Hyouka no me pertenece, de ser así, publicaría los volumenes mas rápido.

Hyouka:

Sentimientos encontrados

Por LinkAnd06


1-Las dudas que invadieron mis pensamientos.

El atardecer había finalizado aquél primer miércoles de abril, la luna recién aparecía desde el otro extremo del ya oscurecido horizonte, ésta era creciente. Estaba recorriendo en bicicleta las casi vacías calles de la ciudad Kamiyama, era un día libre después de todo; usualmente todos se quedaban en sus hogares esta primera semana. En mi caso, regresaba a mi casa, había partido esta mañana temprano al pueblo natal de mi amiga situado al norte de esta zona, pues me necesitaba para cubrir un papel en su desfile de muñecas hina, específicamente, solo debía acompañarla mientras la cubría del sol con una sombrilla.

Me llamo Hotarou Oreki, soy un simple estudiante de secundaria, naturalmente todos los jóvenes de 16 años de edad como yo intentarían lucirse en esta etapa escolar, creando recuerdos inolvidables; no es mi caso, yo no tengo nada en especial, ni me importaba en realidad, prefería vivir el día a día reservando energías, nunca me gustó tener que esforzarme de manera innecesaria, quería mantener mi perfil bajo, "No hago nada que no tenga que hacer, y si debo lo hago rápido" ese era mi lema, con el cuál viví hasta la fecha.

Pero desde hace un año aproximadamente, cuando ella apareció… mí estilo de vida comenzó a cambiar inconscientemente, todo por culpa de esa joven pelinegra que no dejaba de sentir curiosidad por cosas triviales, insistiéndome en ayudarla, sin excepción alguna, lo peor es que no podía negarme, ella siempre me convencía, sigo sin entender cómo, puesto que cuando se trata de alguien más soy capaz de rechazarle de manera sencilla.

Suspiré, ni yo mismo sabía que ocurría conmigo, sentía que mi propio estilo de vida ya no era suficiente para complacerme, no solo mis amigos Satoshi y Mayaka me lo indicaron durante el festival, también mi hermana mayor me lo señaló, desde hace días, todo desde que conocí a Eru Chitanda aquella tarde cuando me uní al club de los clásicos por petición de mi hermana.

Recordaba ese momento como si fuese de hace un año, aunque sentía que había pasado mucho mas tiempo, recién iniciaba el segundo año escolar y mi amigo me había recomendado unirme a un club, a la vez que mi hermana mayor me pidió el favor de entrar en el club de los clásicos, al parecer ese año no tendría integrantes, pudo haber desaparecido por esto; normalmente me negaría como de costumbre, pero opté por hacerle caso, no deseaba conocer ese dolor que mencionó en la carta, quién diría que gracias a esto conocí a esa chica que se entrometería en mi vida. Ella miraba por la ventana, volteando lentamente su cabeza al mismo tiempo que me acercaba, no pude dejar de observarla en esos momentos, su cabello largo y negro se mecía un poco por su movimiento, mientras sus ojos color índigo veían con curiosidad mis ojos verdes; aunque permanecí inexpresivo durante ese rato, en mi interior sentí una extraña sensación cuando miré su rostro, en aquél entonces, no era consiente de cuanto cambiaría mi vida desde ese día.

Desde el misterio que relacionaba a su tío con la escuela Kanya, resolver un acertijo para averiguar cómo debería finalizar aquella película, el caso de "jumongi", y la llamada de atención a cierto estudiante de ese día. Ni yo mismo me podía creer que conseguí resolver la mayoría o descifrar gran parte de la verdad, sigo pensando que fue pura suerte, sin importar cuantas veces Eru me diga que tengo un don para esto, simplemente, no lo acepto.

Chitanda siempre fue una chica que le gustaba descubrir todo lo que despierte su curiosidad, nunca dejaba de pedirme ayuda, le encantaba la forma en que yo conseguía concluir las teorías que formábamos, ella nunca aceptaba respuestas simples, estaba obligado a rebuscar en cada detalle hasta encontrar una conclusión aceptable, no me gustaría dejarla insatisfecha con una afirmación cualquiera.

"¡No puedo dejar de pensar en eso!"

Esas malditas palabras, combinadas al brillo que su mirada emitía cada vez que me las decia, eran hipnotizantes, me mantenían unido a ella, sin salida, como si su obscura cabellera se transformara en enredaderas atrapándome, o millones de mini Chitandas se sostuvieran de mí repitiendo la misma frase, en otras palabras, no podía decir que no, mi compañera tenía un poderoso sentido de la insistencia que superaba con creces mi negación.

Decidí concentrarme en el camino, los focos comenzaban a iluminarse, noté que no me faltaba mucho para llegar, vivir en la misma ciudad por años tenía estas ventajas. Llegué a mi destino mas pronto de lo que esperaba, o quizás adentrarme en mis pensamientos fue una buena distracción; tras llegar a mi hogar, guardé la bici frente a la entrada, para luego ingresar a la casa haciendo el menor silencio posible, como la luz estaba apagada, supuse que mi hermana estaría dormida, no me extrañaría tras los tantos viajes que ésta hacía, a diferencia de mí, ella era bastante diligente.

Me quité los zapatos, metiéndolos en su respectivo armario. Me adentré al oscuro pasillo en absoluto silencio, hasta que noté que había una nota sobre la mesa: "Para Hotarou" decía en la parte frontal; Curioso la tomé, alzando una ceja, pero sin demostrar alguna emoción, prefería mantenerme inexpresivo; sin darle mucha importancia la guardé en el bolsillo del suéter que llevaba puesto, ya la leería en el cuarto, probablemente sea una lista de compras encomendada por mi padre, era lo menos que podía hacer por el hogar.

Tras subir las escaleras y entrar a mi pequeña habitación, noté que esta seguía igual a cómo la dejé esta mañana, ordenada y nada fuera de lugar, pensaba que mi hermana podría haber entrado a curiosear, pero no fue el caso. Me senté en la cama, sacando la nota, a la vez que la abría, quería salir de esto lo antes posible, tenía tanto en que pensar respecto a Eru.

"Querido hermano menor, séque te prometí que me quedaría en la casa hasta mi próximo viaje, pero una amiga me invitó a quedarme con ella esta semana, ¿sabes a cuál me refiero? Bueno da igual. Nuestro padre partió esta mañana a un viaje de negocios, estoy segura de que no lo sabías, puesto que casi nunca hablas con él debido a tu indiferente personalidad, ¡necesitas cambiar eso! Probablemente no regrese en un mes, fue una petición inesperada ni pudo decirme una fecha concreta. Te deje la cena en el microondas no puedo hacer mas por tí, ¿sabes cocinar no? Supuse que sí, ya casi cumples 17, bromeo, te dejé algo de dinero en tus ahorros. ¡Nos vemos en siete días!

