Hola a todos!! Gracias por leer este fic de D.C!! La pareja protagonista no está todavía muy clara, pero en los próximos capítulos ya se desvelará el misterio!!

Espero que os guste y que os lo paseis bien leyendo está história o

Bueno, ya no os molesto más

byeeeeeeeeeeeeeee

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La nieve que cae sin cesar

Capítulo 1: El corazon de hielo

La nieve caía sin cesar sobre la ciudad de Tokio, tiñéndola toda de blanco. Las calles estaban llenas de gente que salía a comprar regalos de navidad.

Por una de estas avenidas paseaba la liga de detectives júnior, que hablaba animadamente sobre sus vacaciones.

- Que bien, ya falta poco para que empecemos las vacaciones de navidad!!- exclamó Ayumi con alegría.

- Si, me pasaré el día comiendo y mirando Yaiba el Enmascarado!!- dijo también muy contento Genta, que estaba al lado de la niña morena.

- Pero si tú esto ya lo haces cada día, aunque no estemos de vacaciones.- respondió sarcásticamente Haibara, mientras Mitsuhiko y Conan reían por el comentario.

- Ya os vale eh- se quejó el chico, muerto de vergüenza.

Después de una pequeña caminata, llegaron a una plaza llena de niños, donde, al parecer, se celebraba un espectáculo. Mitsuhiko, Ayumi i Genta, con curiosidad, se acercaron a mirarlo y los otros dos, no tuvieron más remedio que hacerlo también.

La siguiente media hora estuvieron mirado ese teatro navideño, que era muy interesante para "casi" todos los niños.

- Hasta cuando tendremos que estar aquí Kudo?- se quejó la chica rubia, que ya estaba cansada de esa infantil representación.

- No lo se, pero espero que se acabe pronto, este tipo de teatro no me gusta nada…- suspiró el chico, intentando no dormirse.

Cuando acabó aquel espectáculo, Haibara y Conan se levantaron rápidamente para irse a casa, ya que no podían aguantarlo más. Los otros chicos, al ver que iban tan deprisa, los llamaron para que los esperasen. Una vez juntos, Ayumi empezó a comentar la representación de la plaza.

- Ha sido muy divertida, me encantan la navidad, es tan bonita- dijo contenta.

- Si, navidad es la mejor época del año. Te dan muchos regalos! Espero que Santa Claus me traiga el muñeco de Yaiba que he pedido!- exclamó Genta, que estaba muy pesado con ese regalo.

- Pero la navidad no es solo regalos, también es una buena época para reunirse con la familia. Yo por estas fiestas siempre estoy con mi hermana decorando la casa, es muy divertido!- dijo Mitsuhiko, que también quería alabar la navidad.

- A mí, la verdad, no me gusta mucho la navidad- contestó Conan, mirando hacía el suelo- Hace frío y las calles están llenas de gente, no es nada agradable salir fuera estos días.

- Pareces un viejo, Conan, diciendo cosas así- dijo Genta, riéndose de el.

- Estoy de acuerdo con el, la navidad no es mas que una época de consumismo, donde la gente gasta sin pensar- respondió tajantemente Haibara, con una mirada de indiferencia.

- Pues a mi si que me gusta, toda la ciudad tan blanca…- dijo la niña morena, intentando defender a la navidad.

- La ciudad blanca por la nieve, es un paisaje tan bonito y a la vez tan terrible- susurró la rubia, con la mirada perdida, hablando más consigo misma que con los demás. (Por qué me acuerdo ahora de "eso", de "él"…? Me parece que este tiempo me afecta, que irónico…)

Todos se giraron hacia ella, pero al ver que no tenía intención de contarles el porqué de ese comentario, cambiaron de tema.

Así, poco a poco, se fueron yendo cada uno hacia su casa, hasta que se quedaron solos Haibara y Conan. Ninguno de ellos hablaba, los dos estaban inmersos en sus pensamientos. El silencio lo rompió ella, que se acordó que tenía una cosa que comentarle al chico.

