DIALOGO: -Bla bla bla-.

Cuando un personaje alza la voz el dialogo va en MAYÚSCULAS

PENSAMIENTOS: -Bla bla bla-.


- - HACE 55 AÑOS - -

En un pequeño, antiguo y muy desgastado templo en Japón podían verse diversas niñas de diferentes edades, casi desde los 4 años hasta los 16. Las niñas estaban reunidas en el patio central, por la formación en que se encontraban y a donde su atención se dirigía parecían estar esperando las instrucciones de alguien; y así era. Una mujer de muy avanzada edad, vestida con el típico traje rojo y blanco que caracterizaba a las grandes sacerdotisas, salió del templo situándose frente a todas ellas y anunció. -El día de hoy las he mandado a llamar y les he pedido que dejen deberes y actividades momentáneamente ya que tengo un importante anuncio que hacerles-.

La atención de todas las chicas estaba totalmente en la anciana, la miraban con respeto y casi adoración. La mujer de avanzada edad se veía tranquila y muy seria pero aun así no pudo evitar pausar y dar un largo suspiro antes de continuar con su noticia. -El tiempo de escoger a mi sucesora ha llegado-. Los murmullos y caras de asombro no se hicieron esperar, en especial por parte de las más pequeñas. -¡SILENCIO!- Exigió la mujer antes de proseguir. -Es importante que escuchen esto ya que saben que quien sea mi sucesora será la responsable no solo de ustedes sino de seguir con la tradición y legado del templo Tsu. Después de pensarlo mucho y consultarlo con los espíritus, tenemos dos postuladas para tal honor-.

En seguida dos chicas de 15 años salieron del mismo templo que anteriormente había salido la anciana y sin decir nada se quedaron paradas mientras la mujer de avanzada edad proseguía. -Bien, las dos postuladas son conocidas por todas ustedes por sus grandes virtudes, su fuerza y dedicación en el arte que impartimos en este templo. Aquella que tomará mi lugar será seleccionada en base a una prueba que se llevará a cabo dentro de 3 días aquí mismo y de la que todas podrán ser testigo. Les deseamos la mejor de la suerte a Kino y Mei, que el destino decida quién es la más indicada para ser la nueva Gran Maestra del templo Tsu-.

- - - DE VUELTA A LA ACTUALIDAD - - -

En un elegante apartamento en la ciudad de nueva York dormía pacíficamente en su cama una hermosa mujer rubia de 22 años de edad. El apartamento era grande, espacioso pero aun así sin ser exagerado, parecía ser una noche cualquiera, hasta que la chica empezó a moverse en la cama violentamente, movía su cabeza brazos y piernas como queriendo escapar de algo…. Una pesadilla.

En su pesadilla la chica veía diversos y diferentes rostros, de niñas y adolescentes desconocidas llamándola y pidiéndole su ayuda, pero cada vez que ella se acercaba a alguna estas simplemente desaparecían. Cuando no quedó nadie que la llamara la chica sintió como alguien o algo respiraba fuertemente a sus espaldas, con temor giro lentamente, y allí… no encontró nada; aunque buscará y buscará no veía nada, pero podía sentir un enorme y oscuro poder que poco a poco la empezaba a succionar al principio de forma leve pero rápidamente adquiría gran fuerza y se veía arrastrada por este.

Justo cuando mayor era el poder de arrastre de lo que fuera que la estuviera succionando, aparecía una enorme sombra negra, al parecer la llevaría consigo de no ser porque en ese momento la chica sintió unas cálidas manos alrededor de sus hombros que la detenían y la traían de vuelta al mundo real mientras la llamaban con preocupación. -¡Anna!, ¡Anny despierta! Es solo una pesadilla-.

El preocupado chico sacudía levemente por los hombros a la rubia, quien rápidamente abrió los ojos para encontrarse de vuelta en un sitio que conocía, con una persona que conocía muy bien. -¿Mike?-.

-Volviste a tener otra pesadilla, pero todo está bien ahora-. Declaró el chico sosteniendo a la hermosa rubia en sus brazos.

Anna miro el reloj, 3:00 am, de seguro lo había despertado con sus bruscos movimientos, nuevamente.

-Lo siento, es solo que … parece ser tan real-. Se disculpó limpiándose el sudor de la frente.

-¿De nuevo la misma pesadilla?-. Cuestionó Mike preocupado por la chica.

