Aelita y el misterioso libro mágico

En Francia hacia una noche genial con muchas estrellas. Seria perfecta si una niña parase de gritar…

(Aelita POV)

Estaba soñando. Soñaba que estaba con una chica muy parecida a mí. Estábamos en la Torre Eiffel mientras muchas cartas caían. Yo estaba en el filo de una terraza y me tire.

-¡Ah!- grite mientras mi despertador sonó.

-Menos mal. Era todo un sueño.- me consolé.

Mire el reloj. Las siete y media de la mañana. Me vestí y baje corriendo a la cafetería.

-Mirad, ahí viene Aelita.- dijo Odd nada más verme.

Sonreí y les salude.

-Siéntate aquí, Aelita.- dijo Yumi señalando la silla que tenia al lado de ella.

Yo asentí. Yumi era como una hermana para mí. Era genial y mi mejor amiga.

Los chicos casi habían acabado de desayunar pero me esperaron.

-¿Y Jeremie?- pregunte al no verle.

Jeremie era un chico muy tímido pero era muy inteligente. Lo malo es que no se relacionaba mucho con la gente y yo le tenía un aprecio especial…

-¡Oh! No sé. Aunque tampoco es que sea algo raro el que no venga.-contesto Ulrich.

Ulrich era el novio de Yumi. Ellos decían que no eran novios pero estaba muy claro que se querían.

Al igual que Yumi, Ulrich era como mi hermano mayor que me protegía y cuidaba.

-Bueno, ¿Vamos?- me pregunto Ulrich al verme terminar.

-Si.

Al salir nos encontramos con Jeremie.

-Hola.- nos dijo con una sonrisa.

-Hola.- le contestamos Ulrich y yo.

Yumi y Odd se habían adelantado a clase. Yumi me dijo que era porque me quería enseñar una cosa y Odd nada más ver a Jeremie se fue.

Estábamos llegando al patio y aun quedaba tiempo para empezar las clases pero Jeremie me dijo:- Lo siento me tengo que ir. Tengo que hacer unas cosas. Adiós.

Al despedirse me lanzo un caramelo. Yo lo cogí y me sonroje.

-Jeremie…- susurre.

-Hola.- saludo alguien a mi lado.

-Yumi.- me sorprendí al verla tan cerca.

-Tendrías que haberte visto la cara. Estaban tan guapa sonrojada cuando Jeremie te lanzo el caramelo.- dijo Yumi sonriendo.

-Bueno, ¿Qué era eso que querías enseñarme?- pregunte cambiando de tema.

-¡Oh! Esto.- me dijo mientras sacaba una cámara.- Últimamente me he aficionado mucho a la cámara y he decidido que te voy a grabar.

-¿Qué? ¿Por qué?- pregunte asombrada.

-Porque al ser medio nueva en este mundo me encanta que vayas aprendiendo las expresiones de la gente.- me dijo Yumi sonriendo.

Yo lo recordé. Lyoko. Hace unos 3 años había estado encerrada en un mundo virtual por unas cosas de trabajo de mi padre. Era un trabajo muy difícil y por culpa de eso a mi madre la secuestraron. Mi padre era muy listo y por eso tenía ese trabajo. Cuando descubrió que lo que estaba haciendo era para matar a la humanidad dejo su trabajo y huyo. Encontró una fábrica e hizo un universo virtual y a un virus llamado X.A.N.A. para acabar con el proyecto que había hecho en su trabajo. Pero no le salió bien y cerró el superordenador. Por suerte unos años después mis amigos Yumi, Ulrich, Odd y Jeremie me descubrieron y estuvimos luchando contra X.A.N.A. hasta destruirlo.

-¿Me dejaras que te grabe?- me pregunto Yumi al ver que no decía nada.

-Ok.- dije sonriendo.-Aunque hay cosas mucho más importantes que yo.

En ese momento sonó el timbre.

-Bueno me voy. Hasta luego.- se despidió Yumi.

Yo me dirigí hacia clases y al llegar me senté al lado de Odd.

Estábamos dando historia pero como a mí me parecía un poquitín aburrida me puse a dibujar lo que había visto en el sueño.

-Es una cosa muy bonita… ¿Qué es?- me pregunto Odd.

-¿El que, esto?- dije señalando a mi dibujo.

-Aelita, continua leyendo.- me dijo el profesor Gilles.

-Si. ¿Por dónde vamos?- le susurre a Odd.

-Comienzo de la pagina 19.- me contesto Odd.

Empecé a leer mientras me daba cuenta de una cosa. Odd me había contestado bien a mi pregunta. Había estado atendiendo. ¿Sería que estaba cambiando?

Después fui para el gimnasio. Allí me tocaba ir a teatro musical.

Ese día tuvimos que hacer el papel de las animadoras.

