Capítulo 1: Prefacio
La habitación oscura y sucia donde ella se encontraba se veía inundada por su continuo llanto desesperado. La mujer que la sostenía trataba, en vano de calmarle, intentando, quizás que todas las fuerzas de su amor materno calmaran a su pequeña hija de un mes. La cara de la mujer se veía cansada, pero aún así guardaba una belleza inexplicable en su interior. Quizás era su cabello negro y rizado que caía en forma de un elegante moño, o quizás sus ojos negros que guardaban un misterioso brillo en su interior… Pero en ese momento nada de eso importaba, solo el bienestar de la niña que cogía en sus brazos. Su bienestar, y quizás su silencio eran las cosas que ella anhelaba con el alma.
- Bella, ya es hora…-
El rostro del hombre que acababa de ingresar al cuarto demostraba temor y respeto a la vez por la mujer, que seguía hundida en la tarea de calmar a su hija. El hombre miraba la escena como si no comprendiera absolutamente nada de ello, pero por desgracia comprendía todo.
- Lucius, no se si es lo correcto, ella…-
- No debes vacilar en esto. Hemos llegado hasta aquí ¿Acaso quieres arruinarlo todo?-
- No, pero, ella no arruinará nada…-
- Si sigue aquí lo hará te lo aseguro. ¿Qué esperas? ¿Qué los aurores te tengan compasión por ser madre o algo por el estilo? Bella… seamos realistas…-
- Lo siento… señor pondré mi mejor cara de pobrecito para excusarme frente a los jueces… yo al menos cumpliré con mi señor e iré a Azkaban siendo leal a mi amo…-
- No… nunca… ¡Yo nunca haría eso! ¡Me ofendes de la peor manera!-
- Ya veremos Lucius… Ya veremos…
- Dame a la niña…-
- No… y es mi última palabra Lucius.-
- Será mejor que se la des si no quieres pasarla mal Bellatrix.-
- ¿Acaso eso es una amenaza, Rodolphus?-
La expresión seria que hasta el momento poseía el robusto hombre que minutos antes había ingresado al cuarto cambió rápidamente a una de furia. No podía, no podría, soportar nunca lo que esa mujer causaba en el. No podía soportar tampoco pagar el precio de sus errores con ella. Ahora estaba pagando muy caro el hecho de no valorarla como su mujer. Ella había desaparecido con quien sabe quién y había vuelto embarazada. No soportaba verla cargando a su hija bastarda en brazos, cuando nunca le había dado oportunidad a él de engendrar descendencia… Su enojo aumentaba, y no podía controlarla una vez que se desataba…
- Esto es por tu traición Bellatrix… ¡Crucio!-
La mujer se retorcía en el suelo, pero aún sostenía a la niña. Ella no sufría daños por la tortura, pero su llanto se volvía más fuerte al escuchar los gritos de su madre.
- Lucius… es ahora o nunca. Toma a la niña y lárguense ambos. Vendrán por nosotros en poco tiempo y no debes estar involucrado en todo esto.-
- Bien.-
El hombre rubio tomó a la niña y ambos se deshicieron en una nube de humo negra. Minutos después, se detuvieron en un edificio que se caía a pedazos. Estaba rodeado de plantas trepadoras, y lleno de rejas color negro. Todo el lugar tenía u aspecto de cárcel, pero en el cartel decía "Orfanato municipal Wool"
- Bien Mérope… es nuestra despedida… nos veremos pronto…-
Lucius dejó a la niña en el umbral de la puerta y llamó al timbre. Se escondió detrás de una mata y esperó hasta que la institutriz la tomó y la llevo adentro. Ahora todo estaba hecho. Al fin y al cabo, el plan se había realizado con éxito.