Anna apenas asintió y se recostó en el pecho de su acompañante buscando refugio. Había tenido la misma pesadilla casi que por dos semanas, era tan violenta y real que terminaba despertandose de manera intempestiva, estaba volviéndose una verdadera molestia.

-Ya ya, todo está bien, de seguro es estrés; pero pronto pasará, ya lo verás-. La calmo el muchacho abrazándola y acariciando su espalda. La rubia no dijo nada, empezaba a creer que esa pesadilla no era tan normal como quisiera, aun así, se quedó en la cama intentando calmar sus pensamientos y descansar un poco, pronto tendría que levantarse y comenzar el día.

Rápidamente llegaron las 7 de la mañana; Anna no había podido volver a conciliar el sueño y sabía que no había dejado dormir muy bien a Mike, ni esa ni las noches anteriores. Lentamente se levantó con mucho cuidado de no despertarlo y por un momento lo observó mientras dormía; Mike era un chico muy guapo a decir verdad, su cabello era tan rubio como el de ella, lo llevaba un poco largo, pero al ser un poco ondulado le quedaba bastante bien, podía ver las pequeñas bolsas bajo sus ojos, ojeras, se sentía culpable porque sabía que ella era la razón; era delgado pero tenía fuertes brazos, un gran pecho y un leve bronceado ya que se encontraban en verano.

-Es hora de despertar-. Anunció con suavidad la chica acariciando suavemente la cara de Mike.

A lo que el chico respondió casi que por instinto. -Nooo….. 5 minutos más-. Mientras se abrazaba a Anna haciendo volver a quedar recostada su lado.

-No, con el tráfico en esta ciudad si te doy 5 minutos vamos a llegar 3 horas tarde!-.

-Está bien, está bien-. Reaccionó finalmente el rubio bostezando. -Pero... podrías darme al menos un incentivo, ya sabes para empezar bien el día-.

Anna sonrió, muchas veces no podía creer cuanto había cambiado ella y su vida en tan solo 5 años. Se levantó y con suavidad besó al hombre que la acompañaba, quien enseguida empezó a responder el beso al principio con tranquilidad, pero entre más tiempo pasaba empezaba a poner un poco más de fuerza y pasión, cosa que no pasaba desapercibida para la chica, que se separó intentando retomar el aire. -Si no salimos en 20 minutos no vamos a llegar-.

El chico suspiró con resignación ante lo dicho por la rubia y con desánimo respondió. -Uno pensaría que ser el jefe trae sus ventajas como poder darse el gusto de llegar tarde de vez en cuando-.

-Lo sé-. Se burló la chica siguiéndole el juego mientras salía de la cama. -Pero por desgracia compartes el puesto con una persona que piensa que lo más importante como dueño de una empresa es dar ejemplo, y eso significa llegar siempre temprano-.

Anna y Mike se alistaron rápidamente, salieron del apartamento y tomaron un taxi, llegando rápidamente a un hermoso restaurante.

-Buenos días-. Saludo Anna al personal tan pronto entró.

Los empleados respondieron rápidamente con respeto el saludo de la chica. Mientras que por su parte el rubio entro de una manera mucho más animada y casual. -¡Hola! ¿Como va todo por aquí?-

-¡Señor Michael! Qué bueno verlos por aquí, todo muy bien, de viento en popa, dentro de poco abriremos y comenzaremos con los desayunos-. Respondió uno de los empleados.

-Perfecto, Anny voy a estar en la cocina-. Anunció Mike quitándose su elegante chaqueta y poniéndose un delantal y el sombrero de Chef. La chica apenas respondió con una pequeña sonrisa antes de seguir derecho hasta la oficina, donde puso sus cosas, abrió las cortinas y empezó a revisar varios documentos.

Anna y Mike era dueños conjuntamente no solo uno, sino de una pequeña cadena de restaurantes que cada vez iba tomando más y más fuerza. La chica se encargaba principal y únicamente de la parte económica y administrativa, mientras Mike la ayudaba con esos temas además de ser el Chef principal e ingeniarse y desarrollar los platos y comida que servían.

La pareja se había conocido 5 años atrás, cuando Anna llegó a Nueva York y comenzó su carrera de administración; había sido un tiempo difícil y de transición para la chica, además su carácter no hacía que las cosas fueran mejores, por eso cuando Mike, o mejor dicho Michael, entró a su vida fue casi como una bendición. Claro que al principio la rubia no lo vio así, sino simplemente como una molestia más, pero definitivamente ya no lo era.