Ya sé que diréis que es un poco raro pero así es nuestra profesora Wendy.

Primero me dijo a mí que cantase un trozo del musical de las animadoras delante de las alumnas.

Yo que era un poco tímida me sonroje un poco pero fui sin hacerles esperar.

Al terminar vi como todo el mundo que se había apuntado me estaba aplaudiendo.

-Bien, ahora vamos a trabajar con los bastones.- anuncio Wendy.

Cuando nos iban entregando los bastones vi como en la ventana estaba Sissi mirando.

Esa chica era un incordio pero bueno.

Empezamos con los bastones. Después de unos cuantos tiros mi bastón se convirtió en uno totalmente diferente. Era rosa y tenía una especie de cabeza de ave en el extremo con un pico rojo.

Al desconcentrarme el bastón me dio en la cabeza.

Todo el mundo se quedo sorprendido puesto que nunca me había equivocado con este ejercicio.

-Bueno, llevaros los bastones para practicar.- dijo Wendy.

Al terminar las clases me reuní con Ulrich, Yumi y Odd.

-Chicos voy a ir a la Ermita, ¿alguien me quiere acompañar?- pregunte.

-Lo siento tengo que ir a futbol.- se disculpo Ulrich.

-Yo lo haría encantado pero tengo unos asuntillos que hacer y ahora me iré a casa con mis padres y hermanas.-me dijo Odd.

-¿Ha pasado algo grave?- pregunte preocupada.

-No tranquila, no es nada.- me dijo Odd con una sonrisa.

-¿Pero volverás pronto?- le pregunte aun preocupada.

-Estaré aquí lo antes posible.- me dijo mientras me guiñaba el ojo.- Adiós, princesa.

Yo me sonroje. Algo que Yumi noto.

-Espera un momento. Te sonrojas con Jeremie pero también con Odd. ¿Eso qué significa?- me pregunto Yumi confundida.

-Ni yo misma lo sé.- suspire.

-Bueno pues te dejo. Tengo que ir a cuidar a mi hermano. Adiós.- se despidió Yumi.

Yo me dirigí hacia la Ermita. A menudo iba allí para pasar el rato y este era uno de esos momentos.

Por el camino fui practicando con el bastón.

Cuando llegue a la casa entre. Pasó un minuto y de repente oí un ruido. Mire asustada hacia la biblioteca de mi padre. Cogí el bastón y abrí la puerta.

Fui adentrándome poco a poco muy asustada. Cuando estuve en las estanterías fui mirando una a una. Parecía que no había nadie. Me quedaba la última y cada vez oía más cerca el sonido.

Me asome pero no vi nada. Estaba segura de que de allí provenía el sonido. Me di la vuelta para ver si había alguien escondido pero no vi a nadie. De repente oí otro ruido detrás de mí y me gire.

Había un libro brillando.

Como hipnotizada me fui acercando al libro y cuando lo iba a tocar dejo de brillar.

Aun así lo cogí y el bastón se me cayó al suelo. Era una de las cosas que había visto en mi sueño.

-El libro.- susurre.

En ese momento la cerradura que tenía se abrió y sin querer grite.

Al ver que no pasaba nada lo abrí. Vi que en un hueco del libro había unas cartas grandes.

Di la vuelta a la primera. Tenía una especie de persona con alas que la envolvían. Ponía unas letras en ingles abajo del todo.

La fui traduciendo mientras andaba un poco hacia la lámpara que había unos pasos más adelante.

-¡Ventisca!- exclame al saber lo que ponía.

En ese momento la carta se ilumino y en el suelo apareció un círculo raro.

De repente hubo mucho viento. Tanto que me echaba para atrás mientras gritaba.

Me encontraba en el centro del círculo mientras sostenía la carta en alto.

El viento ahora arrastraba todo para arriba. Era tan fuerte que las cartas se volaron y como eran mágicas se fueron fuera de mi casa.

Cuando el viento paro vi que todo estaba en orden menos el libro. Se había quedado sin cartas y yo solo tenía la de ventisca.

Me puse triste porque era algo de mi padre y no quería perderlo.

De repente el libro empezó a brillar otra vez mientras salía una especie de hadita de la portada del libro.

-¡Hola!- me saludo.

Yo me quede anonadada. Era un hada y hablaba. Pero espera un momento, no tenia por que extrañarme. Al fin y al cabo mi mundo era así. Lleno de fantasía.

-Gracias por despertarme.- me dijo mientras me sonreía.

-De nada.- dije aun asombrada.

-Gracias por sacarme de ese libro. Creí que me quedaría ahí de por vida.- me explico la hadita.

Era un hada pero no era chiquitita. Era más bien de tamaño medio. No era ni de mi altura ni una hormiga.