Te quiere, Tomoe Oreki, tu hermana"

-¿Ah?- fue mi única respuesta a dicha carta, estaba expresando sorpresa de forma leve, esto era repentino. En pocas palabras, me había quedado sólo en casa. Suspiré resignado, no sería la primera vez, en contadas ocasiones mi padre olvidaba que estaba aquí, no lo culpo, usualmente no salía de mi habitación cuando estaba en casa -Al menos me dejó dinero esra vez, anteriormente estaba obligado air a la casa de Satoshi o depender de cuanto reuní- pensé despreocupado mientras colocaba la carta encima del escritorio que tenía a mi derecha, detrás de la cama. Tras quitarme el suéter y dejarlo sobre el colchón, me recosté, apoyando el brazo derecho sobre mi cabeza, había sido un largo día, en el cuál gasté demasiada energía sin darme cuenta, aunque ya no me importaba, sentía que valió la pena, me divertí acompañando a Eru…

Mi yo de hace bastantes meses se preguntaría quién soy, al igual que mis amigos si les llegara a confesar esto… igual puede que nunca se los cuente.

Cerré los ojos, inhalando y exhalando de manera profunda, quería centrarme en una sola cosa, algo que le prometí a mi amiga que pensaría, justo cuando mirábamos aquél hermoso atardecer del día de hoy, a la vez que las hojas de ese curioso cerezo de abril, caían sobre nosotros, parecía la escena final de un anime; No podía dejar de pensar en nuestra conversación, no estoy seguro de que estoy sintiendo desde ese instante…

Horas mas tarde después de que finalizara el festival, e intentar deducir por queese chico castaño cuyo nombre olvidé no había avisado sobre las reparaciones del puente donde las muñecas pasarían, caminaba a la vez que movía mi bicicleta, hacía la salida, Eru decidió acompañarme, típico de ella, le encantaba conversar conmigo por alguna razón, pero ya no me molestaba; esta se encontraba a mi lado, con la mirada cabizbaja sin borrar su serena sonrisa, no sabía que pasaba por su mente, hasta que habló, ella además de revelarme el motivo que tenía para avisar a los propietarios del pueblo vecino para continuar el desfile allí, me relató sus planes futuros; al parecer, estaba destinada a regresar siempre a este lugar,el pequeño pueblo donde nació, sin importar su decisión, al ser heredera de los Chitandas; no le disgustaba la idea, al contrario, se notaba dispuesta a tomar tal responsabilidad de dirigir la empresa aumentando la producción de la labranza y buscar mejores maneras de cultivar, o dirigir los negocios directamente, atendiendo diversas ofertas; al escoger la primera opción, decidió seguir la carrera de ciencias este año escolar. Yo por mi parte, opté humanidades, al ser mas sencillo.

-Estoy de acuerdo que la segunda opción, no va contigo-le comenté de forma sincera, refiriéndome a los negocios; ella asintió, no se sentía capaz de dirigir una empresa; durante el festival escolar Kanya esta optó por intentar promocionar nuestra antología: Hyouka, la misma relataba la verdad de lo sucedido hace 45 años en esa misma escuela, con cierto estudiante, pero ese es otro tema, el caso es que a Eru se le dificultó bastante conseguir que nuestro puesto llamara la atención, de no haber sido por que nuestro club fue el último al que "Jumongi" intentó robar, probablemente no hubiéramosvendido ni un cuarto de la mercancía, claro, a pesar de que decifré aquél misterio, preferí mantenerlo en secreto junto al responsable, hicimos un trato justo…

Ambos habíamos llegado al inusual cerezo que floreció en pleno inicio de abril, detuvimos nuestros pasos mirando al frente, donde se encontraba la salida del pueblo, permanecimos unos segundos en silencio, nos habíamos dejado llevar porla conversación que parecía que olvidamos por que estábamos aquí, y eso que ella fue quién más habló, me había interesado cada una de sus palabras… no podía dejar de pensar en su situación familiar, conociéndola,heredar el negocio familiar sería pesado para ella…

-Oreki…

Al escucharla, volteé mi cabeza y un poco mi torso para mirarla, su voz emitió un tono que no era usual enella, me observaba con seriedad, mientras el viento movía un poco su larga cabellera negra, la cuál era del mismo color que mí corto y algo redondeado peinado, casi parecía un casco; Eru me seguía viendo con esa inusual seriedad, noté que había apretado sus puños de forma leve.

-Observa, Oreki…- extendió un poco los brazos, alzando la mirada -Este es mi hogar. Solo hay agua y tierra, la gente cada vez estamas vieja y cansada. A pesar de su belleza, no creo que sea el lugar mas hermoso, tampoco uno con mucho potencial…- bajó la mirada, entrecerrando sus ojos sin borrar su seriedad. La miré algo preocupado, aunque no lo expresé mucho - Aun así, quería que lo vieras…

No expresé nada ante esas últimas palabras, no era bueno mostrando mis emociones, ella lo sabía. Dejé de mirarla, mirando al suelo que estaba frente a mí, no sentía que pudiera contener mi propuesta.

-Sabes, respecto a tu opción de dirigir los negocios, ¿podría yo encargarme de eso?

Sentí como ella recuperaba el brillo de su mirada, a la vez que el viento había aumentado algo de su fuerza, haciendo que varias hojas del cerezo cayeran sobre nosotros. Al no escuchar respuesta alguna, la miré por el rabillo derecho de mi ojo, por encima de mi hombro, viendo como su rostro reflejaba sorpresa…

O eso pensaba…

-¿Qué dijiste Oreki?

-¿eh?- volteé mi cabeza y parte de mi torso, para verla mejor, ¿había sido mi imaginación?, el viento no cambió, ni un cerezo caía, y su serio rostro ahora reflejaba algo de confusión, no sabía que pasó, pero… -No, nada...

Perdí el valor necesario para volverlo a decir, ya será en otra ocasión.

