Este fic participa en el minireto de diciembre para El Torneo de los Tres Magos del foro "La Noble y Ancestral Casa de los Black".
Disclaimer:Potterverso perteneciente a la célebre J. .
Palabras: 350 según Word, sin contar notas de autor. Algún día lograré escribir algo que no llegue al límite.
Personaje: Alice Longbottom
Tu desgarrador alarido quiebra el aire de aquel 25 de diciembre. El dolor crece y se transforma en un sonido agudo, punzante, que llena tus oídos y tu mente. Sientes entonces el frío suelo contra tu mejilla, formando un repulsivo contraste con el calor de la sangre que resbala por tu piel. Los bordes de tu visión comienzan a oscurecerse, arrugándose y contrayéndose sobre sí mismos como las esquinas de un papel ardiendo.
Aquel horrible pitido embiste contra tu cabeza, y cierras los ojos, derrotada. Oyes su risa insidiosa y pérfida alzándose por encima de todo, canturreando feliz, opacando los susurros de los otros tres hombres. El eco de tus huesos astillándose se repite en tu interior. Sombras, cuerpos, destellos, carcajadas, llantos…
Frank…
Haciendo un acopio de fuerzas que te destroza por dentro, alzas un poco la cabeza, buscándole, y tus pupilas tiemblan cuando le encuentras.
Está ahí, lo suficientemente cerca como para sentir su calor deshaciéndose en el aire pero lo suficientemente lejos como para ser inalcanzable. Tiene los ojos cerrados y la cabeza caída de lado como si estuviera inconsciente, y por un segundo deseas desesperadamente que lo esté. La otra opción quema demasiado en tu pecho.
—Frank… —tratas de llamarlo, pero tu voz se fragmenta como un espejo golpeado y ni tú misma logras escucharlo. Sin embargo, ella lo hace. Ríe de nuevo, como una hiena, como una arpía, como la mismísima muerte. Se acerca a ti y te pega una patada en el costado. Ni siquiera tienes tiempo de quejarte: Bellatrix se inclina hacia ti y sisea con palabras envenenadas:
—Mi señor regresará… volverá con nosotros… y estará orgulloso de lo que hemos hecho en su ausencia. ¡Crucio!
El dolor regresa, más potente y arrasador que antes, y gritas de nuevo.
Gritas hasta que te quedas sin aliento.
Gritas retorciéndote sobre el suelo manchado de sangre.
Gritas mientras tu mente se rompe en mil pedazos.
Gritas, y tu último pensamiento antes de perderte para siempre en ti misma se lo dedicas a él.
A tu hijo, que deseas que esté a salvo.
A tu pequeño.
Neville…
