SUMMARY COMPLETO:
Tras la muerte de Dumbledore, el Mundo Mágico es más inestable que nunca. Quién-Tú-Sabes se está alzando y solo los hermanos Potter pueden detenerlo. Sin embargo, no todo es lo que parece, y Bella está siendo peligrosamente tentada por las fuerzas de la oscuridad...
Nada es lo que parece.
'He visto tu corazón, Isabella Potter... y es mío'.
TRAILER:
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(¡QUITAD LOS ESPACIOS Y COLOCAD LOS PUNTOS CORRESPONDIENTES!)
ADVERTENCIA:
Si no has leído Yo Soy Bella Potter, RETROCEDE. Entra en mi perfil y lee el primer libro de esta trepidante saga. Si amas por igual al Mundo MÁGICO y a nuestros vampiros favoritos, no te arrepentirás.
Rufus Scrimgeour estrechó los ojos mirando al frente de la concurrida sala del Ministerio, lleno hasta los topes de periodistas.
-Que son tiempos oscuros -comenzó el nuevo Ministro con voz retumbante- eso es innegable. Nuestro mundo no se ha enfrentado jamás a una amenaza tan grande como esta -sus pobladas cejas se elevaron sobre sus ojos amarillentos y profundos en un gesto de desafío. Su melena rojiza, acompañada de mechones color plata, unida a su expresión le daba aspecto, más que nunca, de un viejo león, fiero y territorial. - Pero afirmo esto a toda nuestra ciudadanía -afirmó alzando la voz. - Nosotros, siempre fieles siervos, continuaremos defendiendo vuestra libertad y repeliendo las fuerzas que buscan arrebatárosla. -Pegó un puñetazo sobre el estrado y proclamó a todo mago y bruja en la sala: - VUESTRO MINISTERIO... SE MANTIENE... FUERTE.
Los flashes se dispararon en una rápida ráfaga, mientras Scrimgeour se mantenía impertérrito mirando a la concurrida habitación, con el rostro impasible aunque por dentro temblaba.
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Hermione Granger se encontraba en su casa, situada en una larga calle en algún lugar de Inglaterra. En sus manos temblorosas se encontraba El Profeta, y no podía reducir su temblor mientras leía la portada de éste: LA MARCA OSCURA PROVOCA EL PÁNICO.
Dirigió la mirada hacia el artículo situado bajo el titular y la foto en blanco y negro de la Marca Tenebrosa en el cielo.
'Se propaga la violencia. Familia muggle asesinada'.
Bajo el titular de la noticia aparecía una foto de una familia de lo más normal: una mujer joven y sonriente, con el pelo largo recogido en la nuca y unas gafas rectangulares con montura metálica, junto a un hombre unos años mayor que ella. Ambos sostenían en sus brazos a unos niños: uno de unos 2 años, con mofletes rechonchos y pequeños dientes, y otro que apenas era un bebé.
A Hermione se le revolvió el estómago al comenzar a leer la noticia, donde se describía con lujo de detalles la forma en que los mortífagos habían acabado con ellos, no sin hacerles sufrir.
Dejó el periódico en su cama y se pasó las manos por el cabello castaño.
-Hermione -llamó su madre con voz dulce. -El te está listo, hija.
-Ya voy mamá -respondió la bruja. Respiró profundamente y sintió como los ojos se le llenaban de lágrimas al tiempo que tomaba una decisión.
Agarrando su varita, se dirigió escaleras abajo.
Observó las cabezas de sus padres, juntas, mirando la televisión mientras su madre vertía el cálido líquido de su preciada tetera de porcelana en las tazas.
-¿Es eso Australia? -inquirió su padre, el señor Granger, un caballero inglés, alto y delgado de espaldas anchas y cabello castaño como el de su hija.
-Parece precioso ¿verdad? -suspiró su madre, la señora Granger, una mujer delgada de pelo oscuro y rizado cuyo rostro tenía unos rasgos dulces y delicados.
Con lágrimas en sus oscuros ojos, Hermione levantó la varita con mano temblorosa y apuntó a sus padres, susurrando: Obliviate.
Los padres de Hermione se quedaron inmóviles, con la mirada perdida, mientras la punta de la varita de Hermione se iluminaba al absorber sus recuerdos. Hermione no solo desapareció de sus mentes, también en el plano físico: las fotos de la familia Granger, que decoraban el amplio comedor, sufrieron un cambio considerable conforme una pequeña Hermione desaparecía de una foto de su quinto cumpleaños, de la trona junto a su madre, del su primer año en Hogwarts junto a la estación de King's Cross... y, finalmente, de la foto de sus últimas vacaciones, ese mismo verano, donde una Hermione mucho más mayor y con la mirada entristecida trataba de sonreír a la cámara mientras se abrazaba a su padre.
