y yo te dije que sería un niño.
- Pero fueron mellizos.
- Empate, entonces.
Yuuki elige ese preciso momento para bostezar. Su hermano, Kousen, observa los globos colgados en el respaldar de la camilla con los ojos bien abiertos.
- Tsunade-sama me ha decepcionado. Mira que no darse cuenta que eran dos en vez de uno.
- No es que se viera en las ecografías, Kakashi. Con todo el chackra cubriéndolos…
- Bien, bien… Creo que por eso comías como cer-
- ¡ERES UN-!
- Shhh, Iruka-kun, controla el vocabulario… No puedes darle mal ejemplo a los niños…
- Qué bueno que menciones lo del ejemplo, justo estaba pensando pedirte que quemaras todos tus Icha-Icha, ya veo que no te opondrás.
- Er…
- Pásame la otra botella, ¿quieres? Yuu-chan ya se durmió y ahora Kou-kun tiene hambre.
Los niños pasan de los brazos de uno al otro padre.
- Y abre la puerta de una buena vez… ¡Ustedes, pasen! Me están poniendo realmente nervioso sus murmullos allá afuera...
Tsunade-sama y todos los curiosos que estaban esperando (medio Konoha, casi) hacen su ingreso.
De pronto, la tristeza no existe en ninguna parte, no ha sido inventada. Al menos, no hoy.
Todo ha cambiado.
- ¡Mellizos! ¡Mis felicitaciones, chicos! Y pensar que eres siempre tan vago, Kakashi…
- Bueno, que puedo decir… Es el espíritu Hatake. Siempre fuera de lo común.
- Espera, espera… ¿Cómo que el espíritu Hatake?
- Si son mellizos es por mí, YO soy el padre, puse de mi parte.
- ¡Pues YO los traje al mundo!
- ¡Pues YO te ayudé!
- ¡Pero YO los alimenté con mi chackra!
- ¡Pero YO cosí tu ropa!
- ¡Pero-¡ ¿Y eso qué tiene que ver?
- Maa, no sé, pero me pareció prudente recordártelo…
Y, a la vez, todo es exactamente igual.
Justo como debe.
.
-- epílogo --
.
- Naruto dice en su carta que regresará pronto, Kakashi... No puedo ni imaginar cómo reaccionará cuando conozca a Yuuki y Kousen…
- Iruka, estaba pensando... Cuando me preguntaste sobre lo que creía... ¿Recuerdas?
- ¿Kakashi?
- Sobre todo el embarazo, por qué pasó, la conexión… ¿Tú sabes qué significa? ¿Que en todo el mundo, en todo el universo, existan dos chackras tan compatibles? ¿Que sean los nuestros? ¿Que de todas las probabilidades, de todos los lugares en el mundo, hayamos terminado los dos en Konoha, los dos ninjas, los dos maestros de Naruto? ¿Que nos hayamos conocido y relacionado? ¿Sabes qué significa?
- Pues… Es una gran casualidad, ¿no, Kakashi? ¿No fue eso lo que dijimos?
- Sí, fue una gran casualidad… Eso… Y que, tal vez, fuimos hechos el uno para el otro, ¿no? Tal vez nacimos para conocernos, para estar juntos…
Ambos están sentados sobre el césped, los niños dormitando sobre algunas mantas, nunca lejos de su cuidado.
Se quedan en silencio, pensando.
- Eso fue lo más cursi que he escuchado, Kakashi… - dice finalmente el moreno.
- Hehe… Lo sé… No sé de dónde vino… Recuerda que no he dormido dos noches seguidas por culpa de…
- Sonó como una de las novelas de Jiraiya-sama…
- Lo sé – dice rascando su cuello y visiblemente ruborizado.
- Fue lo más cliché, lo más cursi, trillado, romanticón, azucarado que he escuchado, Kakashi, y no puedo creer que haré esto, pero, Kami, ya lo dijiste y sólo me queda el toque final…
- ¿Iruka?
El moreno toma el rostro del Hatake con ambas manos para estrellar sus labios en un beso sensual, profundo, tierno, que los deja sin aire. Cuando se separan, tienen los rostros rojos, las respiraciones agitadas, los ojos brillando… Kakashi le hace un comentario estúpido sobre recién haber dado a luz y ya estar buscando hacer otro hijo e Iruka lo golpea en el hombro porque siempre, siempre, el peliplateado inicia los momentos, y siempre, siempre, tiene que arruinarlos. Pero no importa.
Eso fue lo más cerca que han estado a decir te amo.
Y, después de todo, ¿quién necesita las palabras?
Hablar, pensar, razonar, lo lógico... Están sobrevaluados.
Siempre hay un milagro, siempre puedes mostrarlo... Siempre sentir basta.
-
-
- el primer fin, el inicio de todo -
-
-
-
uuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu extra uuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu
.Yuuki tenía los ojos azul oscuro, el cabello plateado y la piel morena. Le fascinaba dormir todo el día. Kousen tenía una mirada chocolate, piel blanca y cabellos café. Él siempre estaba despierto, hasta en las noches, siempre haciendo algo.
Tan lindos, los dos.
Pero eso no fue lo primero que Naruto pensó.
Naruto acababa de regresar a su querida Konoha, saludando a sus amigos en su camino a casa de Iruka-sensei. Nunca reparó en las miradas raras que recibía.
Si fuera un chico más despierto, se habría dado cuenta de que algo raro pasaba. Después de todo, no era normal que tanta gente lo siguiera como si se tratara de una caravana.
- Er, Naruto-kun, ¿sabías qué…?
- Shhh, Lee-kun, ya se enterará…
- Pero…
- ¡YA SE ENTERARÁ!
- Hai, Sakura-chan, como tú digas…
Tocó la puerta, nadie le abrió. Ingresó como si fuera su casa. Bueno, era casi su casa.
Y allí, en la cocina-comedor, estaba Kakashi, luciendo un encantador delantal blanco sobre su traje ninja, preparando quién sabe qué cosa, ocupado en extraer todo el aire de los pulmones de querido-adorado-idolatrado Iruka-sensei.
Eso y los dos niños que estaban en el corralito.
Ese día, Naruto lo supo (después de tres arduas horas de intentar calmarlo por el escándalo, y otras tres más para detener su emocionado llanto, luego de que Iruka dijera que se sentía muy feliz pues los niños "al fin habían conocido a su hermano mayor").
La familia estaba reunida.
- ¡No te atrevas a cambiarme de tema, Kakashi-sensei! ¿Cuándo piensas casarte con Iruka-tousan? ¿Eh? ¡He venido para poner en orden esta casa!
- Naruto…
Sí, la familia estaba reunida al fin.
-
-
-
No olviden que:
- Kousen (光線 o 幸線): kou (光), "luz", o kou (線), "felicidad" y sen (線), "rayo, línea"... Rayo de luz, rayo de felicidad
- Yuuki (優希, 悠希, 優輝 o 悠生): yuu (優), "dulzura" o yuu (悠), "relajado" y ki (希), "esperanza", ki (輝), "resplandor, brillo" y ki (生), "vida"... Resplandor de dulzura, dulce esperanza
Tendremos más de estos chicos en el futuro. Espero (y trataré) sin mucha demora. Lo que sea que sea, lo será para siempre... Risas, lágrimas, peleas, penas, amor, más risas, esperanza, ilusiones... para siempre.
Y recuerden que sus comentarios son siempre bien recibidos, atesorados... y mejores que las horas de sueño que aún me faltan!!
Que estén bien! Cuídense!
Kisses!
Hina
