Una historia corta en pocos capitulos

Advertencia : Mención de uso de Drogas y desordenes mentales.

Prefacio:

Para Lukas Bondevík, Abril siempre fue un mes determinante. Fue en Abril, cuando tenía ocho años, que Nora, su madre había descubierto que su padre tenía una doble vida y que producto de aquella infidelidad había nacido un pequeño. El divorcio fue inminente y difícilmente volvió a ver a su padre. Fue en Abril, cuando tenía quince años que tuvo su primera decepción amorosa cuando su entonces novia lo había dejado. Fue un Abril, cuando a sus diecisiete tuvo que decidir qué hacer con su vida, que se encontró con el trágico escenario de un accidente en la avenida cercana a su casa.

Así fue como Lukas decidió que quería ser enfermero, no médico. Enfermero. Porque él sabría que tendría la entereza a enfrentarse a lo peor y aliviar el dolor ajeno con sus cuidados, darles un poco de calma, que si bien su exterior denotaba una cosa, su frialdad para llevar las situaciones y habilidad para calmar dolores de toda índole era una realidad. Fue entonces que se enlistó en la escuela de enfermería y comenzó su educación.

Pero Abril seguía siendo presente cada año. Abril traía consigo las cuentas determinantes, parecía como si su universo se definiese por completo en ese mes. Así, que cuando Lukas tenía veintidós, Nora, su madre, pasó a mejor vida tras una larga enfermedad en que su hijo no pudo hacer más que darle cuidados paliativos.

Abril era un mes cruel.

Y Fue en el Abril de sus veinticinco años que de nuevo su vida dio un cambio súbito de 180°.


Atrás de ti.

Capitulo uno

Lukas recién había sido asignado al área de psiquiatría debido a su especialidad en el mes de enero. Amaba su trabajo dentro de todo, aunque ahora ya no se enfrentaría a las pesadas jornadas casi imposibles de llevar durante la noche atendiendo enfermos y accidentados. Su lugar, ahora en el pabellón psiquiátrico era de otra índole; tenía que trabajar con enfermos que aseguraban poder hablar con objetos, con personas que hablaban solas o que enfrentaban algún proceso de aquella índole.

Podría ser triste, pero el hecho de saberse de ayuda para esas personas que parecían haberlo perdido todo en vida, era lo que le daba la energía de seguir adelante. Habían pasado ya casi tres años desde la muerte de su madre pero Lukas podía sentir que estaría orgullosa de él. Aunque no lo pareciese, él le daba bastante significado profundo a ese tipo de cuestiones. Quizás su frio exterior no era sino una máscara para evitar dejarse ver por completo.

— ¡Oh Lukas, querido! – Feliks, uno de sus compañeros de trabajo, lo trajo de vuelta a la realidad- Cariño, tengo un paciente en el cuarto 223, ¿podrías ir a verlo? Voy a salir de permiso, ya lo recibí, es de nuevo ingreso y no necesita mucho. Please, please, el bombón de oncología por fin me invitó a salir. – Tosió- bueno le insistí pero ¡por fin se me hizo! ¿Si? ¿Cuento contigo?

— Ya tengo cuatro pacientes para mí solo. Consíguete a alguien más.

— Ush, por fa, ya le pedí el favor a Elizaveta y tomó dos, solo queda ese mira, te juro que no te dará problemas es un encanto de muchacho, ¡por favor! – Feliks comenzaba a gimotear en berrinche y tras no tener otra opción, Lukas suspiró cansinamente.

—Ya, a ver, dame las indicaciones. – contestó y así, Feliks lo llevó a la habitación 223.

En el pabellón de psiquiatría, los pacientes gozaban de una propia habitación más que nada para cuestiones de su propia seguridad, cuando Lukas ingresó en la habitación que Feliks le había indicado, lo primero que hizo fue reconocer a su paciente: un joven en la segunda mitad de sus años veinte, alto y de cabello rubio alborotado; el chico en cuestión sonrió y bajó la revista que hojeaba al ver a los cuidadores entrar.

