Buenas, este es el primer fanfiction que publico y no sé cómo me ha salido . Espero que no seáis muy duros conmigo jajaja Iré subiendo los siguientes caps con regularidad, uno o dos por semana. O quizás si estoy inspirada subo más, no se sabe xD Si os gusta dejad reviews, haced follow y fav :3 Y si no os gusta podéis dejar reviews también diciendo las cosas que puedo mejorar, acepto quejas jajajaja Bueno, sin más rodeos, disfrutad de la historia~

Era una mañana temprano en Storybrooke y ya estaba todo el mundo ocupado. La gente llenaba las calles a esa hora porque era cuando entraban a trabajar. Sin embargo, nadie podía ir a su trabajo sin antes pasarse por la cafetería de la Abuelita y desayunar. Ella y su nieta Ruby trabajaban sin parar cocinando y atendiendo a sus clientes. Ambas estaban llenas de energía y sonreían a todo el mundo. Aún así, la joven loba no estaba realmente tranquila y feliz hasta que llegaba cierta chica a la cafetería.

"Hola, Ruby." Bella entró por la puerta y escogió su sitio en la barra. Se sentó en una silla alta y sonrió a la camarera.

"Hey, Bella, buenos días." Le dedicó una gran y cariñosa sonrisa a la bibliotecaria como saludo. "¿Qué quieres desayunar?" Ruby fue a servirles la comida a otros clientes, dándole tiempo a Bella para pensar. Volvió y se quedó al lado de Bella esperando su respuesta.

"Pues lo de siempre, supongo." Sacó un libro de su bolso y lo abrió por donde indicaba la marca.

"Es decir, una hamburguesa y té helado, ¿no?" La loba soltó una leve risita, burlándose de su amiga.

"No, tonta, unas tortitas y un café." Esta rió también y golpeó ligeramente la cabeza de Ruby con el libro.

"Ouch, malvada." La alta de las dos se quejó por el golpe aunque no le hizo daño. "Pues marchando, enseguida te traigo tu desayuno." Fue hacia la cocina para decirle a su Abuelita que preparara las tortitas pero antes de desaparecer por la puerta Bella la llamó.

"La malvada eres tú, Ruby, así que no te quejes." Sonrió pícaramente a la camarera, dejándola que fuese a la cocina después de ello.

Ruby entró en la cocina y le dijo a su Abuelita el pedido de Bella. Se puso a prepararlas en seguida, con su nieta observando cómo cocinaba con una sonrisa en su boca.

"Ruby, ¿ha pasado algo especial?"

"¿Uh? No, ¿por qué lo preguntas, Abuelita?" Ruby se apoyó en la pared mientras esperaba las tortitas de su amiga.

"Hoy pareces bastante feliz. Últimamente siempre andas con una sonrisa en la boca y estás de buen humor. ¿No hay nada que quieras contarme?" La Abuelita sentía curiosidad sobre lo que le estaba ocurriendo a Ruby ya que estaba agradecida por su felicidad.

La camarera pensó unos momentos sobre la última semana y no se le ocurrió nada especial. Bueno, sí que se le ocurrió algo, pero no podía decírselo a su Abuelita. Esta terminaba de preparar las tortitas de Bella y las colocaba en un plato.

"Serán imaginaciones tuyas, Abuelita, no recuerdo que me pasase nada especial. " Ruby se encogió de hombros y cogió el plato de tortitas. "De todos modos, es genial parecer más feliz." Le guiñó el ojo a la Abuelita en forma de broma y se fue de la cocina.

La bibliotecaria estaba sentada haciendo honor a su nombre, leyendo un libro. Su mirada se perdía entre las letras y sus dedos impacientes por pasar de página acariciaban las esquinas del libro. Ruby respiró profundamente y gracias a su olfato de lobo pudo aspirar el aroma a libros mezclado con un toque dulce de Bella. Se acercó y le entregó sus tortitas.

"Aquí tienes, Bella." Le acercó el sirope para que les echase. "Ahora te traigo el café, no te impacientes." Volvió a sonreírle a su amiga y se dio la vuelta para poner en marcha la cafetera. Bella le dio un simple 'gracias' y volvió a su lectura.