-"¿Así te sentiste esa vez Satoshi?"- pensé, recordando la discusión que tuve con mi amigo el dia de san valentin hace dos meses, esa vez no entendía el motivo de sus acciones, hasta el punto de enfadarme con él, ahora, puede que este sintiendo algo parecido a lo que sintió…

Sentí un ligero ardor en mis mejillas, me había ruborizado, no era algo común en mí; supongo que este sentimiento es complicado de entender, pero no me disgusta sentirlo. Escuché un ligero respingo detrás de mi, Eru se había sorprendido por el repentino aumento de fuerza del viento, las hojas del cerezo volvían a caer, ahora de verdad. Quede anonadado con la imagen de mi amiga rodeada de aquellos pétalos rosados, a la vez que esta extendía los brazos hacía a mí y dibujaba una sonrisa en su rostro, una que quedaría grabado en mi memoria para siempre. Desvié la mirada algo estupefacto, sonriendo, por primera vez en varios días, no me gustaba mucho hacerlo, pero quería expresarlo al sentir una reconfortante calidez en mi pecho.

Nos quedamos observando el atardecer por unos momentos, el horizonte era morado, el mismo color de los ojos de ella; era una imagen memorable. No estaba seguro de que sería de nosotros tras este día, aunque no me importaba, tenía curiosidad sobre lo que vendría…

-Hotarou…

Me sorprendí, era la primera vez que la escuchaba mencionar mi nombre, no me importaba dicho atrevimiento, sino el tono dulce que utilizó para decirlo. Volví a mirarla volteando mi torso, apretando un poco los volantes de mi bici, no sabía que sentía…

-Hay una cosa que he querido preguntarte, desde hace bastante tiempo- comentó, sin borrar su sonrisa, dando unos leves pasos para acercarse mas a mí -lamento si soy bastante entrometida, es solo que, he tenido esta duda tras habernos conocido mejor estos meses- apretó sus puños, para luego entrelazar sus propios dedos, mirándome fijamente, de alguna forma, ya presentí sus siguientes palabras -¿Qué es lo que sientes realmente por mí? No eres un chico muy expresivo que digamos, y no me importa, pero, a diferencia de Satoshi y Mayaka, no puedo saber en que estáspensando, tu mente, es bastante compleja- se detuvo a unos diez centímetros frente a mí, tuve que bajar un poco la mirada, era mas baja que yo. Inhaló antes de decir aquella frase que me imposibilitaba rechazar sus peticiones -Hotarou, ¡No puedo dejar de pensar en eso!- exclamó con fuerza, mientras sus ojos violetas emitían aquél característico brillo hipnótico que me ponía nervioso.

¿Qué? No tenía idea de cómo responder, me había quedado paralizado, no era la primera vez que se interesaba en algo relacionado conmigo, ya sucedió cuando estuve dispuesto a averiguar por quemi anterior profesor de inglés observó los helicópteros en aquél entonces; pero ahora, su interés por saber de mí alcanzó lo personal, no solo estaba confundido, también sentía una extraña presión en mi pecho. Tragué saliva para calmarme un poco, estaba a punto de darle una respuesta, quería dársela…

-No tienes que decirlo si no quieres…- murmuró cabizbaja, me había tardado en reaccionar.

-Chitanda…

-Quiero, que pienses tu respuesta, ¿sí? Así podré estar mas segura, siempre consigues las palabras adecuadas tras meditarlo- me recalcó, volviendo asonreír como de costumbre, yo seguía enmudecido,a la vez que le asentía, bajando la mirada, había perdido la voz -El lunes, en el club, cuando Satoshi y Mayaka se retiren, dame tu respuesta.

-Si…- contesté, volviendo a mirarla a los ojos, aunque seguía un poco impactado.

Ella soltó una pequeña risa -Lamento molestarte Oreki, tu hermana te está esperando, ¿no? Deberías volver antes de que sea más tarde-

Suspiré, sudando frío, tenía mucho en que pensar esta noche -De acuerdo, ¿ten cuidado al regresar, sí?

-Por supuesto, tú también, conduce con cuidado, gracias, por acompañarme hoy- agradeció mientras se inclinaba en señal de agradecimiento, un gesto común aquí en Japón; me rasqué la nuca al verla realizar dicha acción.

Tras despedirnos, me subí a la bici, iniciando a pedalear, dirigiéndome a la salida, algo nervioso al saber que ella me seguiría mirando hasta perderme de vista.

Sobre su pregunta, no creo estar seguro de cómoresponderle, no en estos momentos…

Estaba consciente de que no podía quedarme sin hacer nada, aunque fuera una petición complicada para mí. Sinceramente, nunca he querido expresar mis sentimientos a los demás, ni siquiera a mis parientes, no lo sentía necesario, al menos desde que tengo uso de la razón, prefería quedarme aislado de todos, así es mi personalidad, no soy antisocial, pero así lo decidí.

Un fugaz recuerdo apareció en mi mente, uno de hace pocos meses.

"Estaba observando como Chitanda buscaba algo dentro de la piscina a su manera, despreocupada como siempre, toda su atención estaba en su búsqueda; ella usaba un traje de baño blanco de dos piezas, curiosamente era la única cosa de dicho color en este lugar. Yo me encontraba de pie fuera de ésta, usando un short negro como traje de baño, no me había dado cuenta que me distraje viendo a Eru.

Deja de holgazanear y ayúdanos!- me regañó Mayaka estando en una orilla de la piscina. Ella era castaña, con el cabello corto, el cuál llegaba hasta su nuca; sus endurecidos ojos eran de color rosa oscuro, los únicos que he visto de dicha tonalidad hasta el momento.

-No estoy flojeando, buscaba esa cosa por aquí- le respondí calmado, con mi inexpresividad de siempre.

Ella suspiró antes de hablar -En serio Oreki, en el pasado podrías enojarme solo por estar allí- me dijo con los brazos cruzados, se notaba algo molesta -Me causas dolor con solo verte.

-Puedes sentirte libre de no verme- Le respondí serio, mientras comenzaba a caminar para dirigirme a otra parte de la piscina .

-Eres un dolor de cualquier manera, pero si tuviera que elegir, preferiría que volvieras al viejo tu- Dijo con sinceridad, su tono de voz no reflejaba ni un ápice de duda. Me detuve al escucharla mencionar eso, volteándomea mirarla con leve sorpresa. Ella negó con la cabeza -Incluso eras mejor que este bulto holgazanque eres ahora- finalizó a la vez que se adentraba en la piscina a continuar su búsqueda.

Sin cambiar mi indiferente semblante, la vi alejarse hasta el centro del lugar. Bajé la mirada algo pensativo -¿Mejor, uh?"

