Ningún personaje es mío, todos pertenecen a Nitro+Chiral. Gracias por leer la historia ^^
-¡Y, una vez más, Sly Blue nos sorprende con su nuevo single que, en tan solo una semana, se ha convertido en el número uno!
El equipo, que había permanecido en silencio escuchando con expectación la clasificación, aplaudió y victoreó; un par de ellos incluso salieron corriendo a buscar algo de beber para celebrarlo.
Se podía oír a la gente correteando de un lado a otro entusiasmada.
-¡Enhorabuena, Aoba!
-Has hecho un gran trabajo.
Aoba apartó la vista de la radio donde se había emitido el programa TOP Trendy a primera hora de aquel día. En su campo de visión aparecieron dos figuras que lucían similares: mismos ojos azules, mismo cabello claro... incluso sus trajes parecían ir a juego.
-Virus, Trip- los saludó con una sonrisa.- En realidad no lo habría logrado sin el esfuerzo de todos.
En ese momento alguien trató de abrirse camino a través de los dos rubios.
-No digas tonterías- su voz era grave y cuando ambos chicos se hicieron a un lado para dejarle pasar, Aoba pudo comprobar que pertenecía al director de la empresa. Toue.- Si no tuvieras talento ni siquiera habría valido la pena esforzarse.- le tendió un vaso lleno de algo que olía ligeramente a alcohol.
El chico sonrió , recibiendo el cumplido, y brindó antes de mirar a su alrededor para observar la fiesta de celebración que había surgido de la nada. Toue se inclinó para murmurarle algo a Virus, algo que entre tanto ajetreo Aoba fue incapaz de entender; Virus asintió y, con un gesto rápido de despedida, tanto él como Trip se marcharon detrás del directo.
Aoba continuó ahí durante varios minutos, agradeciendo con una sonrisa las felicitaciones y escuchando los planes que todo su equipo tenían para él durante el próximo mes. Dejó que pasase un tiempo, lo justo para que su desaparición no fuese sospechosa, y aprovechó que todo el mundo parecía estar entretenido para escabullirse lo más disimuladamente que pudo.
Una vez fuera en el pasillo, suspiró y caminó por el corredor de la oficina hasta llegar a la pequeña sala de estar situada en una de las esquinas. A diferencia del resto del edificio, lleno de estudios para grabar y editar y de despachos, aquel lugar era extrañamente rudimentario, con muebles más cómodos que lujosos; quizá fuera precisamente por aquello por lo que era el sitio favorito de Aoba de toda la empresa.
Soltó un suspiro de cansancio y se dejó caer en el sofá, contemplando pensativamente uno de los póster promocionales que colgaba de la pared .
Lotus, el nuevo éxito de Benishigure, a la venta el 13 de Marzo. Los miembros del grupo aparecían posando estoicamente en trajes tradicionales, con una flor de loto en las manos, casi emanaban un aura solemne.
Aoba sonrió al verlos.
-¿Admirando mi foto?
El chico sabía quién era antes de girarse; estuvo a punto de sacarle la lengua como un niño pequeño, pero sabía que entonces él se burlaría, así que se limitó a contemplar cómo el hombre del kimono rojo se sentaba junto a él.
Siempre sonriendo de oreja a oreja y con una apariencia más de modelo que de un guitarrista Koujaku era el líder del grupo de música Benishigure.
-No os va nada mal, ¿eh?- Aoba señaló el póster con la barbilla.
Pese a que la música tradicional estaba perdiendo terreno en comparación con los estilos modernos, Koujaku se las había arreglado para crear un grupo donde se mezclasen las dos corrientes en armonía. Benishigure tenía un sonido único, misterioso y revitalizante al mismo tiempo, que se había ganado el corazón de miles de fans.
Aoba mismo había admirado al grupo antes incluso de entrar en y después de conocer en persona a sus miembros no había podido evitar que se convirtiera en uno de sus favoritos. Aún así, preferiría cortarse la lengua antes que admitirlo en voz alta, después de todo, el ego de Koujaku ya era lo suficientemente grande sin hacerle ningún cumplido.
-No nos podemos quejar.- el chico sonrió.- Y por lo que he oído tú tampoco.
Aoba imitó la sonrisa, aunque fue algo más automático que real. Koujaku lo miró fijamente y estiró el brazo para cogerle un mechón de cabello; Aoba se tensó por instinto, normalmente cuando la gente prestaba atención a su cabello era para reírse por su color o para estirar de él, pero Koujaku se desvió en el último momento y le pellizcó la nariz.
-Si sigues fingiendo en lugar de admitir que no estás bien, solo vas a conseguir corroerte por dentro.
De repente la atmósfera había perdido su tono trascendental. Aoba lo miró a los ojos unos segundos y entonces bajó la vista, sintiéndose entre inseguro y avergonzado.
-Sé que ahora mismo debería estar feliz y (no me malinterpretes, me gustar haber llegado hasta aquí), pero...- apretó las manos en su regazo; no tenía que levantar la vista para saber que Koujaku le escuchaba atentamente, esperando con paciencia a que reuniera el valor necesario para acabar la frase.- ¿Qué ocurre si no estoy a la altura? Todos están esperando tanto de mí y... no quiero decepcionarlos.
Hubo un instante de silencio y después Aoba sintió a Koujaku suspirar.
