Éste es un fic que comencé a escribir sin la intención de ello, es decir:

Era un reto para un foro de Sherlock en el que tenían que salir John y Moriarty interactuando entre ellos, y el resto de personajes eran de libre albedrío. Y de verdad, no sé cómo, empecé a escribir, me pasé del límite de palabras y seguí escribiendo hasta... Hacer ésto, que realmente me está encantando.

Advertencia: Contenido Slash.

¡Nos vemos abajo!


Miró a su amigo junto a él. Estaba totalmente sumergido en una pila de papeles desde la mañana, y la luna ya estaba en lo alto de la noche, a veces le asombraba la capacidad de trabajo que tenía, aunque como si fuese nuevo. Suspiró.

- Sherlock, deberías de descansar.- Le habló colocándose junto a él, tratando de ver qué narices estaba haciendo.

Abrió los ojos sorprendido al encontrarse qué era lo que... ¿investigaba?

Cientos de datos acerca de Moriarty, de sus pasos, de todos los asesinos que tenía contratados y los que seguía buscando que aún no había encontrado, de los lugares que frecuentaba, de las personas con las que se veía, incluso de su tiempo con Molly Hooper.

- Ésto... Es...- Balbuceó sin poder creer todo lo que veía frente a él. ¿Cuándo había recopilado tanta información? ¿Y por qué él no se había dado cuenta? Era imposible que lo hubiese hecho a sus espaldas, entre otras cosas, porque siempre estaba con Sherlock.

- John, estoy trabajando.- Le respondió pasando una hoja, entrecerró los ojos y pasó uno de los dedos por la siguiente hoja, leyendo uno de los párrafos concentrado.

- Tienes que comer.- Bufó volteándose hacia la cocina.- ¿Volviste a encontrarte con él?- Preguntó preparando la cena.

- Sí.- Contestó simplemente.- Fue muy... divertido.- Añadió.

John rechinó los dientes. ¿Divertido? ¿Desde cuándo él encontraba divertido dar caza y reunirse a la vez con ése asesino? Tomó aire con la vista perdida en algún lugar de la cacerola con agua que había puesto a calentar.

A veces... sentía celos.

Unos celos horribles e insanos. De esos que le quebraban la cabeza y le taladraban el cuerpo. Totalmente irreales, totalmente confusos. Odiaba a Moriarty. No solo porque pusiese en peligro a todos, sino porque... Sherlock parecía estar más interesado en el demente, que en él... ¿Debía de convertirse en un psicópata para que el detective le prestase algo de atención? Sonrió de forma triste e irónica. Sin duda, no entendía lo que ambos se traían entre manos. Se habían encontrado varias veces, lo sabía, si Moriarty solo quisiese matarlo, ya lo hubiese hecho, o solo estaba jugando o había algo más... Pero Sherlock no le contaba nada de sus visitas. Tampoco de las veces que lo había intentado matar, aunque ahí John casi siempre estuvo presente, para protegerlo.

Removió la sopa suavemente, sin mucho ademán de interés.

A la mierda. Tampoco quería seguir con la conversación. ¿Por qué últimamente hablaban también tanto de Moriarty? Bueno, ésta vez había sido su culpa pero... El resto del tiempo... Parecía ser el asunto favorito ahora mismo. Quizás porque era un reto para Sherlock... Uno que le estaba costando resolver por lo que se veía, pero también no podía evitar pensar en por qué...

- John.- Escuchó a su espalda.

¿Es él importante para Sherlock? Como si se complementaran... Como si se necesitasen el uno para el otro...

- Ey, John.- Volvió a repetir.

Sin duda... Estaba celoso. Terriblemente celoso. Él quería ser el tema favorito de Sherlock, quería... ser importante para...

- ¡John!- Vociferó detrás de él, despertándolo del sueño.

Miró lo que estaba haciendo y el agua chisporroteaba fuera de la cacerola, por lo que se había derramado, desde hace un buen rato.

- Lo siento.- Murmuró apurado apartándola del fuego para limpiar todo.

- ¿Estás bien?- Preguntó, parecía había vuelto a sus papeles, y no vio necesario responder, ni siquiera era cierto que se preocupase realmente. Solo tenía mente ahora mismo para... Moriarty.

