El blanco cubria por completo los bosques, los arboles apenas si alcanzaban a pintar un poco de verde en el nevado escenario, habían visto nieve antes pero nunca como esta, de repente, salida de la nada, en un momento el sol brillaba y al siguiente había comenzado la tormenta.

La considerablemente grande comitiva cabalgaba hacia el este, desde donde se rastreaba el helado viento, aquellos valientes soldados eran dirigidos por una enorme figura, un imponente hombre barbado, pelirrojo, la gruesa capa felpuda retozaba sobre sus anchos hombros, de pronto detuvo a la comitiva con una señal de su mano, un hombre a caballo surgió de entre la maleza, pareció confundido al encontrarse con tantas personas, iba muy bien abrigado y su caballo estaba claramente agotado.

El hombre se descubrió el rostro para hablar, su tez era blanca y su cabello castaño claro, saltaba a la vista que era extranjero.

-¿Qué tan lejos se extiende la tormenta? – dijo con un tono claro y limpio

-¿Quién quiere saberlo?- respondió bruscamente uno de los soldados

- Soy un mensajero, la nevada comenzó muy al sur y me enviaron para ver la extensión de la tormenta y si fuera posible llegar a alertar algunos lugares de su llegada – respondio el hombre

El líder del grupo se bajo hábilmente del caballo, la vieja pata de palo que colgaba de su muslo apenas si parecía un impedimento para que se moviera con agilidad.

- La tormenta lleva varios días y se extiende hasta las cataratas de fuego, a partir de ese punto parece disminuir un poco, algunos kilómetros mas por detrás de los picos se puede apreciar un poco de sol- dijo el hombre mientras señalaba hacia los puntos que el mensajero desconocia

- Ya veo… espero que logren detenerla pronto – suspiro el mensajero

- ¿ustedes saben como comenzó la tormenta?- grito uno de los soldados

- ¡como empiezan las tormentas¡ - exclamo el líder de la comitiva y después se dirigio al mensajero – hay algunos hombres por aquí que piensan que se debe a algún tipo de magia o hechicería – y después rio con cierta fanfarronería

- De hecho…- comenzó a decir el mensajero mientras miraba de reojo al que aun no sabia era el rey de aquel sitio – sabemos que se trata de hechicería –

- ¡lo sabia¡lo sabía¡ - exclamo una entusiasta chica al mismo tiempo que bajaba de un enorme y hermoso corcel – te lo dije padre, esto tiene magia por donde lo mires¡ - la chica parecía realmente entusiasmada , su abultada cabellera se movia mientras parecía burlarse de su padre

- Aaghhh .. – se quejo el cansado rey – ya basta…. ¿Qué es exactamente lo que sucedió? –

- Pues vera, no lo sabemos con certeza – respondio nervioso el mensajero – simplemente un día parece que nuestra joven reina como que enloqueció y lleno al mundo con el invierno eterno … -

-¿Tu reina hizo esto? – dijo la princesa – pfff… y yo crei que mama era un problema –

- ¡merida¡ - la reprendio su padre, no sin antes dejar escapar una sonrisa de complicidad - ¿de que reino dice que viene? – pregunto el rey

- Arendel – contesto el viajero – pero … -

Fueron interrumpidos por un suceso extraño, asi como fue raro ver la tormenta arrivar repentinamente a mitad del verano, mas extraño fue observar como de un momento a otro la nieve se derretía, se evaporaba el hielo en el aire y asi de pronto el sol comenzaba a brillar.

Todos se miraron sorprendidos y rápidamente dejaron caer las capas de viaje y los gruesos abrigos.

- Pero que demonios…- dejo escapar el rey

- Te lo dije Fergus esto es lo mas extraño que he visto en mi vida- exclamo un hombrecillo bajito con poco pelo rubio sobre su cabeza y unos enormes dietes frontales.

- ¡callate dingwall¡ nadie te pregunto – lo regaño el rey

- Te dijimos que era magia – comenzó la princesa con voz cantarina pero se detuvo ante la severa mirada de su padre, la joven vio fijamente al viajero que parecía incomodo ante toda aquella multitud - ¿asi.. que todo esto fue causado por su reina? – el hombre parecía mas nervioso que nunca – porque sabe que toda esta nieve arruino nuestras cosechas cierto? –

- Mire señorita yo solo soy un mensajero y no tengo que rendirle cuentas a usted ni a nadie a si que si me disculpa… - se dio media vuelta para subir a su caballo cuando este retrocedio por una veloz flecha que dio justo entre sus patas, giro lentamente y vio a la joven sujetando un arco con otra flecha apuntando a su cabeza.

- Pues resulta, que si tiene que rendirnos cuentas "mensajero" – dijo Fergus con desden mientras escupia al piso – porque esta hablando con el rey soberano de toda esta tierra y le acaba de faltar el respeto a mi primogénita y princesa heredera al trono, - dijo mientras señalaba a su hija – pero dado que no quiere rendirnos cuentas a nosotros vaya y haga su trabajo como mensajero y dígale a su reina que espere visitas pronto porque nuestros barcos arribaran en unos días –

- Ssii – alcanzo a balbucear el hombre mientras se subia nervioso al caballo mientras realizaba una complicada reverencia, lo vieron cabalgar a la distancia.

- Aun alcanzo a derribarlo del caballo – dijo la princesa con altanería

- No será necesario – respondió con la misma jovialidad el rey

- Nuestros barcos llegaran a Arendell antes que el – observo la hija del rey

- Lo se – respondio su padre – pero deja que el hombrecillo se canse

- A mama no le gustara que hagas amenazas a otros reinos – notó la princesa mientras cabalgaban hacia su castillo

- Yo no amenaze a nadie¡ - exclamo fingiendo sorpresa el soberano – yo simplemente aaaaam… ¡organizo reuniones diplomáticas¡ - ambos rieron mientras disfrutaban por primera vez en días del radiante sol.