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Notas Previas: Uno puede encontrar muchas cosas mientras busca sobre enfermedades mentales, una cosa puede llevar a la otra y uno puede toparse con que ha llegado a una lista del Top de los diez mejores Robins. Hasta este punto en mi vida jamás hubiera imaginado que encontraría gusto por los comics puesto que siempre alegue de los superhéroes, y por supuesto, a mí me gusta el Anime/Manga, por lo que fue muy difícil encontrar un orden en todos los números que componen el universo de Batman; sin embargo, como cae más rápido un hablador que un cojo, este es mi primer intento por escribir algo sobre la BatFamily.

Este Fanfic estará mayoritariamente centrado en Damian Wayne, pues fue este personaje el que me atrajo hacia el lado obscuro. Muchas situaciones pueden no seguir el canon oficial del comic, y eso principalmente es porque hace relativamente poco tiempo comencé a leerlo.

Advertencias: Personajes Originales (OC). Mención de abusos y secuestro. Algunos errores ortográficos y/o gramaticales, quizá se encuentren con situaciones en la que los personajes estarán actuando fuera de su carácter, si eso pasa, por favor háganmelo saber pues mi conocimiento sobre algunos personajes aún es muy limitado.

Summary: Bruce Wayne es un aclamado detective del mundo espiritual, legado que conoció con la muerte de sus padres. Ahora, con ayuda de sus discípulos Richard Grayson y Timothy Drake ha puesto fin a diversas criaturas que amenazan con romper la tranquilidad de Gotham City, con esto dicho ¿Se encontrará preparado para la llegada de su hijo a la ciudad?

Serie: Sobrenatural AU. No capas, no héroes, no vigilantes.

Recuerden que esta historia es ficción y por tanto puede no apegarse a situaciones de la vida diaria. Aclaro que ningún personaje me pertenece. Ahora sin más que decir, pasemos a la historia.

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Asardecía y las pegájiles tovas,

Giraban y scopaban en las humeturas;

Misébiles estaban las lorogolobas,

Superrugían las memes cerduras. (1)

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El Coleccionista.

Capítulo 01.

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-"¡No lo soporto!..."-

Dick levanto la vista de su desayuno para observar al recién llegado, al ver la clara molestia plasmada en el rostro más juvenil, una ligera mueca cubrió sus propias facciones.

-"Intento ignorarlo, enserio que lo hago Dick, todo este tiempo no he hecho otra cosa más que ignorarlo, pero ya no puedo... ¡Ya no lo aguanto!... no sé qué quiera ni qué demonios le pase..."-

La voz de Tim era claramente acida, sus cejas estaban curvadas sobre sus ojos en una expresión que podría ser considerada entre amargura, ira y derrota; lucia mayor, observo preocupado, mayor como nunca antes había lucido, y Dick no necesitaba ser un genio para comprender de inmediato que la frustración del chico era el resultado de los nuevos acontecimientos que estaban teniendo lugar entre los residentes de la mansión Wayne.

-"¿Que ha hecho esta vez?"- De verdad que temía preguntar.

-"El desgraciado entró a mi habitación… ¡Lo hizo otra vez Dick! se escabulle por las noches y se queda ahí parado al pie de mi cama observándome, te lo juro ¡Parece un maldito animal! hasta podría jurar que los ojos le brillan como a uno y es… es verdaderamente espeluznante..."- Tim arrugo la nariz mirándolo directamente a los ojos y de inmediato Dick supo que lo que vendría a continuación sería muy enserio, pudo intuirlo, sentirlo en la electricidad que se desprendió de su piel y en el sabor agridulce que empalago su lengua. Tim estaba verdaderamente cabreado. -"... Créeme, un día de estos Dick, voy a olvidar que solo tiene diez y le daré exactamente lo que está buscando."- Y Dick sabía que el chico no mentía.

Dirigiéndose hacia la estufa, Tim dejo escapar un sonoro suspiro mientras buscaba por algo caliente para poder desayunar. Dick lo observo con cuidado contemplando las palabras antes mencionadas por el menor, esperaba que no tuvieran que llegar a esos extremos, conocía a Tim de años, y si la experiencia servía de algo, podía decir que el chico era bastante tranquilo, de hecho, se atrevía a asegurar que de ellos dos, quizá era Timothy Drake el qué después de Bruce Wayne tenía la mente más centrada, más lógica, sus acciones estaban siempre controladas y muy bien pensadas; el chico nunca iba solo sin un buen plan de respaldo y precisamente era eso lo que hacía a Timothy Drake una persona hasta cierto punto peligrosa, de ese tipo de personas que sabes que es mejor tenerla como amigo que como enemigo; por lo que era bastante obvio suponer que si este chico se encontraba al borde de un colapso nervioso, era porque la situación bajo la que actualmente vivía lo estaba superando; y con creces.

-"Yo... de verdad no creo que pueda seguir con esto por mucho más tiempo."- Se quejó airadamente. -"¡Es más! ni siquiera sé si le he hecho algo. Dick ¿Crees que le he hecho algo?…"- Dick hizo una mueca sin saber cómo responder. -"… Y escucha cuando te digo que no me agrada para nada ese niño, es demasiado... impredecible… no sé... no sé qué piensa o cómo reaccionará, en un momento puede estar de lo más tranquilo y al otro segundo ya está sobre tu cuello para poder arrancarte la traquea. Es peligroso Dick, escúchame cuando te digo esto porque sé que estoy en lo correcto, ese niño es peligroso, es más, hasta estoy seguro que esa cosa ni siquiera es humano... ¿Me estas escuchando Dick?, Bruce debería tomar muy en serio la opción de encerrarlo bajo tierra para no dejarlo salir nunca... ¡De verdad! He tratado de soportarlo ¡Créeme que lo he hecho! Pero a este punto creo que eso es simplemente imposible…"-

Dick ladeo la cabeza en un signo de desaprobación, no solo por el desahogo y arranque del menor de sus hermanos, sino por todo. Todo se estaba yendo cuesta abajo desde que ese chico había llegado a vivir con ellos. Comprendía a Tim, él también estaba llegando a su límite; estaba hastiado, cansado y arto de todo esto. Suspirando, dejo que una suave sonrisa se arrastrará a sus labios, solo un vano intento por llevar un poco de paz a su hermano menor, pero sabía que no estaba convenciendo a nadie, pues Tim seguía luciendo esa mirada tensa y ese ceño fruncido.

Desesperado, pasó una mano por su cabello, no podía dejar que esta situación lo superara a él también.

-"Puedo asegurarte que él es humano Tim..."- Intento sonar gracioso, de verdad que lo intento, odiaba ver al chico así; tan derrotado, sumamente cansado, pero su intento por aligerar los ánimos quedo a medias; su sonrisa fue seca, falsa y sin un ápice de diversión alguna en ella.

-"Él es humano."- Repitió despacio queriendo creer en sus palabras. -"Tan humano como tú o como yo."- Tim reprimió una sardónica risa. -"Sé que en este momento es difícil, solo… no te tomes tan apecho lo que haga o diga ¿Está bien?"-

-"Eso es exactamente lo que he intentado hacer desde que llego Dick, eso es lo único que he intentando hacer..."-

-"Lo sé, todos estamos haciendo nuestro mejor esfuerzo ¿No? Solo dale tiempo..."-

-"¿Cuánto más tiempo quieres que le dé...?"- Tim desvió la mirada incapaz de soportar los ojos de Dick sobre los suyos. Dick hizo lo mismo odiándose a si mismo por no poder hacer nada más, por que justo ahora no era capaz de ayudar a Tim. De verdad que no le gustaba. No le agradaba para nada ver a quien consideraba un hermano de este modo. Derrotado. Era incómodo y sumamente extraño, sobre todo porque en tal Caos debían estar las emociones del menor que podía sentir exactamente lo que Tim estaba experimentando en este momento; el chico se sentía desplazado, abandonado, solo y sin apoyo.

Perdido.