Sirvió la cena tranquilamente, sentándose frente a su amigo para supervisar que comiese, intentando mantener la calma, pero estaba profundamente deprimido, y no lo entendía. Sherlock estaba aquí, con él, ¿por qué tendría que sentir celos de Moriarty? De pronto, se detuvo, encontrando la respuesta. Porque... él... había conseguido lo que él no. Su atención. La cuchara cayó al suelo sin que pudiese inmutarse.

- John, estás más patoso de lo normal.- Enarcó una ceja mirándolo, quien despertó y cogió la cuchara de inmediato.

- Lo siento.- Agachó ligeramente la cabeza, terminando su comida.

- ¿Qué es lo que te pasa?- Se recostó sobre su silla, mirándolo, era extraño su comportamiento.

- S-Solo estoy cansado.- Sonrió forzadamente.- Voy a ir a la cama ya.

- Yo seguiré aquí un rato más.

- Si me levanto y sigues aquí, te arrastraré por todo el suelo hasta meterte en la cama para que duermas.- Lo amenazó llevando el resto de cena a la cocina.

- Buenas noches a ti también John.- Rodó los ojos, sumergiéndose de nuevo.

- Buenas noches...- Susurró dirigiéndose a su cuarto.


Maldito Moriarty, maldito Sherlock. ¡Maldito el momento en el que nacieron en éste mundo! Estuvo a punto de gritar de rabia, pero no entendió por qué, se contuvo. Tenía las lágrimas a flor de piel. Joder, qué sensible que estaba. Se apretó dentro de su chaquetón, mirando el taxi por el cuál acababa de irse Sherlock... Sin él. Aquello comenzaba a hacerle pensar qué demonios hacía él allí.

Comenzó a andar en la fría y oscura calle londinense hacia su casa.

Sherlock ya no le echaba a penas cuentas, solo para servirle la comida y obligarlo a dormir, el resto del tiempo... Era totalmente invisible. Ahora mismo, lo acababa de abandonar, marchándose solo a algún lugar sin dejar que lo acompañase... ¿Qué había hecho? Se detuvo un instante, mirando hacia el suelo, ¿habría ido a verle? Se encogió en sí mismo, y continuó andando. ¿Por qué tenía ésos pensamientos? ¿Cuándo había empezado a acceder aquello? Probablemente desde que hacía días, se auto-admitió que estaba celoso.

Hacía frío... Mucho frío... Podría llamar a un taxi, pero... Quizás aquello le despejaría las ideas. Levantó la cabeza, dejando que el aire azotase su cara y con violencia moviese su pelo.

Joder... Ésto no podía estarle pasando a él.


Frunció el ceño cabreado. Anduvo pisando fuerte hasta el laboratorio del estúpido de Sherlock. Estaba cansado. Hasta las narices. Sí, de nuevo. Y no solo éso, si no que ahora, ¡se atrevía a preferir a Moriarty sobre él! Ésto era inadmisible, ¡increíble! Él que lo había dejado todo siempre por Sherlock, ahora le cancelaba un plan anterior, ¡por ver a ése estúpido demente! La sangre le hervía como si estuviese dentro de una hoguera.

- ¡Joder!- Abrió de un portazo, irrumpiendo dentro de la sala. Molly tampoco estaba allí, cosa que agradeció.

Su mirada se dirigió hacia la mesa, donde estuvo a punto de pegar un puñetazo, pero el ver el móvil de Sherlock lo detuvo. ¿Se había dejado el móvil aquí? ¿Cómo...? Frunció el ceño. Era muy raro que se lo dejase así por así en cualquier sitio... Y más si iba a ver a un criminal de tal calibre... ¿Podría estar en peligro?

Tuvo la tentación de revisarlo. De aclarar todas sus dudas, de... quizás... aclarar qué había entre Moriarty y Sherlock, era cierto que... ¿se querían matar mutuamente? ¿O era que...? Lo tomó dubitativo, mirándolo con confusión. Él no era ésa clase de persona. Él no era ésa... clase de persona. ¿Qué estaba haciendo? Dejó el móvil en el mismo sitio donde lo encontró y dio media vuelta, necesitaba regresar a casa, necesitaba relajarse... que le diesen al estúpido de Sherlock Hol...

