Prólogo

Se encontraba descansando en ese cálido y tranquilo regazo, sentía los motores encendidos del contrario, vibrando y sintiendo las ondas que producía en aquel parecido ronroneo tenue. Sentirse rodeado con aquellos brazos grandes era total tranquilidad, aquella protección que hacia parecer estar tan lejos de las garras de Unicron y lo levantan a lo más alto en la vista incandescente y pasiva de Primus. Simplemente era una situación comprometedora, tranquila y apreciada. Solo era un pequeño momento ante aquella larga noche, era tarde, pero no había nada mejor que descansar con aquel, aunque de nano clics se tratase, eran los más deseados.

-¿Por qué no me dices? -Intentaba hacer que el amarillo diera a entender su situación.

Solo adhirió más sus engranajes, juntándolos para disminuir su volumen y acomodarse entre los brazos del rojizo, acomodó su procesador, apagando su óptica por unos momentos, disfrutando y descansando ese pequeño momento.

El Prime suspiró, dejando al menor otro momento en sus brazos, se veía agotado, de la misma forma que él mismo, había sido un día con totales alertas para todo el equipo.

-Bee, tengo que ir a descansar, ya es tarde -Intentó sonar los más comprensivo posible.

El amarillo se sentía culpable, no quería dejarlo sin su recarga merecida, pero él también merecía su afecto. Si querían momentos para estar tranquilos y en silencio, simplemente disfrutando de la presencia del otro y sin interrumpciones, debían de esperar hasta un poco más tarde.

-Bee, tengo que ir -Agachó su procesador para hablarle al receptor de audio izquierdo del menor. Era de las escasas veces en donde iba a su habitación o se daban un tiempo a solas, si no fuera por el amarillo que lo llevó a su habitación solo para sentarse en sus piernas, no estarían ahí.

El amarillo odiaba tener que molestarlo, sabía lo difícil que era su existencia, pero simplemente no poder presentarle, regalarle palabras adecuadas y llenas de sus pensamientos, le hacía decaer. Además, aquel día había estado melancólico, y tan solo con ver al Prime, ver a aquella figura deslumbrante le tendía un servo sin saberlo.

Quería sentirlo, se sentó abierto de piernas, dejando las del prime entre las suyas, una posición para el líder abrazarlo de frente y juntar su pecho con el del mayor. Sus chispas danzaban la misma canción al estar tan cerca, de vez en cuando, siguiendo la misma frecuencia. El Prime solo lo rodeó nuevamente, apegándolo aún más, acariciando con su servo el procesador del menor que parecía descansar al fin de cuentas.

-Bumblebee -Sonó más llamativo para luego detenerse y dar un suspiro- iré a mi habitación -Parecía decirlo con un dolor en su voz.

Odiaba dejarlo, no poder dedicarle, pero su extraña atracción los confundía, simplemente lo mantenían en silencio, totalmente reservados, aunque otros tal vez sabían, simplemente lo mantenían así sin problema ni meditar el caso.

El menor levantó la mirada, encontrándose con aquella mirada tan exasperante, sería pero delicada. Se salió de la posición, dejando al Prime sentado solo en la cámara de recarga, dejando caer sus pedes por la orilla. Se acostó y dejó un espacio, para luego volver a observar al líder directo a la óptica en silencio como siempre.

El mensaje estaba claro aunque no haya sido recibido se forma verbal, ese espacio era para él, una pequeña invitación de recargar a su lado. El Prime lo observó un momento, vio esa mirada tan inocente, no podía negarse a tal petición. Suspiró y comenzaba a acomodarse, se apoyaba con servos y rodillas dirigiéndose a su espacio, pero el amarillo se levantó, sentándose a su lado y acercándose a su rostro.

-¿Qué sucede? -Preguntó al ver aquella reacción en el menor.

-No creí que te quedarás -Dio a entender con los sonidos artificiales.

El Prime sintió un pequeño golpe en su pecho, realmente que era una extraña relación, nada era oficial, solo se entregaban lo que querían y necesitaban. Para un acompañante dechispa es totalmente normal acompañar en cosas mínimas como lo es la recarga, pero ellos escasas veces lo hacían, ¿Tanto así como para que el amarillo dudara de la aceptación de su propuesta?

Vio a sus ópticos, eran los pequeños luceros brillantes que iluminaban tenue, delicadamente. Aquella mirada que se daban era de admiración secreta. No dirían cuanto deseaban, simplemente hablaban en cada parpadeo delicado.

El Prime se acercó y depósito un pequeño beso en la frente del amarillo, volviendo a quedar para observarlo. El amarillo hizo los mismo, saco su mascarilla y lo hizo de una forma más rebelde, un poco menos cuidadosa en sus movimientos.

-Bee -Susurró para acercarse a la protección que cubría sus labios.