— ¡Mikkel! ¿Cómo estás hoy? – Feliks empezó la charla al tiempo que hojeaba el expediente. Lukas a su lado miraba atentamente.

— Bien, bien. Me duele un poco la cabeza, pero de ahí en fuera no hay nada raro.

— ¿Ya cenaste?

— Ya, de hecho vengo subiendo de la cafetería. No hubo muchas cosas buenas pero apenas pueda, me voy a atascar de pavo relleno.

Feliks rio. — Hey guapo, ahí me guardas algo. Mira – recobró el tema – él es Lukas, y él te va a cuidar hoy porque yo me voy a ir temprano.

— ¡Hey! – Saludó con otra amplia sonrisa.

— Hey.

— Lukas, él es Mikkel, tiene apenas dos días aquí, todo lo que necesitas saber está en su hoja del expediente, como ves es bastante autosuficiente así que solo basta con estar pendiente de lo que pueda necesitar. Pero Mikkel ya sabe el mecanismo del pabellón ¿Verdad?

Sip. En caso de emergencia o que me duela algo, pico el botón rojo. – contestó éste.

—… Bien. Un gusto, Mikkel, voy a estar contigo toda la noche, hasta las siete de la mañana siguiente. Si tienes algún problema no dudes en avisarme, mi cubículo de servicio es el 3° si no estoy ahí puedes pedirle el favor a los otros cuidadores.

— Hecho.

— Bien Mikkel – Feliks habló – ¡te dejo en las mejores manos! Buenas noches guapo, duerme bien

Mikkel rio levemente — Buenas noches.

Tras oír eso, Feliks salió para preparar sus cosas y Lukas se quedó leyendo su expediente. No había nada anormal en él, o sumamente anormal. Mikkel Densen 25 años, sin ninguna enfermedad diagnosticada. ¿Estaba internado voluntariamente?

— Y dime... Mikkel... — Lukas decidió sacar su curiosidad— ¿Por qué estás aquí?- cuestionó dejando el expediente al pie de la cama, como estaba acostumbrado.

Mikkel se quedó pensando. — Suena raro ¿no? Que una persona que nunca ha tenido un problema mental, se encuentra en psiquiatría.

Lukas frunció el cejo, el paciente estaba demasiado cuerdo y lógico. ¿Qué estaba pasando? Permaneció en silencio a la espera de que el chico continuase.

— Vengo de una familia muy conservadora, éramos tres hermanos, todos radicados en Dinamarca

— Eres extranjero...

Mikkel asintió — El mayor de mis hermanos se casó hace dos años y se fue a vivir lejos de la capital y lejos de mis padres porque son muy arraigados, no entienden mucho del orden mundial actual ¿sabes?

Lukas tomó asiento en el sillón que yacía junto a la cama. Los pacientes del pabellón psiquiátrico necesitaban mucha atención y largas pláticas, así que no era extraño ver a los enfermeros y enfermeras sentados charlando con sus pacientes, por ese motivo les tocaba de 4 pacientes máximo por cabeza. Mikkel continuó.

— El otro hermano, en de en medio, Christopher de 27, falleció hace dos años en un accidente automovilístico cuando ambos, él y yo íbamos a un concierto en el centro de la ciudad. – Se rascó la mejilla antes de continuar- mis padres no lo tomaron nada bien, desde luego. Y dado que quien había insistido con ir al espectáculo ese, fui yo. Me convertí en el culpable de la muerte de mi hermano…

—...pero fue un accidente. ¿Estás consciente de ello?

— ¡Oh! Lo estoy. En un principio fue duro debido a que ellos me culpaban constantemente, o ignoraban mi presencia, quizás por eso Hans se fue tan súbitamente pero yo me quedé atrás y me sentí un poco solo. En ese momento la única persona cercana a mí, era un amigo heroinómano que trabajaba en un bar a las afueras de Copenhague.

