Bueno, por fin conseguí subir algo, de entre todo el montón en el que estoy trabajando decidí que este ya estaba lo suficientemente arreglado como para compartirlo con vosotros, bueno, en realidad no se me ocurría nada mejor. De todos modos, a lo que íbamos. El texto normal está escrito en Arial, y los pensamientos en Calibri Light, veremos a ver como queda…

Bleach no me pertenece, ni sus personajes, solo esta historia.


Un extraño descubrimiento

El no era nunca fue niño demasiado extrovertido en general, era un niño callado, que no hablaba a menos que lo considerara necesario, proviniendo de una familia económicamente acomodada, no tenían tanto como para derrocharlo en lujos, pero pertenecía a una de las familias más reconocidas en Hueco Mundo, por lo cual, era un alumno destacado en su clase tal y como se esperaba de él, en general, un chico tranquilo y de pocas palabras pero tajante, el cual prefería dedicar su tiempo a la lectura que lo que él consideraba una pérdida de tiempo ineficaz, tampoco solía meterse en problemas, excepto las veces que involuntariamente se veía arrastrado por su hermano en alguna de sus travesuras, para disgusto de su padre. Fue en una de esas ocasiones donde tuvo lugar un extraño descubrimiento.

-Ulquiorra! Espérame! No me dejes atrás idiota!

-Se supone que tú tienes las piernas más largas Nnoitra, te sugiero que hagas uso de ellas. Además, nadie te dijo que tiraras piedras a la ventana.

-Y como esperas que llame la atención de Nell, señor soy-superior-y-me-encanta-presumir?

Ulquiorra hubiera rodado los ojos si eso fuera su manera. -Llamando a la puerta, como suele hacer todo el mundo. Basura.

Los dos niños corrieron internándose en un bosque. Ulquiorra siempre fue muy bueno en los deportes, su velocidad era superior a la de cualquier otro, por lo que, ignorando las protestas de su hermano, lo dejo atrás. Pronto llegó a una zona donde la vegetación era más espesa, deteniéndose finalmente a tomar aire. Cuando levantó la vista se dio cuenta de que se había internado demasiado en el bosque, estaba perdido.

-No importa.- Pensó. –Si camino por donde he venido pronto llegare de nuevo al camino.

Con esa idea en mente, se levantó y se puso a andar, con su habitual postura recta y sus manos en los bolsillos.

Después de un rato caminando, un gemido lastimero le hizo detener su marcha. Totalmente inmóvil, y agudizando el oído, trato de identificar el sonido y su procedencia. El sonido se volvió a escuchar por detrás de una enorme roca. Sin pensárselo dos veces, el niño trepó rápidamente a lo alto de la gran piedra, y desde ahí trató de localizar la fuente del gemido. Sonaba como un perro lloriqueando, pero no podía verlo debido a que todo al otro lado de la roca estaba cubierto por un manto de yerba alta, un lugar hermoso sin duda, pero eso significaría que tendría que abandonar la seguridad de la roca, para acercarse más. Sea como sea, el no se iba a acobardar ante lo que parecía ser un animal herido. Lentamente bajo de la roca, sin hacer ningún ruido que pudiera alertar al animal, una vez abajo, saco una pequeña navaja del bolsillo trasero del pantalón, y avanzo con cautela hacia el lugar de donde provenía el sonido.

Nada pudo haberlo preparado para lo que se iba a encontrar. Allí, tumbado sobre un pequeño círculo de yerba aplastada, yacía lo que a simple vista era un perro atrapado en una trampa cepo, pero una vez se acercó más lo identificó como un Aguará, había leído de él en una de las enciclopedias en la biblioteca, pero era extraño, ese tipo de lobo solo se encontraba en unas pocas regiones de Sudamérica, como había llegado hasta aquí? El animal no pareció alterarse por su presencia, o bien, había luchado tanto por liberarse que ya no le quedaban fuerzas más que para lloriquear, de todos modos se veía muy malherido, todo su cuerpo estaba lleno de heridas abiertas, por lo visto, se habría visto envuelto en una pelea antes de quedar atrapado aquí. Dejando escapar un suspiro que no sabía que había estado conteniendo, guardo la navaja, y se acerco con precaución a inspeccionar el estado del animal. La trampa había mordido la pata delantera izquierda, y al parecer llevaba más de un día ahí. Pero lo más extraño, es que las características físicas eran notablemente más robustas que las de un lobo común, mucho menos para su primo, el también conocido como lobo de crin, ya que este era incluso más fino y estilizado.

