Fractura.

Solo con propósitos didácticos y sin animo de lucro.

Comenzó como un sueño, una oleada de claridad que penetró en lo profundo de su atrofiada mente y la llenó de nuevas ideas y emociones, una estocada en aquello que bien podría llamarse alma y que revivía ahora que los fragmentos destrozados de su pasado se encontraban todos reunidos en esa reliquia olvidada por todos salvo ella.

La nave que había visto su metamorfosis no era otra cosa que una vil caparazón de lo que alguna vez fue la prospera armada que Planeta Madre apostó en la tierra. Su tripulación, privada por siglos de la verdad, se vio atada a un planeta desconocido, sobreviviendo entre criaturas que jamas podrían comprender, o al menos, así lo creía, cuando su corazón se hallaba aun perdido en la terrorífica incertidumbre de no saber quien era realmente.

Abandonarla nuevamente fue difícil, y sus compañeras no querían entenderlo, pero desde su roce con la humanidad se había vuelto ambiciosa, codiciaba regresar a ellos, en especial a su amigo pues sabía que él hallaría el modo de ayudarla, de ayudarlas a todas a volver.

Nadie más que Steven podría reunirlas y darles nuevamente vida.

Purgar la corrupción de sus almas… conseguir la libertad después de tanto tiempo…

"Pero eso es una mera ilusión, reflejos de la normalidad que añoro, pues a pesar de todo la verdad es que aquello que soy, que fui, sigue aquí adentro y va incluso más allá de la traición de Diamante Amarillo"

Cuando encontró al humano en su sucio hogar sintió deseos de estrangularlo, quería enlazar su cuello, aplastar su traquea y dejar que ardiese con el veneno que fluía de sus fauces, pero luego, algo familiar en su rostro le hizo detenerse, y se decidió a observarlo.

Y así pasaron los meses en silenciosa contemplación, hasta que el ejercicio de observarlo fue insuficiente y sus ansias por tener más se desbordaron acabando con sus idílicas noches de quietud identificando el patrón en que su pecho se alzaba al respirar y el sudor que corría por su piel.

Deseaba además su voz afiebrada y el particular brillo de sus ojos, todo para ella, todo por ella.

Fue por ello que aguardó, para que cuando vociferase nuevamente sus sucias fantasías ella pudiese tomar lo que deseaba, y sin oposición alguna adueñarse de sus sueños.

Porque si Planeta Madre la había despojado de todo entonces era justo que con tal de volver a ser ella misma, se le permitiese despojar a alguien más de su todo, privarle de sueños, de deseos, todo con tal de conseguir a un servil depositario para sus frustraciones que cargase el mismo estigma que ella.

Devorar su lujuria y su corazón… sería una experiencia única, se saciaría con su humanidad.

Lo que no contaba era que la fortaleza del humano lograría lo impensado, que entendería al fin… que sería paciente, atento, que la escucharía incluso sin darse cuenta, cuando el dolor la envolvía por completo y la transformación la hacía desear la muerte.

"Puedo olerte, sé que te acercas por el sonido de tus pisadas, ¿vienes nuevamente a consolarme y a buscar consuelo?"

Hundiéndose en el capullo de su fallida trasmutación aguardó paciente, sabiendo que el premio estaba a escasos pasos de distancia.

"¿Vienes a reclamarme como tuya?, espero no despiertes del adictivo sueño en el que nos estamos sumergiendo señor Universe"

Un rencor oculto por siglos, la pasión enfermiza en cada llanto ahogado que hizo eco en los viejos templos abandonados.

No era amor, no todavía, pero… pero…

La torcida sonrisa dio paso a la revelación, la verdad desnuda era tan obscena como divina, una burla para sus lideres que las crearon incapaces de tales impulsos.

En la flama de su lujuria la libertad que le fue arrebatada volvía a ser suya, jamas lo dejaría ir.

"Solo contigo me siento libre"

...

En un bizarro giro de eventos se halló a si mismo cerrando temprano, la camioneta del alcalde seguía estando afuera pero luego de un par de llamadas había logrado convencer a Dewey de prescindir de ella por algunas horas y recogerla recién al día siguiente, de tal modo Greg tendría tiempo suficiente para enfrentar el desastre que mantenía oculto en su propia camioneta y que si no arreglaba pronto terminaría por estallar en su rostro.