"Ring-ring"

El teléfono de Sherlock comenzó a sonar a su espalda, deteniéndolo en el sitio. Se giró hacia él tragando saliva. ¿Debería de cogerlo? ¿Y si era importante? ¿Y si era él? Se acercó de nuevo, sosteniéndolo ya en la mano. No ponía quién llamaba. Cogió aire tratando de tranquilizarse.

- ¿Diga?- Contestó a la llamada, algo nervioso.

- Vaya, vaya... Mira quién tenemos aquí...- Era... Se le congeló la sangre. ¿Moriarty? ¿No habría llegado Sherlock a su cita?

- Sherlock no está, ha salido hacia donde quiera que os hayáis citado.- Respondí simplemente, con voz tosca e indiferente.

- Pareces enfadado, John Watson.- John frunció el ceño, ¿qué coño quería?

- No sé qué tipo de trato tiene Sherlock contigo, pero a mí me das más que pena.- Bufó, ahora sí que estaba enfadado.

- Ah... Así que... ¿Estás enfadado conmigo? ¿Te he robado a tu amigo?- Dejó escapar una carcajada al otro lado del teléfono.- Eres tan poca... cosa, no se como te permite estar a su lado.- Su voz era melodiosa, tranquila, algo aguda, y sin duda, a John le daban ganas de estrangularlo, pero simplemente, abrió más los ojos, ungido en ira.

- Él no es nada mío, y tú solo eres su experimento y caso.- Le recordó. ¿Por qué estaba hablando con él?

- Ah... Si eso es lo que quieres creer... No te lo impediré.- Colgó.

¡Colgó!

Estuvo a punto de tirar el móvil contra una pared, ¡le había colgado! ¡Increíble! ¡¿Todo el mundo se reía de él o qué?!

- John.- La voz de Sherlock se escuchó de pronto a su espalda, sobresaltándolo.

- ¡¿Qué?!- Le habló de mala manera girándose hacia él, totalmente enfadado y con el ceño fruncido.- Toma, esto es tuyo.- Le tendió el móvil casi estampándoselo en la mano, el detective lo miraba atónito y confundido, ¿qué demonios le pasaba a John?- Ah, ha llamado Moriarty, ¡¿no deberías de estar allí?!- Terminó diciendo mientras salía por la puerta del laboratorio, cerrándola de un portazo.

Sherlock se quedó allí, mirando aún con las cejas alzadas el camino por el que se había marchado. ¿Pero qué...? ¿Qué acababa de suceder...?


Llegó al bloque pisando fuerte. ¿Quién demonios era Moriarty para decir o no decir sobre su relación con Sherlock? ¡¿Cómo lo iba a apartar de su lado?! Él llevaba soportándolo una eternidad más que cualquiera que lo hubiese intentado -y fracasado-, ¡ni si quiera podría estar ahí para siempre, como estaba él!

Se dio cuenta de que un par de lágrimas de desesperación cayeron por sus mejillas.

- ¡Joder!- Casi gritó descargando su ira con un puño sobre la pared, sin importarle que la Sra. Hudson pudiese escucharle.

Se sentó en uno de los escalones de la escalera, colocando su cabeza entre ambas manos. La conversación con Moriarty se repetía una y otra vez en su cabeza, como si hubiese colocado la opción de bucle, torturando cada parte de su cerebro, que en vez de desecharla, la recordaba con más ahínco.

No era poca cosa para Sherlock... Apretó el pelo entre sus manos, al igual que el rostro. Llevaba pensándolo desde entonces, incluso antes... ¿Era suficiente para estar al lado del detective?

- ¡John!- La voz de la Sra. Hudson lo interrumpió. Vaya, así que, sí estaba aquí.

- Hola Sra. Hudson.- Se puso en pie con intención de subir las escaleras.

- ¿Qué ha pasado?- Preguntó algo atemorizada.

- No se preocupe.- La dejó estar llegando hasta su piso.

