Los caprichos de Draco

Respuesta al reto # 23 del Drarrython. Un drabble drarry que esté inspirado en la frase: "Lucius sabrá de esto".

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Harry estaba estupefacto de escuchar aquella amenaza de los labios del rubio.

Es decir, sabía que su pareja era un muchacho consentido y caprichoso, ¡pero esto era el colmo!

Draco se encontraba arrojando toda su ropa dentro de un baúl que parecía no tener fondo. Harry le observaba desde la puerta de la habitación que había compartido los pasados seis meses con aquel… rubio oxigenado e irracional, sintiéndose totalmente furioso e impotente. Sus manos se cerraron en puños y su mandíbula estaba tan tensa que le dolía el rostro ruborizado de estupor.

-No puedo creer que me hagas esto, Potter -decía una y otra vez como un mantra.

Harry abrió sus ojos horrorizado cuando le escuchó. Cuándo… descaro, por el amor de Dios.

-Yo no te estoy haciendo nada, Draco. ¡Eres tú quien ahora quiere abandonarme, joder!

Draco se detuvo un momento, le sacó la lengua a Harry, y después siguió arrojando cosas dentro del baúl. Harry no recordaba que el otro tuviera tantas cosas para llevarse… pero qué diablos, ¡estaba tomando algunos de sus prendas de ropa también! ¡Aquella mala imitación de Veela, ahora quería estrangularlo!

-Puedes estar seguro que Lucius sabrá de esto –continuó el rubio su ataque verbal.

Harry resopló, mitad de amargura y mitad de incredulidad.

-Claro, porque Lucius me da tanto miedo. Después de Voldemort es la persona que más me aterroriza en el mundo, puedes estar seguro de eso.

Draco volvió a detenerse, aunque esta vez parecía que iba a echarse a llorar.

Harry dio un paso atrás, desconcertado por esta nueva faceta de su pareja.

-Anda, Harry, no seas malo ¡Sólo una vez!

Harry estaba furioso ahora.

-Tienes que estar bromeando conmigo, ¿no es verdad?

Draco abrió muy grandes sus ojos plateando tratando de asumir una imagen desvalida y suplicante.

-¡Por favor, Harry! ¡Por favorcito…!

Harry casi se come el cuento al principio, pero luego recordó que vivía con una serpiente rastrera que era capaz de hacer cualquier cosa con tal de manipularle. Y maldita sea si no lo había hecho con éxito en el pasado. Pero ya no más. Lo que le pedía ahora era demasiado y no iba a hacerlo. Punto y final.

Así que respondió francamente.

-¡No, Draco, no pienso darte un masaje en los pies!

Escrito originalmente el 22 de diciembre de 2011

Corregido el 11 de enero de 2012