- - -MONTE OSORE- JAPÓN - - -

Tres chicos caminaban por una tenebrosa montaña, oscura, llena de niebla; al parecer aunque fuera medio día el sol no salía, o mejor dicho no se veía.

-Ya me estoy cansando de esto-. Se quejó un chico de pelo azul, Horo-Horo. -Llevamos horas y horas rastrando y nada!-

-Querrás decir días-. Opinó en respuesta su pelinegro amigo, Tao Len. -Yoh ¿tu abuela no te ha dado más datos o alguna otra pista?-.

- No. Lo siento muchachos, ustedes la escucharon, las sacerdotisas y aprendices de Osore están desapareciendo sin dejar rastro alguno, lo único que se sabe es que nadie en el pueblo las ha visto pasar por lo cual no es posible que hayan dejado el monte-. Respondió un pelicastaño, mejor conocido como Asakura Yoh.

-Estoy agotado. ¡Ya es medio día! Mejor vamos a comer y en unas horas retomamos la búsqueda-. Propuso Horo.

-Para la comida que hacen aquí-. Se quejó con un corto suspiro Len. -Lo siento Yoh, pero si no como algo diferente voy a enloquecer-.

-jiji, esta bien, vamos al pueblo por algo de comer y allí descansaremos un rato antes de continuar-.

Asakura Kino, la abuela de Yoh, lo había mandado a llamar hace casi dos semanas; ya que como Yoh había mencionado las sacerdotisas y aprendices de Osore estaban desapareciendo de una manera misteriosa. La anciana al ser la persona a cargo del templo, había intentado localizar a las dos primeras chicas desaparecidas, pero no había podido encontrar ni el menor rastro. Intentó proteger a las demás chicas recluyéndolas en el edificio principal del templo, pero aun así, las jóvenes aprendices seguían desapareciendo en las situaciones más extrañas; de forma que decidió llamar a su nieto para que la ayudara.

Hacía casi 7 años se había suspendido el torneo de shamanes. Yoh había cambiado mucho en ese tiempo, había crecido y tenía el cuerpo de un chico de 22 años, pero ahora era más delgado, nada musculoso en realidad; hace 5 años había acabado la secundaria en Tokio, después de eso había vuelto a vivir en Izumo con su abuelo y su madre, ayudando en el entrenamiento de los shamanes que de vez en cuando iban buscaban las enseñanzas de los famosos Asakura.

El castaño seguía siendo amigo de Len Tao, el gran guerrero Chino y Horo Horo, el poderoso aniu. Yoh había planeado recibir la visita de sus amigos por esos días en Izumo, pero al ser llamado por su abuela no tuvo más opción que contarle sus planes a los chicos quienes fascinados en un inicio con las expectativa de lo que podría ser una nueva aventura decidieron acompañarlo, solo que ahora que estaban allá no parecía ser tan emocionante.

-Esa montaña me da escalofríos!-. Dijo un tembloroso Horo, cuando finalmente habían descendido de lo alto y llegado al pueblo.

-Eso es porque tiene una gran concentración de energía mística y sobre natural-. Ofreció como explicación Len.

-¡Lo sé! Pero es como si cada vez que entrara en allá algo quisiera robarme el alma! No puedo imaginarme como alguien puede simplemente vivir en un sitio así! Personalmente yo me volvería loco!-. Tan pronto Horo soltó ese comentario se quedo en silencio y miró de reojo a Yoh. Len hizo lo mismo. Por su parte el castaño parecía tan tranquilo como siempre pero aun así no pudo evitar pensar en …esa persona.

-Yoh yo…-

-Esta bien Horo, al fin y al cabo para nadie es un secreto que Anna odiaba vivir aquí-.

Hay estaba lo que los tres sabían, Yoh pensaba en Anna al menor comentario, aun más desde que habían llegado a Osore y los recuerdos de sus primeros encuentros empezaban a fluir.

-Como sea, ¿que podemos comer por aquí?-. Dijo Len tratando de cambiar el tema.

-Umm... No conozco mucho del pueblo, pero la primera vez que vine comí en ese restaurante de allá-. Respondió el castaño señalando un local a lo lejos.