¿A qué se refería Mayaka cuando me dijo esas palabras? Ese día nosotros junto a Satoshi y Eru, buscábamos alrededor de la piscina local de la ciudad un supuesto pendiente perdido, en aquél entonces trabajaba como salvavidas cubriendo a mi hermana, era parte del trabajo. No comprendí por qué me las dijo. Hace unos años mi actitud era un poco distinta, no lo niego, me comportaba de forma menos seria, responsable, e incluso era mas activo. Aun así, decidí cambiar, me había cansado, solo eso, sigo sin arrepentirme.

Al llegar a la cocina, tomé el pan ya preparado por Tomoe y lo puse a calentar en el microondas, estaba tibio, pero lo prefería caliente.

Ese mismo día de la piscina, al resolver el asunto del mencionado accesorio, que resultó haber sido una mancha de helado; Chitanda me confesó algo que consideré extraño en ese momento:

"Eres especial para mí Oreki"

-¿En que sentido lo soy?- apreté mi puño izquierdo, entrecerrando los ojos. No podía aceptarlo, me conocía, no había nada especial en mí como para afirmarlo. Tendré que preguntárselo el lunes, el motivo podría ser una pieza clave para resolver mis dudas.

Tomé la cena y me dirigí al solitario comedor tras encender la luz, sentándome en el sofá, colocando el plato en la pequeña mesa ubicada frente a mí. Estaba acostumbrado a estar solo, en absoluto me sentiría inconforme en estos momentos. Sujeté uno de los mechones de mi cabello, el que estaba entre mis ojos, quería organizar con calma todas las ideas que tenía en mente, me negaba a darle a Chitanda un "no pude" como respuesta, había notado bastante determinación en su mirada, claramente, se trataba de algo importante para ella conocerme.

Sentí como si mi alrededor comenzara a desvanecerse, hasta parecer un cuarto de oscuridad infinita. En los alrededores, aparecieron varias Eru Chitanda, andando por toda la zona de diversas maneras, caminando, corriendo, gateando, ¡hasta nadando en el aire! Todas usaban ropas diferentes, las mismas que ella portó en cada uno de nuestros encuentros, incluso su traje de baño. Sudé frío al percatarme de esta visión, sin dejar de concentrarme en mis ideas, claramente, mi imaginación me insistía en que cumpliera su petición.

Me es complicado conocer en que está pensando Eru, ella tiene una actitud inusual, pareciera ser solo una simple chica inocente, al contrario, tiene una memoria envidiable, se preocupa bastante por sus amigos hasta el punto de quedar exhausta intentando ayudar, y aunque le toque alguna responsabilidad no apta para ella, es capaz de continuar hasta el final sin rendirse, esto último lo demostró en el festival escolar, sin ella nunca hubiéramos conseguido vender todas las doscientas antologías del club. Además, era la próxima heredera para dirigir el negocio de los cultivos de su familia, los Chitanda, una de las cuatro familias granjeras con mas poder, o eso aseguraba Satoshi en broma; hoy tuve la oportunidad de conocer a la gente de su pueblo natal, no soy nada comparado a ellos, estos tenían un sentido de la responsabilidad enorme, el mismo que Eru consiguió heredar. Ella intenta todo lo posible por no enojarse, su personalidad no pega mucho con ese sentimiento, Chitanda lo sabe, y prefiere actuar como de costumbre sin importar la situación, ser ella misma. Aun así, cierto día se enojó con ella misma por enfadarse con su profesor de matemáticas, este se había equivocado en que debía enseñarle a la clase de ese período, enseñando el de otro; ¿Cuántas veces Eru me sorprendió ese día? Aún tras eso, ella prefirió disculparse con su maestro, tras comprender el motivo de que errara. Anteriormente habíamos discutido sobre los pecados capitales, Satoshi y Mayaka no conseguían relacionar a Eru con alguno, casi catalogándola como una joven de conciencia limpia, pero ella lo negó, insistiendo con una sonrisa que es imposible no tener alguno, todos en parte nos conectamos a ello para bien, que era necesario para seguir adelante. No pude evitar relacionar a Eru Chitanda con el orgullo, ella estaba dispuesta a ser siempre la misma, jamás se rendiría hasta lograr sus objetivos, y sentía la necesidad de ayudar a sus compañeros si la necesitaban, en serio, no puedo eludir pensar que se relaciona demasiado a el mencionado pecado, para bien, como ella misma dijo.

-¿Por que no puedo evitar pensar en esto?

-"Me aburrí de llevar siempre una vida gris"

Suspiré de nuevo al recordar dichas palabras, yo mismo se las mencioné quién se las dijo a Satoshi, ese día habíamos ido a la casa de Eru para pensar en la antología. Había pensado en muchas cosas en ese momento, incluso le pregunté a mi hermana si ella sabía que uniéndome el club comenzaría a pensar si de verdad mi estilo de vida era lo que necesitaba. Aún tengo esas dudas invadiendo mis pensamientos…

"-¿Deseas una vida mas colorida Hotarou?- me preguntó Satoshi con curiosidad.

-Probablemente…- fue todo lo que le respondí, en esos momentos seguía bastante inseguro".

Desde que conocí a Chitanda fue que comencé a pensar en esas cosas que estuve evitando por un tiempo, en efecto, me importaba mi futuro, solo no quería sobresalir, era algo molesto. Sinceramente, no creo ser del todo un buen estudiante, se me da bien las materias que requerían lectura, no del todo las numéricas, estoy seguro que los aplicadores me tendieron una broma cuando pasé la aplicación con 125 de 350 puntos, ¡Justo en el medio! ¿como es posible? Aunque ya no me importaba, en todo caso, espero que Eru acepté mi propuesta de ayudarla con los negocios, intentaré preguntarle el lunes, si acepta, tendré que sacrificar parte de mi tiempo libre para estudiar, no me importa, igual solo dedico mis horas libres en reservar energías como de costumbre, era mi prioridad no malgastarla.

Comencé a comer mi pan, había olvidado por unos instantes el motivo por el que me detuve a pensar, agradecía encontrarme solo en estos instantes. Al final puede que mi respuesta sea demasiado simple, o estúpida, nunca fui bueno con estos temas… quizás por eso mí padre cada vez se distanciaba de mí, incluso éste tenía un apartamento para él solo, dejándonos a Tomoe y a mí a nuestra suerte. Mi hermana lo habrá mencionado por si se me ocurría ir a su casa, no se porqué, le había dejado claro que esmi hogar, no tengo pensado dejarlo al menos hasta graduarme.

