Capítulo 1: Un Encuentro y una enfermedad.
-¿Qué?
-Si, como lo oyes, tenemos un enfermo no muy grave, pero su familia no es de las que se aguantan todo, es algo ricachón y necesita una sanadora que se hospede en su casa, para "curarlo", ya que al nene se ve que no le gusta venir acá-dijo una muchacha rubia, de ojos celestes muy bonita.
-Y, ¿yo que tengo que ver?-preguntó Hermione.
-Mucho, el director quiere que seas tu la que vaya, lo siento Hermione, pero lamentablemente vas a ser tu la que tenga que aguantar a ese tipo pesado y según lo que dicen algo engreído también-la muchacha suspiró y dejó a Hermione sola, sentada en su sillón de color azul oscuro. Su apartamento era modesto, pero estaba muy bien revestido para una persona como ella.
Al día siguiente tenía que ir a ver a ese paciente, que por lo sabía era algo impaciente.
-Y, ¿por qué no viene el acá? Yo no soy ningún tipo de niñera ni nada por el estilo, las personas que estén enfermas deberían venir acá, ya que podríamos tener mejores cuidados para ellos. Yo no voy a andar con todas mis cosas para arriba y para abajo-protestó Hermione al director de San Mungo.
-Atente a lo que te ordenamos, Granger, sabes que debemos hacer lo que quieren los pacientes, no importa que tan respetada sanadora seas, ni que seas la mejor de San Mungo, sino lo que nos piden, ellos pidieron a la mejor sanadora de todo San Mungo y yo te encomendé a ti.-dijo el señor Beens. Detrás de su escritorio detrás de su revista.-Además, es una familia respetada por todo el mundo mágico.
-¿Quiénes son? Que todo el mundo dice lo mismo.-dijo Hermione impaciente, sentándose en la silla que estaba enfrente al director.
-No se si los conocerás, se llaman Malfoy de apellido.
-¿Qué?-dijo Hermione, parándose de sorpresa.
-Si, ¿los conoces?
-Si, por desgracia.-susurró- ¿Quién es el enfermo?-dijo Hermione, temiendo al contestación.
-Un tal Draco Malfoy.
-Oh, no. Lo único que me faltaba, tener que aguantar al idiota de Malfoy-Hermione suspiró de rabia, no podía ser, tener que cuidar a Malfoy.
-Como sea, si lo conoces mejor, necesito que te vayas hoy mismo, así que toma lo que precises y nos vemos mañana.
-Si, nos vemos-dicho eso, Hermione salió del consultorio del director.
Hermione se encaminó a su consultorio, tenía que llevar mil cosas, no podía ser, mañana tenía una sita con un paciente del mundo muggle, ya que era Doctora también. Ella vivía en Londres, le resultaba lindo vivir ahí. Tenía serios planes de agrandar su casa, comprar nuevas cosas y muchas otras cosas, pero ahora todo se veía afectado por un Malfoy.
-Siempre lo mismo-pensó, mientras se sentaba en su sillón individual frente a su fiel computadora portátil. Espero que los Malfoy tuvieran al menos un dormitorio decente para que ella pudiera dejar sus sagradas cosas, pero dudaba mucho que se quedara en esa casa. Ella vería que es lo que le pasaba a Malfoy, si era que estaba enfermo, por que normalmente le gustaba llamar la atención, aunque hacia mucho tiempo que ya no lo veía, y tenía una pequeña curiosidad en ver como estaba.
Así que se dispuso a juntar sus cosas, agarró su maletín, su computadora y se fue, dispuesta a ir a su casa, para buscar algunas cosas indispensables.
Malfoy tenía una linda casa, típica de un Malfoy, en Londres, también, para suerte de Hermione. Eso significaba que no tendría ningún tipo de problemas para trasladarse a su casa si lo necesitaba. Además ella tenía un lindo auto, un Mercedes Benz azul marino, muy lindo por cierto, eso de ser doctora y sanadora a la vez, le estaba dando resultando. Paró su auto, junto a dos autos muy lindos: uno era exactamente igual al de Hermione, la única diferencia era el color, era plateado; el otro auto era un Land Roger, un auto muy lujoso, de color negro;, luego de haber pasado la entrada, en la que se encontraban unas grandes rejas doradas con el emblema Draco Malfoy entre las rejas, se dispuso a bajar su maletín con las cosas indispensables, lo demás que necesitara lo bajaría después.
