Uff! No sé qué demonios es esto. Consideren que lo escribí en un ratito nomás, así que tengan piedad. Esto salió de la nada, porque quería escribirle algo a Ame no Yoru, y tenía que hacerlo. Para mi contrariedad, no salió forzado. Mis mejores deseos, Sofy, y ojalá la pases hermoso. ¡Feliz cumple!
Expresión.
Naruto no me pertenece ¿Triste, no?
Hanabi era desesperante.
Sacaba de quicio a cualquiera.
Hacía maldecir en todos los idiomas conocidos.
Hablarle a Hanabi era hablare a una pared, escucha pero no responde, y nunca sabes si entendió el mensaje o te ignora.
Hanabi no llora, guarda silencio. Lo guarda porque no lo brinda, lo esconde para ella como su tesoro más preciado.
Ella es blanco y es negro, nunca gris, porque el gris es opaco y ella brilla. Brilla en la oscuridad de sus manos forzadas.
Hanabi es grosera, una grosera muy bien educada, que te sonríe mandándote al infierno, y te aniquila con un gesto de cortesía.
Ella no era un paradigma, con ella nada es seguro, pero ella parece estar segura de todo. De absolutamente todo.
La muchacha no ríe, nunca a carcajadas, porque es ruidoso y su voz se ha perdido entre las hebras de su pelo, cada vez que cae en batalla.
Hanabi no está rota, ella tiene cada trozo en su lugar. Pero es como un espejo, si se rompe siempre se pueden unir las piezas, pero las marcas se verán en los ojos inexpresivos.
Hanabi no tiene miedo, porque es un sentimiento irracional que no cabe en ella. Ella no teme, enfrenta, porque si se detiene a tener miedo sus manos temblaran. Y definitivamente, una Hyuuga no tiembla.
Hanabi es muchas cosas, y es nada a la vez. Un oxímoron en su máximo esplendor, siendo ella solo una más. La muchacha se gira, sin moverse de su sitio. Grita, sin mover los labios. Llora, sin que una lágrima corra por su rostro.
Porque con el tiempo han eliminado el carácter de Hanabi, serio e indomable, para hacerla un títere sin sentimientos. Pero ella sigue siendo salvaje, en cada fibra de su ser, de modo que lo único que puede es reinventarse a sí misma.
Es salvaje, si, haciendo todo como no se supondría.
Si, ella es salvaje. Tanto así, que ha reinventado todo el diccionario. Por eso ella sabe todo, todo lo que los otros desconocen.
Para Hanabi la tristeza está asociada a la terquedad, no a una mueca. Una sonrisa es muestra e resignación, no de alegría. Y un grito se convirtió en un parpadeo.
Hanabi es expresiva, en cada gama que puede, solo que nadie lo ve.
O al menos, eso cree ella.