De un momento a otro podía oír en su cabeza a Perla repitiendo que los asuntos mágicos no eran de su incumbencia y para variar estaba completamente de acuerdo, no era un hombre particularmente fuerte, mucho menos hábil o inteligente, su mayor cualidad era una sorprendente adaptabilidad a nuevas situaciones y aunque sí, era un desastre en muchos aspectos, al menos era un desastre que podía decir sin miedo a equivocarse que sobrevivió a situaciones en las que cualquier otro hubiese muerto y de paso, era un excelente padre… siempre que no hubiese magia de por medio y era por eso que su secreto cobraba especial importancia.

Ya llevaban tres noches así aunque buen pudo haber usado su lugar como guarida durante más tiempo la gema no ofrecía mayores detalles. Apenas hablaba y mucho menos se movía salvo cuando lo escuchaba llegar, era entonces que su único ojo esmeralda se enfocaba con una inequívoca curiosidad en su persona antes de comenzar con las preguntas, preguntas que siempre gravitaban al mismo tema, el pequeño humano que tanto extrañaba y al que todavía no se atrevía a ver, el mundo orgánico en el que se hallaba atrapada y las guerreras que tan fieramente le protegían.

"¿Te has sentido mejor?" le preguntó al notar el modo agitado en que su pecho subía y bajaba a la vez que se levantaba de entre las cobijas limpias y apartaba el cabello de su rostro.

"Me estoy acostumbrando a moverlas" dijo mientras masajeaba las extrañas extremidades, completamente diferentes a lo que recordaba antes de que su castigo por desobedecer fuese puesto en marcha, un aspecto que no sería capaz de alterar aunque toda su voluntad, todo su ser se enfocase en recordar lo que era en ese entonces, en los viejos tiempos de la conquista y del nacimiento del proyecto Cluster.

La frustración de la gema llevaba siglos gestándose, incluso durante esa existencia como la madre de tantos monstruos no olvidaba su rencor, lo llevaba en su interior y exterior, en el necio ejercicio de regeneración practicado incontables veces, en las interminables noches clamando por respuestas que su poco natural garganta no sabía expresar.

La una vez orgullosa gema reducida a una marioneta, y luego, a una criatura que apenas se acercaba a lo que era.

"Antes solía tener piernas Greg… ahora… tengo estas cosas"

La serpentina cola respondió a las palabras de su ama, agitándose en el pequeño recoveco que ofrecía la van y palpando los tobillos descubiertos del único que conocía su verdad.

Greg bajó la cabeza y busco algo de comer en su nevera.

Frente a la realidad de la situación menos que favorable de la gema se quedaba sin palabras, ¿qué decir a alguien que había pasado milenios convertida en un fragmento de si misma?, miles, millones de recuerdos perdidos salvo por ese último momento, antes de que su nombre fuese añadido a la lista de posibles candidatas para conformar el Cluster por un crimen que ya no tenía importancia, antes de que su existencia misma fuese obliterada para dar paso a algo sumamente siniestro que se adentraba en las mismísimas entrañas del planeta y amenazaba con destruir todo a su paso, un arma como tantas otras, el ciclo en el que Planeta Madre se había enfrascado mediante la conquista y subyugación de cualquier otra especie viviente en el universo, incluso la propia.

Puesto que las gemas no eran sino adornos del poderío de un imperio, aquellas que se negaban a cumplir su rol eran descartadas, tratadas como meros defectos de la reluciente gloria de sus matriarcas, fracturas obviadas en la grandeza del cosmos conocido.

"Debo parecerte un monstruo" murmuró desviando la mirada, "ni siquiera puedo recordar que clase de gema soy o si soy una gema del todo, y en cambio… tengo estás pesadillas, esta inagotable angustia, y el anhelo… no puedo recordar, ni siquiera puedo recordar quién soy"

"Steven podría ayudarte si lo dejas", aconsejó Greg sentándose junto a la gema para compartir con ella un canasto de frutas, "ayudó a Lápiz y a Peridot, de seguro podrá hacer lo mismo por ti"

"No hay retorno de lo que me hicieron" respondió enroscándose alrededor de Greg cual depredador al acecho, todo esto mientras agarraba un mango y lo devoraba viciosamente a escasos centímetros del rostro del padre de Steven, "esto es lo que soy ahora, una criatura incompleta que apenas puede mantenerse cuerda, soy algo muy distinto a tus Cristal Gems, Greg, soy algo que no debería existir"

"No vuelvas a decir eso" murmuró Greg con el ceño fruncido, "vamos, puede que no sea el sujeto más listo del planeta pero hasta yo sé que ustedes son bastante… particulares, y si, puede que me hayas asustado al principio pero ya me estoy acostumbrando, con las cosas que veo a diario cualquiera se acostumbra", terminó de decir con una boba sonrisa.