-"Escucha, Bruce pensara en algo ¿Vale? He hablado con él y ambos creemos que quizá lo mejor sea devolver a este niño con su madre, él no está a gusto y ninguno de nosotros tampoco, y para serte franco Tim, a mí tampoco me agrada, tú eres mi hermano y a él apenas si lo conozco. Sabes que tienes me apoyo ¿Cierto? Solo ten calma."-

-"Está bien…"-

Dick asintió.

Esto era lo único que todos podían hacer en realidad, solo esforzarse, dar lo mejor de sí para mantener las cosas a flote, para no caer. Ninguno de ellos se estaría rindiendo. Ni siquiera por qué el más nuevo integrante de la familia estuviera haciendo las cosas mucho más difíciles para ellos.

Dick regreso su atención al tazón azul frente a él, hizo una mueca a las hojuelas de maíz totalmente desechas, de cierto modo ver su desayuno en ese estado le provocaba cierto malestar. Al otro lado de la encimera Tim se servía un poco de café, junto a la cafetera su pulcro desayuno se encontraba puesto elegantemente, todo cortesía de Alfred. Sacudió la cabeza centrando su mirada en el reloj de pared que leía las siete con cuarenta y cinco minutos, aún era muy temprano, pensó, aún tenía todo el día por delante, toda una vida, y en silencio se preguntaba ¿Por cuánto tiempo más su familia estaría aguantando?

Por cuánto tiempo más si el más nuevo integrante de la familia había llegado hacía no mucho, hace apenas una semana ¡No más de una maldita semana! y en tan poco tiempo todos ellos estaban derrotados, irritables; incluyendo a Alfred que aunque siempre parecía tan imperturbable toda esta serie de desagradables acontecimientos le estaban cobrando sus buenos días de descanso.

La atención de Dick fue rápidamente capturada por un rítmico caminar, un sonido suave y constante producido por suelas de carnaza, segundos después, Alfred entró por la puerta de la cocina con una pequeña bandeja plateada en sus manos.

-"Joven Dick."- Una elegante ceja fue arqueada. -"Veo que ha decidido ignorar el desayuno que he preparado para usted. Le he dicho en muchas ocasiones que esa clase de alimentos no son buenos para su salud."- Alfred desvió la mirada hacia Tim. -"Por lo menos alguien aprecia mi trabajo"- Tim le devolvió una sonrisa.

-"Tu cocina siempre es la mejor Alfred"- Contesto de inmediato el chico. Dick asintió en acuerdo.

-"Por supuesto que cocinas delicioso Alfred, solo… quería tomar algo más ligero."- Alfred suspiro.

-"Joven Dick, si deseaba algo 'más ligero' podría habérmelo dicho y habría cortado un poco de fruta para usted."- La mirada de Alfred fue tan severa que Dick se sintió encoger en su asiento.

-"Este… yo no…"-

-"No tiene que preocuparse por insignificancias…"- Dijo el mayordomo mientras colocaba sobre la mesa la pulcra bandeja plateada que llevaba en las manos. Dick observo con curiosidad, dentro se colocaba un pequeño plato con el almuerzo a medio comer de alguien, y podía suponer a que 'alguien' pertenecía. Frunció las cejas con desaprobación, en el plato apenas se hallaba colocado un emparedado que había sido pellizcado por una de las esquinas.

-"¿Sigue negándose a comer verdad?"- Alfred asintió con una mueca.

-"El joven Damian se niega a comer cualquier cosa que prepare para él."-

-"No debería preocuparte eso Alfred."- Tim miraba con cierta seriedad. -"Si no quiere comerse lo que preparas es decisión suya, nadie lo está obligando."-

-"Eso no es saludable joven Timothy"-

-"Alfred tiene razón Tim… no es nada sano lo que hace, apenas come y la verdad es que no sé siquiera si duerma…"- Intervino Dick. -"Si estás de acuerdo Alfred, puedo pedirle a Bruce que hable con él."-

Tim casi rió. -"Pierdes tu tiempo Dick, deja que Damian haga lo que quiera, ya es lo suficientemente mayor como para que pueda tomar decisiones por sí mismo, además, no creo que Bruce tenga tiempo o deseos de escuchar más quejas sobre ese niño. Él ya está bastante ocupado en este momento como para tener que preocuparse por algo más."-

-"No es eso Tim... Es solo que... Bruce es responsable de él, de cierto modo creo... es decir... es su hijo ¿No? Eso debería darle cierta autoridad… quizá. Si no me escucha entonces no quedara en mí, por lo menos lo habré intentado."- Dick miro hacia Alfred que llevaba encima una mirada de aflicción en su rostro. -"Aunque es un verdadero desperdicio..."- Señalo hacia el contenido de la bandeja. -"Necesitamos un perro."- Tim se mofó por la ocurrencia. -"O que alguien ponga un poco de disciplina. Eso nos ayudaría más que un perro Dick…"-

-"Ciertamente es un desperdicio."- Concluyo Alfred. -"El joven Damian no se ha comido más que las patatas."- Dick alzó la ceja.

-"Bueno Alfred... creo que podemos arreglar eso."- Acto seguido tomó el emparedado con ambas manos y le dio una gran mordida. -"¡Esta muy bueno!"- Hablo con la boca llena. Tim hizo una mueca de horror.

-"Por dios Dick ¡No te comas eso!"- El aludido lo ignoró saboreando el dulce sabor del jamón, queso y especias.

-"No pasa nada Tim, conociendo a ese chico seguro que ni siquiera lo mordió, ya sabes, Damian parece ser algo quisquilloso con la comida"-

-"Eres increíble."- Tim río.

-"¡Lo sé!"- Devolvió con una amplia mueca de diversión, el gesto fue tan contagioso que pudo ver a Tim y a Alfred relajarse.

Dio una segunda mordida al emparedado tragando con dureza, satisfaciendo su hambre aunque realmente ya no tenía, y esto era lo mejor que podía hacer ¿Cierto?, fue él quien acababa de decirle a Tim que siguiera intentando, que no se dejara vencer; y él tomaría su propio consejo.

Otro bocado y el emparedado desapareció de sus manos. Centró su atención en Tim que intercambiaba palabras con Alfred. Los dos lucían oscuras bolsas bajo los ojos. Se daba cuenta ahora de que Tim podría tener razón; Damian era todo un caso, había tanto orgullo, tanta egolatría, tanta apatía y violencia en semejante chiquillo. Había querido evitar pensar en ello, púes bien sabía que mientras más excavara en él, más suciedad podría sacar, pero hasta el momento lo único que había hecho era evitar lo inevitable; pero ya no más, no podía negarlo más, lo había visto la primera vez que conoció al niño; Damian era un completo cúmulo de negatividad, le sorprendía en realidad toda la agresividad que podía caber en un cuerpo tan pequeño. Él chico era tan impredecible como una tormenta, sus sentimientos lo hacían sentir como si viajara sin rumbo, sin un lugar de partida ni un lugar al cual llegar, sin inicio ni final. Un completo Caos. Ahora entendía perfectamente por qué Tim no lo soportaba; Timothy Drake era un chico que se guiaba por la lógica aún dentro de las cosas que parecían carecer de ella, la lógica y la disciplina eran fundamentales para él, y Damian era demasiado… volátil, tanto que ni siquiera él mismo podía estar mucho tiempo cerca del chico. Era muy extraño en realidad. Esto nunca antes le había pasado con nadie y Bruce continuaba diciendo que era perfectamente normal puesto que Damian se había criado bajo condiciones especiales, entendía eso, hasta cierto punto, entendía que no era culpa de nadie, pero saber siquiera que existía una persona que le provocara este tipo de sensaciones era simplemente desconcertante.

Observo a Tim quien estaba por terminar su desayuno. Observo a Alfred que ahora se encontraba aseando los utensilios de cocina. Si Tim tenía razón y Damian era peligroso ¿Qué es lo que haría él? ¿Qué acciones tomaría? ¿Qué decisiones haría? Pensaba que sería sencillo, pensaba que la decisión más correcta vendría a él según lo requiriera la situación, es más, se repetía una y otra vez que no estaba mal que pensara en esas cosas, Tim, Alfred, Bruce… con todos ellos compartía un vínculo especial, algo que iba más allá de ser familia; sin embargo Damian, ese niño no era su responsabilidad ¡No lo era! ¡No lo conocía! Y no tenía ningún vínculo con él. Es por ello que se atrevía a pensar que llegaba el momento en tuviera que escoger entre su familia y el chico, no habría dudas, no tendría remordimientos ni ningún tipo de arrepentimiento, escogería a su familia por sobre el chico y no habría por qué sentirse culpable por tomar esa decisión.