Si en algún momento vaciló, no lo mostró. Cuando terminó, sus padres se desmayaron y Hermione salió por la puerta principal, sin saber a ciencia cierta si volvería a casa algún día.
o.O.o.O.o.O.o
Ronald Weasley se encontraba en el exterior de su casa, mirando pensativo hacia los campos de trigo por los que dos de sus mejores amigos habían corrido el último invierno tratando de perseguir a los magos oscuros. El pelirrojo no podía parar de darle vueltas al hecho de que todo podría terminar, para bien o para mal, en unos meses, semanas o quizá incluso días sino eran capaces de hacer las cosas como debían. Un escalofrío le recorrió la espina dorsal al pensar en esa posibilidad.
-Ron -llamó entonces la señora Weasley, y éste giró la cabeza para mirar al interior de su casa, donde podía ver a su hermana pequeña, Ginny, ayudando a su madre con la cocina. -Dile a tu padre que vamos a cenar ya -le pidió.
Ron se dirigió al cobertizo Borrows en el que su padre guardaba sus 'cacharros inútiles', como los llamaba la señora Weasley, aunque éstos no eran otros que artilugios muggles que al señor Weasley le resultaban fascinantes.
Cuando llegó, Arthur se encontraba atornillando algo a un transistor que parecía algún tipo de radio, y, por primera vez en la vida de Ron, a éste le pareció que su padre realmente sabía lo que estaba haciendo con un aparato no mágico.
-¿Qué es eso? -preguntó.
-Es para la Orden -se limitó a contestar el señor Weasley, dándole a un botón. Algo dorado dentro del aparato comenzó a girar y se oyeron voces, aunque sonaban amortiguadas. -Muchos han huido -le explicó su padre, y luego, señalando con la mirada al aparato que tenía entre las manos, añadió: -y esto les conecta con el resto de nosotros. Así no están solos.
Arthur suspiró y se pasó la mano por el pelirrojo cabello, cada vez más escaso. Ron se acercó a su padre y le quitó el destornillador antes de darle un apretón en el hombro.
-Vamos papá -dijo. -Mamá ha preparado la cena.
Arthur sonrió y se levantó, siguiendo a su hijo.
En la mesa, el transistor pareció conseguir una mejor frecuencia, y, antes de salir, Ron alcanzó a oír algo acerca de la familia muggle que había sido asesinada por prestar refugio a aquellos magos que huían de la debacle del mundo mágico.
Y, una vez más, sintió que el mundo se les vendría encima.
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Harry Potter miró por la ventana de la habitación de invitados de la casa de su tío Vernon y su tía Petunia en el número 4 de Privet Drive, Little Whinging, Surrey, Inglaterra.
-Vamos Dudley, date prisa.
Su tío, Vernon Dursley, estaba cargando todo dentro del maletero de su coche, mientras su hijo y primo de Harry, Dudley, le increpaba.
-Sigo sin entender por qué tenemos que irnos -se quejó.
-Porque aquí ya no estamos seguros -se limitó a responder su padre.
Harry se dirigió escaleras abajo para verles marchar. Se quedó quieto al ver a su tía Petunia, hermana de su madre, plantada en mitad del comedor vacío. Ella no le dirigió ni una mirada cuando comenzó a hablar.
-He vivido 20 años en esta casa -dijo con voz trémula.- Y ahora debo marcharme de un día para otro -la barbilla comenzó a temblarle, aunque en ningún momento permitió que ni una sola cuenta de sus collares saliese de su sitio ni que su cuerpo vacilase de su posición heniesta.
-Te torturarán -contestó Harry, sin compasión ni odio en la voz, simplemente como aquel que afirma un hecho. -Si creen que sabes a dónde voy... no se detendrán ante nada.
Finalmente, Petunia volvió sus pequeños ojos hacia Harry.
-¿Crees que no sé de lo que son capaces? -inquirió. Sus ojos quedaron cubiertos por una fina película líquida de algo... ¿lágrimas? -No solo perdiste a tu madre aquella noche en Godric's Hollow... Yo perdí a mi hermana.
Se oyó el coche de Vernon arrancar. Harry miró a su tía con sentimientos enfrentados cuando ella pasó por su lado sin dedicarle más atención de la que le había dedicado en sus casi 17 años con ellos.
En silencio, Harry la siguió al jardín y vio como se montaba en el coche. Vernon dirigió sus pequeños y brillantes ojos porcinos a Harry.
-Esto no es solo un adiós temporal ¿verdad, chico? -afirmó con aquella voz retumbate. -Es una despedida.
Harry asintió con gesto duro y a Vernon le tembló el bigote cuando suspiró algo que sonó como: 'por fin'.
Sin embargo, Dudley miraba con la confusión tatuada en el rostro.
-No lo entiendo -dijo entonces. Alzó las enormes y peludas cejas hacia su padre. -¿No viene con nosotros?
-¿Quién? -preguntó Vernon, sin comprender.
-Harry.
Vernon pareció escandalizarse.
-CLARO QUE NO.
-¿Por qué? -contestó su hijo.
-¿Por qué? -inquirió Vernon, casi atragantándose. - P-Porque no q-quiere venir ¿verdad? -entonces se giró hacia Harry, cuyo gesto denotaba sorpresa ante el arrebato de su primo.
-No -se limitó a contestar. Luego, pensando en lo que diría su hermana de estar presente, añadió: -Además, desaprovecharía el espacio, ¿verdad, Vernon?