Abrió la puerta con pesadez. Estaba cansado, muy cansado, solo quería olvidar todo ésto, lo que había pasado, lo que Moriarty le había dicho, no habían sido más que mentiras, como siempre, puras tretas. Dejó su abrigo en el perchero y caminó hacia el salón.

- Hogar, dulce hogar.- Dijo una voz dentro que le hirvió la sangre.

- ¿Cómo has conseguido entrar?- Llegó y allí lo vio, sentado en su sillón, mirándolo con autosuficiencia que quería quitarle de la cara a puñetazos, pero se quedó en la puerta de la habitación.

- ¿Ahora me tienes miedo?- Con cara de cínico, rió por lo bajo, mirándole nuevamente con los ojos muy abiertos.

Y él teniendo celos de éste demente...

- ¿Cómo has conseguido entrar?- Repitió severo.

- He conseguido entrar en el Palacio de Buckingham, ¿qué te hace pensar que aquí no?- Volvió a reír descruzando sus piernas.

- ¿Qué quieres? ¿Y Sherlock?- Frunció el ceño, ¿no debería de estar con él? ¿Le habría pasado algo?

- No vine a verlo a él...- Murmuró levantándose del sillón.

John se puso en tensión al escuchar sus palabras. ¿Había venido a buscarlo a él? Abrió los ojos un poco más, totalmente sorprendido. Sabía que era un asesino muy peligroso, y él... bueno, era un ex-combatiente, pero no tenía ningún arma, cosa que dudaba que él tampoco, así que no tendría muchas posibilidades contra él, a pesar de ello, lo mataría solo con sus propias manos si hacía falta.

- ¿Crees que tengo intención de matarte?- Comenzó a reír de nuevo, pero ésta vez de forma alborotada, se estaba riendo... ¿de verdad? Aquello hizo enfadar a John, aún más.- No me mancharía las manos contigo John Watson, eres más divertido vivo.

- ¿Me estás vacilando Moriarty?- Parpadeó sin entender nada.- ¿Qué quieres entonces?

- Charlar...- Tomó una manzana de la mesa y la observó como quien mira una pieza de arte.- de ti.

- ¿De mi?- Atónito, realmente atónito.

- Pareces ser alguien muy persistente, ¿por qué no dejas a Sherlock tranquilo? Sería todo mucho más... Oh no, si lo dejases, sería más fácil.- Comenzó a decir, parecía que deliró a mitad, hablando consigo mismo.

- ¿Qué quieres?- Bufó entre dientes, cansado de que se burlase de él.- No te tengo miedo Moriarty.- Trató de aparentar tranquilidad.- Tu siempre contratas asesinos, no te mancharías las manos de sangre.

- ¿Qué has dicho?- Pareció maravillado al escucharlo, mirándole fijamente.- ¿Se te ha pegado éso de pensar de Sherlock?- Sonrió anchamente, aún mirándolo.

No solo Sherlock se burlaba de él por no ser lo suficientemente inteligente, si no que ahora, ¡también se burlaba de él Moriarty! Bueno, y Mycroft también se burl... ¡Ahora no importaba!

- Pero no he venido por éso...- Se levantó de su asiento, dando un par de pasos hacia John, el cual puso de nuevo sus músculos en tensión, preparado para defenderse o atacar si era necesario.- Me quedé preocupado por ti ésta tarde.- Anduvo un par de pasos más, deteniéndose a unos metros de John. Ambos se miraban fijamente desde aquella distancia.- Pensé que estarías triste...- Comenzó a poner cara de tristeza.- Como estás perdiendo a Sh...

- ¿Estás interesado en Sherlock?- Preguntó John directamente, sin dejarle que jugase con él, ya era suficiente.

- ¿Éso piensas? Ah, espera... ¿Un interés romántico?- Esbozó una gran y enorme sonrisa, que le heló la sangre al rubio, pero no se dejó amedrentar.- ¿Qué pasaría... si te digo que sí?- Alzó una ceja, aparentemente divertido.

- Que no tendrías ninguna oportunidad con Sherlock.- Ésta vez estuvo a punto de reír él, y creo que Moriarty lo vio.