Pero quizá…

Si solo Bruce decidiera por fin decirles la verdad tras los orígenes de este niño…

Las cosas podrían ser muy diferentes.

La idea de tener otro hermano menor no sonaba nada mal en realidad, y él quería acercarse al niño, conocerlo mejor, saber sus gustos y aflicciones. El detalle como siempre, era que su Mentor se había empeñado en evitar el tema a cualquier costo. Por cualquier medio. Pero el silencio no podría ser siempre eterno. Tarde o temprano Bruce debería afrontar los hechos, por qué tanto Tim como él mismo merecían una explicación, y el no recibirla aún se estaba sintiendo como una traición a su confianza.

Por eso necesitaba saberlo…

¿Qué podría ser aquello tan grave que Bruce se negaba a compartir con ellos?

No entendía por qué tantos secretos, no entendía por qué su Mentor los estaba dejando de lado. Dolía. Y estaba seguro que el resto de la familia sentía lo mismo; es decir, Bruce era un hombre brillante, Dick le debía mucho, tanto triunfos como derrotas que fácilmente podrían ser la responsabilidad de su Mentor, y el dejarlos fuera de un tema tan delicado como... ¡Un hijo! Por ejemplo, no era una de sus mejores decisiones. Quería creer que tarde o temprano todo se esclarecería. Quería creer que Bruce solo intentaba protegerlos a su manera, que quería estar seguro de que Damian no representase un peligro para ellos porque después de todo, ese niño llevaba su sangre, y de ser así, y si esa era la razón entonces oficialmente, está sería la decisión más estúpida que su Mentor podría haber tomado; porque si estaba en lo correcto, Damian sería igual a ellos, y eso hacía que el chico estuviera navegando en el mismo barco en que él navegaba, así como Tim, así como Bruce y muchos más miembros en la familia; todos ellos recorriendo el mismo camino que él abrazó cuando sus padres murieron, el mismo camino que Tim abrazó cuando su padre fue asesinado y el mismo que seguramente Damian conocía y por el cual, caminaría con toda esa confianza con la que vivía.

Porque nunca podrían cambiar lo que ellos eran…

Les llamaban cazadores. Pero ninguno de ellos cazaba.

Les llamaban brujos. Pero ese apelativo no eran más que un título bifurcado.

Les llamaban benditos por poseer estos dones.

Pero en realidad estaban bajo una terrible maldición. Una que los carcomía desde dentro.

Y solo fue hasta que conocieron a Bruce Wayne que dejaron de vivir con miedo.

Dejaron de tener miedo de sí mismos, de lo que eran y de lo que podía hacer.

Y a pesar de eso, a pesar del pasado y de sus cicatrices habían aprendido a confiar los unos en los otros, aprendiendo a sobrellevar esto que eran ellos.

Aprendieron a controlarlo. A sacarle provecho,

Y aprendieron a ser fuertes.

Y seguramente esto era lo que más incomodaba a Tim. Damian parecía ser igual pero tan diferente a ellos que Dick estaba seguro, Tim nunca confiaría en el chico, o por lo menos no lo haría en un futuro cercano, sobre todo no sí no sabía ni conocía que alcance podía tener aquel que llevaba la sangre de Bruce Wayne corriendo por sus venas, porque aun en su juventud, Damian había demostrado ya, que no era para nada ingenuo como otros niños de su edad, sabia, por insinuaciones del mismo Bruce y Alfred que este chico conocía todo... o casi todo acerca de su padre, su vida, sus infortunios, sus victorias y derrotas, y del mismo modo intuía que este chico era perfectamente capaz de competir contra ellos; él lo veía, lo sentía, era como un cosquilleo que se extendía por el posterior de su nuca, que le erizaba los vellos de la piel. Como un escalofrió que recorría su columna, tan desagradable y...

-"Amo Bruce ¿Tomara el desayuno?"- Alzo la vista para ver la imponente figura de su Mentor en el marco de la puerta. Bruce asintió, solo apenas; bajo su brazo se asomaba el diario que suponía debía ser: 'la Gazeta de Gotham'.

-"Solo café Alfred."- Su profunda voz sonaba ronca y apagada, sin duda debido a varias horas de trabajo nocturno. Bruce dio un rápido saludo y tomo su lugar como de costumbre a la cabecera de la mesa. Una taza humeante y con un delicioso aroma fue puesta casi de inmediato frente a él.

-"¿Qué es esto?"- Pregunto Tim con interés tomando el diario que previamente había sido colocado sobre la mesa por su Mentor. Bruce dio un lento y pausado trago al humeante café pero no contesto. Dick frunció las cejas tomando el diario de las manos de Tim, su mirada se endureció inmediatamente.

'DESAPARECE OTRO NIÑO, LA POLICIA ESTA CONSTERNADA'

Decía en el titular.

-"¿Bruce?"- Intentó fijando sus ojos en el hombre mayor.

-"Ha vuelto a suceder. Es el segundo secuestro de esta semana."- Bruce lanzo un dura mirada a cada uno de ellos. -"Oficialmente el departamento de policía está desesperado. No tienen pistas, no hay testigos ni cuerpos, ni sospechosos viables… los medios están comenzando a ejercer presión sobre el departamento de policía, comentan que no se ha dado la correcta importancia a ninguno de los casos. La presión social es verdaderamente fuerte en este momento."- La voz de Bruce se agravo. -"Tan mala es la situación que están pidiendo la destitución del comisionado Gordon del caso, lo llaman incompetente y poco profesional. Bárbara hablo conmigo ayer por la noche, está preocupada por su padre, así que he decidido que este también será nuestro caso. He recopilado información gracias al acceso que nos ha proporcionado y he leído el expediente, sin embargo no es suficiente, todos en esta mesa tenemos nuestros propios medios y en este momento los usaremos a nuestro favor, necesitamos actuar rápido y recopilar toda la evidencia que podamos de los lugares donde sucedieron los hechos. Por tanto, necesito que contacten a sus fuentes, si esos niños están vivos tengan por seguro que vamos a encontrarlos."-

Era una orden.

Tanto Dick como Tim asintieron al unísono entendiendo la gravedad del asunto.

De acuerdo a la nota, a la fecha cuatro niños habían desaparecido ya sin dejar rastro en menos de un mes, cuatro niños que por ningún motivo pudieron haberse fugado de casa, y si Bruce había decidido involucrarse en este caso ellos lo apoyarían sin dudar, después de todo estaban ahí para eso, eso es lo que hacían y tanto él como Tim podían ayudar de formas que ni la policía u otros investigadores podían hacerlo. Tenían sus medios y sus propios métodos, y además la vida de cuatro niños pequeños estaba en juego.

Con eso dicho, llevarían a cabo la orden de su Mentor. Este caso era ahora responsabilidad de todos ellos y por lo tanto, buscarían al culpable, quienquiera que este fuera, buscarían por la vía y por los medios por los que nadie hasta el momento había buscado, actuarían bajo las sombras y con las sombras, moviéndose en los planos más bajos, esos que eran desconocidos para las personas y a los cuales, nadie más que los que eran como ellos podían tener acceso.

Porque el mundo estaba lleno de cosas extrañas. Cosas que daban miedo y cosas inexplicables. Cosas que la mayoría de las personas no podían ver, cosas que la mayoría de personas no podrían siquiera comenzar a comprender.

Por ello era su deber descubrirlo.

Porque después de todo, todos ellos habían sido dotados del poder para saber cosas que otros no, para ver cosas que otros no y para…

-"¿Damian?"- La voz de Bruce lo saco de sus pensamientos. -"¿Por qué no te unes con nosotros a la mesa? Escuchar conversaciones ajenas es de muy mal gusto"- Bruce dejo a un lado su taza de café mirando hacia la puerta de la cocina. Dick pestañeo ¿En qué momento había llegado ese niño ahí? La sorpresa fue cubierta de sus facciones con maestría, frente a él, sabía que Tim debía sentirse exactamente igual.