El aludido le miró sin expresión.
-Venga, Dudley. Nos vamos -y se subió al coche.
Éste, sin dejar de mirar a su padre, cerró la puerta y atravesó el jardín hacia Harry. Cuando estuvo frente a frente con él, le tendió la mano. Harry la estrechó, sorprendido.
Entonces Dudley le miró a los ojos y afirmó con voz clara:
-No creo que desaprovecharías el espacio.
-Gracias -contestó Harry, viendo a su primo por primera vez.
Finalmente, Dudley soltó su mano y se dirigió hacia el coche de su padre sin dejar de mirar por encima del hombro a su primo.
-Hasta luego, gran D -susurró Harry.
Finalmente, los Dursley entraron al coche y abandonaron su antiguo hogar, dejando solos a Harry y sus pensamientos.
o.O.o.O.o.O.o.O.o
-Ha llegado el día -anunció Bella al entrar por la puerta de la mansión Cullen. Todos los vampiros dirigieron su mirada a la pequeña bruja. Ésta iba ataviada con pantalones cortos, camiseta de tirantes y coleta. Alrededor de los puños llevaba gruesas vendas. Había estado tan estresada las últimas semanas que lo único que podía sacar esos nervios de ella había sido el combate cuerpo a cuerpo, que había practicado con Charlie. Edward frunció el ceño ante el pequeño corte que presentaba la bruja en el labio, pero no dijo nada, consciente de que de nada serviría.
-Bella... -susurró Esme, llevándose una mano a los labios. Cerró los ojos, intentando contener los sollozos, pero aún así solo los amortiguó.
-¿Por qué estás haciendo esto? -preguntó entonces Emmett, mortalmente serio, sorprendiendo a todos.
-¿El qué?
-Arriesgarte... así. Podrías permanecer aquí, como Bella Swan, con... nosotros -los ojos del vampiro brillaban, y Bella sabía que si fuera humano, estaría llorando.
-Estás sacrificando... tanto -añadió entonces Rosalie, mirándola por entre sus mechones rubios. No quería que su familia viera lo mucho que la afectaba, y no pensaba reconocerlo pero... incluso aunque no fuese bruja, hubiera echado de menos a Bella, su hermana pequeña.
-Te equivocas -contestó la castaña. Luego miró a todos los vampiros, uno por uno. -No es una elección entre la Bella humana y la bruja. No es una elección entre vampiros y magos, ni entre vampiros y lobos. -En ese momento dirigió su mirada a Edward. Sus ojos se dulcificaron. -Ni entre tú, Cedric o Jacob. Sino entre quien debería ser y quien soy. Siempre me he sentido fuera de lugar, daba igual donde estuviera... como si fuera tropezando constantemente. -Miró a Jasper, sabiendo que él verificaría lo que iba a decir.- Nunca me he sentido normal -miró a Alice y sonrió a su mejor amiga. Ella le devolvió la sonrisa a medias. -Porque no soy humana ni normal. -Entonces dirigió su mirada a Rosalie.- Ni quiero serlo -afirmó con rotundidad. -He tenido que enfrentarme a la muerte -dijo mirando a sus padres, Carlisle y Esme, mientras se acordaba de sus padres biológicos, James y Lily.- A la pérdida -añadió sin despegar los ojos de ellos. Finalmente, dirigió su mirada a Edward. -Y al dolor, en tu mundo, vuestro mundo -rectificó mirando a todos los Cullen- y en el mío. Pero también me he sentido más fuerte. Más real. Más... yo. Porque también es mi mundo... Al que pertenezco.
Entonces Edward sonrió, con la alegría bailando por un momento en sus orbes dorados.
-Así que no lo haces solo por mi, por hacerte la heroína y ser Superman ¿no? -le dijo alzando las cejas.
Bella se echó a reír.
-No -negó divertida. -Lo siento.
Luego miró hacia fuera de la casa, por la gran cristalera del comedor, hacia el horizonte, donde el Sol se estaba poniendo, dibujando un precioso crepúsculo.
-He complicado las cosas de sobremanera al perder los estribos en tantas ocasiones, al ocultaros cosas, al intentar... aclararme con todo esto. Sirius tenía razón... juntos somos mucho más fuertes. Quiero hacerlo bien. -Su expresión se tornó fiera.- Quiero hacer que el mundo mágico vuelva a ser como era. Como debe ser.
-¿Y qué harás? -preguntó Carlisle con un hilo de voz, albergando una frágil esperanza, aunque todos sabían ya la respuesta cuando Bella abrió la boca para responder.
-Luchar.
*LUMOS*
*Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas*
Hola gente. Primer capítulo del 'segundo libro' de Yo Soy Bella Potter. Espero que os haya gustado, es uno de los capítulos más largos que he escrito hasta ahora, para vuestro disfrute. :)
Espero que os guste este comienzo; no olvidéis echar un vistazo al tráiler colocado en portada y dejar un review en el cap para saber vuestra opinión.
Un saludo,
Ceci.
*Travesura realizada*
*NOX*