Tocó el timbre, muy original -pensó.-Y eso que es un Malfoy.
Una linda joven le abrió al puerta, al parecer debía ser su sirvienta.
-Típico-pensó.- Los Malfoy siempre se consiguen un sirviente que les haga los gustos, espero que al menos tenga un sueldo decente.
-Hola, soy la Sanadora Granger, vine a ver al señor...
-Si, pase. La esta esperando-dijo al sirvienta.
Tenía un largo comedor enseguida de la entrada, muy lindo por cierto, con columnas de mármol doradito claro. Hasta parecía que la casa no estaba tan mal, considerando que era un Malfoy. Lo sorprendente era encontrar unos lindos Pándanos y unas Bromelias muy lindas también. Las plantas de interior siempre le habían gustado a Hermione, y se veían muy bien en esa parte de la casa de Malfoy. Aunque ella habría puesto algunas otras con flores como por ejemplo: unas Fatsias Japónicas y algunas Violetas Africanas, pero...
La sirvienta, no le gustaría llamarla así, así que decidió preguntarle el nombre...
-Disculpa-la muchacha se dio vuelta-¿Tú nombre es..?
-Oh, lo siento. No acostumbran preguntarme eso las personas que frecuentan la casa del señor Malfoy, me llamo Amelia.-dijo al muchachita sonriendo.
-Bien. ¿Puedes llamarme Hermione, si no te molesta?-pidió Hermione, sin esperar una respuesta, prosiguió-¿Dónde esta el inso... el señor Malfoy, Amelia?-terminó amablemente.
-Esta en su habitación, señorita Granger... Hermione-corrigió Amelia, cuando Hermione la miró.
-Disculpa, Amelia-dijo Hermione, mientras subía las escaleras, detrás de ella-¿El señor Malfoy esta solo o con su esposa?
-¿Esposa? ¿Qué esposa? El señor Malfoy es soltero, no tiene esposa.
-Oh-interesante, un tipo como Malfoy sin nadie, ¿solo, le resultaba raro, pero se contuve en seguir preguntando.
-Aunque a veces, la señorita Parkinson frecuenta la casa-dijo Amelia de repente.
-¿Pansy Parkinson? –preguntó Hermione.
-Si, ella. ¿La conoce?
-Si. Los conozco a los dos: a Malfoy y a la ... señorita Parkinson.
-Oh. Bueno, llegamos-dijo Amelia parándose delante de una puerta blanca.
-Gracias, Amelia.
-Bueno, cualquier cosa, solo haga sonar la campanita que se encuentra en la mesa de luz del señor Malfoy.-dicho eso, Amelia desapareció detrás de las columnas de mármol.
Hermione golpeó la puerta, y una voz fuerte y varonil, le indico que pasara.
Cuando cerró la puerta tras ella, vio a un Draco Malfoy recostado en la cama con unas tres almohadas detrás de su cabeza, con el control remoto de un televisor 21 pulgadas de pantalla plana. Plateado.
-Hola, Malfoy-dijo Hermione, mientras se acercaba a la cama de Draco.
-¿Granger?-dijo Malfoy sin poder creerlo.-¿Tú eres la mejor sanadora de San Mungo? Se nota que están pasando por momentos difíciles.
-Ahórrate las ofensas, Malfoy. Déjame ver que es lo que te pasa.-dijo Hermione seriamente, nunca mezclaba el trabajo con el pasado. Hermione tomó una de las muñecas de Malfoy y le tomó el pulso.-Parece normal. Dime, ¿cuáles son tus síntomas?
-¿Qué síntomas? Oh, los síntomas-Hermione levantó una ceja.-Ehh, dolor de cabeza, por lo que me dijo Amelia tuve fiebre, y ganas de vomitar, y bueno... vomité. Ehh, ¿qué más?-le preguntó a Hermione.
