Dısçlaıмєя Applıєd

Taichi es la primera persona que le sonríe tan abierta y amablemente, que ríe y busca que ella sonría también. Es un juego de niños, un momento durante su infancia, apenas unos cuantos minutos que ni llegan a formar parte de todo ese largo y ajetreado día pero para ella (alguien que no se sabe amada por una figura tan importante como su madre), allí en el parque, es el milagro de su vida y durante ese instante siente que ése podría ser el paraíso, su feliz eternidad.

No lo descubre en ese segundo, ni ese día, o a la semana, mes o año siguiente; pero se ha enamorada del niño de ojos chocolate y alborotado cabello castaño, que se esmera tanto en sonreír, llamado Taichi.

Años más tarde, alrededor de los doce, Sora sabe que está en un pequeño (grande) problema cuando descubre que le gusta Taichi. No porque el hecho de gustar de un hombre sea algo negativo, o lo considere como tal, sino porque ese gusto no en un gusto propiamente hablando, sino que va más allá de simple agrado hacia su mejor amigo.

Entonces la timidez se multiplica cuando él la mira, o ella mira hacia él, o alguno del grupo descubre mirándolo. Y se da cuenta de que, en realidad, mucho ha cambiado realmente en ella cuando descubre que posee timidez y miedo al saber que está profundamente enamorada.

Porque mira a Taichi cuando éste se acerca, piensa en él cuando está a la distancia o pide, ruega casi, por tenerlo siempre lo más cerca posible para verlo y observarlo y tocarlo aunque en esos instantes no se atreva siquiera a darle la mano a menos que la situación lo requiera, y no es como que eso sea muy requerido, y entonces no sabe hacer más que callar.

Pasan días, semanas y meses. Sin embargo, Sora jamás se crea ilusiones o pretensiones ni sueña a ganar porque sabe que es una competencia a la que no le está permitida entrar.

Porque, como los años que han pasado, Taichi también ha cambiado para mejor. Donde van, si bien no es una multitud, hay más chicas a su alrededor cuando se detiene en algún lugar; hay menos insultos para él (si hace tonterías ya no son tomadas con reproche) y más halagos, más piropos y sentimientos declarados. Casi la misma cantidad de atención femenina que reciben el no tan pequeño Takeru o Yamato, aunque por circunstancias distintas.

Esto a Mimí le disgusta pero a Sora le duele más de lo que la irrita porque, está bien —se dice— era hora de que Taichi fuera más reconocido para bien. Y si se incomoda, trata de no hacerlo ver cuando le preguntan o tratan de sonsacarle información acerca de qué clase de cariño le profesa ella a su amigo de piel bronceada.

Y miente. Miente para que, eventualmente, todos se crean la mentira y creérsela ella misma de paso. ¿Qué más va a hacer sino? Por fuera y por dentro su percepción es distinta, ya aprendió a reconocerse y valorarse lo suficiente como para dejar de llorar internamente, pero en su corazón sigue habiendo una semillita de duda que la mantiene anclada el pasado y a la angustia y al recuerdo de que jamás, antes de sus amigos, ha tenido quién le tienda una mano benevolentemente solamente por cómo se ve, lo bien que se comporta o su desinteresada preocupación por otros.

Siendo ya joven, Sora sigue queriendo a Taichi y no con intención de pasar una noche en su cama, (si ni siquiera ha anhelado que él la bese a los doce años cuando inició esa etapa), porque siempre ha mirado más el interior que el exterior del él (de todos en realidad) y su único deseo es que viva bien, que sea feliz, que sonría y poder ella sonreír con él.

Como siempre ha sido.

Aun así ella lo ama como una mujer ama a un hombre, pero no tiene la ilusión de ser uno con él a futuro o casarse ni ser a quien Taichi abrace y bese diciéndole "te amo" y convierta en la madre de sus hijos y la abuela de sus nietos.

Porque ella quiere y puede amarlo al máximo, pero no demostrarlo públicamente siendo su amada o su futura esposa si ni siquiera llegará a ser su novia. Sabe que no puede serlo y que no lo será jamás porque Taichi nunca se lo pedirá aunque ella espere eternamente.

(Por más que desee que eso suceda.)

Mas sin embargo, ella estará para él cuidándole y cuidando el amor que le tiene, porque por hoy es la única manera en que vive un día más teniéndolo frente a frente.