Hay algo familiar que remece los recuerdos de la gema, ¿Steven tiene la misma sonrisa?, cree adivinar la respuesta en los confusos pensamientos de su anterior ser y lo que ve le gusta, le hace sentir seguridad.

"Por como lo dices no es la primera vez que algo así te ocurre", suspiró la gema, "has tenido una vida interesante, señor Universe"

"Aprendí una cosa o dos viviendo con Rose y las chicas" respondió Greg con una sonrisa torcida, "y siendo padre de Steven, !La diversión nunca acaba¡"

Se dio cuenta demasiado tarde de lo que había dicho al notar el extraño modo en que la gema sonreía, estaba más que claro que volvería a ocurrir.

"Me doy cuenta" musitó la gema cerrando el espacio entre los dos, "aprendiste mucho, incluso aprendiste sobre nuestros deseos y mi peculiar apetito el cual solo tú puedes complacer, ¿va a satisfacerme señor Universe?, ¿va a complacerme nuevamente?"

La gema le priva de toda salida en segundos, pero deja despreocupadamente que se de cuenta de la precaria situación en la que se encuentra porque lucha a pesar de que sabe va a perder.

"No empieces, no esta noche"

El cálido aliento del humano la anima a seguir, la empuja a sujetarlo posesivamente y clamar en el diminuto espacio de su camioneta que nada ha de alterar su resolución.

"¿Te dije la historia de mi caída Greg?, la recuerdo como si fuese ayer"

"No lo hagas", rogó Greg, "no de nuevo, si empiezas con eso sabes que no podré detenerme"

Pudo haber sido su historia, cualquier historia, salvo que esa se le hacia más patente, esas eran sus pesadillas y Greg ahora las compartía, no había nada que ocultar.

"Planeta Madre…" siseó con asco, "Planeta Madre dejó de ser un hogar para nosotras las gemas que rehusamos renunciar a nuestro apetito, que nos negamos a abandonar aquellos aspectos que para las Diamond son un detrimento entre la población. Es por eso que Rose Cuarzo se volvió tan peligrosa, no solo porque defendiese a una pequeña bola de lodo perdida en el espacio, sino por lo que significaba para el resto de nosotras Greg, verás, la tierra es un hermoso lugar, muy hermoso, muy diferente al mundo artificial que siempre hemos conocido"

"Rose quería salvar la tierra y a todos nosotros" contestó Greg sintiendo que le faltaba el aliento, "ella nos amaba, me amaba"

Centipeetle apoyó su cabeza sobre el pecho de Greg para escuchar los latidos de su corazón.

"Y el amar es algo que a nosotras no se nos permite, incluso la amistad, la confianza... nada de eso puede interponerse entre una gema y sus deberes, yo lo sabía Greg y a pesar de eso, a pesar de no sentir ninguna de esas cosas con la intensidad con que las sentía Rose me deje llevar pues sufría las mismas ansias que cualquier otra"

El recuerdo de ese viaje… el último llamado de planeta madre para completar una sencilla misión de observación, los rostros animados de sus compañeras en el secreto que con absoluta complicidad guardaban y que de saberse arruinaría sus carreras y las marcaría como defectuosas.

Luego, la luz y con ella… el olvido.

"Te dejaste llevar con otras dos gemas y te descubrieron, esa misión… fue todo una farsa desde el principio" se lamento Greg odiando lo que le habían hecho a ella y a sus amigas"ellas… Diamante Amarillo, Rosa y Azul jugaron contigo, con todas ustedes, las usaron sabiendo lo que ocurriría"

"Fue puramente carnal como dirían ustedes los humanos" le silenció la gema para calmar su enojo, "no era raro, ¿por qué crees que tenemos Perlas a nuestra disposición?, ¿por qué crees que han sido creadas para ser serviciales y hermosas?, mi crimen fue bastante común pero no como para pasarlo por alto en medio de la guerra, mi insubordinación fue suficiente para que me juzgasen defectuosa y me condenasen a esa vida, para que me enviasen a mi y a mis compañeras a ser carne de cañón"

Un único ojo verde entrecerrado por la lujuria que nublaba todo atisbo de cordura, milenios siendo la madre de engendros sin comprender que su cuerpo no estaba hecho para concebir, pero Greg… Greg era tan cálido y real que bien podría pasar por alto una vez más que el apetito, por inconsecuente que fuese en su anterior existencia, dominaba gran parte de su nueva vida.