Ninguno de los dos se había dado cuenta.

-"tt"-

Damian se acercó con cautela a la mesa observando a todos con suspicacia, sus ojos vagaron analizando a los presentes. Si esta hubiera sido otra situación, Dick habría reído pues el niño parecía un animal arisco con su andar lento y pausado. Cuidadoso. Solo que esto no tenía nada de divertido. El chico estaba tenso y listo para defenderse si tenía que hacerlo. Jalando la primera silla que entro a su visión Damian se sentó a la cabecera justo enfrente de Bruce.

-"Te equivocas Padre."- Su tono era claramente hosco. -"No tengo intenciones de espiar tus conversaciones, si quisiera hacerlo no habrías notado siquiera que me encontraba justo aquí. El problema sin embargo, es que todos ustedes hablan demasiado alto y es difícil no escucharlos."- Damian miro fijamente a Bruce. -"… aunque no mentiré que estoy un poco intrigado por lo que estabas diciendo hace un momento."- Señalo un dedo hacia el diario abierto, hacia las enormes letras rojas del titular en la primera plana. -"Padre, sé que vas a investigar el paradero de los niños que han desaparecido en la zona. Crees que se trata de una serie de secuestros, tengo razón ¿cierto?, por lo tanto necesitas ayuda, sabes que soy perfectamente capaz de…"-

-"Este tema está fuera de discusión para ti Damian."- Intervino Bruce con fuerte voz.

-"¿Por qué?"- El tono en la voz de Damian fue cobrando fuerza.

-"Dick y Timothy son suficientes para este caso."-

-"Estas diciendo que él…"- Apunto un dedo a Tim -"… puede ayudarte ¿más sin embargo yo no?"- Bruce dejo escapar un suspiro como si supiera lo que estaba por venir.

-"Podrás ayudar la próxima vez ¿De acuerdo?"-

-"¡Quiero hacerlo ahora! Soy perfectamente capaz de hacerlo, estoy aquí para eso ¿Recuerdas? Para aprender, para ayudarte, y Padre, sabes muy bien que estoy mejor preparado que eso..."- hizo una mueca desdeñosa hacia Tim quien Dick podía decir, estaba apretando los dientes para no responder la perorata del chiquillo. -"Estoy al tanto de tu forma de trabajo, Madre se ha encargado de proporcionarme cada detalle de…"-

-"Hemos hablado de esto antes Damian."- La mirada de Bruce se endureció al igual que su voz.

-"No. No lo hemos hecho…"- Se defendió con voz cargada de reproche. -"Lo único que continuas haciendo bien es mantenerme fuera de todo ¿Hasta cuándo planeas seguir ignorándome Padre? ¿Crees que dejándome fuera de tus asuntos me harás un favor? ¡Por favor Padre! De verdad creí que eras mejor que eso, sabes que puedo serte de utilidad, sabes que soy mejor que ellos, sabes que Madre se ha encargado de todo eso solo para que tu…"-

-"He dicho Damian, qué hablaremos más tarde."- Dick se encogió en su lugar a la gruesa voz de su Mentor. Parece que Damian estaba tentando a su suerte.

-"¡No! Lo haremos ahora."-

-"No me hagas tener que repetírtelo Damian."-

-"¡Entonces deja de hacerlo Padre!"-

-"¡Comportante y deja de gritar!"-

-"¡No estoy gritando! Y deja de tratarme como si fuera un estúpido infante."-

-"¡He dicho que es suficiente!"- El puño de Bruce cayó con sordo golpe sobre la mesa.

Todo quedo en silencio salvo el sonido del agua corriendo del fregadero donde Alfred lavaba los platos de desayuno.

Bruce maldijo silenciosamente a su arrebato mientras presionaba dos dedos sobre su tabique nasal. -"Escucha Damian. Si tanto odias ser tratado como un niño mejor deja actuar como uno. Tengo mucho trabajo en este momento, hablaremos después ¡Y vas a respetar eso!"-

-"Si por 'respetar' Padre, significa que debo hacer todo lo que tú digas…"-

-"Si es así como quieres verlo Damian por mi está bien. Escucha. Antes siquiera de permitir que me ayudes en algo necesito tener una larga conversación con…"- Bruce se detuvo en ese momento. -"… ya sabes con quién, eres muy joven aún Damian, ni siquiera conozco cuales ni que alcance tienen tus habilidades, es peligroso simplemente comenzar a hacer uso de ellas sin tener una idea clara de tus limites…"-

-"Conozco perfectamente bien mis límites"- Interrumpió.

-"Seré yo quien juzgue eso Damian, estoy seguro que tus dones se irán desarrollando con forme te hagas mayor, pero por ahora, prefiero que permanezcas en casa y te adaptes a nuestro estilo de vida ¿Entiendes eso?"-

Damian frunció las cejas. -"Ella se equivocó contigo. ¿Quieres saber qué fue lo último que me dijo? Dijo que podrías enseñarme muchas más cosas de lo que ella ya me había enseñado, pero ciertamente Padre, no luces muy interesado en hacer eso."-

-"En efecto Damian, no quiero hacerlo. ¿¡Cómo puedo pensar si quiera en enseñarte algo sí continuas actuando de esta manera?! ¿De verdad crees que deseo que aprendas algo que podrás usar en nuestra contra después? ¡Apenas sé de lo que eres capaz! Y créeme que no has hecho una muy buena primera impresión. Existe algo llamado confianza Damian, y la confianza es algo que se gana, entiéndelo, también tenemos reglas, y espero que mientras vivas aquí acates esas reglas y te ganes esa confianza, y no solo la mía, sino la de todos los aquí presentes."-

-"Este… ¿Bruce?…"- Ese había sido un golpe bajo, Dick pudo decirlo, la sorpresa, la ira, el orgullo, y algo parecido a la decepción cruzaron las facciones del chiquillo en segundos; y justo en ese momento, todo quedo en silencio. Pero no en un silencio normal. No. Era diferente, era como si todo el sonido se hubiera simplemente esfumado. Lo sintió entonces, ese cosquilleo en la yema de sus dedos, la electricidad en el aire, la energía se estaba arremolinando alrededor del pequeño cuerpo crepitando con tal fuerza que casi podía verla, y se preguntaba ¿Por qué nadie lo detenía? ¡Maldición! Esto no era normal, esto no era para nada normal. En segundos los colores se desdibujaron frente a sus ojos y un extraño sentimiento lo inundo, sintió como el aliento se le iba, sintió como cada vello de su piel se erizaba, era como estar con un animal enjaulado, peligroso, extremadamente letal… y sumamente herido.

-"Entonces no confías en mí."- No era una pregunta, fue una afirmación. Dick se quedó rígido en su lugar sintiendo el sudor descender por su espalda, en su asiento Tim sintió la presión en sus pulmones, el aíre se volvió pesado, difícil de inhalar. Sin contemplaciones, los ojos azules de Damian se estrecharon peligrosamente mirándolos a cada uno de ellos con recelo para finalmente caer sobre los de su Mentor.

-"¿Estoy en lo correcto Padre?"-

-"Dame razones para poder confiar en ti Damian…"-

La presión se disipo tan rápido como había llegado logrando que Dick soltara un fuerte suspiro.

-"Hablaremos de esto más tarde ¿Está bien?... tengo algo que atender con tus hermanos."- Antes de que Damian pudiera replicar agrego. -"¿Por qué no acompañas a Alfred al Centro Comercial? Nuestras reservas se están agotando y aún no conoces la ciudad, estoy seguro que encontraras un par de cosas que puedan ser de tu agrado. Si hay algo que necesites Alfred podrá comprarlo para ti."-

Damian miro hacia el mayordomo antes de replicar -"Padre, estoy totalmente seguro de que Pennyworth puede arreglárselas por sí solo."-

-"En efecto jovencito, no dude de mi capacidad, sin embargo, no me vendría mal un poco de ayuda, si nos damos prisa no demoraremos más que un par de horas y el almuerzo podrá estar listo para el medio día."-

Sin palabra alguna y con una mirada agria cubriendo sus facciones Damian se levantó de su lugar en la mesa arrastrando la silla tras él y encaminándose hacia la puerta.

