Bueno, hace mucho que no escribía nada, o almenos que no subía algo acá...e_e. Esta vez empiezo con un fanfic de ColonnelloxLal Mirch, la mejor pareja -a mi juzgar- de KHR! ù_ú9. Les advierto que pienso clasificarlo en "M" por futuras escenas no aptas para menores, que incluyen sexo y violencia...así que lean bajo su propia responsabilidad (?).
Ya, sin más que decir, ¡a leer!
He's a rebel...and I am too
Abrió sus ojos solemnemente, otro día daba inicio, y no era uno común precisamente, hoy recibiría a su nuevo batallón…era su deber iniciarlos en la milicia y entrenarlos, hacer de ellos hombres dignos de presentar pelea ante cualquiera…entonces suspiró, siempre le dejaban lo peor a ella.
Se levantó y duchó, para luego colocarse su siempre perfecto y pulcro uniforme, salió de la casa de oficiales y se acercó al soldado que aguardaba allí por ella. Éste, al verla, retomó su postura firme, e hizo el saludo militar correspondiente al hacerlo Lal.
- Bien, soldado, ¿cuáles son las estadísticas?—preguntó mientras emprendía la marcha hacia el jardín primero de la base, donde conocería por vez primera a su escuadra.
- Están todos, mi sargento…bueno, casi—respondió haciendo memoria.
- ¿Casi?—Lal volteó a ver al hombre a su lado, sorprendida, era muy extraño que los reclutas llegaran tarde…sobre todo el primer día.
Sin embargo no pudo escuchar la respuesta del aludido, pues habían llegado a destino, rápidamente todos los presentes, los novatos, voltearon la cabeza al escuchar los pasos de las botas de Lal, la mujer sonrió levemente, les sorprendía la presencia de una fémina como superior.
- ¡Cadetes! ¡Formen filas!—demandó sin una pizca de duda, con fuerza, eran las 6 de la mañana y ella se hallaba en todo su potencial.
Rápidamente los presentes formaron cinco hileras de once…allí fue cuando la sargento instructor confirmó la ausencia del novato número 56. Ese mismo que se hallaba saltando la cerca ahora mismo, y que corría con el uniforme fuera de lugar esquivando a los soldados de guardia que intentaban detenerle.
El hombre alcanzó a la tropa y se detuvo frente a la sargento, apoyando las manos en sus rodillas y respirando agitado.
- ¡C-casi no llego, kora!—dijo cuando logró recuperar el aliento.
- Y no lo hizo, recluta. —le informó la mujer a modo de respuesta, con el rictus severo—Nombre y edad.
- ¿Eh?—el muchacho alzó la vista, se irguió ante Lal con actitud socarrona y se revolvió el cabello—Colonnello, 18 años, kora.
- No es "kora", es "mi sargento"—le corrigió, algo mosqueada—y la próxima vez que llegue tarde, se las verá duras, novato. Ahora regrese a la fila. –cuando el rubio se situó en su lugar, carraspeó y comenzó a hablar—Buenos días, soldados, soy la sargento instructor Lal Mirch, estaré a cargo de su entrenamiento desde hoy hasta que estén listos para presentar el examen de aspiración a cabos. Desde el principio quiero advertirles que aquí no habrá preferencias, no habrá condescendencia, y sobretodo, no habrá excusas. Se levantarán todos los días a las 5 AM, el entrenamiento inicia a las 6, al soldado que llegue tarde se le aplicará un castigo…
Así, continuó su explicación de lo que harían allí por casi cuarenta minutos.
- ¡Oye, kora! ¡¿Cuándo es la hora de la comida, kora?!—inquirió Colonnello luego de su decimoquinto bostezo, Lal sólo le vio de forma reprobadora.
"Éste no llegará al fin de semana…" concluyó en su mente.
Continuará...