Suspiré, divagar tanto en mis pensamientos me hacía gastar bastante energía, ya usé demasiada en el desfile, y dos veces en la misma ruta, necesitaba un merecido descanso, Eru estaba feliz, podía estar tranquilo…

¿Que rayos acabo de pensar?

Sudé frío al darme cuenta, avergonzado, cubriendo mi rostro con ambas manos, existía la posibilidad de que ya no podía ver a Eru Chitanda como de costumbre, tenía una ligera idea de cuál sería la razón, no se si aceptarla sea buena idea. Me acababade dar cuenta que caminé en círculos por la sala mientras comía, ¡Ensucié el suelo maldita sea, ahora tengo que gastar energía limpiando!

Terminé de cenar sin muchas ganas, para luego ir a buscar un trapo en la cocina y regresar a donde estaba, inclinándome para comenzar a limpiar las migajas, no quería sufrir lo que sea que fuera capaz de hacerme mi hermana si lo dejaba así. Seguramente Chitanda también se enfadaría, su casa siempre está tan limpia y cuidada, puede que sea ella misma quién la limpie, y por eso… espera, ¿que estoy pensando?

-¿eh? Mojé de más el suelo…- Volví a suspirar, entrecerrando los ojos a la vez que expresé cansancio. Esparcí mejor el agua, para que se secara rápido, tardé alrededor de unos minutos, pero conseguí terminar sin distracciones. Limpié el sudor de mi frente mientras jadeaba, mi resistencia era bastante lamentable. Me recosté en el sillón bocarriba, cerrando los ojos deseaba descansar un poco antes de regresar a mi cuarto, seguramente mis amigos se reirían de mí me vieran, menos mal que no necesitan saberlo. Chitanda por su parte, estaría curiosa por preguntarme por qué me distraje cuando limpiaba. La imagen de esta última alrededor de las hojas del cerezo apareció frente a mí, dibujando la misma sonrisa en su rostro, esto aclaraba parte de mis dudas, no podía evitar pensar en ella…

Estaba seguro de que no podría dormir esta noche…


Los rayos de la luz del sol entraban por mi ventana, provocando que estos por casualidad del destino llegaran a mi rostro, despertándome por el calor. Intenté cubrir mi rostro con las manos, darle la espalda, hasta cambié de posición, nada funciono, el cielo no quería que siguiera durmiendo, ¡Estúpido horizonte, es un día libre! Me levanté a regañadientes, sin muchos ánimos, estirando mis brazos a la vez que bostezaba, me había costado conciliar el sueño. Seguía sin saber cuánto tiempo permanecí pensando sobre la cama, era imposible sacar a Chitanda de mi cabeza por mas que lo intentara, ella terminaba apareciendo en mi mente.

Jueves, era el día en que Satoshi se encontraría ocupado estudiando, no tenía ganas de molestarlo, lo mismo con Mayaka, aunque sería raro pedirle que me permitiera desayunar en su casa, hasta ahora no había ido para allá, y pues Chitanda…

Sentí algo parecido a una burbuja reventándose en mi cabeza, de nuevo ella se convirtió en el centro de mis pensamientos. No me parecía mala idea pedirle dicho favor, es solo que me parecía descortés incumplir su plazo de no vernos hasta el lunes al menos que ya contara con una respuesta. No me gustaba incumplir mis promesas, siempre que fueran posibles.

Suspiré, no me quedaba de otra que usar el dinero que mi hermana me dejó, no me gustaba depender mucho de ella, esta vez no tenía opción. Me levanté sin muchas ganas, si no fuese necesario comer prefería quedarme acostado el resto del día. Miré de casualidad la librería de mi hermana, ésta se encontraba en la esquina izquierda de la habitación y de mi cama, la misma estaba en mi cuarto por no caber en el de ella, no me molestaba tenerla, me ahorraba el salir de mi privacidad por una revista o libro. Salí de mi alcoba, dirigiéndome a la cocina, agradecía saber preparar un pan, no requería mucho esfuerzo, por eso mismo, lo sabía

Usaba una camisa gris y un short negro, mis prendas de dormir, era lo mas cómodo que tenía, hace meses que no salía a comprar mas prendas, pues casi nunca salía, la mayoría de éstas seguían en perfectas condiciones. Al llegar a la silenciosa sala me percaté qué en efecto, estaba solo, Tomoe ya había partido ayer probablemente un rato después de mí, típico de ella no avisar en el momento que se va, o cuando regresa, siempre termina siendo precipitado para mí enterarme de alguna.

Tras desayunar, estaba regresando a mi habitación, el ambiente solitario del lugar conseguía que me mantuviera calmado, hoy seguro podía reservar mis energías sin interrupciones. Me detuve al sentir el tacto de una estructura lisa en mi pie izquierdo, observé confundido, notando que se trataba de una revista, seguramente era de Tomoe. Una gota de sudor se formó en mi frente al ver la portada, manteniendo mi sereno semblante. Era una de las amigas de mi hermana, si mal no recuerdo, era pésimo recordando personas que no veía tan seguido; Rubia, con los ojos café, y la piel morena. Esta usaba una camiseta ligera de color ámbar. Solo era visible de cintura para arriba, posando, se miraba entusiasmada. Parte de su busto era visible debido a la prenda que portada, medianas, casi sin dejar nada a la imaginación, me recordaba a la forma del busto de Chitanda usando aquél traje de baño blanco, me preguntaba si eran suaves o duros, suponía que eso dependería de la textura de su piel, la cuál tenía curiosidad por conocer…

Sentí un ardor en mis mejillas al darme cuenta lo que estaba pensando, incluso la imagen de Eru en traje de baño apareció por unos momentos en mi mente, aunque la había observado fijamente en esas blanqueadas prendas en contadas ocasiones, la recordaba muy bien. Rasqué mi nuca desviando la mirada de la revista, avergonzado, ¿por que estoy pensando en Chitanda de esa manera? Apenas me estoy dando cuenta de que pienso sobre ella, ¡Esto sería muy precipitado! Además, no creo que ella piense de esa manera, actuaría con bastante inocencia, o quizás no combina con su comportamiento. Suspiré, preferí desviar mi mente a otra cosa mientras guardaba la revista en una gaveta cercana al televisor, notando la imagen de una playa dentro de esta.