Con tan solo ver la entrada del restaurante Yoh recordó la primera vez que vio a Anna (***referencia al Manga***), no ayudaba mucho que el sitio no hubiera cambiado en absoluto; pero aun asi el joven Asakura decidió guardar sus pensamientos solo para el, siempre lo hacía, en todo lo que refería a Anna y esos recuerdos.

- - - NUEVA YORK - - -

El día pasó rápidamente para Anna y Mike, los restaurantes eran bastante trabajo, a veces visitaban al día solo uno de los tres que tenían en Manhattan, y aun así el tiempo no alcanzaba.

-Ya me voy-. Anunció el rubioentrando a la oficina de la chica. -Me llevaré los balances que faltan y los revisaré en el apartamento-.

- Ajamm...claro, nos vemos-. Contestó de forma automática la chica, mientras trabajaba muy concentrada.

Mike levantó una ceja y empezó a rodear el escritorio acercándose por detrás a la rubia.-Sabes si no hubiera sabido como eras desde un principio, esto en verdad me molestaría mucho-. Opinó quitándole los papeles de las manos a la chica y llamando su atención.

-Lo siento ¿dijiste algo?-.

El rubio suspiro cansadamente. -Dije que necesitas ir a descansar, yo terminare con esto-. Le dijo guardando los papeles que le había quitado a la chica.

-Ok, bueno… entonces nos vemos mañana-.

-¿Estas segura? ¿No quieres que me quede en tu apartamento y te acompañe?, ya sabes por todo el tema de las pesadillas-.

- No, estaré bien; además hace dos semanas no vas a tu apartamento, tus vecinos pensarán que fuiste secuestrado-. Se burló con una pequeña sonrisa la chica.

-jaaaa… ya quisiera yo que me secuestrará alguien como tú; sabes Anna lo de las pesadillas es una excusa, lo que quise decir es que no quiero dormir sin ti esta noche-. Respondió Mike acercándose para besarla.

-¿Y porque simplemente no lo dijiste desde un principio?-.

-No lo sé, no quería sonar como el romántico sentimental de la relación-.

-Pero tú eres el romántico sentimental de la relación-. Se burlo nuevamente con una pequeña sonrisa la chica.

-¡Ocuh! Déjame fingir que no al menos por un rato jeje; te lo preguntaré de nuevo-. Dijo el rubio mientras imitaba una pose heroica. -Anna ¿quieres que te acompañe esta noche para poder protegerte como el gran hombre fortachon que soy de cualquier pesadilla que tengas?-.

-¡Ohh! ¿Mi héroe?-. Respondió siguiéndole el juego con una ceja subida. -Si quédate conmigo está noche-.

-¿Y qué tal la siguiente?-

-También-.

-¿Y la siguiente a esa?-.

-¿Que vas a mudarte a mi apartamento o que?-.

-Si me lo pidieras, no te diría que no-. Afirmó con una gran sonrisa y guiñándole un ojo el chico.

La rubia se quedó muda, ¿era su impresión o Mike le estaba pidiendo que vivieran juntos? Y si era así, era un muy gran paso, uno para el que ella no estaba lista aun, no aún después de conocerlo por 5 años y ser novios por 2.

-¿Por qué no empezamos por esta noche y ya veremos que sucede-. Contestó finalmente con una pequeña y tranquila sonrisa Anna.

-Mmmm, está bien. En todo caso tengo que ir a mi apartamento por unas cosas, te veré en unas cuantas horas-. Dijo Mike dándole un beso en la frente y yéndose.

Apenas el rubio dejo la oficina Anna soltó un largo respiro, sabía que había molestado a Mike con su respuesta evasiva, pero no podía mentirle a su corazón ni a ella misma, ella lo quería, su compañía la reconfortaba, el chico era una persona muy especial en su vida no solo por ser su socio sino por que por años fueron amigos y ahora eran, bueno como el decía novios; pero aun así algo le impedía seguir avanzando con él en la dirección que él esperaba...Definitivamente necesitaba pensar mejor las cosas... necesitaba una bebida.

- - - OSORE - - -

Luego de comer los chicos regresaron a la montaña para seguir con su búsqueda hasta que la luz del día se los permitió.

-Será mejor volver, es peligroso estar afuera a tan altas horas y más sin poder ver bien el camino-. Declaró con cansancio Yoh. A lo lejos divisaron la gran casona, la cual hacia parte el templo; pero entre más se acercaban algo más extraño les parecía.

