Capítulo 1. ¿Te casas conmigo?
A pesar de que llevaba viviendo con Hermione desde hacía dos años y de que llevaban juntos desde hacía cuatro, Ron aún se sorprendía pensando que era imposible que una bruja como Hermione estuviera enamorada de alguien como él. Los Weasley nunca habían tenido mucho dinero y, aunque ambos tenían buenos puestos de trabajo en el Ministerio, su situación económica no era ninguna maravilla. Vivían en un bonito apartamento en un barrio muggle de Londres, pero no podían permitirse grandes viajes por el mundo como Harry y Ginny. Y eso era algo que Ron se reprochaba siempre, él quería darle a Hermione todo lo que ella deseara, porque se lo merecía. Por eso, cuando se decidió a dar el paso de pedirle a Hermione que se casara con él, se prometió a sí mismo no reparar en gastos, trabajaría el doble en el Ministerio, haría horas en la tienda de Sortilegios Weasley y todo lo que fuera necesario para darle a Hermione la boda de sus sueños.
Lo primero que necesitaba era un anillo, por eso ese día se había ido pronto del trabajo para pasarse por aquella joyería muggle que había cerca del Ministerio, allí compraría ese anillo que tantas veces había visto mirar a Hermione. Cuando llegó no había más clientes por lo que en seguida fue atendido por un viejo hombre de aspecto amable.
―Buenas tardes joven, ¿en qué puedo ayudarle?
―Eeh, esto...hola ―Ron se preguntó por qué le costaba tanto hacer esto, ¡Por Merlín, solo iba a comprar un anillo!―. Quería...Quería un anillo, como el que tiene en el escaparate.
El hombre fue hasta el cristal del escaparate y al momento regresó con varios anillos. Se los enseñó a Ron, quién intentaba concentrarse y no hacer más el ridículo con aquel hombre.
―Es éste de aquí, estoy seguro de que sí ―dijo señalando uno de oro blanco, tenía un aspecto delicado.
―Muy buena elección, seguro que la joven afortunada estará encantada con este anillo. Y dígame, ¿Quiere que le grabemos algo? ―el hombre debió ver la cara de Ron, quien no había entendido que quería decir el hombre, porque seguidamente le preguntó―. Quizá el nombre de ambos, o alguna palabra o fecha importante...
―Ah eso...bueno había pensado poner wingardium leviosa... ―al ver que el hombre le miraba como si hubiera dicho una locura, Ron recordó que era un muggle, ellos no entendían de eso―. Esto...es un mote cariñoso entre nosotros...
Al ver que la cara del joyero se convertía en una sonrisa, Ron respiró aliviado, lo cierto es que fue el primer hechizo que Hermione le corrigió en su primera clase en Hogwarts. El recuerdo de aquella clase le hizo sonreír, no podía creerse que esa misma noche le fuera a proponer aquello a esa pequeña sabelotodo con la que tanto discutía, pero sin la cual era incapaz de vivir. En cinco minutos el pelirrojo salía de la tienda con una pequeña cajita en el bolsillo. Esa noche sería el gran momento.
Preparó la cena, algo que habría sido una locura de no haber contado con la ayuda de su madre. Había decidido crear un ambiente romántico, de esos que aparecían en las películas que tanto le gustaban a Hermione y a Ginny. Cuando lo tuvo todo listo, se sentó en el sofá a esperar a que Hermione llegara del trabajo. No había pasado ni media hora cuando se abrió la puerta de la casa.
―Ron ya estoy aquí ―la chica parecía decaída. Últimamente estaba muy apagada por culpa del idiota que había denegado la propuesta de reforma de la ley de regulación de criaturas mágicas en la que trabajaba Hermione. Ella y su interminable lucha por los derechos de los elfos.
Ron se levantó y fue al recibidor, donde se encontraba Hermione quitándose su capa de viaje. La rodeó con sus brazos y la besó en la frente.
―Hola pequeña, ¿Qué tal ha ido el día? ―Tras esta pregunta la chica se refugió en su abrazo y comenzó a llorar. Ron no podía verla así, odiaba verla llorar―. Ey no llores Herms, esos magos son unos cretinos, pero lo vas a conseguir, lo sé. Además, tengo una sorpresa que va a hacer que te olvides de todo ese asunto de los elfos. Así que sube a ponerte algo cómodo, a lavarte la cara y baja sin una lágrima.
La chica levantó la vista hacía esos ojos azules que siempre le habían transmitido calma. Besó a Ron y subió a su habitación. Mientras Hermione se duchaba, Ron acabó de servir la mesa, apagó las luces y encendió las velas. Cuando bajó Hermione, más calmada que cuando había llegado del trabajo, se sorprendió de la poca luz que había en el salón, ¿Qué estaría haciendo Ron? Seguro que estaba probando alguna broma para Halloween que George había inventado. ¡La última había quemado las cortinas del salón!
―Ronald, se puede saber qué... ―entraba decidida a sermonearle, pero se cayó de repente al ver la mesa perfectamente preparada y unas velas encendidas que daban un toque romántico a la habitación. Lo que más la impresionó fue encontrar a Ron arrodillado frente a ella con una delicada cajita en la mano.
―Hermione Jean Granger, sé que la mayor parte del tiempo que hemos pasado desde que nos conocemos ha sido discutiendo, la mayoría por tonterías o por mi culpa, también sé que en ciertas ocasiones me comporté como un gilipollas y te hice daño. Pero a pesar de todo eso, quiero que sepas que siempre, desde aquel día en el que un trol casi te mata por mi culpa, me prometí a mí mismo que nunca iba a permitir que nada malo te pasara, bueno esto no lo cumplí porque soy idiota y te hice daño en varios momentos, lo siento ―Ron se estaba poniendo nervioso por momentos, nunca se le había dado bien aquello―. Por eso quiero pedirte hoy que... ¡Maldita sea, esta caja no se abre! ―El pelirrojo se estaba poniendo igual de rojo que su pelo, Hermione soltó una pequeña risita, no creía lo que Ron estaba intentando proponerla, lo había soñado tantas veces...―. Herms, lo que estoy intentando decirte es, ¿Te casas conmigo?
―¡Por Merlín, Ron claro que sí! ―La chica dejó que le pusiera el anillo para después saltar a su cuello y besarlo, como había hecho años atrás en la Batalla de Hogwarts.
Disclaimer: Todos los personajes pertenecen a J.K. Rowling.
En un principio pensé en hacer todo lo de la declaración más "cuento de hadas", pero después, pensando que era Ron (con sus meteduras de pata y su problema a la hora de expresarse), decidí que algo tenía que pasarle, los nervios siempre le suelen traicionar al pobre. Sé que uno de los rasgos característicos de esta pareja son sus discusiones, son lo que les hace ser más ellos, pero el momento en el que Ron se declarara a Hermione, siempre he querido pensar que era sin una de sus peleas de por medio jaja ¡Espero que os guste! =)