Recordé que faltaban dos meses para las vacaciones de verano, tras finalizar el año escolar. Usualmente yo no hacía nada esos días, permanecía en mi hogar descubriendo como es la vida de varias criaturas que no se mueven mucho, leyendo alguna revista, periódico, mangas o incluso novelas ligeras, podría decirse que podía leer sin gastar nada de mi preciada energía, desde que lo dominé se volvió bastante sencillo. El caso es que, presentía que este verano sucedería algo diferente, últimamente salgo con amigos en algunas ocasiones, ese tiempo libre no sería una excepción, me obligarían a irme con ellos.

Era una molestia solo pensarlo, ¿por que se empeñan tanto en salir con alguien como yo? Para nada me molestaba estar junto a ellos, me agradan mucho, es solo que no me gusta viajar ni hacer cosas triviales, prefería quedarme aquí. Pensé sobre esto a la vez que regresaba al cuarto, sujetando uno de los mechones de mi oscuro cabello que caía sobre mi frente, era mi gesto de pensamiento profundo. Divagaba sobre mí, mi comportamiento, forma de ser, todo, definitivamente no sé cómo describirme, ¿cuál será el motivo por el que Chitanda éste intrigada en conocerme mas?

Cuanto mas lo pensaba, mi preocupación aumentaba. Llevamos meses de conocernos, en los cuáles nos volvimos bastantes cercanos, conocí parte de su pasado hasta a qué se dedicaría tras graduarse. En cambio, yo, me sentía como un libro cerrado ante ella, Chitanda nunca se había preocupado en saber mas a fondo sobre mí, ni siquiera conocía a Tomoe. Aun así, eso no evitó que nuestra "relación" se fortaleciera en contadas ocasiones, estaba seguro de que Eru pensaba igual que yo.

Apreté mi puño derecho, bajando la mirada -Chitanda, yo… también quiero saber que opinas de mí…- murmuré, hablando conmigo mismo, levantando la mirada, observando mi reflejo en la pantalla del televisor.

Yo nunca me había preocupado por mi apariencia, ya que siempre permanecí igual, alto y algo delgado, con mi oscuro cabello corto y redondeado, ojos verdes, y según Satoshi, sino fuese por mi pereza, sería popular gracias a mi aspecto. Menos mal nunca cambié, no lo hubiera soportado. No tengo idea de que opinaría Chitanda sobre mí, me intrigaba saberlo, probablemente tanto o mucho mas que ésta, ¿así se sentía mi compañera cuando le nacía una duda que no podía dejar de pensar?

-"Quiero… ver a Chitanda, vestida de muñeca, tengo curiosidad…"

Respingué al recordar aquél pensamiento, había sido de ayer. Jamás podría olvidar la imagen de mi amiga portando ese disfraz, me era difícil acompañarla por detrás soportando mis ansias por ver su maquillado rostro. Miré mis manos, estaban algo temblorosas por mis pensamientos, de alguna forma, sentía que algo cambió en mí desde esa tarde…

Nunca antes estuve ansioso de que fuera lunes…


El sol iluminaba los alrededores de la ciudad sin ofrecer tanto calor, otorgando un día fresco para todas las personas aficionadas por salir a cualquier sitio, no eran pocas; a diferencia de anoche había bastante multitud aprovechando el feriado, se les veían contentos. Por mi parte, sentía inconformidad al estar aquí, nunca había salido por mi cuenta, opté hacerlo porque quería desviar mi mente un poco, o eso me recomendó Tomoe en contadas ocasiones.

"Deberías salir de vez en cuando, así en el momento que necesites pensar, estarás más concentrado"

Una gota de sudor se formó en mi frente al recordar eso, jamás pensé que llegaría hacerle caso, como se entere pensará que estoy enfermo sin duda alguna. No la culparía, hasta yo estoy sorprendido, normalmente me quedaría en mi casa descubriendo como es la vida desde el punto de vista de una piedra.

Decidí vestirme con una camisa blanca, junto a un chaleco azul, pantalones grises y unos zapatos negros, según mis amigos, para ser un holgazán, me vestía demasiado neutral, no lo niego, mi madre me acostumbró a que al menos luciera decente cuando tenga que salir. Supuestamente el aspecto refleja nuestra personalidad, sin embargo, lo mío puede ser solo costumbre.

Continué centrado en el camino, desviando mi mente de mis pensamientos, notando lo que hacían los demás mientras llegaba a cierto sector turístico de la ciudad. Había bastantes parejas, divirtiéndose de diferentes formas de manera apasionada, hasta el punto de distraerme, parecía un fisgón, aunque nadie me notó como si yo fuera invisible, probablemente sea por mi semblante, que siempre estaba serio.

No estaba enojado en absoluto, solo era mi expresión de siempre, puesto que no me gustaba mostrar del todo mis emociones de forma sencilla, rara vez sonreía. Probablemente, Chitanda era la única que consiguió que expresara una sonrisa, me había dejado llevar por aquel momento. Me senté en una banca, cercana a unos arbustos y frente a una cafetería, curiosamente, la misma donde Eru me había citado poco tiempo después de conocernos, recuerdo haber malentendido sus palabras al preguntarle si era una cita.

"Puedes tomarla como una"

Solo me llamó para pedirme que le ayudara a recordar a su tío, vaya peticiones hacía mi amiga, aunque no puedo negar que disfruté averiguar ese misterio que se relacionaba con cierto suceso de la escuela de hace 45 años, tuve suerte deduciendo la mayor parte de la historia, pues solo resumí todas las teorías de mis tres compañeros.

-Hyouka…- murmuré, apoyando los brazos sobre mis piernas. Ese nombre no solo fue el que unió a todos los miembros del club como equipo, también afectó para bien mi relación amistosa con Chitanda, mi primera amiga en bastantes años, ni yo esperaba que terminaría conociéndola más a fondo.

Comencé a jalar uno de los mechones de mi cabello que caían sobre mi frente, no pude evitar recordar nuevamente a mi amigo Satoshi, él siempre hacía lo posible por ocultar todos sus sentimientos, manteniendo su faceta de chico alegre y activo en cada instante, al contrario de cómo era en un principio cuando lo conocí, pues era mas perseverante y egoísta.

Además, para el grupo no era un secreto que Mayaka se sentía atraída hacía él, incluso se confesó, obteniendo como respuesta una espera de un año, una que terminó de la peor manera posible. Ahora creo comprender que sintió en aquél entonces, ese miedo, de volver a su antigua arrogancia por cumplir uno de sus deseos: estar junto a Mayaka.