Tendría el tamaño de un marco de fotos en vertical.

-¿Quién eres tú?- pregunte extrañada.

-Soy Taelia. La guardiana de este libro. Mi madre era una hechicera e hizo este libro para guardar las cartas que había en su reino. Estaba destruyéndolo y ella fue la gran hechicera que salvo su mundo. Pero unos hombres muy malos que también tenían poderes querían este libro para hacer el mal así que mi madre me dijo que tenía que cuidar el libro y gracias a mis poderes me metí en él para cuidarlo. Cuando a mi madre la secuestraron mi padre guardo el libro en su biblioteca y aquí estoy.- explico Taelia.

-Pero, ¿Qué hace aquí si esta es la biblioteca de mi padre?- pregunto Aelita extrañada.

-También es la de mi padre.- dijo Taelia sonriendo.

-Entonces… ¡¿Somos hermanas?- pregunto Aelita asombrada.

Taelia asintió.

-¿Mi hermana es un hada?- pregunte extrañada para ver si era verdad.

-Ya te lo he dicho. Soy así porque soy la guardiana de este libro pero yo puedo ser una chica como tú.- me explico Taelia.

-A ver enséñamelo.- dije no muy confiada.

-Mira.

Taelia cerró los ojos se dio la vuelta hacia donde deberían estar las cartas y extendió los brazos.

Taelia, extrañada al ver que no sucedía nada abrió un ojo. Casi se cae del susto.

-¿Dónde están las cartas?- pregunto preocupada.

- ¿Se parecen a esta?- le pregunte enseñándole la de la ventisca.

-Si, ¿Dónde están? ¿Las tienes tu?- pregunto Taelia esperanzada.

-No. Mira te explico lo que paso. Al decir ventisca se formo un gran viento y como tenía el libro abierto… las cartas se fueron volando.- dije intentando que no se enfadase mucho.

- Ah claro es normal porque… Espera un momento, ¿Has dicho que se fueron volando?- pregunto Taelia con paciencia.

Yo asentí.

-¡No! No puede ser. No.- gritaba Taelia.

Yo mire el reloj. Era hora de volver a la academia.

Por la noche…

Intente comerme todo muy rápido para así poder estar con mi hermana en mi cuarto. Mientras tanto Ulrich me miraba con cara rara.

Odd aun no había vuelto y Yumi estaba con su hermano.

-¡Ya acabe!- dije levantándome a toda prisa.

-¿Dónde vas con el flan?- pregunto Ulrich extrañado.

-Es por si luego me entra hambre. Que aproveche.- dije corriendo hacia mi cuarto.

-Chicas…- oí suspirar a Ulrich.

Cuando entre en mi cuarto vi a Taelia levitando, intentando saber donde estaban las cartas.

-¿Qué tal?- pregunte.

-Uffff es muy difícil. Las cartas parecen estar por toda la ciudad.- dijo Taelia.

-Toma.- le dije entregándole el flan.

-Muchas gracias.- dijo Taelia mientras empezaba a comer.- ¿Sabes? Esas cartas pueden ser peligrosas. Tienen vida propia y mucho poder. Puede causar mucho daño si no está en manos adecuadas.

Yo baje la cabeza avergonzada y triste.

-Por eso tengo que encontrarlas y guardarlas y tu vas a ayudarme.- dijo Taelia señalándome.

-¿Yo?- pregunte extrañada.

-Si tu. Serás de gran ayuda para poder encontrar todas las cartas. Además eres mi hermana y me tienes que ayudar porque si y punto.- dijo Taelia.

-Uf que mandona.- dije.

-¿Qué has dicho?- pregunto Taelia enfadada.

-Nada.- dije mientras ponía una sonrisa inocente.

-Oye lo de que nuestra madre tenía poderes… ¿Eso significa que yo también?- pregunte ilusionada.

-Tú has abierto el libro. Así que supongo que sí.- dijo Taelia ilusionada.

-Bueno, ¿Y ahora qué?- pregunte.

-Lo primero dime tu nombre.- me dijo Taelia.

En ese momento caí. Aun no le había dicho como me llamaba.

-Aelita.- conteste.

-Ok, ponte ahí.- dijo señalando unos pasitos más atrás de donde yo estaba.

Di los pasos y de repente todo se volvió oscuro. Mire hacia el suelo y vi que estaba el mismo circulo de antes.

-Muy bien. Llave del sello.-llamo Taelia.

Entonces de la cerradura del libro salió un colgante con la cabeza de pájaro del bastón.

Se me acerco a mí mientras Taelia decía:- Esta chica que es mi hermana guardara la sagrada promesa. Se llama Aelita. Llave dale el poder suficiente para poder ayudarme a capturar las cartas. Libera el poder… ¡Ahora!- dijo Taelia.