- Algo sucede adentro-. Les avisó Len a sus amigos empezando a correr al tiempo que Yoh y Horo.

Llegaron tan rápido como pudieron, pero cuando entraron se encontraron una gran conmoción.

-¿Que sucedió? ¿Están todas bien?-. Preguntó un preocupado Yoh

Quien enseguida obtuvo una respuesta de parte de la cabeza del templo, su abuela, Kino. -Ha desaparecido otra aprendiz-.

-¿Hace cuanto?-. Indagó enseguida Tao.

-Hace menos de un minuto-.

-¿¡Pero como puede ser!? No nos cruzamos con nadie en la entrada! No hay forma de que nadie haya salido sin que lo viéramos!-. Exclamó Horo.

-También me tomo por sorpresa ya qué aunque me pese admitirlo sucedió frente a mis narices-. Se lamentó Kino. La tensión en el ambiente era palpable; los chicos esperaban que la anciana les diera una mejor explicación; mientras las demás sacerdotisas y aprendices temían que en cualquier momento pudiera pasarles lo mismo. -Nos encontrábamos reunidas practicando algunos rezos con las más jóvenes cuando de repente se empezó a sentir frío desgarrador, era como una corriente de aire en la mitad de la habitación, apenas y pude sacar mi rosario cuando escuché un fuerte grito y luego una esencia desaparecer-.

-¿La esencia de una aprendiz?-. Preguntó Len.

-Así es. Pero esta vez quedo un pequeño rastro, ya que varias de las presentes intentaron detener lo que fuera que estuviera pasando y esto fue lo que consiguieron -. Mostró Kino estirando la mano con algo en ella.

-¿Un medallón?-. Cuestionó Yoh.

-No cualquier medallón-. Espetó su abuela palpando el objeto en cuestión con su mano. -Un medallón con el símbolo del antiguo templo Tsu-.

-¿Templo Tsu?-. Preguntó Len. -Nunca había escuchado ese nombre-.

-Eso es porque ese templo dejo de existir hace muchos años-. Aclaró la anciana.

-¿Entonces alguien que pertenecía a ese templo está detrás de los ataques?-. Cuestionó Horo.

Alo que Kino simplemente respondió con pesadez. -Eso… no lo sé. Pero me da una idea de con qué tipo de poderes tratamos-.

-¿A qué te refieres abuela?-. Preguntó Yoh.

-Lo siento mi querido nieto pero es algo que va más allá de tu comprensión y habilidades. Solo hay una persona que puede ser de ayuda en este momento…-

- - - - NUEVA YORK - - -

La rubia había salido de su restaurante poco después que Mike. Por el tráfico, la hora y la distancia del apartamento de Michael al de ella tenía al menos dos horas para poder pensar y despejarse. Sacó su teléfono celular y marcó uno de los primeros números en su agenda.

-Soy yo-. Se anunció Anna en el teléfono. -¿Quería saber si estas libre ahora para ir por unas bebidas?-.

Al otro lado de la linea se encontraba su buena amiga, Alice. -Estas de suerte, justo estoy saliendo del trabajo,¿el restaurante de siempre?-.

-Te espero en la barra-.

-Bien, ve pidiendo algo, cuando llegue me nivelo con lo que lleves-. Dijo la amiga de Anna antes de colgar.

La rubia sonrió y colgó el teléfono; el restaurante bar al que se refería estaba a tan solo unas cuadras de ahí. Momentos como ese se arrepentía de tener un restaurante con opciones saludables donde el único tipo de alcohol que vendían era la casual copa de vino.

Tan pronto la chica llego al sitio pidió un par de cockteles y mirando a la nada empezó a beber el suyo.

-Vaya pensé que cuando llegará tendría que pedir dos botellas de whisky mínimo para alcanzarte-. Se burló Alice llegando al bar y a donde su amiga.

-ja-ja- ja-. Rio irónicamente Anna en respuesta. -Debes estar confundiéndome con otra de tus amigas-.

-Lo haría, pero ya que tu eres la única… bien querida Anna dime, ¿que es lo que tanto te atormenta para que tengamos que estar bebiendo un jueves?-.

-¿Que no puede una amiga llamar a otra solo para charlar un poco entre semana?-. Cuestionó Anna jugando con la cereza al fondo de su cocktel.