-"¿A dónde vas?"- La voz de Bruce le detuvo, él niño solo gruño antes de volverse ligeramente para enfrentar a su Padre, luego se volvió hacia el mayordomo. -"Voy a esperar afuera Pennyworth"- Acto seguido dejo la habitación.

Dick se mordió el interior del labio inseguro de como iniciar la conversación mientras sentía como la tensión poco a poco se levantaba, a veces simplemente le gustaría no ser capaz de sentir las emociones de los demás sobre sí mismo, porque había ocasiones como esta en las que todas ellas eran simplemente… abrumadoras.

-"¿Bruce?"- Empezó tentativamente mientras miraba a su Mentor.

-"No sé qué hacer con él Dick. Es tan… diferente a ti o a Tim."-

-"Sugiero que tengas una larga charla con él..."

-"Estoy de acuerdo."- Interrumpió Tim.

-"Eso intento…"-

-"No Bruce"- Dick arremetió. -"Estoy hablando enserio, debes tener una seria y larga charla con él por el bien de todos. Tú también lo sentiste hace unos momentos ¿No? Sus emociones son caóticas. No sé ni siquiera como comenzar a describirlo. No quiero alarmarte pero ya debiste haberlo figurado, en su estado actual ese niño es peligroso. Damian debe aprender que hay límites porque es obvio que nadie se lo ha enseñado."-

Bruce asintió en acuerdo, él lo sabía, estaba seguro que nadie le había impuesto limites a ese niño, seguramente debieron haberlo dejado que hiciese lo que quisiera y el resultado era este. Tenía en casa a un chiquillo que parecía una bomba de relojería, peligrosa y volátil, que creía podía salirse con la suya cuando quisiese.

-"Hablare con él."- Prometió. -"Pero antes, necesito que bajemos al 'segundo' estudio."-

Dicho esto, todos ellos se levantaron de la mesa obedeciendo a su Mentor.

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Damian miro por la ventanilla del auto cuando él y Pennyworth cruzaron por la avenida principal hacia el Centro Comercial, llevaba el ceño fruncido y los brazos cruzados sobre su pecho. Debido a las normas viales no tenía más remedio que viajar en el asiento de pasajeros con el cinturón bien puesto. De menos, pensó gratamente. Era lo suficientemente mayor como para viajar sin tener que utilizar la silla para infantes.

Desde su sitio en el asiento de piloto, Alfred miraba de vez en vez por el retrovisor para asegurarse de que el niño siguiera estando con él en el auto, sí, era una acción bastante ridícula considerando que sería imposible para Damian saltar del auto en movimiento; sin embargo, más vale prevenir que curar, y tomando en cuenta las historias que había escuchado de Bruce sobre el comportamiento del niño uno siempre tenía que estar seguro.

-"¿Qué estás viendo?"- Protesto el jovencito sin despegar sus ojos de la ventanilla. Alfred decidió que no se ofendería por la forma poco amable con la que el niño solía contestar, en vez de eso, decidió centrarse en otros aspectos. Damian tenía una pose tensa, sus cejas estaban fruncidas, y obviamente estaba enojado. Gracias al retrovisor y a su posición, tenía una muy buena visión de los rasgos del niño, cada vez que lo veía no dejaba de maravillarse; era fascinante, este niño tenía los mismos ojos que el señor Bruce, la misma barbilla y la misma nariz, la única diferencia estaba en sus facciones que eran más suaves, en sus mejillas más redondeadas y en sus largas pestañas.

Fuera de eso, el parecido era impresionante.

No había duda que de verdad este niño tenía que ser el hijo de su señor y buen amigo.

-"¿Hay algo que le esté molestando joven Damian?"- El aludido no reacciono, no devolvió la mirada ni cambió de posición, su vista se mantuvo siempre fija en algún lugar de la carretera. -"Conozco al señor desde hace años."- Dijo el mayordomo sin cuidado, casi casual mientras se detenía ante la luz roja del semáforo -"Y créame que aunque no lo parezca él está intentando."- El chico finalmente se encontró con sus ojos a través del espejo. Fue por un instante pero lo vio. Tristeza, miedo, dolor, desesperación, ira. Había tantas cosas ahí adentro en esos pozos azules que sintió como su corazón se encogía. Pocas veces había sido capaz de ver esa mirada. La vio en su señor cuando este era joven, la pudo ver el joven Timothy cuando llego a vivir a la mansión y la vio en el Joven Dick cuando sus padres fueron asesinados.

¿Y qué había estado haciendo él hasta ahora?

Quejándose de un niño cuyo mundo parece, había cambiado drásticamente.

-"No entiendo de a qué puedas estarte refiriendo Pennyworth. ¿Intentando qué?"-

-"Entenderlo a usted joven maestro."- Dijo sin sentirse culpable. -"El amo Bruce es muy inteligente, pero él no sabe cómo enfrentar esta situación en particular, debe darle tiempo joven señor, el amo Bruce está haciendo lo que puede..."-

-"No quiero dudar de tus palabras Pennyworth, pero es evidente que tú solo le eres leal a mi Padre y me estás diciendo esto por qué crees que es lo que quiero escuchar, así que no voy a creerte."- Damian regreso a su posición.

-"Joven Damian crea en mis palabras ya que son ciertas. Su padre está enfrentando un momento difícil. Debe darle tiempo."-

Damian desestimo el asunto ya que su visión fue capturada por una asombrosa construcción. Afortunadamente el auto se detuvo justo en el paso peatonal lo que le dio el tiempo suficiente para admirarla. Enfrente, al otro lado de la carretera había una casa, bien, en realidad parecía más una mansión puesto que se extendía más allá de su visión. La estructura por lo que veía, parecía datar de principios del siglo XVI, con pesadas paredes de piedra que la hacían lucir austera. Fría. Podía ver desde su sitio la entrada cerrada con fuertes cadenas y la crecida vegetación que se extendía por sobre los muros. Para todos los demás, esta podría ser solo una casa del montón, una casa fea y vieja que desentonaba con los grandes edificios modernos. Parecía muerta. Pero Damian sabía que no lo estaba. La casa está viva, podía sentirlo, tan viva como él mismo, tan viva que desde su lugar dentro del auto sentía un escalofrío recorrer su piel.

Sonrió gratamente.

Ese lugar se sentía como estar en casa.

El auto avanzo dejando aquella majestuosa construcción atrás. Damian no aparto la mirada sino hasta que le fue imposible seguirla con sus ojos, y aún así, todo el tiempo, mantuvo su atención sobre ella sin parecer extrañado cuando la distancia le hizo ver una delgada figura en una de las ventanas. Blanca, prístina y etérea.

Dejo que ese pensamiento jugara en su mente por el resto del viaje. Quizá podría preguntarle a Pennyworth sobre aquella mansión después.

-"Hemos llegado."- Informó el mayordomo mientras estacionaba el vehículo. Damian descendió del auto y sin esperar a su acompañante tomó nota de sus alrededores, del edificio que se alzaba frente a él, de los rayos del sol que se filtraban a través de su sudadera, de la cantidad de gente que hablaba y hablaba haciendo que sus oídos dolieran. Arrugo la nariz con cierta repulsión. No se sentía bien. Todo parecía tan desagradable, el calor, la gente… el aire, este sucio aire citadino… y el ruido, había tanto, tanto ruido que con toda seguridad se volvería loco. Dio un gemido suave colocando sobre su cabeza la capucha de su sudadera. Esto estaba mal, se sentía mal, por un momento quiso regresar a la seguridad de la mansión, a los bellos jardines, sentarse bajo un árbol y esperar a que el ruido mitigara.

-"Por aquí joven Damian"- Renuente siguió al mayordomo a través de las puertas de cristal.

Para Alfred, estos momentos en los cuales podía hacer 'cosas mundanas' eran como oro, considerando la vida que los residentes de la mansión llevaban. Miro atrás para ver a Damian siguiéndolo a una prudente distancia en total silencio, con la capucha de su sudadera sobre su cabeza en contraste con el cálido clima. Miro la lista en su mano y a toda la gente que ese día estaban realizando las compras.