El colgante empezó a brillar tanto que tuve que taparme los ojos.

Entonces vi como el colgante se convirtió en el bastón de la clase de teatro con el pájaro en la cabeza.

Instintivamente lo fui a coger.

Al tocarlo el bastón se hizo más largo mientras Taelia me animaba.

-¡Muy bien! Yo te nombro cazadora de cartas.- me dijo sonriendo.

En ese momento volvimos a mi cuarto.

Estaba la ventana abierta y hacia mucho viento. Yo que ya me había puesto el pijama me acerque a la ventana a cerrarla.

-¡Aelita!- dijo Taelia señalando hacia el cielo.

En ese momento una especie de fénix apareció por el cielo.

-¡¿Un fénix?- pregunte extrañada.

-Es una de las cartas.- dijo Taelia.

-¿Qué carta?- pregunte.

-La Carta Vuelo.- me contesto.- ¡Vamos a por ella!

-¿Qué? ¿Ahora? Es de noche.- proteste.

-¿Quieres que el mundo se destruya con todos tus seres queridos por culpa de que sea de noche y que no quieras ir a por la carta?- pregunto Taelia enfadada.

-No, claro que no pero…- me intentaba disculpar.

-Pues adelante, cazadora de cartas. Empieza tu trabajo, tu misión.- me dijo Taelia.

Salimos corriendo hacia el bosque y vi a la gigantesca criatura.

-¿Y quieres que me enfrente a eso y encima con pijama?- pregunte asombrada.

Taelia asintió y añadió:- Deja ya de ser tan pesimista. Adelante.

El fénix abrió la boca causando mucho viento que nos echaba hacia atrás.

Llego un momento en el que su fuerza era tal que me levanto por los aires. Menos mal que estaba mi hermana para cogerme y para que no me cayese.

-Ufff por poco.- suspire.

-Aelita, activa tus poderes.- me dijo Taelia.

-¿Qué?- pregunte aun un poco aturdida.

-Haz lo que te enseñe antes, rápido.- me ordeno otra vez la mandona de mi hermana.

Saque la llave de la cabeza del pájaro de mi bolsillo y la mire. La puse en la palma de mi mano mientras extendía el brazo y decía:-¡Oh llave que ocultas los poderes de las tinieblas! Revélame la naturaleza de tu verdadero poder. Te lo ordeno por el rango que me ha sido otorgado. ¡Libéralo ahora!

Mientras tanto la llave brillaba y se convertía en el pequeño bastón. Cuando lo toque se alargo.

Cogí el bastón y me lo puse cerca del corazón.

-Muy bien. La Carta Vuelo necesita viento para volar así que usa la Carta Ventisca para atraparla. Acércate todo lo que puedas.- me explico Taelia.

-¿Qué?- pregunte asustada.

-Confía en mí.- me dijo mi hermana.

Yo asentí. Cuando iba a acercarme vi como el fénix venia hacia nosotros y menos mal que me agache.

-¿Ahora qué hago? Se ha ido.- dije preocupada.

-Utiliza la Carta Ventisca.- me dijo Taelia.

Saque la carta de mi bolsillo pero al ver que el fénix volvía me volví a agachar.

Ahora el fénix venia hacia nosotros y yo corría a más no poder.

-Tengo una idea.- dije.

-Por fin.- me dijo Taelia.

Yo la ignore y corrí mucho mas adelantándome al fénix. Ahí active la Carta Ventisca y fui volando hacia la espalda del fénix.

-Por favor Viento forma una cadena y atrapa a este pájaro.- le suplique a la Carta Ventisca mientras el circulo aparecía otra vez.

La lance hacia delante la carta y con mi bastón le di a la carta y exclame:-¡Ventisca!

Entonces vi como el dibujo de la carta se hacía real y se transformaba en una cuerda que ato al fénix.

Cuando llegue al suelo dije:- Como cazadora de cartas te ordeno que recuperes tu forma original. ¡Ahora!

Di con el bastón en el aire y apareció la silueta de una carta mientras se absorbía al fénix.

Caí al suelo, al igual que la carta, de lo agotada que estaba.

-Dios mío. Que susto. Creí que de esta no pasaría. Que me moriría.-dije mientras se me saltaban unas lagrimas.

-Oh vamos según me contaste has pasado por cosas peores.- me intentaba tranquilizar mi hermana.- Bueno ahora toca la carta que hay en el suelo con el bastón.

-¿Por qué?- pregunte curiosa.

-Tú hazlo.- me contesto.

Hice lo que me dijo y me encontré subida a mi bastón y volando. Era una sensación maravillosa.

-Es genial.- dije con una gran sonrisa en la cara.

Bueno y hasta aquí este capítulo. Espero que os haya gustado. :D