Suspiré, negando con la cabeza, ¿Por qué el amor es un tema tan complicado? Me cuesta pensar alguna respuesta, ni con la curiosidad de Chitanda creo que llegue a encontrarla; ayer Satoshi y Mayaka fueron juntos al festival, ni yo esperaba verlos allí, fue repentino. Solo me comentaron que todo estaba bien entre ellos, sin embargo, noté que ocultaban algo, alguna respuesta que quizás no sea sencilla de obtener, ¿que habrán discutido esa noche?

Levanté la mirada, pensativo, esperando ver los puestos de la cafetería que tenía de frente vacíos, me sorprendió notar que no era el caso; hablando de casualidades, uno era un joven castaño de cabello corto, ojos color topas, portaba una franela amarilla, y a la vez un pantalón gris, se notaba contento. Sentada junto al él, estaba una chica de la misma edad que este, también castaña con el cabello corto, ojos rosas, y vestía una camisa celeste junto a una mini falda azul y unas largas medias negras, se mostraba igual de feliz que su contrario. Se trataban de Satoshi y Mayaka respectivamente, parecían estar en medio de una cita…¿¡Espera, qué!?

Ambos conversaban con total naturalidad, sin dejar de mirarse a los ojos, soltando unas leves risas a veces, en otras palabras, disfrutaban el momento juntos. Todo lo contrario, a lo que pasó por mi mente el día de ayer al preguntar cómo les iba, ¿no querían decírmelo? ¿creen que me negaría a su relación? ¿acaso Chitanda lo sabía? Bastantes preguntas así invadían mi cabeza, no podía evitarlo, la ansiedad dominó mi mente en ese instante.

Minutos después volví a suspirar, con una mano sobre mi frente, no tenía alguna razón para rebuscar en ese tema, claramente ellos querían mantenerlo en secreto, era demasiado obvio. Volví a mirar a mi amigo, el mismo que a toda costa quería evitar volver a ser el obsesionado de antes, aceptando los sentimientos de en quién podría ser todo su centro de atención según sus propias palabras.

-"Creo que si empiezo a salir con ella, terminare obsesionado, y no quiero eso"

-¿Que te hizo cambiar de idea Satoshi?- me pregunté cruzando los brazos, expresando mi serio semblante de siempre. No podía dejar de pensar en eso, sentía curiosidad por descubrir que provocó que cambiara de opinión en tan pocos meses, ese día noté total seriedad en sus palabras, que rechazaría estar con Mayaka por un tiempo, por su propio bien, sin importar que terminaría lastimándola sentimentalmente. Ese día no pude refutar del todo sus palabras, estaba enojado, no podía perdonarle que terminara hiriendo a Maya, y a Eru por esto mismo. Ahora que me encuentro bastante calmado, podía pensarlo con mas claridad.

"No puedo dejar de pensar en eso"

Sonreí al imaginar a mi preciada amiga decir esas palabras, junto a su curiosa mirada repleta de ansias por su deseo de escuchar alguna respuesta. Sujeté nuevamente mi mechón, me llevaría un rato desvelar dicha conclusión.

-Hotarou, ¿cuánto tiempo llevas allí?

Sobresalté al escuchar aquella voz familiar, su tono hacía notar su confusión. Abrí los ojos, sabiendo que mi amigo se encontraría justo frente a mí, ¿en qué momento descubrió que yo estaba aquí? Sudé un poco, haciendo un pequeño "hmm" mientras me rascaba la mejilla.

-Oreki, ¿nos estabas espiando? - preguntó Mayaka, colocándose a la derecha de mi amigo, expresando enojo con los brazos cruzados. No me sorprendía, ella siempre de alguna forma terminaba regañándome por hacer nada. Por otra parte, Satoshi rio ante la reacción de su compañera, actuaba como de costumbre, entonces no podía ser verdad que preferían mantener en secreto su relación.

Me coloqué derecho, mirándolos con mi usual semblante -Llegué aquí antes que ustedes, llevo alrededor de media hora, no me di cuenta cuando llegaron- contesté de forma honesta, fue lo que pasó después de todo, aunque…- ¿y ustedes que? Ayer me dijeron que todo estaba bien, ¡pero no demasiado!

Ambos desviaron la mirada ruborizados, típica reacción de parejas novatas. Mayaka no parecía querer responder, noté su vergüenza, por otro lado, mi amigo negó con la cabeza sonriendo. Bien, lo dirá todo.

-Pues no sabíamos cómo responderte apropiadamente, de verdad- me confesó rascándose la nuca, dirigiendo su mirada a nuestra amiga, quién seguía nerviosa -Cuando terminamos de discutir, fui para la casa de ella, sospechaba que sabía desde un principio que yo era el culpable, lamentaba arruinar sus chocolates…

-Ya veo- respondí, había notado como se sentía por su voz, así que opté no volver hablar de ese tema. Ahora comprendía su sentir, solo que nuestras situaciones eran bastante opuestas.

-Después de disculparse, me confesó sus sentimientos y la razón de por qué actuó de esa manera, no tenía idea de cómo él se sentía todos estos días, pues estaba tan concentrada en que me dejara estar a su lado, que no me detuve a pensarlo- agregó Mayaka, cabizbaja, por sus cejas alzadas supe que se arrepentía de no tomar aquello en cuenta. Era la primera vez que ella se abría de esta manera conmigo, quizás sea por la compañía de mi mejor amigo, claramente él la conocía bastante más que yo.

Suspiré, me agotaba demasiado escuchar este tipo de confesiones, claro, yo era leal a mis amigos, para nada me molestaban -No hace falta que me cuenten todo, supuse hace unos momentos que algo ocurrió entre ustedes- conteste sinceramente, levantándome de la silla, ante la mirada aliviada de él y la casi frustrada de ella -Ahora que por fin decidieron estar juntos, no deberían tomar eso como un mal momento, al final fue necesario para que salieran, ¿verdad?- insinué dando una media sonrisa.

-Si, me ayudaste mucho Hotarou… es curioso, pues me había prometido resolver todos mis problemas por mí mismo, sin depender de ti- confesó Satoshi, mirando el cielo, ya casi era mediodía. Lo miré pensativo, de alguna forma sentía que su tono de voz ocultaba una especie de molestia, ¿envidia quizás? Pero seguía siendo honesto con sus palabras.

Puede que necesite su ayuda también…

- ¿Es peligroso tener una vida colorida?- pregunté de repente, captando la completa atención de ambos, quienes expresaron total sorpresa al mirarme, como si estuvieran preocupados, ¿volverán a pensar que estoy enfermo?

-Oreki, ¿por qué preguntas eso? - me dijo Mayaka preocupada, inclinando su cabeza a la izquierda, colocando sus brazos en su cintura -yo creo que ya empiezas a vivir así- finalizó sonriendo, haciendo que expresara un poco de sorpresa.