-"Parece ser que esto va a demorar mucho."- Hablo tranquilo tratando de captar la atención del chico. Damian no lo miro, en vez de eso, centro su atención en el carrito de compras como si fuera la cosa más estúpida que hubiera visto.

-"Sabes jovencito. Hay un parque muy cerca de aquí, estará a unos quince minutos por Central Drive, es un lugar bastante agradable."- El chico no contesto. -"Seguramente es mucho más agradable que estar aquí con un viejo haciendo compras domesticas"- Damian alzo la vista enfrentándolo con las cejas fruncidas. -"No sé a que estés jugando, o que sea lo que estés tramando Pennyworth. Pero Padre ha dicho que me quedará contigo."- Dijo entre una mezcla de molestia, curiosidad y ¿Resignación?

Alfred alzo una ceja. -"¿Y de aquí en cuando obedece a su padre joven maestro?"- Damian abrió la boca para replicar. -"No seré yo quien le diga si va a despejar su mente un momento. El clima es muy agradable hoy en día."-

-"El clima en Gotham es desagradable."- Replico al instante.

-"Estoy seguro que cambiara de opinión en cuanto se acostumbre."-

-"¿Y cuánto tiempo crees que pase antes de que Padre decida regresarme con mi Madre?"-

-"El amo Bruce no…"-

-"No me tomes por ignorante. Ambos… todos sabemos que tendrá que pasar algún día, así que no intentes ser condescendiente conmigo."-

-"No planeo hacerlo joven señor, solo quiero que disfrute su estadía aquí."-

-"tt."-

-"Puede ser que en este momento sea difícil, pero estoy seguro joven Damian, aprenderá a amar este lugar tan como su padre lo hace. Por otro lado, mi oferta sigue en pie."-

-"¿Estás seguro de esto Pennyworth? Podría meterme en problemas, y si lo hago, Padre no estará contento contigo."- Comento con sorna. Alfred ajito la mano divertido.

-"Al contario jovencito, sé que evitara meterse en problemas porque de todos los residentes de la mansión, considero que puedo ser yo el más convincente cuando se trata de hablar con su padre... ¿Lo entiende?"- La mirada de Damian sobre el hombre se endureció inmediatamente al comprender lo que el mayordomo insinuaba; este hombre tenía una enorme ventaja por sobre él, este hombre tenía la confianza de su Padre… Padre confiaría más en el mayordomo con el que había vivido toda su vida que en el hijo que apenas conocía y con el cual no hablaba más que para lo estrictamente necesario. Apretó los dientes fuertemente. Comprender algo así dolía un poco. Solo bastaba una sola palabra del mayordomo y su Padre lo castigaría sin dudar.

Entendía eso perfectamente.

La palabra del mayordomo tenía más peso que la suya.

-"tt. Bien. Como quieras. Iré al lugar que has mencionado."- Sin despedirse comenzó a alejarse caminando por donde habían llegado.

-"No se meta en problemas joven señor, y lo espero en el estacionamiento en exactamente ochenta minutos."-

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Damian salió del edificio abrumado gracias al mayordomo de su padre y su muy indirectamente directa declaración. El hombre sabía jugar sucio, debía admitirlo. Sonrío con una mueca que distaba mucho de ser una sonrisa, quizá había subestimado al anciano… bueno, en realidad era claro que lo había hecho pero eso no pasaría de nuevo; tendría más cuidado a partir de ahora, se dijo así mismo mientras pensaba que debía darle al mayordomo el crédito que merecía, definitivamente ese hombre tenía potencial.

Atravesó corriendo el estacionamiento sin realmente fijarse de los automóviles, escucho un par de bocinas pitar pero seguramente no iban dirigidas a él. Se mezcló con la gente lo mejor que pudo pese a que aún llevaba encima la capucha de su roja sudadera. Uso una manga para cubrir su nariz. Todo parecía ir muy rápido. Las luces, la gente, los sonidos, imágenes e imágenes entraban y salían de su visión mareándolo. De verdad que no lograba comprender como es que alguien podía vivir en semejante lugar. Él lo odiaba, a él no le gustaba para nada la ciudad; estaba cubierta de una gran nube llena de polvo y suciedad, tan espesa y negra como el petróleo, tan diferente de su hogar.

Siguió por la citada avenida y cruzo la calle junto con la ola de personas. Pennyworth había dicho que debía caminar durante unos quince minutos sobre Central Drive y él que tenía un magnifico sentido de la orientación pensaba que no sería tan difícil dar con el lugar, después de unos trece minutos de caminar siguiendo a un grupo de adolescentes con uniforme escolar, llego a lo que supuso debía ser el Parque. Abrió los ojos con ligero asombro. Pennyworth tenía razón. Este lugar era francamente bonito, aunque no tan bonito como una verdadera reserva natural o el bosque que colindaba con la mansión Wayne, pero aun así no estaba mal.

La entrada consistía en un enorme arco de herrería. Ingreso siguiendo a los mismos chicos que andaban unos pasos por delante de él caminando por la principales vías de acceso, había mucha gente aquí, observo arrugando la nariz; podía ver a un par de ciclistas transitar por las zonas pavimentadas, había algunos corredores en ropa de deporte que estaban ejercitándose, y muchas mujeres con sus perros... también había niños que jugaban con sus padres en los recreativos, y a lo lejos estaba seguro, había visto una enorme fuente y más allá podía ver un lago. Respiro profundamente. Este era un trozo de reino natural situado en medio de la 'jungla de concreto', algo bastante irónico si tenía que agregar.

Continúo su camino a lo largo de la zona pavimentada. El aire ciertamente se sentía más limpio aunque no tanto como pudiera haber esperado. Suspiro amargamente. Si iba a vivir en esta ciudad asquerosamente contaminada, tendría que adaptarse y lidiar con eso.

No tenía más remedio.

Sus pasos lo llevaron directamente al lago, el cual, tenía que decir, no estaba muy limpio; varias personas estaban sentadas a la orilla disfrutando del día y de una pequeña merienda. Rápidamente decidió que ya que estaba aquí perdiendo el tiempo le sacaría provecho, subió por una vereda que parecía rodeaba una zona más densa. Caminó unos minutos hasta notar como los árboles se hacían más y más grandes, y más y más espesos, miro hacia el cielo sintiendo por un momento la fantasía de estar en medio del bosque o tras la mansión Wayne donde la vegetación era extensa. Inhalo profundamente. Relajado. El aire en este lado del parque era frío y húmedo, los árboles hacían su labor limpiando el polvo que los autos expulsaban. Ajusto su sudadera a su cuerpo reprimiendo un temblor, los altos árboles cubrían casi en su totalidad los rayos del sol.

Cerró los ojos dejándose guiar tal como lo haría en casa, cuando estaba solo, cuando únicamente era él, las aves y el sonido de los insectos. Anduvo tranquilo sabiendo que en cualquier momento estaría sobre la carretera pero no importaba ahora, la fantasía que provocaba este lugar era suficiente. Caminó sin aparente sentido, caminó hasta que la tierra bajo sus pies se sintió extraña, demasiado blanda, abrió los ojos confundido, fue entonces que lo sintió; el aíre a su alrededor se hizo denso y muy pesado. Helado. Sus músculos se tensaron en alerta y sus ojos recorrieron el lugar con arrebato. No estaba bien. No estaba bien. No estaba bien. Respiro agitadamente escuchando su corazón palpitarle en los oídos. Se sentía vigilado. Asechado. Rodeado por entidades que no sabía por qué no se dejaban ver.

Y las cuales estaban llenas de ira.

-"¿Quién eres?..."- Logro pronunciar apenas pues el aire escapo de sus pulmones.

¡Detente…! ¡Para por favor!… ¡PARA!

Escucho las palabras tan claramente en su mente.

¡Ayúdenme!… ¡por favor!... Alguien ayúdeme…

-"... ¡Déjate ver ahora!"-

No dejes que nos haga daño. ¡Por favor no dejes que nos haga daño!