Ella era una gema después de todo, incluso estando rota e incompleta, era mucho más de lo que Planeta Madre habría querido concebir y esas emociones, inusuales y desconocidas, eran tan reales como el dulce néctar de la fruta entre sus labios y el flujo sanguíneo en el pecho de quien consideraba su amante.

Tomaría lo que deseaba hasta saciarse, a pesar de presentir que cada bocado de esa nueva realidad tan solo la hacia más adicta a la experiencia de vivir, de actuar y sentir en ese nuevo cuerpo y junto a la extraña criatura humana que le brindaba su protección y complicidad.

Si se consumía, al menos lo tendría a su lado y juntos arderían.

"Ni siquiera tenían una palabra para lo que sentían" explicó Centipeetle, "todo era intuitivo, aquellas caricias y besos en secreto eran una herida abierta en el corazón del imperio que aunque minúscula en apariencia, poseía el potencial de acabar con la expansión, no puede haber lealtad salvo la lealtad a nuestra lideres, no puede existir compromiso que no sea a nuestras lideres, el solo hecho de poner a alguien, quien sea por sobre el mandato de cualquiera de las diamantes era impensable, y allí estábamos nosotras, desafiando al imperio y creyendo que nos saldríamos con la nuestra"

El beso fue profundo y prolongado, sin la defensa ácida de por medio el dulzor de la fruta entrelazó sus bocas, Greg recordaba vividamente cada uno de sus besos con Rose, con renovado interés posó su mano sobre el cuello de la gema y cerró aún más el espacio entre los dos.

Para cuando se separaron sudaba y la gema entre sus brazos gemía con su único ojo nublado por la excitación.

"Fui cegada por la luz de mis creadoras, abandonada, y no hallo otra manera de cerrar la herida que me hicieron, pero esto… esto se siente tan natural señor Universe… tan correcto"

"¿Vas a hacerlo de todos modos verdad?, incluso si no estas segura de que sirva para algo" contestó Universe con la respiración entrecortada.

Greg completaba fragmentos de memorias olvidadas, saciaba su eterna hambre.

El misterio de la humanidad que se le negó por siglos ahora era suyo, incluso si no volvía a ser ella misma...

"Así es" afirmó resoluta, "y es por eso que debo hacer esto todas las noches, ya no puedo soñar Greg, ya no puedo recordar como se sentía… nadie más puede brindarme esa sensación"

Un opiate, no, no era una descripción justa, quizás al principio cuando se extravió por primera vez desde su regreso a la antiquísima nave de sus compañeras, cuando una curiosidad incluso superior al alivio que sintió al verlas la poseyó para que saliese al mundo y lo encontrase.

De otro modo...

"Lo que hacemos esta mal, deberíamos hablar con Steven y las chicas"

Greg trató nuevamente de separarse y recuperar la cordura, preguntándose qué hacía allí, por qué no conseguía ayuda de verdad en vez de perder el tiempo tratando de razonar.

Antes de que pudiese ahondar más en sus dudas Centipeetle volvió a besarle y a reparar las fracturas que inevitablemente se formarían.

Greg entrecerró los ojos y se rindió ya sin ánimos de pelear, al menos por el momento, pero la gema ya estaba extasiada.

Era tan dulce, ¿cómo alguien podía ser tan dulce?, pobre humano creyendo que tenía el poder de negarse a lo que tanto disfrutaban, pues podía notarlo en el brillo en sus ojos y el modo tan irregular en que su corazón latía, él ansiaba tanto como ella.

"Lo haremos, te lo prometo, pero hasta entonces no me niegues lo único que me mantiene cuerda, de otro modo, temo que volveré a ser esa cosa"

Guiando la mano del humano la puso en el lugar en el que pertenecía.

