Feliz no cumpleaños RoseWeasley13.

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El Slytherin y la Gryffindor.

Capcher I: La Serpiente y el León.

Y ahí estaba otra vez. Sola escribiendo en silencio sobre una de las mesas de la Sala Común de Gryffindor. Aparentemente haciendo el largo escrito en pergamino que había encargado el Profesor Snape hace un par de horas sobre los licántropos.

La observaba cautelosamente por la puerta entre abierta de la Señora Gorda hacia la casa de los Leones. Esta le gritaba que se largara, su horario; avisando que ya era tarde. No le hacía caso, se quedaba ahí, petrificado. Al compás de la pluma marcando el papel.

La había espiado involuntariamente desde hace más de tres años. A la Balance, sangre impura. La había observado desde lejos para asegurar su bien estar. Le había dedicado juegos de Quiddith en secreto cada vez que ganaban. Y la había insultado intentando no revelar sus sentimientos. Con una simple mirada te mataba por dentro; te consumía, te hacía hacer cosas que no.

Te perdías en sus ojos color zafiro y por más que querías y buscabas no encontrabas la salida.

Pero está mal pensar en esto. En sentir esto. Pues eres una Serpiente, un gran rival. Eres el que representa esa casa, y también el líder del equipo de Quiddith.

Estúpida sangre, estúpida vida y estúpidos sentimientos. Te repetías todos los días, sacudes ligeramente la cabeza y susurras que la amas. Te alejas siendo, como único testigo de tus sentimientos, el cuadro de la Señora Gorda. Esta sonríe, cautivada. Por el inigualable azabache que pasaba todos los días por ahí, asegurando que su amor cumpliera su horario, sin nadie a su lado.

~ O ~

Caminabas por las burlas que te gritaban cada uno de ellos. Por los pasillos. Incrementabas el paso, disimulando que no te importaba. Querías llorar, todos los días era lo mismo. Te insultaban como un simple pedazo de basura, inservible, inútil y estúpido. Te querías morir ante ellos para no sentir esa opresión en tu inocente corazón. Y lo mirabas a los ojos, esmeraldas. Querías encontrar la respuesta a todo. Pero no lo encontrabas.

Te mira con repugnancia. Sólo porque eres una Gryffindor.

Y los odias, ya que no tienes opción. Pero lo quieres; pues el había sido tu primer amigo, en el tren de la estación. Recibieron diferentes casas, rivales; y con el tiempo se fueron alejando hasta el presente. Ya con cinco años en la escuela.

Te duele perderlo y aún no lo superas, y el único que te consuela es el gran Ash Ketchum; el capitán de Quiddith que te venga los insultos con victorias. E inevitablemente te habías enamorado de él. Tu ángel protector. Tu segundo amigo, tu primer amor.

Azabache - como él - con un par de orbes color chocolate, te derrites. Lo amas, te sonrojas. Es el dueño de tu falta de pulso, de tu corazón, de tus sonrojos y tu ser. Pero aún así deseas a tu amigo devuelta.

Y no sabes que te odia por tener otro amor que no sea él. Pero te ama, y no es capaz de sentirlo realmente en su corazón.

~ O ~

Estaban ambos en la clase de pociones con el Profesor Snape. Él estaba consumido completamente, sin saber ya de qué hablaba. Era tanta información que…

Pero tú. Estabas tan fascinada como siempre; escribiendo todo lo que decía el azabache profesor. Sola en la primera banca, con tu piel delicada y pálida ligeramente sonrojada. Tu color natural. Y sientes una mirada clavada en ti y sólo en ti, te sientes especial.

Giras bruscamente para atrás e inspeccionas con delicadeza a cada uno de los Gryffindors, incluso a algunos de los Slytherins.

Pero no encuentras a nadie. Sólo algo anormal, Harry Potter leyendo.

Una voz conocida te llama. Te sonrojas, es él. Pero al mismo tiempo porque te nota distraída, te giras hasta tu lado y lo notas, arqueando una ceja, ríes por los nervios y te consumes en su mirada color chocolate. E intentas que el profesor no te descubra en susurros:

-¿Qué pasa, May?-Te pregunta interesado el Ketchum arqueando una ceja, preocupado. Agita un poco su pluma y susurra tu nombre, cómo te gusta. Lo vez a los ojos y te sientes amada. Te tiembla un par de veces la voz y tartamudeas con torpeza…

-N-nada, Ash. No me pasa nada.-Pero no te das cuanta de que una fulminante mirada te observa desde lo lejos, a ti y al capitán.

Igual cómo lo hace en cada partido ganado por los Leones sobre las Serpientes. Nada cambiará si ambos no dan el primer paso. Él su confesión y la respuesta. Pero antes despejar del mapa a ese bastardo del Ketchum y no sólo a él si no también a Kenny, Paul, Gary y a muchos más que intentan robar tu corazón. Incluso de su propia casa: Draco. Drew. Pero debes pensar en el dicho: "En la guerra y en el amor todo se vale".

-Idiota...-Susurras mientras intentas distraerte con la literatura, mirando atravez del libro a ambos. Cada vez más sonrientes...

Fin del Capitulo I