- Kudo, el profesor me ha dicho que vengas a casa porqué quería enseñarte un nuevo invento que ha fabricado, dice que te será muy útil. Bueno, eso es lo que él cree claro jejeje- dijo divertida la chica, que ya volvía a ser la Haibara sarcástica de siempre.

- Anda, no seas mala con Agase, aunque razón si tienes jejeje- rió también el chico.

Cuando llegaron a casa del profesor, éste los estaba esperando en la puerta, muerto de frío.

- Eh chicos, si que habéis tardado, casi me congelo esperando!!- se quejó, frotándose las manos para entrar en calor.

- No es culpa nuestra, culpa a la navidad y a sus estúpidos espectáculos- le contestó Haibara, mientras entraba por la puerta.

- Eso, nos hemos tenido que quedar mirando una representación navideña en la plaza del hotel Beika. Fue más divertida…- dijo Conan, pasando por la puerta.

- Bueno, ahora da igual, venid a ver mi nuevo y fabuloso invento!!

Dicho esto, se fue corriendo hacia el laboratorio a coger el "misterioso" objeto. Al cabo de un rato volvió con una especie de bengala. Haibara y Conan se miraron sin tener ni idea de que era eso.

- Se puede saber que es esto? – dijo el chico, intentando no reír al ver esa cosa tan rara.

- Si, vosotros reíd, ya veréis ahora!- gruñó Agase.

Enfadado, se dirigió hacia fuera, y les hizo un gesto para que lo siguiesen.

- Por qué hemos salido? No nos lo podías enseñar ahí mismo?- se quejó la rubia, frotándose los brazos para entrar en calor.

- Es solo un momento- contestó el profesor, sacando el invento.

Entonces alzó la "bengala" y, con un movimiento, activó un botón. Todo lo que vieron a continuación fue un rayo de luz, que los dejó medio ciegos por unos instantes.

- Pero que haces?!- gritaron al unísono los dos chicos, frotándose los ojos.

- Ja, lo veis, es un buen invento- dijo orgulloso Agase, guardándoselo en el bolsillo.

- Si, sobretodo si quieres dejar medio ciego a alguien- le contestó Haibara, mirándolo con mala cara.

- Por eso mismo lo he fabricado, os podría servir si alguna vez os metéis en un lío de los vuestros!

Conan y Haibara lo miraron, y aceptaron que razón si tenía el profesor.

Después de la demostración, Agase los invitó a probar un juego que estaba desarrollando. El chico aceptó, pero la rubia rechazó la oferta.

- Tengo trabajo que hacer.

Esa fue la respuesta que les dio antes de bajar a su estudio.

Cuando vio que ya no podía oírlo, Conan le preguntó a Agase.

- Tu saber que la pasa a Haibara? Hoy estaba muy rara…

- Pues la verdad, no lo se, estos días ha estado muy rara, casi no sale de su estudio, ni para comer. Le pregunté que qué le sucedía y me dijo que estaba investigando un nuevo antídoto. Pero después de esto, susurro en voz baja: La nieve cayendo sin cesar, cubriéndolo todo de blanco, se parece tanto a…- contestó el profesor, con cara de preocupación.

La respuesta de Agase dejó preocupado al chico, que nunca la había visto comportarse así, tan melancólica. No entiendo que es lo que le pasa, hoy también ha hecho un comentario parecido. Algo le ha debido pasar…

Con estos pensamientos en su cabeza, Conan volvió a su casa, donde Ran lo esperaba para cenar.

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Mientras el chico descansaba, la rubia estaba en su estudio. Llevaba horas ahí, sin moverse.