"Estás húmeda" dijo Greg sintiendo la garganta seca, "¿Has esperado esto todo el día?"

"¿No te gusta?, la primera vez que estuve aquí apenas te resististe y de eso solo han pasado tres noches"

Greg frunció el ceño, aun no se acostumbraba del todo a la idea de que la gema pudiese seducirlo mientras dormía, que llamase su nombre y al despertar...

"Pensé que era un sueño, que nada de lo que ocurría era real"

Greg, durante las noches solía tener vívidos sueños, veía a Rose y a Steven, a Garnet y Amatista y últimamente… últimamente, en esos "otros" sueños veía a Perla y no del mismo modo, no desde que alcanzaron ese entendimiento.

"No, fue desde antes, incluso sabiendo lo que ella siente… ¿de verdad estoy tan desesperado?"

Antes de que pudiese seguir con sus excusas, Centipeetle lo abrazó firmemente y susurró en su oído.

"Esa noche decías su nombre mientras entrabas en mi, cuando te aferraste a mis caderas te deje acariciarla, ¿la sientes?, directamente debajo de mi vientre, nadie salvo tú conoce ese detalle"

Greg dejó que sus dedos acariciasen la fractura, una gema imperfecta unida para un propósito deleznable, desde la coronilla a la cintura tenía el torso de una mujer, piel verdosa que resplandecía bajo la luz zumbante de los tubos alogenos, seis pares de brazos de los cuales dos eran humanoides mientras que los otros cuatro se cerraban sobre la única prenda que se permitía vestir, un corset negro con detalles purpura, cabello largo, blanco y voluminoso, labios sensuales y llenos bajo la respingada nariz y por último, un único ojo enmarcado por trenzas igualmente pálidas, delineado por profundos trazos purpura que dibujaban un perfecto arco que se perdía en sus mejillas.

Ese era su aspecto humanoide porque el resto era muy similar a la forma en la que la hallaron, mucho más estilizada, pero no por eso menos perturbadora, la larga cola dividida en secciones que de seguro en otro tiempo fueron piernas, los apéndices se comportaban igual que una coraza y difícilmente le permitían moverse sin causar un desastre, salvo que adoptase la forma posterior a su castigo estaba expuesta, incapacitada de huir sin ser vista.

"Acariciala Greg, tal como la primera vez", ordenó Centipeetle mientras rasgaba la camiseta de Greg.

Dejó que su mano encontrase lo que añoraba, nuevamente se uniría a ella, gemiría y la pondría de espaldas sobre el suelo de su camioneta, la tomaría hasta hacerla retorcerse y librarla un poco más de Planeta Madre.

Xenofilia en su más puro estado, ya sin temor de seguir adelante.

"No hay vuelta atrás" gruñó Greg mientras la recostaba sobre la alfombra y sujetaba a la gema de las muñecas por sobre su cabeza para plantar una infinidad de besos sobre su cuello y pechos.

Incluso si la culpa le carcomía a la mañana siguiente en que tratase de hacerla entrar en razón y hablar con las otras gemas lo seguro era que se seguiría hundiendo más y más en la espiral que ella estaba tejiendo y de la que él participaba.

Pero por mientras la haría gritar su nombre, pues no tenía otro modo de combatir lo que un imperio había creado, ningún otro modo salvo la entrega de su propia humanidad.

Sin saberlo su humanidad catalizaba milenios de frustración y lujuria y de ella jamas lograría huir, Centipeetle alcanzaría su libertad y ambos arderían, no era amor, pero se parecía y eso era todo lo que contaba durante las noches.

No era amor, sino algo aterradoramente similar.

Las historias más locas surgen de madrugada, ¿no creen?

Puede que se pregunten y con buen motivo, ¿por qué?, pues hay dos respuestas a eso, siendo la primera el aburrimiento y la segunda, que tengo la teoría de que mientras más descabellada sea la pareja, mayor tendrá que ser la habilidad del escritor para darle sentido a cualquier historia, básicamente, hay que lograr una química inexistente y hacerla funcionar con el riesgo de que nada resulte.

Creo que tampoco hice eso… pero en si me parece decente para ser una premisa ya sin sentido. Aunque mi motivo personal sigue siendo el aburrimiento, y que las ideas menos sensatas llegan en la madrugada.

¿Qué les parece mi pequeño experimento?, agradezco cualquier opinión.