Mi amigo se encogió de hombro, con su sonrisa de siempre -Hace meses que no hablamos de este tema, aunque te di algunas advertencias antes del festival- agregó señalándome con el índice -Dependería de que quieres vivir, cuál camino deseas tomar, y con quién eliges estar. No puedo darte una respuesta inexistente para mí, tú mismo debes buscar esa conclusión para ti- finalizó asintiendo con la cabeza.

Tenía sentido, era inútil preguntar sobre algo que me correspondía descubrir, como si de un misterio se tratara, uno en el cuál estoy bastante curioso por conocer. La imagen de Chitanda sonriendo aquél atardecer junto a las hojas de cerezos apareció en mi mente, respondiéndome las tres cosas que Satoshi me comentó.

- "Quiero ayudar a… tomando el camino de cooperar con… estando junto a…"

-Eru Chitanda…

- ¿eh? - expresaron mis dos amigos al unísono, aunque no parecían tan sorprendidos. Me ruboricé al darme cuenta de mis palabras, justo su nombre lo mencioné en voz alta sin querer, o quizás sí.

-Nada, pensaba en voz alta- me limité a decir a la vez que desviaba la mirada, expresando la seriedad que siempre usaba. Con esto ya no tenía marcha atrás con mi respuesta del lunes, ¿cómo puede ser tan difícil ser yo? ¡Soy un conservador de energías!

-Definitivamente representas la fuerza, Hotarou- insinuó mi amigo soltando una carcajada, molestándome, dicho signo era ilustrado por una bestia que era controlada por una mujer. En serio, ¡¿Por qué Chitanda, Tomoe, e Irusu aparecen en mi mente cuando lo pienso?!

Mayaka por su parte soltó una leve risa, como si ocultara algo que quisiera saber, pero quién sabe por qué no me lo diría ¿tendrá que ver con Chitanda? De ser así estaría intrigado por querer saberlo, mejor no pregunto nada. Jamás entenderé que tiene de gracioso que se rían de mí, al menos estaba acostumbrado.

-Lo siento Oreki, es que me pareció gracioso imaginarte teniendo una vida más activa, usualmente dirías que prefieres ahorrar energías- aclaró ella, desviando el tema, de verdad lo agradecía, no tenía como contestar la mención de Chitanda.

-Es cierto, eso decías cada vez que planeábamos salir, nunca venías con nosotros- comentó mi amigo rascándose la nuca, mirando a su pareja, quién abrió los ojos totalmente al percatarse de algo, Satoshi también, ya habían tardado en darse cuenta.

-¡Hotarou salió a pasear por su cuenta!

-¡Oreki salió a pasear por su cuenta!

- ¿Apenas se dieron cuenta? - respondí frustrado, con un tono algo arrogante, para ellos era demasiado inusual que quiera hacer algo, por alguna razón que seguía desconociendo, ¿que acaso olvidaron que todo lo que deba hacer lo hago rápido? Bueno, antes de conocer a Chitanda casi nunca dejaba de hacer nada, motivos bastante obvios para que se sorprendieran.

-Era lo primero que te quería preguntar, pero cambiaste el tema ágilmente - confesó despreocupado, cruzando los brazos y sonriendo - ¿Qué te motivó a salir a tomar aire?

-No podía dejar de pensar sobre algo, salí solo para refrescar mi mente- respondí, mirando a mis amigos serenamente, a la vez que volvían a impactarse, suspiré ante esto, tenía que aclarar las cosas de nuevo.

- ¡Hotarou decidió hacer algo por su cuenta! - exclamó satoshi preocupado, en un tono que no me fue posible percibir si hablaba en serio o bromeaba, aunque su expresión era bastante impactante. Me limité a encogerme de hombros, intentaba no darle mucha importancia.

-Oreki, mejor regresa a casa, ponte cómodo y duerme, ¿sí? Para mañana volverás a ser el mismo holgazán ahorrador de energías de siempre- comentó Mayaka, quién se colocó a mi derecha, no evité sentir que ya pasé por esto antes, endurecí el entrecejo a la vez que intentaba irme de allí.

-Pues discúlpenme, si es enfermizo que me interese algo, mejor me quedo en casa- me limité a responder, de una forma algo arrogante. Pero me detuve cuando sentí que mi amigo me sujetó con uno de sus brazos sobre mis hombros, a pesar de que él era un poco más bajo que yo no le supuso ningún problema. Lo miré con mi expresión de costumbre, notando que Mayaka estaba al lado de él, ambos sonreían.

-Lo que sea que debas hacer, ¡te apoyamos Hotarou! - exclamó mi amigo, levantando su pulgar del brazo que tenía libre. Ella se limitó a sonreírme, como si hubiera comprendido lo que estaba ocultando, que perceptiva.

Estaba bastante seguro de que ambos estarían un poco disgustados conmigo, debido a mi "habilidad" para resolver misterios de forma muy detallada, no me preocupaba la verdad, los conocía lo suficiente para saber que no serían capaces de guardarme rencor. A pesar de eso, los consideraba mejores personas que yo, jamás sentiría envidia de ellos.

-Gracias…- contesté a la vez que me despedía, no tenía nada más que decir. Además, no quería seguir interfiriendo en su día libre, prefería dejarlos solos. Presentía que habían descubierto mis intenciones sin necesidad de que lo dijera, cuando se trata de mí, ellos dos eran capaces de descubrir lo que sea.

Pero, en fin, gasté demasiada energía en este paseo, creo haber pensado y discutido lo suficiente para tener claro que tenía que hacer, Eru Chitanda estaría bastante curiosa de escuchar mi respuesta, como siempre lo había estado en cada misterio que tuvimos que investigar en nuestro club. Obviamente seguía dudoso, pero no daría marcha atrás como ayer, quería… decirle lo que siento.

Continuará…


Bueno, este fic se me ocurrió tras terminar el anime hace algunas semanas, todo es culpa de la forma tan abierta en que finaliza, a espera de una segunda temporada, ya pasaron 5 años desde entonces. Se muy bien que la novela cuenta con dos volumenes que faltan por animar, pero no parece ser suficiente para Kyoto Animation. Pero bueno, este fic es un AU después del final del anime, no sera Longfic, aunque no se cuantos capítulos más haré, dependera de la aceptación.

Bueno, hasta el siguiente! Hotarou tendrá el valor necesario para cumplir la petición de Eru?