-No lo sé. Si no lo sabes tu, que los estás sufriendo...
-Ah, cierto. Me duele todo el cuerpo, no tengo ganas de hacer nada-¿Alguna vez las tuviste? Pensó Hermione, pero se quedó callada- Ehh, no se me ocurre nada más.
-Bueno, Malfoy, lamento decirte que al parecer lo que tienes es una pequeña gripe natural de un cambio de clima, nada más. Pero te voy a tratar de cerca ya que me parecen raro los vómitos.-dijo Hermione pensativa.
-¿De cerca?-preguntó Malfoy-Yo no pienso dormir contigo.
-No seas idiota, Malfoy. No me refería a eso... Dios!
-Bueno, ¿era una manera de decir, lo siento. ¿Dónde están mis medicamentos, y las porquerías que tengo que tomar?
-Bueno, eso no lo tengo acá, voy a ir a buscarlos a San Mungo, y ya vuelvo en unos minutos. Espérame acá, que yo ya vuelvo. Puede ser que pase por casa a buscar algunas cosas, ya vuelvo. –Hermione se disponía a salir del cuarto...
-No espera!-dijo Draco-La chimenea esta acá-dio señalando un gran hoyo en la pared.
-No Malfoy, tengo auto propio, no necesito ir en Polvos Flu, yo vivo acá en Londres, también.
-Oh, claro. No te pierdas, no sea que no estés muy acostumbrada a este tipo de casas... Y por cierto ¿qué tipo de auto tienes? No me digas que es el gran Ford Anglia de los Weasley...
-No, Malfoy-dijo ella, y cerró la puerta, pero de repente Hermione apareció otra vez detrás de la puerta-Es uno igual al tuyo plateado...
-Oh, buen auto, debes haber ahorrado unos cuantos años para comprarlo...
-No es necesario, me va bien en lo que hago por si no te diste cuenta..-y volvió a cerrar la puerta.
Malfoy se levantó y se asomó a la ventana detrás del visillo, y vio el auto de Hermione, un lindo auto-pensó.-Granger esta algo cambiada y algo arrogante.
-Granger esta linda-pensó Malfoy mientras la veía subir al auto, con ese traje tan sensual, en su opinión, de color marroncito claro. Esa pollera le quedaba muy linda, una pollera por debajo de las rodillas, pero le quedaba bien, aunque el hubiera preferido una más corta.
Malfoy no estaba mal, bueno, nunca había sido uno de esos chicos feos, pero... Ahora esta mas lindo...-pensó Hermione.
Cuando llegó a San Mungo, habló con el director.
-Por Dios, me mandaron a la casa de Malfoy para ver que tenía una leve gripe... por Dios. No...si es increíble-protestó ella.
-Bueno, el llamó y pidió una sanadora, no le iba a negar... además pagó muy bien. Y.. bueno, nos hace falta algo de dinero para remodelar el lugar.-comentó el director sin prestarle mucha atención a la cara de indignación de Hermione.
-Como sea, vine a buscar algunas medicamentos, nada más. Y luego me voy...
-Pero si es eso nomás, podemos mandar a alguna enfermera que se encargue de él...
-No, yo me encargo, yo empecé con Malfoy, lo termino yo, sabes como soy.-miró al director y salió.
Tenía que buscar algunas cosas, algunos medicamentos, lo que le preocupaba era eso de que hubiera vomitado, pero de seguro debía ser por la fiebre alta y estaba segura de eso. Agarró unos buenos jarabes, pastillas y algunas cosas más para bajar la fiebre. Y se fue.
Draco no se sentía muy bien, de repente los ojos se le cerraban, era extraño. Le venían nuevamente las ganas de vomitar, no podía alcanzar la campana para llamar a Amelia. Así que se estiró, pero igualmente no la pudo alcanzar. Se dispuso a esperar a Granger, recién había sentido un ruido de auto, así que de seguro era ella.
