Capitulo 1
Desventuras de la Vida
"AMOLAD no me pertenece, es de SNISPTER, así como todos sus personajes, y concepto"
Des Aeva servia el café a uno de sus tantos clientes, en su hermosa cafetera contemporánea "Ardenti". Era un día de invierno, donde el clima ocasionaba que el lugar estuviera a reventar, mientras sus ayudantes lo apoyaban con los servicios de las mesas, él meditaba de los acontecimientos ocurridos en su vida, los cuales en los últimos 6 meses habían sido toda una aventura; Desde que ese joven, de hermosos ojos verdes lo había llamado "hombre Jirafa";
Al recordar "cierta escenas" un rubor que adornaba sus mejillas logró hacerlo ver más atractivo, el suspiro y causo murmullos en unas jovencitas que estaban en una mesa vecina a donde él se encontraba de pie, su relación con Leo Splinder ocasiono comentarios y chismes entre los residentes de la zona, y aunque al principio esta era falsa, solo para alejar a los acosadores que rondaban su trabajo para pedirle una cita, pronto dio paso a una relación mas seria, de la cual, ya hasta vivían juntos, en su apartamento desde hace mes y medio por sugerencia de él, claro está. Y aunque al inicio Leo se había negado avergonzado, terminó aceptado, con un poco de ayuda de la boca de Aeva.
― Jefe, lo busca su novio ― interrumpió su pensamiento su asistente, una joven rubia que era las más feliz, de ver a esos dos como pareja.
Des dejo la charola en el mostrador y se dispuso a caminar hacia su "novio", noto un par de miradas curiosas y murmullos femeninos que se dirigían hacía la mesa donde se encontraba Leo, desde que habían comenzado a salir, el sector femenino y uno que otro "caballero" había dirigido su mirada, hacia su bello hombre de ojos verdes, y todos con la morbosa curiosidad, de cómo había logrado atraparlo a él, y eso, lo molestaba profundamente, después de todo el no estaba dispuesto a compartir.
Leo miro a Des sonriéndole, estaba destrozado por dentro y no quería que su pareja se diera cuenta; Acompañándolo en la mesa de la cafetería Aeva se sentó, mientras el otro fingía una plática trivial mientras probaba un pastel de fresas y se tomaba una taza de café.
Des lo miraba profundamente, algo no andaba bien con su pareja, él siempre se mostraba o muy feliz o furioso con los turistas que día con día, iba a recorrer las calles de París guiados por él. Era un hombre que no mostraba un punto medio, en sus emociones pero en ese momento, se esforzaba por ocultarlas, hasta el punto del mutismo, puso su mano sobre la de él, y entrelazo los dedos, "Qué ocurre" preguntó, dándole una mirada con sus profundos ojos ámbar, Leo no tuvo más remedio que hablar.
― La agencia me propuso mandarme fuera de Paris en unos días, quieren hacerme líder de un nuevo proyecto de conferencias y viajes alrededor del mundo ― confesó Leo rapidamente, mirando hacia la ventana, huyendo de esos ojos ámbar que lo envolvían y lo transportaban a ese pequeño mundo que era solo de los dos.
Des apretó fuertemente su mano, Leo le había hablado varias veces sobre la Agencia donde trabaja, la cual pensaba ascenderlo, pero él había rechazado categóricamente, cualquier cosa que significará estar encerrado en una oficina, pero su nuevo cargo era viajar a conocer otros lugares, y dar conferencias al respecto. Era básicamente el sueño de su pareja.
— ¿Cuándo te marcharas? ― pregunto intentando sonar motivado.
— Des, aun no acepto la propuesta de la agencia, les pedí tiempo para meditarlo, me dieron hasta el día de mañana por mi respuesta.― menciono alterado y quitando la mano del muchacho, provocando que este lo mirara preocupado. ― Necesito saber si… ¿irías conmigo?, no quiero irme de París, si no es contigo acompañándome.
— Leo, sabes que mi negocio me necesita, no puedo irme y dejarlo todo así ― entre un sollozo contesto precipitadamente, entendía que él y Leo se amaban, pero no podía tirar a la basura su sueño.