-No lo se, ¿puede?... ¿como va todo con los restaurante?-

-Bastante bien, progresando a buen ritmo-

-Ya veo, entonces si el problema no es en cuestiones de negocios, es…en cuestiones del amor-. Dijo Alice dedicándole una mirada suspicaz a la rubia.

-No se si sea un "problema" como tal-.

-¿Como van las cosas con Michael?- Preguntó Alice empezando con un cocktel.

-Bien...-

-¿Progresando a buen ritmo?-. Se burlo la chica de su amiga.

-A un ritmo más que bueno diría yo-.

-¡AAA! ¡QUE! No me digas que...- Se escandalizó Alice tomando la mano de Anna y registrandola.

-¡No! no es eso-. Exclamó la rubia soltándose del agarre de su amiga. -¡Michael no me pidió matrimonio!¡Estamos a años luz de eso!-.

-¿Años luz? Déjame ver hace 5 años que te conozco, desde que eras mi compañera de cuarto en la universidad, mismos 5 años que llevas de conocer a Mike, fueron 3 años amigos y compañeros de clase, llevan dos años de noviazgo, in interrumpidos cabe aclarar, trabajan juntos, casi que viven juntos, es decir pasan todo el tiempo juntos y crees que estás años luz de tener un hermoso diamante en tu dedo?-.

-Bueno no años luz, pero no es como si estuviera el anillo esperándome en la siguiente esquina!-

-Bueno no importa, entonces si no te pidió que se comprometieran …. ¿Te pidió que vivieran juntos no?-.

Anna termino su trago de un sorbo y pidió enseguida otro dándole su respuesta a Alice.

-Umm... Ya veo, pero Anna ustedes prácticamente viven juntos, 5 de las 7 noches de la semana comparten apartamento según sé-.

-No son 5 noches, por mucho diría que 3 a veces solo 2-.

-¿A si? ¿Cuantas noches de esta semana se han quedado en el mismo apartamento?-

-... 3 ...-

-Eso porque hasta ahora es jueves en la tarde-. Se burlo Alice rodando sus ojos. - Bien, ¿de la semana pasada?-.

-...7-

-¿7?... Suena bastante más que 3 y claramente que 2-.

-Bueno! te llame para que me aconsejes y me escuches no para que me hagas sentir peor!-

-Y eso intento. Anna, Mike es un buen hombre, te quiere, es trabajador y sinceramente te ha soportado todo este tiempo que las dos sabemos que es bastante que decir; no entiendo ¿por que no quieres que las cosas avancen con el?, no te estoy diciendo que te aventures y te lances al abismo de lo desconocido, sino que des un pequeño paso con fé-.

Anna estudió las palabras de Alice, parecía ser su sentido común hablando, pero aun así había algo que no la convencía del todo de la decisión. La indecisión en la cara de la rubia era más que obvia, por lo cual su amiga prosiguió. -Por el otro lado, si en verdad no quieres, te recomiendo que empieces a replantear toda la situación en conjunto, tu relación, tus sentimiento por Mike. Porque me parece muy difícil de creer que después de dos años y todo los que han compartido creas que es un muy pronto para dar un paso en el que prácticamente ya están-.

-Es…complicado-.

-¿Por qué? ¿Estar con Mike es complicado?-.

-¡NO!, estar con él, me hace bien, me tranquiliza-.

-mmmm… suena bastante ¿romántico?-

-L¡o es!, es decir ¡lo somos! Es solo que... no quiero avanzar muy rápido y equivocarme-.

-Anna no vas muy rápido, y la única forma de saber si es o no un error es haciéndolo, yo te conozco a ti y a Mike, créeme que desde mi punto de viste tienes más por ganar que por perder. En todo caso si me hiciste venir para que te diera la razón no puedo, no creo que la tengas-.

-¿entonces debo mudarme con Mike y ya?-. Preguntó Anna con cara de suplicio.

-Claro que no, pero debes preguntarte la verdadera razón de por qué no lo haces y no solo buscar excusas para no hacerlo-.

La rubia dio un largo suspiro, su amiga tenía razón, debía pensar bien las cosas, tal vez darse esa oportunidad no era tan malo, además era cierto estaban prácticamente ya viviendo juntos, solo que formalizarlo de esa manera hacia que todo fuera más real y eso significaba más propenso a un real desastre.