La rozó levemente para luego morder una de las orillas, esperando tal vez que el amarillo la retractara. Pero solo se dio vuelta y acomodó en su espacio. El Prime gruñó levemente por dentro, después de todo, solo quería recargar con el Prime. Se acomodó a su lado, abrazándolo por la espalda, haciendo retorcerse al amarillo con el toque. Al ver que aceptó el tacto, utilizó su servo para recorrer desde el lado del pecho hasta sus caderas en un movimiento continuo y haciendo presión, de alguna forma, dando un masaje. El amarillo movía su cuerpo, los grandes servos del prime hacían una buena fricción.

Bajó un poco, rosado entre sus muslos, pero el menor se recostó espalda arriba, provocando una mueca en el Prime. Pasó su pede más allá del cuerpo del amarillo, colocándose sobre él y posando su rostro detrás del cuello del menor. El amarillo tenso al sentir sobre sí al Prime, sentía esa enorme masa aunque no había tacto. Volteó, quedando cara a cara con el Prime, dejándose atrapado entre su cuerpo y brazos. El Prime se apoyaba con los antebrazos a un lado del rostro del menor, no le quitaba la óptica de encima. El amarillo no lo pensó más, rodeó el cuello del Prime, acercándolo a su rostro y darle un pequeño beso en sus labios, había quitado su protector. Fueron solo unos mínimos segundos, simplemente era un "buenas noches", un estimulante para recargar a gusto.

Después de observarse y limpiar los labios con glosa propia, degustando de lo mínimo, deseando que fuera un beso disfrutable y poder invadir, pero en esa situación les haría llegar más lejos, gastando más energías y no poder descansar lo poco que podían, ambos sabían lo cansados que estaban. Pero el gruñido interno del Prime fue inevitable al ver que el amarillo disponía a recargar con tranquilidad sin dejarle degustar de su boca.

Ya debía esperarse a las escasas veces en donde el amarillo solo tenía de opciones recibir y aguantar lo que el Prime le daba, lo que contiene y aguanta se rebela y desquita con él.

Se acostó a su lado, abrazando por la espalda y no poderse a negar en depositar un beso en su procesador para luego apagar su óptica y almacenar energía.

[...]

Estaba cansado de la incompetencia de la mayoría de sus soldados. Cada vez que sentía estar tan cerca con acabar de una vez por todas con la peste autobot ocurría algo y lo impedía; ya sea una falla en estrategias decepticon o golpes de suerte para los autobots.

No podía evitar rebobinar lo ocurrido, el explorador del prime había peleado de una forma encantadora, de una forma danzante y elegante. Maldito explorador, sus garras y boca ardían cuando pensaban en él, le odiaba; recordar que estaba tan cerca de tomarlo hace eones. Hubiera hecho mucho más que arrancarle el módulo de voz al enterarse que no cambiaría de bando, pensar que se iría al lado del Prime y no al suyo. Maldito Optimus, por escasas veces, pero esa vez si se había interesado en el amarillo. Era joven, fácil de persuadir, simplemente sintió ganas de quitarle por sí mismo la inocencia que veía en su mirada.

Solo quería probarlo, pero el amarillo no cedía, se quedaría del lado del Prime; mala decisión, si él no podía escucharlo musitar ni gemir, menos el Prime. Lo habría dejado a morir ahí, adolorido, recordando que las últimas palabras sentenciaron su muerte, ahora lo recordaría por siempre.

Pero estaba sofocado, cada vez que lo veía recordaba que decidió permanecer con el Prime, sentía que era mejor arrebatarlo, traerlo a la fuerza, hacerle entender que es Megatron, un Dios del caos, y que nadie podía negarle nada.

Solo lo usaría, después devolverlo en quizás qué condiciones, advirtiendo que cualquier autobot no es más que estorbo.

Ya se imaginaba la furia del Prime cuando se enterase que habría tocado al explorador, uno de sus autobots disminuido, humillado totalmente.

Jamás lo haría con otro autobot, no tocaría a la peste más que para atentar o provocar algo sanguinario, pero nadie vive después de secuelas que provoca Megatron, pero ese explorador sobrevivió. Debía terminar lo que por suerte para el amarillo, no logró; acabar con su vida.

Porque el amarillo simplemente tuvo suerte, o otra alma lo reclamó, lo esperaba.

Sin saber que estaba en medio de lo que dos fuertes bots podían provocar; el caos.

Al ser tan joven, el menor que ha visto, deseaba mostrarle lo dura que es la vida, ¿Y que era mejor que tenerlo a un lado como trofeo? Su pequeña diversión de alguna forma, pero tenía que estar tan apegado al Prime...

Nuevo fic, espero que sea de su agrado, comentes y voten. Nos vemos.