- ¿Y el que no esté aquí contigo, si no esperándome en algún lugar, no te dice nada?- Preguntó casi victorioso. John lo miró un instante, ¿de verdad le estaría esperando? No, él debía de confiar en Sherlock...

- No tienes ninguna prueba de ello.- Se encogió de hombros, simplemente.

- ¿Y todo éste tiempo, tampoco te dice nada? ¿De verdad eres tan estúpido?- Entrecerró los ojos, tratando de herirlo aún más.

- No.- Mintió lo mejor que supo.- Eres solo un experimento de Sherlock, por ello, no me importa, acabaras en la cárcel Moriarty, o muerto.- Trató de creerse aquello él mismo, pero no podía, luchaba por no titubear y tartamudear, y por lo que parecía, fue suficiente.

- Eres alguien curioso John Watson...- Murmuró echándole un vistazo de arriba a abajo, escudriñando finalmente sus ojos. Si no fuese, porque la situación lo tenía estático, se hubiese sonrojado, totalmente avergonzado.- Un día temes que tu... Sherlock se vaya...- Hablaba tan calmadamente, mirando ahora hacia todos lados. Dio un par de pasos más, quedando totalmente frente a frente.- Y ahora, me lo das en bandeja de plata, ¿crees que éso le gustaría?- Lo miró fijamente, desde allí.

- Moriarty, deja de...- Frunció el ceño, apretando los puños enfadado.

Totalmente en tensión y alerta a su más mínimo movimiento. La mirada de Moriarty quemaba. Podía sentirla atravesando sus ojos, recorriendo todo su ser. Estuvo a punto de jadear. Hace tiempo, pensó que sus ojos eran iguales que los de Sherlock. Dos perlas inexpresivas que danzaban por todo el mundo mejores que cualquiera sin fijarse en nada en particular, pero conociéndolo todo sin hacerlo. Sin embargo, desde allí, no lo vio de aquel modo. No sabía qué quería expresarle, pero... Veía miedo. Algo confundido, no pudo apartarle la mirada. En Sherlock, nunca pudo ver como en el resto de las personas, qué reflejaban sus ojos, sin embargo... Moriarty no era como Sherlock, por mucho que se empeñasen en pensarlo, o él mismo en creerlo. ¿A qué tenía miedo? Parpadeó lentamente, dándole una nueva sensación. Veía una profunda soledad, una de ésas en las que no se tiene ni a uno mismo. Por un momento, sintió... ¿lástima? Seguía pensando que estaba quemándose, que tenía un volcán delante con el punto de mira fijo en él. Sherlock era un témpano de hielo, su mirada helaba el corazón. Entonces lo comprendió. Moriarty y Sherlock eran las dos caras de una misma moneda.

Apartó la mirada un instante, sin poder evitarlo. Quería comenzar a jadear, huir de ahí, pero su mente no se lo permitía, parecía totalmente enlazada a la de Moriarty. Trató de murmurar que se apartase, pero... volvió a sus ojos. Eran... tan indescifrables como transparentes. ¿Qué estaría viendo él en John? Algo de pronto, pareció vislumbrarse en sus ojos, un pequeño instante, tan fugaz, que no le dio tiempo a verlo con claridad ¿Por qué no...?

- Pero no dije que fuese así.- Habló de pronto desviando su mirada de John.

Las piernas le flaquearon un instante, pero tomó aire con violencia, manteniendo la compostura y el ceño fruncido, combativo. ¿Qué era lo que había visto exactamente en ése destello? Atendió sus palabras recordándolas.

- No juegues conmigo.- Bufó enfadado, recobrando el aire perdido, consiguió dar medio paso hacia atrás antes de que le mirase.

- Oh, pensé que eras un tipo divertido.- Su tono de voz parecía decepcionado.- ¿No te enseñó Sherlock a jugar?- Volvió a avanzar ése medio paso hacia él.

- ¿Qué?- Confundido, olvidó retroceder el paso que Moriarty había avanzado.

- Una lástima...- Murmuró casi para sí sin quitarle el ojo de encima, levantó su mano y John entró en tensión, pero casi se quedó boquiabierto cuando solo le acarició la cara con ése rostro de decepción y la bajó.