Ruby pensó en las palabras de su abuela. Estaba segura que la felicidad que sentía era gracias a Bella. Eran mejores amigas y en las últimas semanas habían pasado mucho tiempo juntas ya que no hubo problemas en la ciudad. Habían ido al cine juntas, había dormido Bella en casa de Ruby durante varios días seguidos, hicieron excursiones por el bosque las noches que Ruby estaba en forma de lobo, y más. La camarera se emocionaba al recordar esos momentos juntas, al recordar simplemente a Bella. Hacía tiempo que estaba enamorada de Bella, en el primer momento que la vio sola sentada en la cafetería se quedó prendada de esos ojos azules y esos gestos tan peculiares que hacía la bibliotecaria con su boca. La loba se esforzó mucho en que su amistad mejorase y al final consiguió convertirse en la mejor amiga de Bella. Le costó bastante ya que la bibliotecaria había estado encerrada durante tanto tiempo que le iba a ser difícil confiar en alguien, pero Bella se dio cuenta de que Ruby no tenía malas intenciones, siempre le demostraba cariño con unas simples palabras. Ruby quería ir más allá, quería decirle todos sus pensamientos y lo que sentía por ella pero pensaba que no podía ser tan egoísta como para desperdiciar y romper la amistad que tenían por unos sentimientos, así que decidió encerrarlos.

El café terminó de hacerse y Ruby le llenó una taza a su amiga. Antes de darse la vuelta para dárselo, tragó saliva y respiró hondamente para intentar deshacer el nudo que tenía en la garganta por culpa de su amor no correspondido. Tratando de aparentar felicidad con una sonrisa falsa, se giró para darle el café a Bella y la pilló con la mirada depositada en su cuerpo, examinando cada parte de él y, más concretamente, su culo. Los ojos de Bella subieron se encontraron repentinamente con los de Ruby y se quedaron ahí, mirándose. Bella se puso colorada en un instante apartando su mirada un segundo, aunque volvió a mirar a los ojos la loba un tanto avergonzada. Ruby se quedó quieta con una cara de tonta mirando fijamente a Bella, sorprendida y sin creer lo que estaba sucediendo. Al cabo de unos escasos segundos, la camarera reaccionó y le entregó el café rompiendo el silencio.

"Eh… Bella… ¿me estabas mira-?"

"¡No, no! Es que tienes el pantalón manchado, será de la cocina o algo…" La bibliotecaria bebió del café un tanto nerviosa y se quemó la lengua, dando lugar a una risa nerviosa.

Ruby miraba a su amiga con una ceja arqueada, dudando la excusa que ha puesto.

"Oh, vale, supongo que luego me cambiaré de pantalones."

"Sí, claro, no vayas por la calle con los pantalones sucios." Intentó sonreír pero le salió muy forzado. "Ha sido un malentendido tonto." Bella escondió la cara tras su libro y siguió intentando leer.

La loba volvió a la cocina un tanto extrañada por el comportamiento de Bella. La mirada que tenía mientras le inspeccionaba el cuerpo no era la mirada al ver suciedad, era una mirada de… ¿deseo? Ruby se sonrojó y el corazón le empezó a bombear a un ritmo desenfrenado al pensar en la posibilidad de que le gustase a Bella. Se miró las manos y le estaban temblando. Si realmente Bella sintiese algo por ella sería lo mejor que le habría pasado en mucho tiempo. La camarera agudizó sus sentidos de lobo para escuchar a su amiga y podía percibir su respiración agitada y su corazón latiendo muy rápido. Bella estaba teniendo la misma reacción que Ruby, y eso solo podía significar una cosa. Ruby cerró los ojos y se llevó las manos a la cara. Tenía miedo de gritar de felicidad. O quizás se estaba equivocando y realmente era todo un malentendido. Se apoyó con la mano en la pared por miedo a caerse. No quería estar equivocada, quería ser correspondida. Aún así era cierto, Ruby no tenía pruebas suficientes para afirmar que Bella la quería, estaba anticipando las cosas. De repente sintió unas manos agarrándola por los hombros.

"¿Ruby? ¿Estás bien?" La Abuelita fue testigo del debate interno que había tenido su nieta y aunque no supiese el por qué simplemente se preocupaba por ella.