- Estoy segura que voy por el buen camino. Puede que no encuentre el antídoto definitivo, pero creo que esta vez, más duradero que los otros sí que será. Estaba convencida que lo que tenía que hacer era intentar frenar la apoptosis del veneno, es decir, la reacción bioquímica que causa la autodestrucción de las células nerviosas. Pero no es ésta la solución. Tengo que modificar la señal que controla las células creadas por el APTX 4869 para que éstas no se autodestruyan tan rápido. Así al menos ganaremos un poco más de tiempo.

Después de estas reflexiones, se puso en marcha con su teoría. La noche era larga, y Haibara sabía que ésta lo sería aún más.

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Sonó el timbre, el último día de colegio antes de las vacaciones había empezado.

La profesora pasó lista, todos los niños estaban, excepto Haibara. La mujer preguntó por ella, pero nadie sabía que le pasaba.

Mitsuhiko se acercó a Conan y le preguntó:

- Sabes que le pasa a Haibara? Ayer parecía encontrarse bien…

- No lo se, a mi no me dijo que se encontrara mal, puede que se haya dormido…- contestó el otro chico, no muy seguro de lo que decía.

En ese mismo instante se abrió la puerta y apareció Haibara. Antes de entrar se disculpó por llegar tarde y dijo que se había dormido. Esto ya se podía deducir mirándola, ya que su cara de sueño delataba lo que había pasado. La profesora le dijo que no pasaba nada i ella se dirigió hacia su sitio para sentarse.

Después de dejar las cosas, se sentó y Conan, que estaba a su lado, le pregunto porqué había llegado tarde, ya que le pareció muy raro que la rubia se hubiese dormido.

- Pues la verdad es que sí me he dormido. Estuve toda la noche en el estudio, estoy a punto de desarrollar un nuevo antídoto, más duradero que los otros. No creo que sea el definitivo, pero tiene la clave de la solución. Si tuviera una muestra del veneno, todo sería más fácil. Estaba tan concentrada con el antídoto que no me di cuenta de lo tarde que era. Cuando me dormí eran las cinco de la madrugada.-le contó la muchacha, mientras intentaba disimular un bostezo.

- No me extraña que tengas sueño pues, mira que eres cabezota a veces- le contestó el chico, riéndose.

- Si, tú ríe ,que no te daré el antídoto ¬¬.- dijo fríamente la rubia.

La primera hora se acabó y sonó el timbre del descanso. Al cabo de cinco minutos llegó el profesor de matemáticas, el hombre más malhumorado de todo el colegio. Gritó a todos los niños que se callaran y se sentó en su silla, dispuesto a dar clase, aunque fuera el último día.

Mientras fingía prestar atención, Haibara iba pensando en el antídoto y de repente se le ocurrió una idea que podría servirle para el desarrollo de este antídoto temporal. Entonces, sacó de su mochila un montón de folios y un libro de bioquímica, donde apuntaba los detalles del experimento. Empezó a pasar las hojas y a apuntar cosas que, a la vista de Conan, solo parecían formulas sin mucho sentido.

- Qué haces?- le preguntó el chico, que no entendía nada.

- Me parece que he encontrado la clave, había algo que no me encajaba, pero ahora empiezo a entender que era.- respondió la rubia, sin mirar a su compañero.

Con lo concentrada que estaba, no se dio cuenta que el profesor, que había visto que no estaba haciendo lo que tocaba, se dirigía hacia ella.

- Se puede saber que estas haciendo niña?- dijo gritando el profesor- Esto no lo tienes que hacer aquí, sino en tu casa!

Entonces, con un rápido gesto, le cogió los folios y el libro que estaba utilizando.

El profesor empezó a leer, o a intentar leer, lo que Haibara había escrito. Después miro el libro, Bioquímica aplicada a la biología humana, y se quedó descolocado.

- Pero, pero… QUÉ ES ESTO?!

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Este es el capítulo 1!! Espero que os haya gustado!!

Qué pasará en el próximo? Qué hara Haibara??

Pronto subiré la continuación 0

Gracias por leer el capítulo 1, nos vemos en el 2!!

byeeeeee