¿Qué acababa de...?

- Si no te enseña él... Tendré que hacerlo yo.- Esbozó una media sonrisa maliciosa que hizo al rubio despertar de lo que acababa de suceder, pero Moriarty fue más rápido, de un pequeño empujón colisionó el cuerpo del ojiverde contra una pared, recibiendo un quejido de su parte. El pelinegro sonrió satisfecho sujetándolo de los hombros contra ella.

John, algo aturdido, lo sujetó de las muñecas, levantándole los brazos hacia arriba, quitándole el agarre sobre él mismo. Sabía que no podía confiar en un hombre como Moriarty, ¿acaso lo había hecho en algún momento? No, la verdad era que no, simplemente se había impresionado de que no lo matase en el instante, pero ésto estaba prevenido. O bueno, no, o no le hubiera estrellado contra la pared. ¿Cómo lo había hecho?

- Me gusta ser correspondido.- Rió entre dientes aún con los brazos en alto.

Únicamente, pudo abrir los ojos de par en par al notar los finos labios de Moriarty sobre los suyos propios. Había adelantado todo su cuerpo dentro de sus brazos, accediendo perfectamente a su boca, pegando totalmente su cuerpo con el suyo. No supo si aflojar el agarre de lo estupefacto que se encontraba o darle una patada en el estómago y separarlo de él. Lo besaba violentamente, no pudo corresponderlo, ni si quiera pensó en hacerlo. Moriarty... ¿Lo estaba besando?

Todo comenzó a dar vueltas a su alrededor, ¿qué...? ¿Por qué lo estaba... besando? ¿Era un juego? Éso había dicho. ¿Pero y Sherlock? ¿Dónde estaba Sherlock? ¿Él no estaba interesado en el detective? No entendía nada. Sus labios se movieron un pequeño instante contra los del pelinegro. ¿Pero qué? Soltó el agarre y tomó a Moriarty del cuello del jersey que llevaba, intentando apartarlo, pero éste a su vez, se había aferrado a él mismo para que no lo consiguiese. ¡¿Qué demonios?! Trató con todas sus fuerzas de hacerlo, pero a la vez, el beso se iba intensificando entre ambos. ¿Qué estaba haciendo...? Las imágenes de Moriarty comenzaron a dar vueltas. ¿Estaba... interesado en John?

De un fuerte empujón, consiguió apartarlo de él, casi tirándolo al suelo.

- ¿Ya?- Rió entre dientes, antes de que el rubio totalmente colérico, adelantase su cuerpo y su brazo para darle un derechazo en plena mejilla y tumbarlo en el suelo, haciéndole soltar un gemido de dolor, acompañado de una risotada.

Lo levantó del suelo cogiéndolo del mismo jersey, volviendo a atizarlo en el estómago, acababa de perder el sentido de él mismo y ni si quiera pensó en las consecuencias, a la mierda.

- ¿Me... dirás que... no te gustó?- Rió por lo bajo tosiendo.- Lo siento, John Watson, pero ésto... no va a quedar así.

John aflojó el agarre sin darse cuenta. ¿Qué...? Y cayó al suelo desplomado.


- Ughh...- Gimió removiéndose sobre sí mismo con los ojos cerrados, abrió la boca suavemente y comenzó a jadear. ¿Qué...? ¿Dónde estaba...?

De pronto, levantó sus párpados con fuerza y se incorporó rápidamente en la cama, con los ojos como platos.

- ¿Dónde te crees que vas?- Dijo una voz cerca suya.

- Ugh.- Repitió llevándose las manos a la cabeza, todo le daba vueltas... ¿Qué diablos le había pasado?

- ¿Te encuentras bien?

- Hmn...- Trató de asentir sin conseguirlo, ¿podría hablar?- ¿Que... me ha... pasado?- Balbuceó tratando de lidiar con aquel malestar general.

- Entré en el piso y te encontré tirado en el suelo del salón.- Respondió Sherlock mirándolo fijamente.- Habías perdido el conocimiento aunque tu corazón latía más rápido de lo que debía, pensé que te habías drogado.