"Ah, sí, no te preocupes Abuelita. Simplemente me ha dado un mareo." Ruby intentó desviar la atención de su abuela sobre ella.

"Estás pálida." Le acarició la cara a la loba y sonrió. "Sabes, creo que hoy deberías tomarte el día libre para recuperarte sea lo que sea que te ocurre.

"Abuelita, no me voy a ir, tenemos muchos clientes y no podrás tú sola. Además, estoy bien." Ruby hizo un amago de irse de la cocina pero su abuela la agarró de la muñeca.

"Voy a estar perfectamente. Además, si veo que tengo mucho trabajo le pediré ayuda a alguien. Así que vete a casa y descansa." Su abuela le volvió a sonreír y le dio una palmada en la espalda, indicándole que se fuese sin preocuparse.

Ruby suspiró aceptando las condiciones de su abuelita.

"Está bien, pero si no encuentras ayuda me llamas y vengo, ¿vale Abuelita?" La loba le dio un beso en la mejilla a su abuela y se fue de la cocina.

Supongo que esto es lo mejor, así puedo pensar sobre Bella, lo que ha pasado antes y bueno, tranquilizarme un poco. Ruby hablaba consigo misma mientras se quitaba el delantal y lo dejaba guardado para ponérselo al día siguiente. Ahora tengo que salir por la puerta y me voy a cruzar con Bella, ¿cómo me despido de ella? La loba estaba escondida al lado de la puerta que daba a la cafetería. Supongo que tengo que actuar con naturalidad, sin estar nerviosa ni nada. Sí, eso es. Venga, tranquila Ruby. La chica respiró profundamente y fue a la cafetería. Salió de la parte de la barra y notó que Bella la miraba de reojo curiosa sobre lo que hacía. Ruby se acercó con una sonrisa en la boca dispuesta a parecer normal.

"Hoy me voy a tomar el día libre, no me encuentro muy bien." Bella puso una mueca de preocupación. "Pero no es nada grave, con descansar me recupero y ya está."

"¿Pero qué te ocurre? ¿Te ha pasado algo malo?" La bibliotecaria acarició el brazo de su amiga para mostrarle afecto, cosa que hizo que Ruby se sonrojara un poco.

Tú eres lo que me pasa, tonta. "No, nada en especial, simplemente me siento algo mareada. Así que me voy a ir a casa a relajarme y dormir, que lo necesito." Ruby rió para quitarle seriedad al asunto e hizo que Bella suspirase y sonriese.

"Está bien. Mejórate, ¿vale? Si necesitas ayuda o algo no dudes en llamarme, iré en seguida." Otra sonrisa dedicada a la loba. Ambas se pasaban el día sonriéndose entre ellas. Es como si no pusiesen borrar las sonrisas de sus caras. Ruby volvió a sonreír y asintió.

"Bueno, pues me voy. Nos vemos luego, Bella." Ruby fue hacia la puerta.

"Claro, hasta luego Ruby." Se despidió de su amiga con un gesto con la mano y volvió a su tarea de leer y comerse las tortitas.

La loba echó a andar por las calles de la ciudad, dirección a su casa. Quería pasar una mañana tranquila. Cada vez que recordaba los ojos de Bella posados en ella se sonrojaba y tenía la necesidad de saltar y gritar de alegría, pero sabía que tener las expectativas altas no es bueno. Sacudió la cabeza y miró al frente, apretó los puños y se prometió a sí misma no ser muy positiva en cuanto a la posibilidad de tener una relación más que amigas con Bella. Si era positiva y al final las cosas salían mal, no iba a poder levantar la cabeza, le dolería tanto que no sabría qué hacer.

Ruby suspiró. Miró su móvil para saber la hora y se fijó en la fecha. Para colmo, esa noche había luna llena así que sus sentidos de lobo y sus sentimientos estarían desatados. Giró en una calle y vio a Mary Margaret y a David en la otra acera, agarrados de la mano y sonriendo. Si solamente yo pudiese darle la mano así a Bella… Otro suspiro por parte de la loba. No, hoy no más pensamientos sobre Bella, lo último que necesito es caer en depresión. Con paso firme, Ruby asentía con la cabeza y sonreía decidida. Iba a ser un día duro para ella, aunque no lo supiese aún.