Fue un poco complicado hacer este drabble, sobretodo porque Hinata no es un personaje que sea celoso en el canon. Y Hidan es un personaje bastante destructivo y masoquista, y el hecho que sea inmortal es un factor que para mí sólo aporta aún más a un posible desorden mental. Hacerlo celópata fue una experiencia o etapa de su personaje que podría fácilmente encajar en él, sobretodo con Hinata haciéndolo dudar sobre lo que es y lo que no es como humano. Como persona, esa persona que ella sí ve en él pero que él mismo no logra percibirla.

Disclaimer: los personajes usados en este fic le pertenecen a Masashi Kishimoto

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Aviso: Este fic participa en el reto Celos del foro La Aldea Oculta entre las Hojas.


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Dehumanized

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La bondad de sus actos me enfureció.

Su cálida sonrisa me dio náuseas.

Su toque ligero algo oscuro en mí desató.

pero fueron sus palabras que me hicieron querer cegar su vida.

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—¡Ahhh!, no más, ¡por favor ya no más! —rogó la mujer de ojos perlados mientras sentía el calor de un fuego inexistente abrasar su piel.

—Eso perra, grita, ruégame que te haga sentir lo dulce que es el dolor —pronunció el albino después lamer la sangre de Hinata en su hoz.

La morena dio un paso tambaleante entrando al círculo del ritual, moribunda lo miró a los ojos y una lágrima rodó su mejilla. —Eres mejor persona de lo que crees—. Sus palabras fueron firmes y tan llenas de convicción que la risa de Hidan se le atoro en la garganta. Hinata posó su mano en el pecho y su suave toque ardió más que las llamas que recientemente lo habían quemado.

Desde que la tomaron prisionera él se había sentido atraído. Hidan no deseaba su cuerpo, aunque sabía que luciría hermoso como un sacrificio para Jashin-sama.

Itachi había sido bastante claro, "la necesitaban viva". Pain le había recordado que "si le hacía daño él perdería más que su cabeza". Deidara se había reído de ello diciendo "que encontrarían la forma de hacerlo mortal" y Kakuzu simplemente le había dicho que "se mantuviera alejado". Malditos idiotas.

¿Qué tenía ella que hasta Konan lo miraba con más frialdad de lo habitual? ¿Acaso no confiaban en él?, ¿podía una intrusa ponerlos en su contra?... por lo visto, sí. Y lo odiaba. Odiaba a esa maldita perra y su dulce mirada. Odiaba su voz siempre suave y cálida, odiaba como los demás la trataban. Con delicadeza, ¡ugh!, incluyendo a ese monstruo de Kisame, la había defendido pero lo entendía, esa mocosa se veía más frágil que una copa de cristal más fina. Pero Zetsu poniéndose de su parte fue la gota que derramó el vaso. —Eres una maldita perra prisionera, no una jodida invitada. ¿Por qué tengo que tratarte como si fueras más que yo? Eres una mugrosa a mi no me convences con ese trato suave y gentil que le das a todos…

Las manos de Hidan apretaron en el cuello de Hinata hasta que el mismo sintió la asfixia. —Y-yo… —intentó Hinata.

—¡Cállate! —gritó Hidan, ira burbujeante en su voz y angustia indescifrable quemando su interior—. Simplemente no deberías existir—. Él fue suave está vez, al entender que si la mataba ya no sentiría ese asqueroso malestar que lo consumía.

Ella era todo lo que él nunca sería. Bondad, dulzura, paz, ternura, humana...

Apretó más su cuello hasta que juntos dejaron de respirar. Él despertaría pero ella se habría ido junto con esa ansiedad que le provocaba su sola existencia. ¿Celos?, por supuesto que no, es tan sólo que no soporto verla. Su existencia me recuerda lo carente de la mía, pues incluso muerta muchos la recordarían. Yo ni siquiera podría soñar con ese día.


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Espero que lo hayan disfrutado.

Lex.