Respiro pesadamente abrazándose a sí mimo tratando de reprimir el temblor de sus manos.

Abrió la boca pero no logro articular palabra. Hacia tanto frío ahora que podía jurar, podía ver su aliento blanco salir de entre sus labios.

Haz que pare por favor…

¡Haz que pare!

¡HAZ QUE PARE!

Inconscientemente llevo sus temblorosas manos a sus oídos protegiéndolos del ruido. Fue un gesto estúpido, lo sabía, solo un vano intento que no serviría para nada pues el ruido no se detendría, no pararía, no pararía, no pararía, no se detendría porque las voces no estaban en el viento ¡Estaba en su maldita cabeza! Todas ellas solo gritaban y gritaban al mismo tiempo haciendo que escucharlas fuera insoportable.

Y no se sentía bien. Estaba comenzando a marearse. Todas estas voces lo estaban mareando. Todas ellas gritando en conjunto, girando en su cabeza como un maremoto. Sin oponer resistencia, cayó en posición fetal mirando hacia sus ahora sucios zapatos, la tierra y pequeñas yerbas se pegaban a sus suelas. Frunció las cejas sabiendo que algo tenía que haber aquí, algo debía haber pues aunque no lo pareciera la tierra había sido removida hace mucho tiempo, lo vio como si de un reflejo de otra época se tratara, y como si fuera la primera vez tomó conciencia de su alrededor; estaba de pie sobre un montículo de tierra oculto bajo hojarasca suelta, pequeñas lombrices se movían y retorcían bajo sus pies, realizando una danza que parecía casi hipnotizaste. Observo una pequeña luz, un pequeño objeto que resplandecía cuando era golpeado por los delgados rayos de sol, alargo su mano para quitar el exceso de tierra, descubriendo que se solo trataba de una pequeña cadena de plata. Curioso, la tomo entre sus dedos.

Grandísimo error.

En cuanto tocó los pequeños eslabones fue cuando lo vio, el aire salio de sus pulmones y sintió como si el mundo se estrellara contra él, como una pared de agua, fría y pesada. Vio cientos de fragmentos arrastrarse sin sentido hacia su subconsciente, como si una de una película vieja con sus colores ocres, amarillos y sepias se tratase. Se sintió caer, perdió el balance y el suelo bajo sus pies. Supo que había entrado en trance en el momento en que sintió como su cuerpo perdía peso. Parecía vivir una alucinación, cientos de imágenes aparecieron frente a sus ojos girando a velocidad alarmante; estos eran los recuerdos de alguien, del dueño de esta pequeña cadena plateada. Ahí había dos adultos, la espalda de una mujer y el frente de hombre que le sonreía con malicia, hirviendo de ira, gritando y gritando palabras incoherentes que no lograba entender. Vio a un niño, pequeño y extremadamente delgado, sus facciones suaves y grandes ojos azules lo miraban fijamente. Suplicantemente. Sintió en carne propia su dolor y su desesperación. Ayúdame. Vio con sus ojos sus días, sus años y sus sueños. Por favor ayúdame. Los cuales fueron brutalmente cortados. Un grotesco ruido lleno sus oídos, uno que se acercaba mucho a un gorgoreo, algo muy similar al sonido que hace alguien que se está ahogando, vio sangre y luces por todos lados, vio un piso de azulejos y entonces grandes árboles. Nadie volverá a lastimarte. Vivió su último día, fue testigo de su último aliento, de su agonía, de su soledad, de su miedo y su dolor; y juraba, ahora juraba que había logrado ver a su verdugo; lo escucho reír con maldad, lo miro a los ojos, vio su sonrisa dentada torcerse en una mueca grotesca y sádica, sintió sus manos sobre su piel, sintió sus dientes sobre su piel. Su cuerpo fue cortado y arañado. Grito y lloro en desesperación.

Grito pidiendo ayuda.

Grito para que párase.

Grito hasta que el mundo se desvaneció ante sus ojos y todo se volvió negro…

Y supo entonces que estaba cayendo, profundo, muy profundo en un pozo lleno de recuerdos que no eran ni siquiera suyos…

-"¿Estas bien?"-

Una voz llego a sus oídos.

-"Oye chico. ¿Te sientes bien? ¿Qué haces aquí? ¿Dónde están tus padres?"-

Un par de manos lo tomaron con fuerza por los brazos apretándose ligeramente alrededor de ellos mientras caminaban. Tropezó un par de veces sintiendo sus piernas entumidas. Parpadeo a la luz cuando esta lo golpeo en el rostro.

-"Siéntate…"- Sin quererlo obedeció.

-"¿Estas mejor?"- Sintió una mano a su espalda, subía y bajaba con movimientos suaves.

-"No me toques…"- Dijo apenas con voz.

-"Esta bien, como quieras. Solo no intentes levantarte ¿de acuerdo? creí que ibas a desmayarte chico."-

Damian no respondió, solo permaneció sentado en ese lugar bajo el sol. Fue momentos después de que sus ojos se ajustaran a la luz que lo vio. Frente a él, sentado sobre una rodilla estaba un hombre, no muy joven en realidad, pero tampoco tan viejo; su cabello era negro, ligeramente largo y desordenado, sus ojos eran de un color azul suave escondidos detrás de una montura de pasta.

El hombre le sonrió con blancos y perfectos dientes.

-"Que bueno que estas bien."- Damian abrió los ojos al sentir la mano de aquel sujeto en su mejilla. Tan desagradable. Arremetió con violencia golpeando la mano del sujeto, pero el tipo solo sonrió sin verse afectado por el gesto.

-"Dije, que no me tocaras."-

-"Esta bien, tranquilo, no voy a hacerte daño. Te vi hace un momento y creí que podrías necesitar ayuda."-

-"Estoy bien. Tu preocupación es innecesaria."- Damian intento ponerse de pie pero su mundo nado nuevamente.

-"Tómalo con calma ¿Vale?"- El extraño sujeto lo ayudo de nuevo a sentarse sobre el pasto, justo a la orilla del lago. Damian frunció las cejas maldiciendo su propia debilidad, suspiro pesadamente guardando la pequeña pulsera en su bolsillo.

-"Mi nombre es Benny Pascot por cierto. Pero puedes llamarme Ben."- Damian miro con suspicacia la mano ofrecida. Ben sonrió y mordió su labio retrayendo su mano.

-"Benny Pascot…"- Repitió despacio el niño.

-"Así es chico."-

Permanecieron un momento en silencio incómodo. Después de un tiempo considerable Pascot se puso de pie sacudiendo sus pantalones color caqui. -"Está haciendo mucho calor chico ¿no te parece? Es mejor si nos movemos a la sombra."- Damian observo al sujeto, pero él no se movió. -"¿Puedes caminar? Quizá debamos ir a la caseta de vigilancia, alguien podría recogerte si vamos ahí."-

-"Alguien podría…"- Abrió los ojos exaltado. -"¿Qué hora es?"-

-"¿Cómo?"-

-"He preguntado la hora. ¿Qué hora es?"-

-"Hmm… son las once con cuarenta y cinco."- Damian gruño. Se estaba haciendo tarde.

Con esfuerzo se incorporó inestable sobre sus pies. Quizá podría hacerle caso a este hombre, quizá podría ir a donde él decía, así podría ponerse en contacto con Pennyworth y el mayordomo lo corregiría para poder volver a la mansión.

Caminaron hacia la entrada del parque siguiendo el paso de Damian. Mientras avanzaban el chico lanzaba rápidas miradas al sujeto; el hombre no era muy alto, pero tampoco muy bajo, su altura podría etiquetarse como dentro del promedio, su cuerpo parecía estar bien construido, atlético y sin embargo su ropa parecía ser una talla mayor, sus zapatos estaban sucios, llenos de tierra y hojarasca, y aparte de las gafas de pasta, el sujeto llevaba una chaqueta a cuadros, una mochila escolar sobre su hombro derecho y unos binoculares al cuello. Pese a tener un aspecto un tanto desgarbado no podía ser mayor de treinta. Como si el sujeto supiera que lo estaba mirando, se encontró con sus ojos azules.