Cuando Hermione llegó la casa de Draco, se bajó del auto, tocó la puerta fue atendida por Amelia, subió las escaleras sola y llegó al cuarto.
Cuando abrió la puerta, se encontró con que Malfoy estaba en el piso.
Corrió hacia él.
-Malfoy! -dijo Hermione, algo desesperada, Malfoy no despertaba, estaba pálido, más de lo normal, le tomó el pulso, estaba algo acelerado, le tocó la frente, hervía, tenía mucha fiebre, de seguro eso había provocado que se desmayara.
Tocó la campanita y Amelia apareció.
-Oh, Dios, señor Malfoy!-gritó Amelia y corrió hacia Hermione y Draco que estaban en el piso. Hermione sostenía a Malfoy sobre ella.
-Ayúdame a levantarlo, necesitamos ponerlo de vuelta sobre la cama. –le pidió Hermione a Amelia.
Hermione y Amelia lograron ponerlo de vuelta sobre la cama.
-Amelia, necesito que me traigas un vaso de agua, y una bolsa de agua fría, por favor. Necesitamos bajarle la fiebre. Oh, y alcohol.
-Enseguida, Hermione.-dijo Amelia y salió corriendo de la habitación.
-Draco!-intentó despertarlo Hermione. Era en vano.-Oh, Dios, Malfoy, estas hirviendo, ¿por qué tienes fiebre tan alta?
Amelia apareció con el vaso de agua y la bolsa.
-Dame, Amelia, Gracias.
Hermione tomó la bolsa de agua fría y se la puso a Malfoy en al cabeza. Eso calmaría un poco la fiebre-pensó.
-¿Me alcanzas esas pastillas que están sobre la mesa del escritorio, Amelia? Necesito darle eso para bajarle la fiebre, sino baja tendremos que meterlo en la ducha. Pero primero el alcohol, vamos a ver si Draco vuelve en sí.
Hermione humedeció con alcohol un algodoncito que tenía en su portafolios, y lo pasó unas cuantas veces por debajo de la nariz de Malfoy.
Malfoy abrió los ojos despacio. Y se encontró con al cara de Hermione y Amelia parada a su lado.
-Malfoy, ¿me oyes?-preguntó Hermione.
-No me he muerto. ¿Y, qué es ese olor asqueroso?
-Alcohol. Ahora, tomate esto por que si no te lo tomas tal vez en unos días si estés muerto-le dijo acercándole dos pastillas y el vaso de agua, mientras Amelia le levantaba la cabeza al chico.-Toma las pastillas, Draco.
Draco obedeció. Luego agarró el vaso de agua que Hermione tenía.
Hermione se había quedado esa noche cuidando a Malfoy en su cuarto, no fuera que Malfoy despertara con fiebre otra vez o le sucediera algo y ella estuviera durmiendo placidamente en el cuarto de al lado. Se había pasado toda la noche en su computadora portátil arreglando su agenda. Ya que no tendría tiempo en esos días para otros pacientes que no fuera Draco Malfoy.
Cuando Draco se despertó por la mañana vio a Hermione dormida sobre su computadora que por cierto estaba en su escritorio, en el cual se encontraba la computadora de Malfoy, también.
-Se veía bien durmiendo-pensó-Pero era notablemente notorio, que la sangre sucia de Granger estaba más bonita de lo común, bueno que antes. Ahora se daba cuenta de por que Viktor Krum y ese otro chico importante de Cormac McLaggen le hubiera hecho caso. El sin embargo nunca en la vida se hubiera fijado en Granger. Nunca.
Granger estaba linda, el estaba más lindo que nunca, simplemente lo sabía, por que se miraba todo los días en el gran espejo de pie que tenía junto a su adorado guardarropa, que por cierto contenía ropa muy linda y cara. Todo como a el le gustaba.
Hola!
Mi nuevo fic, espero que les guste. De Hermione y Draco como ya lo deben de haber notado, jaja.
Espero que me dejen reviews para ver si les gustó. Si veo que les gustó actualizaré pronto.
Un beso, chau. Carolin.