Las chicas comenzaron a conversar sobre diferentes cosas, Alice sabía que presionarla a su amiga solo empeoraría todo. La rubia escuchaba con atención las historias de la otra chica, no habían bebido más de dos cockteles cuando algo extraño sucedió; Anna miraba con atención a Alice y de vez en cuando daba una mirada a las demás personas en el restaurante, no estaba muy lleno, pero aun así le pareció ver como una pequeña sombra o mancha pasaba a gran velocidad por detrás de su amiga y de pronto desaparecía.

- Anna… ¿Anna me escuchas?-. Dijo Alice Llamando la atención de la chica.

-Si... claro me decías a donde querías ir el próximo verano-.

Alice la miró con duda, esa mirada en la cara de Anna... no era nueva. Mirando tras de ella, más específicamente el punto hacia donde Anna se había quedado mirando le cuestionó. -¿Esta todo bien? Por un momento me recordaste el primer año en que te conocí, solías perderte de la conversación y tener esa mirada en tu cara como buscando algo más-.

La joven rubia lo pensó por un momento, no podía ser, lo que vio no era producto de su imaginación y lo comprendió enteramente por el comentario de Alice; hace mucho no lo hacía, no interactuaba con el mundo de los espíritus, pero aun así era la única explicación que encontraba a lo que acababa de ver.

-Lo siento Alice, es solo que estoy un poco cansada; el trabajo, Mike… ¿te parece si dejamos la reunión para después?-

Alice observó a su amiga con más duda aún, algo extraño le sucedía aunque lo quisiera ocultar. Aún asi, no la quiso presionar. -Esta bien, pero tu invitas hoy, ya que me hiciste venir hasta aquí por tan solo una hora de tu tiempo-.

Anna asintió, pagó la cuenta y se fue; decidió caminar hasta su apartamento al fin y al cabo Mike aun debía tardar un poco y ella tenía ahora otras cosas en que pensar.

- - - OSORE - - -

Luego de que Kino fuera a su habitación a llamar a Tamao los chicos se quedaron en la sala charlando.

-¿Entonces la rosadita es la única que puede ayudarnos? ... ¿Como?- Preguntó Len.

-Es cierto-. Interpuso el Aniu. -No que dude o quiera desmeritar de las habilidades de Tamao, pero... son como las nuestras solo que no tan perfeccionadas-.

-No lo se-. Contestó Yoh un tanto pensativo. -Tal vez la abuela se refiera a sus habilidades como profetisa-.

-!RING¡ ¡RING! ¡RING!- Sonó con fuerza el teléfono.

-¡Yo contesto!- Anunció Yoh antes de hacerlo. -¡Alo!-

-emmm si, buenas noches… ¿Joven Yoh?-. Respondieron al otro lado de la linea.

-¡Tamao! ¡Que bueno escucharte! ¿Como has estado? ¿Como esta todo con el abuelo y mamá?-

-Muy bien Joven Yoh, todo está muy bien; pero llamo porque la señora Kino me pidió un favor-.

-Aaa... si dijo que necesitaba tu ayuda para resolver lo que sucede en Osore-.

-eeeemm, si algo así; ¿podría comunicármela por favor?-

Yoh le avisó a su abuela de la llamada de Tamao y colgó.

-Bien, Tamao, ¿la encontraste?-. Preguntó Kino cuando se cercioró de que su nieto había colgado.

-Si señora Kino, al parecer la señorita se encuentra muy lejos, en América-.

-¿América?-

-Más exactamente en Estado Unidos, Nueva York-

-Ummm será difícil ir a verla entonces. Tamao necesito comunicarme con ella cuanto antes!-

-Si señora Kino, lo se, y eso es lo otro que quería comentarle; cuando Konchi la encontró me dijo que parecía ser que la señorita Anna no podía verlo o no del todo-

-Mmm...Eso explica porque no pude simplemente encontrar su furyoku-. Opinó la anciana bastante pensativa. -Eso lo hará todo más complicado-.

-¿A que se refiere señora Kino?-

-Al hecho de que si el furyoku de Anna no es detectable y ella no pueda ver espíritus con facilidad, significa solo una cosa…. Anna lleva tiempo sin conectarse con el mundo de los espíritus y a empezado a rechazar esa parte de ella-.

-¿Pero entonces..?-

-No te preocupes Tamao, me encargare del resto; recuerda ni una palabra de esto a nadie-.

-Si señora Kino-.