— Entonces caíste en las drogas.

— Yo no quería, pero solamente así podía olvidarme de lo que estaba sucediendo... — Mikkel bajó la mirada, como si todas esas memorias pasasen ante sus ojos de nuevo, como si el dolor pudiera ser sentido en carne viva una vez más, su alma retorciéndose pidiendo piedad ante los horrores vividos. Sus ojos se humedecieron, su azul vibrante se tornó quebradizo y lamentable. Tragó saliva pesadamente. — « ¿Por qué no fuiste tú el que se murió?» ¿Tienes idea de cuantas veces me lo dijeron mis propios padres?… En cuanto pude, escapé de ahí, para perder dos años sin saber nada de mí mismo.

Un escalofrió recorrió a Lukas de pies a cabeza, pero se mantuvo en silencio, mirando a Mikkel, no con lastima ni compasión pero con interés. Deseando saber cómo había terminado en el pabellón. Y anhelando saber si iba a estar bien.

— Mis padres me metieron a una clínica de rehabilitación por petición de mi abuela, quien regresó al país. - se encogió de hombros— se podría decir que funcionó, estoy limpio desde hace dos meses. Pero hace dos días, me trajeron acá, mis propios padres, y no sé por qué.

— Entonces tú no tienes un problema psiquiátrico.

Mikkel negó levemente y Lukas respiró profundamente, asustado de lo que podía estar escuchando.

— Tienes 25, ¿Por qué no te das de alta voluntaria? ¿Tienes trabajo?

—Lo perdí, pero podría buscar otro sin problemas, claro. Tengo una carrera universitaria.

— ¿Entonces?

—El problema es que estoy más seguro aquí adentro que allá afuera.

Lukas entornó los ojos — ¿A qué te refieres?

Mikkel abrió los labios para responder, pero de pronto se encendió una luz roja del lado de la estación de servicio en que Lukas trabajaba. Él suspiró.

—Tengo que ir a atender eso. – dijo saliendo de la habitación 223 y avanzó hasta su cubículo donde pudo notar que la habitación que le pedía era la de un hombre que aseguraba podía ver la causa de muerte de todos los que lo miraran a los ojos.

— ¡La he visto! ¡La he visto! — Gimoteaba el hombre — ¡He visto a mi madre que está muerta y viene por mí! ¡Y por todos! ¡Viene por todos nosotros!

Lukas cerró los ojos ante el escándalo que el hombre se encontraba haciendo y con ayuda de Elizaveta y otra enfermera, lo sometieron para pasarle un calmante.

— ¡Ay diosito! Siempre nos mete cada susto... – comentó Elizaveta cuando por fin la conmoción hubo pasado. — Pero el de la semana pasada estuvo peor.

— ¿Hablas de tu paciente? ¿El que juró que ibas a matarlo?

— Me metió en un problema enorme, de no ser porque pues...está loco, sino capaz que ya estaría tras las rejas.

Lukas rio por lo bajo. A su compañera de trabajo siempre le tocaban los tipos más psicóticos. Como si tuviera una especial mala suerte. Aún recordaba que el primer día de trabajo en el pabellón, Elizaveta se había presentado con él con uno de sus mechones frontales recortados. «Trasladamos a un paciente al asilo pero no quiso irse sin algo mío» había comentado ella en esa ocasión.

Por cuestiones como esa, era que todo el asunto que rodeaba a Mikkel Densen, era a un más misterioso. Los pacientes psiquiátricos que tienen que ser internados, es porque ya presentan alguna clase de comportamiento difícil de manejar, ya sea hostil o en extremo perdido o cariñoso. O una larga de "variaciones" al respecto. Mikkel, el paciente de la habitación 223, era amigable y sensato. No entendía cómo era que siquiera, lo habían aceptado en la institución.