-"Fue una suerte que te encontrara."- Damian permaneció en silencio lo más alerta que podía pese a que lo estaba venciendo el sueño. No le agradaba este hombre, no le gustaba la forma en la que lo había mirado, la forma en la que lo había tocado. Con fuerza. Casi posesivo. Froto descuidadamente sus brazos sintiendo aún esas manos.

Por eso odiaba a los humanos.

-"¡Mira! ya casi llegamos"-

Pascot intercambio unas palabras con el vigilante quien lanzo cortas miradas hacia su dirección en repetidas ocasiones, finalmente el hombre en uniforme les dio paso a una pequeña caseta de vigilancia, dentro el aire se sentía fresco. Agradable.

-"Puedes sentarte aquí chico."- Dijo el vigilante al tiempo que le alcazaba una botella de agua. -"¿Estas solo?"- Damian asintió bebiendo ávidamente. -"Conoces algún numero al que podamos llamar"-

-"Sí"- Debía agradecerle esto a Grayson y a su 'Tienes que aprenderte los números de emergencia' pues aparentemente para él, el número del mayordomo era un número de emergencia.

-"Bien chico. Ellos se harán cargo de ti."- Pascot comento despacio a su lado. -"Espero nos volvamos a ver. Siempre estoy por aquí, este es mi parque favorito."-

Sin decir palabra, Damian observo al hombre alejarse, algo en la fachada de ese sujeto hablaba de cuidado, algo le decía que este hombre no era tan agradable como aparentaba, quizá era su sonrisa. Esa sonrisa de dientes blancos. Esa sonrisa que hablaba con confianza, con elocuencia, esa sonrisa que parecía tan inofensiva. Sádica. Sacudió la cabeza prestando atención al hombre en uniforme que le preguntaba algunos datos.

Pennyworth iba a matarlo.

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Era la quinta vez que miraba por el retrovisor para observar al niño que dormitaba en los asientos traseros. Avanzo a velocidad moderada por el Memorial Bridge para dirigirse a la mansión. Damian se agito en su sueño más no despertó, esto había pasado ya unas tres o cuatro veces, y en silencio se repetía que, si Damian no despertaba por si solo cuando arribasen a la mansión tendría que llevar él mismo al niño hasta su habitación. No era un problema realmente. A los ojos de los demás podría parecer un simple viejo, pero la verdad sea dicha, tenía más resistencia que cualquier chico joven. El verdadero problema en sí, sería explicarle todo lo sucedido al amo Bruce, aunque podría ser bueno en realidad; el señor Bruce tenía que saber sobre esto, podrían incluso llamar a la Dr. Thompkins para que les diera su opinión profesional acerca de la salud del niño.

Una mirada más hacía los sillones traseros y contaría como la sexta. Damian seguía dormitando en la misma posición ajeno a todo, ajeno incluso, al desagradable momento que le hizo pasar cuando al salir del Centro Comercial pudo darse cuenta de que el chico no estaba por ningún lado; espero en el auto, se cumplió la hora acordada pero Damian no llegó. Espero sintiendo que el alma se le iba. Pasaron 10 minutos más y el jovencito no aparecía. 30 minutos después decidió que debía llamar al señor Bruce pensando en cómo podía explicarle que había perdido al niño.

-'Señor Bruce, ¿sabe? No deseo que se altere pero creo que pude haber perdido a su hijo. Lo deje ir solo al parque. Sí, sé que el joven Damian no conoce la ciudad pero de verdad que no creí que eso fuera importante señor, usted sabe, él es un niño muy inteligente…'-

Regreso al Centro Comercial y busco por los alrededores pensando en una forma de abordar el tema sin darle a su señor un ataque. A punto estuvo de marcar cuando su móvil sonó insistente, una, dos, tres llamadas de un número que no reconoció y pese a sus sospechas, contesto temiendo lo peor.

Ciertamente, entre todos los problemas en los que Damian pudo haberse metido no esperaba esto. El niño fue llevado por un desconocido a la caseta de seguridad del parque porque aparentemente no se estaba sintiendo bien y había sufrido un desvanecimiento mientras paseaba cerca del lago. Sin perder tiempo, llego al parque para recoger al jovencito y ambos subieron al auto, así que aquí estaba ahora, a menos de un kilómetro de la mansión después de haber hecho las compras y recibir un buen susto.

Escucho a Damian moverse en su asiento, mirando por el retrovisor podía ver que el niño había despertado, el alivio llego a él llevándose un gran peso, el chico lucia francamente mejor que cuando había ido a recogerlo.

Damian se encontró con sus ojos un par de veces pero ninguno de los dos hablo.

Doblaron a su izquierda entrando a los terrenos de la mansión.

-"¿Vas a decirle a mi padre?"- Hablo en voz baja. Alfred no se volvió para verlo, pero podía decir, sentía la penetrante mirada del niño en su nuca.

-"Sería lo más correcto joven amo."- Damian gimió dejándose caer en el asiento sin fuerzas. -"Pudo haberse lastimado joven señor. Sabe de qué estoy hablando ¿Verdad? Su actitud ha sido peligrosa y temeraria. Considero que el señor Bruce debe saber que ha descuidado su salud."-

Damian brinco en su asiento. -"¡No es eso lo que ha pasado Pennyworth!"-

-"Bueno, aquel oficial ha dicho lo contario, sin embargo, creo que ambos podemos llegar a un acuerdo."- Atravesaron las verjas que daban a la entrada principal. -"Si me permite decirlo joven señor, su comportamiento ha sido inadecuado, pero creo que puedo pasarlo por alto si me dice que desea cenar hoy. Piense con cuidado jovencito que solo le daré hasta que nos estacionemos."-

En exactamente cinco minutos Alfred detuvo el negro auto frente a las puertas de la mansión. Habían demorado casi tres horas más del tiempo previsto, si se daba tiempo aún podrían comer el almuerzo por las dos de la tarde.

Damian se movió inquieto mirando al mayordomo, definitivamente lo había subestimado. Las palabras murieron en su boca cuando observo al hombre estacionarse, poner el auto en punto muerto y subir la ventanilla. Unos segundos pasaron antes de que Pennyworth finalmente decidiera abrir la portezuela del asiento del piloto.

No iba a detenerse, se dijo mentalmente. No iba a detenerse.

El mayordomo iría y le diría a su Padre.

Y entonces Padre se enfadaría nuevamente con él.

-"Existe algo llamado confianza Damian, y la confianza es algo que se gana."-

Las palabras resonaron en sus iodos como un eco…

-"¡Espera!"-

El hombre mayor se volvió para ver a Damian, el niño llevaba en su rostro la mirada más mortífera y atormentada que hubiera visto en años. Sus labios se movieron pero no hablo, o por lo menos no lo escucho.

-"¿Desea algo joven amo?"- Damian gruño ¡este hombre se burlaba de él! Dando un pesado suspiro se dejó caer en el sillón. Alfred sonrío y bajo un pie del vehículo.

-"Desearía merendar algo fruta esta noche Pennyworth."- Susurro casi inaudiblemente con un puchero en sus labios. Desde afuera Alfred se asomó al interior del auto, el niño mantenía la mirada al lado opuesto. -"Algunas verduras también estarían bien siempre y cuando sean cultivadas de forma orgánica. No ingiero nada que contenga conservadores y por supuesto, detesto todo tipo de derivado animal. La leche tampoco es una opción, en vez de eso prefiero tomar té siempre y cuando este endulzado con azúcar moreno."-

La mirada de Alfred se hizo suave sin poder evitar la sonrisa que se extendía sobre sus labios.

-"Como desee joven señor."-

Y Damian no pudo evitar gemir como gesto de resignación.

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Continúa en el capítulo 02.

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Notas Finales: Tengo algo por los capítulos largos, no sé, y he tenido esta idea por varios meses ya así que espero les haya parecido entretenida. Esta será una historia corta y planeo (por lo menos eso espero) convertirla en una serie de historias cortas centrada en la relación de los personajes pero incorporando elementos sobrenaturales.

Referencias: (1). Corresponde al primer verso sacado del poema "El Jabberwocky" de Lewis Carroll, versión en español de Mirta Rosenberg y Daniel Samoilovich.

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