La vista del moreno se turbo, sus hombros cayeron con el peso de la indecisión, no sabia como proceder, Des puso su larga mano en su rostro, sabía que su pareja lo amaba, nunca se había sentido parte de un hogar, antes de conocer a su "hombre jirafa", y ahora tenía que abandonar todo, y volver a ser un alma errante.
― No te dejare, me costó encontrar mi lugar – grito mientras se quitaba su sombrero y lo ponía con brusquedad en la mesa, las miradas se dirigieron a ellos.
Des se llevó la mano a la boca por la sorpresa, estaba acostumbrado a las reacciones sorpresivas del otro, pero no podía ser el impedimento de la felicidad de él moreno.
— ¡Leo, Basta!, te pido que te calmes, y medites las cosas — poniéndose el también de pie, ante la mirada de los ojos curiosos, que miraban la discusión de la pareja — vamos adentro, tenemos que hablar esto.
— ¡No!, eres un terco, por eso no quería comentarte nada Des, me largo, nos vemos en la noche — mientras tomaba su sombrero y salía dando un portazo, ante el murmullo de las personas.
Des dio un suspiro, y dio una mirada las personas, que siguieron en sus asuntos. Lanzo su mandil a la barra, y subió a su departamento, necesitaba tranquilizar su mente, o no podría seguir trabajando.
El moreno caminaba de regreso a casa, la oficina le había dado una advertencia, mañana tenía que dar una respuesta.
— No entiendo tu negativa — se quejó su jefa, una mujer de cabello cortó y sugerente escote, cuya mascota, un ave de color rojizo cantaba en su oficina.
— Es complicado, soló déjeme convencerlo, lo prometo que en esta noche me dirá que me acompañara a África.
— Espero Leo, sabes que eres mi mejor hombre, no quiero que por un romance pasajero, dejes ir esta oportunidad.
Llego a su hogar, las luces del departamento de Des, estaba encendidas, Leo había estado bebiendo en un bar parisino, esperaba que su pareja no siguiera furiosa. Al entrar encontró al hombre furioso, la cena a medio comer en la mesa, y muchos pañuelos en el sofá.
— ¡Grandísimo bobo! — Golpeteo en su pecho, teniendo lágrimas en sus ojos — pensé que te habías marchado, o que algo malo te había pasado.
—Des, lo lamento, es solo que no quería llegar y verte llorar — sosteniendo sus manos, lo miro profundamente.
— No quiero impedir tu sueño, prométeme que iras a cumplirlo Leo — dijo su pareja en tono de reclamo — yo seguiré esperándote en Paris, no puedo dejar mi negocio, Te amo, pero si ambos nos amamos, podemos esperar con paciencia al otro.
Leo lo beso con pasión, como siempre hacían cada vez que peleaban, necesitaba sentirlo, aplacar esas dudas que sentía en el pecho, tomándolo del cabello profundizo más esa acción. Dejándose caer al sofá que era mudo testigo de la pasión desenfrenada de aquellos amantes, la noche se hizo corta.
Al día siguiente, Des preparaba el desayuno, después de consumar la pasión, Leo había tomado la decisión de aceptar ese viaje.
— Seguro ¿Qué me esperaras? — Preguntó preocupado — el viaje es largo, y tardare un mes en regresar.
— Mientras no encuentres otra Jirafa que te satisfaga, tanto como yo, supongo que esperare en Paris por ti.
— Eres un Tonto Des, además el del millón de pretendientes eres tú — murmuro con enojo, el otro solo atino darle un suave beso en la mejilla.
Partió hacia a la oficina, para arreglar la papelería de su viaje, su Jefa estaba feliz, pero notaba la melancolía de su empleado, su pareja aunque apoyándolo, no viajaría con él.
—Vamos Sr. Splinder, le presento a su acompañante en este viaje — dijo su jefa.
—Franie, pero pensé que viajaría solo — protestó el caballero, quien tuvo que guardar su comentario al ver a la chica que entraba a la oficina, la reconoció de inmediato como la hija del dueño de la Agencia, sus curvas y cabello largo la delataban.
— Hola Sr. Splinder, mi nombre es Vania Vega — dijo la joven con una coqueta sonrisa — espero que no le moleste mi compañía.