Tras un suspiro, Lukas decidió que por ahora, lo mejor era dejar el tema a un lado y dedicarse a atender a los otros pacientes; Santiago, el hombre que juraba se iba a vengar de un personaje de ficción, se encontraba ya, llamando la atención para recibir su gelatina diaria, la única manera de calmar sus ansias de vendetta.

No fue sino hasta las cuatro de la mañana que Luka se encontró libre de nuevo para regresar con Mikkel. Sin embargo a esa hora, el chico en cuestión se encontraba ya durmiendo plácidamente. Le apagó las luces de la habitación y cerró la puerta.

— Ojalá tengamos otra oportunidad de charlar.

Alrededor de las 6:40 de la mañana, Lukas pasaba por última vez la visita a sus pacientes. Todos parecían estar más calmados y había sido una noche sin mucho contratiempo, por lo cual ahora se encontraba preparando los últimos detalles de su turno. Era ya, la mañana de un lunes y él no estaría de vuelta sino hasta las nueve de la noche del martes. Trabajaba cada tercer día por las noches y casi nunca faltaba al trabajo, no tenía necesidad de hacerlo. A sus 25 nadie le esperaba en casa, no tenía mascotas y la mayoría de su vida social se desarrollaba en su trabajo. La única excepción era Emil, su medio hermano menor, el producto de la infidelidad de su padre con la madre de éste. Sin embargo, Emil tampoco había conocido a su progenitor, su madre, era madre soltera y ellos, contra todo pronóstico, eran la única familia de Lukas. Él no podría culpar a esa mujer que se había enamorado del hombre incorrecto y que por eso le había creído todas sus mentiras.

A veces, Lukas se preguntaba en cómo sería su vida si él fuese más asertivo en esos temas como Feliks, a quien literalmente, le importaba poco lo que otros pudiesen llegar a decir de su persona. A menudo sacaba citas con chicos que conocía en algún bar o un café – o más recientemente en el mismo hospital aun cuando estaba prohibido- Pero aquello era una imagen de sí mismo que Lukas no podría ni concebir mentalmente. Si, se sentía solo y quizás una novia le ayudaría mucho al respecto pero él, tan enfrascado en su profesión, difícilmente pensaba en cómo dar un paso adelante con una mujer, además de que rara vez iba con los otros a tomar algo. El punto es que a ese instante de su vida, su soltería parecía casi inquebrantable y lo peor era que por alguna razón no pensaba que fuese estrictamente necesario conseguir una pareja. Ya en ocasiones anteriores, Feliks con todo el descaro del mundo le había insinuado que se "consiguiera un hombre" pero el polaco solamente encontró la negativa por parte de Lukas y una mirada tan pesada que si hubieran sido dagas, éstas le hubiera perforado la garganta en un solo instante.

A las 7:00 Lukas pasó por última vez en el día a la habitación 223 y vio a Mikkel aún dormido. Por unos segundos se imaginó lo que sería estar en su posición, resguardado en un pabellón para enfermos mentales sin realmente estarlo por un aparente capricho familiar. Sonaba poco lógico y había algo extraño en todo ello. Aun así el sentimiento de tristeza le invadió. Entonces reflexionó, si Mikkel se sentía más seguro en el pabellón, era porque se sentía en peligro fuera de ahí, viéndolo del punto de vista clínico, pareciera que el chico tenía un delirio de persecución «Paranoia» y que tristemente, si estaba enfermo.

Suspiró levemente acomodando las sabanas que le cubrían, haciendo lo mínimo para que el chico pudiese descansar mejor. Pero de alguna extraña forma, el peso en su corazón no lo abandonó en absoluto, ni siquiera cuando salió del edificio rumbo a su hogar.

Tenía un mal presentimiento.

Fin del capitulo uno


¡Gracias por tomarse la molestía de leer!

Una historia 90% angst , espero que les guste! y recuerden, se agradecen sus comentarios uwu ~