Disclaimer: Ni Death Note ni sus personajes me pertenecen, y no percibo ingreso alguno ni beneficios por escribir esta serie de relatos.

Notas: No tengo Beta, por lo que cualquier crítica constructiva me vendrá bien para mejorar.

..V O D K A..-

Un vaso de Vodka. Ni siquiera uno lleno, apenas unos 100 cc, mezclados con algo de hielo.

Un vaso de Absolut Mandrin, una variedad que a él le parecía "para niñitas", demasiado dulce para su gusto, demasiado suave.

Un vaso, eso era demasiado poco. Pero luego de media hora se dio cuenta de que para Mello era demasiado a secas.

Jamás lo había visto ebrio. Siempre había pensado que tenía aguante, dada la forma agresiva del rubio. Matt no solía ser prejuicioso, pero, alguien que se comportase así no podía, definitivamente, ser abstemio. No con su ropa y su llamativa apariencia, que parecían gritar "bitch!" en cada uno de los pliegues del cuero negro, para consternación del pelirrojo.

Menos aún tener tal intolerancia al alcohol, que luego de unos sorbos le había bajado la risa tonta, se había desinhibido (aún más que de costumbre), bailado arriba de la mesa, agarrado el culo a la mesera y luego se le había subido en las rodillas con cara de gato en celo.

Bueno, sí que podía.

Menos mal que nadie los conocía en esa zona.

Así que, cargó a un balbuceante (y muy alegre) Mello durante el breve trecho que les separaba de sus vehículos, tratando de dilucidar qué harían con las motos. Mello no podría conducir en ese estado...

Una lengua fría y juguetona lo sacó de sus cavilaciones. De entre los balbuceos, en una extraña lengua que no acertaba a reconocer si era la natal del rubio o el universal lenguaje de la gente ebria, ya podía distinguir su nombre, pronunciado con insistencia y el timbre inconfundible de cuando Mello estaba excitado.

-Matt... -los ojos del rubio se veían bien borrachos. De alguna manera, se les escapaba la dulzura que no transmitían cuando estaba en sus cabales -bésame, Matt...

El cuerpo tibio se apretó contra él, transmitiéndole parte de su delirio. Con el rabillo del ojo localizó un letrero neón brillante, y se dirigieron ahí mientras la borrachera los perdía a ambos.

Gracias por leer.