Estaría desnutrido?

Frunció el ceño en la confusión. El siempre se había enorgullecido de su inteligencia muy superior a la media, algo inusual a sus ocho años, tenía respuestas a todo, nada se le escapaba. Pero esto era desconcertante. Mientras el resto de los niños de su edad perdían el tiempo jugando o hablando, el devoraba un libro tras otro sin parar, ya se sabía de memoria algunas de las enciclopedias que había en la biblioteca de la escuela, aunque las ciencias naturales no era su tema, a veces los tomaba aunque fuera para matar el aburrimiento.

Lentamente, y procurando no poner nervioso al animal, inspeccionó más de cerca el hocico y levantó el belfo superior. Definitivamente no era un perro, eso lo supo sin ni siquiera tener que tocarlo solo por la forma recta de su hocico, a pesar de que era más ancho de lo que el recordaba de uno de estos cánidos. Sino que también tenía aun sus dientes de leche? Si realmente era un cachorro tendría que marcharse rápidamente, dudaba que a su madre le hiciera gracia encontrarlo cerca de su cachorro, y por el tamaño de éste no quería ni imaginar cómo sería la madre, pero tampoco podía dejarlo así.

Los ojos del can seguían cada uno de sus movimientos mientras trataba de abrir las fauces del cepo, pero no dio ninguna señal de atacarlo ni de miedo, simplemente lo observaba, con una mirada inteligente, como si entendiera que no iba a dañarlo, sino liberarlo. Aunque en realidad casi parecía rendido, resignado a su suerte.

Procurando no hacer ningún movimiento brusco que lo asustara, Ulquiorra cogió el cepo de metal con una mano, y con la otra pulsaba cuidadosamente la palanca para abrir las fauces de acero. Su mirada volvió a los ojos del animal, asegurándose que se quedaba tranquilo, este, todo lo que hizo al verse liberado, fue suspirar aliviado y relajarse.

-Y ahora que se supone que debo hacer?- Pensó Ulquiorra, observando los daños.No parece que vaya a poder moverse por sí mismo.- Frunciendo el ceño mientras trataba de pensar en una solución, finalmente solo quedaba llevárselo y mantenerlo en su cabaña hasta que estuviera totalmente recuperado, esa vieja casa de madera era por lo general el único sitio donde podía leer o simplemente disfrutar de la tranquilidad sin que nadie lo molestara, de hecho, era un cobertizo en el patio trasero de su casa que nadie más usaba, tenia lugares de sobra para ponerlo, el lugar estaba repleto de armarios y estantes, y había llevado una mesa y una silla pequeñas y un pequeño sofá para más comodidad, además había una vieja estufa eléctrica, por lo que podría calentar un poco el lugar si era necesario. Era su pequeño santuario, del que solo él tenía la llave. Si, lo llevaría allí. Eso si el idiota de Nnoitra o su padre no lo descubrían.- Pensó sombríamente. Por suerte Nnoitra estaba más preocupado por acercarse a Nel sin que el padre de ésta se enterara, y su padre no se acercaba a la cabaña.

Dejó al animal sobre una manta en el suelo, en el rincón más sombrío y oculto de la vieja cabaña, un hueco vacío de uno de los armarios, y se dispuso a buscar el botiquín, hasta que se miró a sí mismo. Su sudadera estaba manchada de sangre y barro.

Mierda, si lo veían así levantaría sospechas y terminarían por descubrir lo que escondía aquí.

Se quitó la sudadera y la camiseta manchadas y las echó a un lado, y se giró una última vez a comprobar al herido.

-No te muevas ni hagas ningún ruido, no voy a tardar.- Susurró. Porque diablos estaba hablando con un animal? Tampoco es que pudiera entender lo que decía…

Para su sorpresa, el can pareció asentir con la cabeza. Tenía que estar imaginando cosas, era imposible que un animal le entendiera y mucho menos le respondiera.

-Creo que he pasado demasiado tiempo con el estúpido de Nnoitra y con Nel…- Murmuró para sí.

Una vez convencido a sí mismo, salió por la puerta y si dirigió a la puerta trasera de su casa.


Sé que esto parece ser muy corto, pero sentí que tenía que pararlo aquí. Espero haber captado su atención con este capítulo, no voy a decir que voy a actualizar la semana que viene ni en dos días, porque simplemente a mí también me mata que digan eso y luego no llegue, pero voy a intentar hacerlo lo más rápido posible.