Ahora tenía que llegar de nuevo a ese lugar donde esos pensamientos de mi infancia me perturbaban pero no me importaba, ahora era mucho más fuerte… físicamente me transforme y mentalmente también, era mucho más pensativa y analítica en una situación. Mucho más maliciosa que antes y sarcástica con cualquiera. Tenía un humor realmente negro algunas veces… ahora como sensei de esa academia de pobres ninjas jóvenes sentía un respeto. Si. Fue por mi misma que eso se creó en ese ambiente. No me gustaba hablar mucho y menos expresar mis cosas pero si tenía compañeros en la cual podía creer que establecía una conversación de adultos. Ya no era una niña… allí no llegue a hacer amigos ni mucho menos a buscar algún romance… solo quería cortar cabezas y tener un puesto donde podía ser respetada…
-Hola, Anko buen día –me saludó Kurenai-
-Hola… ¿Qué tal? –respondí desganada mientras mis parpados se sentían debilitados esa mañana-
-¿No dormiste?
-No mucho… y ¿Para qué nos citaron a esta reunión? –Pregunté con curiosidad-
-Es simple –sonrió ella- a partir de la próxima semana se trabajara con un compañero-
Abrí mis ojos como platos.
-No te entiendo…
-Sí, escuche acerca de ello ayer… creo que con tantos alumnos y tanto trabajo este año un compañero es mucho mejor…
-Creo que es absurdo… realmente es absurdo. No necesito un compañero…
-Cálmate… es mucho mejor para trabajar.
Voltee mis ojos y deje lo conversación hasta allí. No me agrado para nada aquella noticia de estúpida en la cual tenía que compartir mi lugar con otro… estaba segura que si eso pasara yo tenía que actuar mucho mejor.