- Joder...- Se quejó consiguiendo tomar control de su propia mente, se echó un poco hacia atrás, apoyando su espalda en el cabecero, dios.- Espera, ¿de verdad pensaste que yo me había drogado?- Preguntó consiguiendo mirarlo anonadado.- Y tú eres el detective aquí...- Puso mala cara, deseando que todo fuese una pesadilla.

- ¿Me vas a decir qué ha pasado?- Preguntó directamente, después de observarlo durante unos minutos.

Ahora, no sabía qué contarle a Sherlock. Estaba en terreno movedizo. ¿Qué le podía contar y qué no? Se le creó un nudo en la garganta, entre la espada y la pared, como había estado anteriormente... Recordó el momento, y parpadeó rápidamente... Por amor al cielo...

- Cuando llegué a casa Moriarty estaba dentro.- Torció la boca, sin mirar a su amigo, se veía incapaz.- Comenzó a decirme cosas... Sin sentido, y cuando le ataqué y lo tumbé en el suelo, me debió de... inyectar algo, qué se yo.- Hizo un par de gestos con la mano ofuscado, el estúpido de Moriarty le había ganado aquella tarde.

Ante el silencio de Sherlock, John lleno de incertidumbre volteó su mirada hacia él. Mantenía sus ojos fijos en los suyos, como siempre, pero únicamente lo miraba, parecía no tener pretensión de hablar. ¿Qué...? Sus ojos lo perforaban, de nuevo le superaban. Revocó de nuevo el recuerdo de hacía unas horas. No se había equivocado al pensar aquello, los ojos de Sherlock eran... totalmente diferentes a los suyos. Le mandaban escalofríos por todas partes de su cuerpo, congelando todo su ser ante sus ojos. Y entonces, lo comprendió, ahogando un pequeño jadeo. ¿De verdad... Jamás había sentido? No pudo apartar la mirada, como todas las veces anteriores, se quedaba hipnotizado ante ésas pedazo de esferas azules, tan nítidas como enigmáticas, nadie nunca supo, ni sabría lo que hay tras ellas. Aunque en el instante en que se quedaba mirándolo, le reconfortaba, puesto que por ése tiempo, era el único interés de Sherlock, y podría decirse, que era suyo.

- Lo siento.- Consiguió parpadear apartando la mirada al recordar sus labios presionados contra los suyos, encogiéndose sobre sí.

- No lo lamentes.- Exhaló con suavidad.- No vas a solucionar nada haciéndolo, además, fue culpa mía.- Se encogió de hombros levantándose de la cama.

John le dirigió una mirada interrogante, ¿culpa suya? Sherlock, ¿qué demonios has hecho ahora?

- Por dejarte solo.- Terminó con lo que parecía una especie de burla hacia su persona pero... ¿Por qué le había sonado a excusa? Allí estaba pasando algo que se le escapaba, y al final, los iba a mandar a ambos al diablo.

- ¿No será al contrario?- Se quejó el rubio, tomando por fin posesión de su cuerpo completo.- Eres tú el que sale herido cada vez que no estoy cerca.- Se burló por lo bajo, sentándose en el borde de la cama. Aún estaba algo mareado.

- Y por no estar cerca, saliste herido.- Alzó las cejas mirándole de nuevo, victorioso.

- Tu culpa fue.- Dijo rápidamente y sin pensar, volteando los ojos hacia él inmediatamente al decir aquello. Pero no vio nada, quizás quiso ver decepción, confusión, tristeza, pero... únicamente lo miraba... Y jamás había conseguido ver algo en ellos... Sherlock... Si quieres decirme algo... Deja de hacerlo así.- ¿Tú no habías quedado con él en ése momento?- Carraspeó tratando de cambiar el tema.

- Hmn... Sí.- Respondió sin más.- Pero llegué tarde, pensé que se había marchado.

- Pues a qué buen sitio se marchó.- Gruñó por lo bajo apoyando las manos en la pared intentando levantarse.

- ¿Te duele algo?

- Un poco la cabeza.- Se la sujetó con la mano restante, poniendo pies en polvorosa.- Creo que caí de frente, extraño es que no me la haya abierto.

