La Tercer Entidad: Otra Puerta

Capítulo 1

Verano, maldito verano. Tres meses para broncearte hasta con los rayos de la luna. Mientras los plebeyos se congregan en las playas nudistas, nosotros, los ricos bien vestidos y perfumados, realizamos elegantes fiestas de té en el Club ¿Quiénes somos? ¿Las gemelas Hitachiin?

A veces añoro aquel tiempo en que Kaoru y yo hacíamos lo que queríamos. Hoy en día nos limitamos a nuestro papel y lo interpretamos al pie de la letra, pero últimamente… Kaoru ha estado improvisando.

A menudo, cuando la luz de la luna entra por la ventana, hay algo diferente en nuestra habitación, algo ausente.

Así fue esa noche. Mientras sudaba desnudo en la cama dando vueltas y enredándome con la sábana, mis ojos se entreabrieron y me encontré con la más espantosa realidad: la cama de Kaoru vacía, tendida y bien arreglada.

Por un momento me asusté al no ver a mi hermano, pero luego recordé que habíamos dormido juntos. Sin duda ahora estaría incómodo en el piso y se quejaría toda la mañana.

Esbocé mi sonrisa más inocente, aunque era totalmente culpable, y asomé mi cabeza por el borde de la cama. Hmmm… Kaoru no estaba. Hallé nada más que ropa y zapatos tirados, y su pijama. ¿Dónde…?

Entonces empecé a recordar: No era la primera vez que despertaba en medio de la noche y no lo veía, sucedía casi todas las noches. Y a pesar de que lo buscaba, jamás lo encontraba. Simplemente... se desvanecía.

La cabeza me colgó cerca del suelo. ¿Qué tramaba Kaoru? ¿Por qué se escabullía? ¿Por qué no dejaba una nota? Seguramente ignoraba que yo despertaba en las noches.

Además, siempre olvidaba el celular sobre el colchón de su cama. ¿Lo olvidaba o…? Yo creo que lo dejaba para que nadie, o sea yo, lo molestara con mensajes de hermano mayor.

Me parecía extraño que mi gemelo me guardara un secreto. Tenía que despabilarme para pensar más claramente, pero mi cara se hundió en la almohada con tan solo hacerme a la idea de que tenía que levantarme.

Apenas estiré mi brazo hasta el piso, y sin mirar, recogí ropa del suelo: un pantalón negro que había cortado por la rodilla y una musculosa roja. Me senté en la cama y me vestí con pereza, me puse las ojotas y me fui a los jardines detrás de la mansión.

No existía ni el murmullo de los árboles cuando sus hojas son mecidas por algún tipo de soplido o brisa, ni siquiera el aleteo de un mosquito. Estaba en el núcleo del infierno más cruel.

¡Y cómo detestaba sudar! Qué envidia me daba Kaoru que volvía temprano todas las mañanas, fresco y radiante como una hoja llena de rocío en la madrugada. Llegaba con un extraño olor y su ropa parecía un poco desalineada, como si alguien lo hubiera manoseado; pero sus ojos, oh sus ojos, me miraban con un brillo que opacaba mil soles.

Yo primero me hacía el dormido, claro, mientras Kaoru caminaba de puntillas hasta la cama y se acostaba a mi lado.

Tenía muchas ganas de decirle "Mírate hermanito ¿qué has estado haciendo? Anoche volviste a desaparecer, eh ¡A dónde rayos fuiste!"

Pero lo único que podía hacer era fingir un silbido parecido al ronquido, pero más sexi, y luego levantarme y aparentar que todo era normal.

Tal vez Kaoru sentía la sábana empapada de sudor y por eso se iba de la cama. Pensé en eso mientras caminaba por los jardines y me olí las axilas. Hasta ese punto llegaba mi incertidumbre. ¿Qué motivo se escondía detrás de sus misteriosas escapadas a mis espaldas?

Trataba de encajar las piezas que tenía pero el silencio me desconcentraba: la soledad de uno me acechaba constantemente, cada vez más cerca de mí.

¡Y entonces…! un débil soplido del viento me acarició. Quise llorar. ¿Una pobre brisa? ¿Eso es todo? Maldición, me irrité aún más.

Desvié mis pensamientos hacia Kaoru otra vez. ¿Por qué ridícula razón, tenía yo que esperar hasta la mañana para poder ver a mi propio hermano gemelo?

Una gota caliente y perfecta de sudor se deslizó por mi cien… al demonio, estaba harto. Necesitaba refrescar mi sobrecalentada cabeza.

Por lo menos, eso no era problema en los jardines gracias a esas fuentes gigantescas que escupían agua fresca a borbotones.