- No creo que cayeses totalmente, si no has hecho ninguna lesión más, Moriarty se aseguró de dejarte caer con cuidado de no matarte.

- ¿Qué...?- Parpadeó caminando lentamente, sentía que se mareaba otra vez. ¿Moriarty?- Deja de decir tonterías Sherlock.

Vio como el pelinegro alzó una ceja ante la respuesta de John. Y simplemente se marchó de la habitación, sin decir nada más. ¿No le iba a contestar? Se llevó ambas manos a la cabeza, totalmente atorado, ¿qué demonios estaba pasando aquí? ¿Por qué Sherlock quedaba últimamente con Moriarty? ¿Por qué éste le había besado? ¿Por qué no podía dejar de pensar en la diferencia entre el frío y el calor? ¿Por qué... se sentía tan... desprotegido?

- Sherlock.- Lo llamó desde el umbral de su habitación, viéndolo caminar por todo el piso.- ¿Por qué últimamente te ves con Moriarty?- Preguntó con la cabeza gacha, lleno de incertidumbre.

- No te gustaría.- Respondió el pelinegro deteniéndose en mitad de la sala.

Su corazón comenzó a latir desesperadamente. Era... cierto... ¿cierto? ¿El qué? Que Sherlock y Moriarty... No te gustaría. Cerró los ojos con fuerza. ¿Qué había visto Sherlock en él? ¿Podría decirle que lo había besado? ¿Que le faltó forzarle allí mismo? No dudaba de que lo hubiese intentado pero...

- Pero no deberías de volver a acercarte a él.- Siguió hablando el detective desde allí. John, confundido, avanzó hasta el salón con cuidado.- Es un hombre peligroso, no puedes enfrentarte a él John.- Le regañó severamente, estaba muy serio, más de lo normal.

- ¿Qué quieres decir con que no puedo enfrentarle?- Frunció el ceño con fuerza, ¿ya empezaba con lo mismo? ¿Qué? ¿No era lo suficiente...?

- No eres igual que Moriarty, él es parecido a mí.- Respondió, John ya estaba a ése tipo de respuestas, pero por algún motivo, se enfadó más de lo normal.

- Ah, ¿y por éso no podría enfrentarle? Te recuerdo serví en el ejército, y los habían más fuertes que yo.- Bufó cabreado.

- John, por favor.- Rodó los ojos, dirigiéndole una sonrisa de superioridad.

- Podría con Moriarty.- Le señaló con los ojos muy abiertos, asintiendo levemente.

- Sí, claro.- Rió entre dientes de nuevo.

Era muy triste, que hiciese tanto tiempo que no lo había escuchado reír. Probablemente... ¿Desde que empezó a quedar con éste espécimen? ¡Joder! ¿Por qué tenía que meterse en medio de todo?

- Ya verás.- Frunció el ceño volteándose hacia la cocina. Arrepintiéndose al instante, se le había pasado el hambre.

- John, no vayas a hacer nada estúpido.- Le advirtió.- Te he dicho que no vuelvas a verlo, y si lo haces, ni se te ocurra permanecer mucho tiempo en una habitación.


Realmente, ¿qué quería demostrar? ¿Que podía con él? ¿Que Sherlock no tenía razón? ¿Que Moriarty no tenía razón? ¿Que nunca se dejaría ganar por un ser así?

Pudo haberlo hecho, hacerle caso a su última advertencia, pero... No lo hizo.

Moriarty volvía a encontrarse sentado por sorpresa en su sillón, y John no se había inmutado de su presencia hasta que entró en la estancia.

- Vaya, vaya, vaya... John Hamish Watson...- Murmuró cruzando las piernas en el sillón.- No pensé que volviese a tener la oportunidad de estar en la misma habitación contigo.


¿Qué os pareció ésta primera parte? La verdad es que quiero hacer éste fic bastante largo.

Realmente el capítulo eran más de 8000 palabras, pero para racionaros y que luego no me matéis si tardo algo más con el siguiente capítulo, aquí va la mitad, y la semana que viene subiré el siguiente con la otra mitad.

Vale, ahora es cuando quizás lleguen las amenazas de muerte, hahaha

¡Un saludo y hasta pronto!