-El público puede ser muy impredecible, es capaz de cambiar de opinión tan rápido como se mueve una veleta; pero cuando consigues llegar a su corazón, una vez que tu música les hace sentir, esa canción se queda plasmada en el alma; la asocian a un recuerdo o sentimiento y se queda con ellos para siempre. Y la única manera de lograrlo es sintiendo de verdad la música que haces; para transmitir primero tienes que experimentarlo tú mismo.- su sonrisa volvió a aparecer en el rostro.- Creo que tu sientes lo que cantas, que tienes una buena voz y que puedes mover los sentimientos de la gente, y que por eso te has ganado a tu público y debes estar orgulloso de ello.- su sonrisa se ensanchó mientras adoptaba un tono más desenfadado.- Y si las cosas te van mal siempre puedes venirte a mi grupo.
Aoba parpadeó, dándose cuenta de que seguía mirándolo fijamente, procesando las palabras, y le devolvió la sonrisa, esta vez una real, sintiéndose revitalizado. Era como si toda la angustia que había estado guardando dentro durante los últimos días se hubiera evaporado de golpe.
-¿Ya estás robando talentos?- una sombra cayó sobre Koujaku.
-¡Mizuki!
El recién llegado, quien tan sólo había captado la última parte de la conversación, se había acercado por detrás y había atrapado la cabeza de Koujaku con los brazos mientras éste se debatía airado.
La cazadora roja y negra que llevaba, sumada a los tatuajes, le bastaban para que cualquiera pudiera identificarlo como el líder de Dry Juice, la banda de rock número uno de Midorijima.
-Si te quieres unir a un grupo, que sea al mío Aoba.
Mizuki rió mientras soltaba a Koujaku y le escuchaba farfullar, Aoba sonrió por la familiaridad de la escena. Desde que había entrado en Koujaku y Mizuki, quienes habían resultado ser mejores amigos, se habían encargado de guiarle y ayudarle en todo momento y, antes de que Aoba se diera cuenta, se había encontrado siendo su amigo y quedando con ellos incluso en sus pocos días libres.
-Gracias a los dos, pero de momento estoy bien en solitario.
Koujaku recobró su sonrisa mientras Mizuki se encogía de hombros.
-Una pena, habrías podido unirte a nuestra gira de Black Needle.
Aoba recordaba haber oído a Virus y Trip hablar del tema.
-¿Es verdad que vais a tocar en Londres?
-Síp. Se agotaron las entradas el mismo día que salieron a la venta, así que nos quedamos dos días ahí.
-¡Wow! ¡Eso es genial!- Aoba no podía ni imaginar la impresión que debía causar actuar frente a una muchedumbre en una ciudad extranjera. Ser conocido tan lejos... era algo increíble.
-Una gira por medio mundo, ¿eh?- Koujaku parecía pensativo.- Apuesto a que conocéis a un montón de mujeres.
Mizuki y Aoba se miraron fijamente antes de empezar a reír.
-¿Alguna vez dejas de pensar en mujeres?- Mizuki le dio una palmada en la espalda y se puso en pie.- En vez de estar aquí, ¿por qué no vamos a comer algo?
-Sí, ya empezaba a tener hambre.- Koujaku imitó su gesto.
Aoba también se levantó, pero no tardó en disculparse.
-Lo siento, pero he quedado dentro de poco con alguien, así que...
-¿Qué? ¿Tienes una cita y no nos lo dices?
-¿Es guapa?
-No es...
Aoba se vio silenciado por el torrente de preguntas que caían sobre él. Suspiró y decidió que explicárselo en aquel momento iba a ser imposible; abrió la puerta para salir, con sus dos amigos haciendo continúas hipótesis sobre qué clase de mujer era su cita, y se dio de pleno de bruces con un chico que estaba a punto de entrar también en la sala.
Era casi de la misma altura que Aoba, quizá un poco más bajo; su cabello era rubio y parecía natural, igual que sus ojos de color verde pálido. Sin embargo lo que más llamaba la atención era la cantidad de piercings que el chico tenía.
Cuando el rubio chasqueó la lengua, molesto, Aoba se apresuró en disculparse.
-Lo siento, no sabía...
-Aparta, estás en medio.
Aturdido, Aoba se echó a un lado en el mismo instante en el que sentía una presencia detrás de él.
-¿A qué viene ser tan brusco?- Koujaku reprendió al rubio.
El chico no pareció intimidado, de hecho, ni siquiera le prestó atención mientras iba al dispensador de agua y se llenaba un vaso con tranquilidad..
-¡Oi! ¿Me estás escuchando?
El chico dio un trago con lentitud, su rostro tan inexpresivo como el de un autómata.
-No realmente.
-¡Tú! ¡Serás...!-Koujaku tembló de ira, parecía a punto de perder la paciencia.
-Vamos, vamos.- Mizuki intervino, tratando de salvar la situación.- Somos compañeros, ¿verdad? No hace falta crear este ambiente tan...
-No me suena haberle visto por los locales ni escenarios- Koujaku estaba tan irritado que ni siquiera fue consciente de que había interrumpido a su amigo-, ¿cómo sabes que no es ningún mocoso que se ha colado dentro?
-No soy un mocoso- el chico rubio replicó, su mirada taladrando a Koujaku.- ¿Y quién querría visitar los mismos antros que un viejales como tú?
-¿Qué me has llamado?
-¿Necesitas que te lo repita, abuelo?
-Eh, eh.- Aoba intercambió una mirada de auxilio con Mizuki. Aquello se les estaba yendo de las manos, si no los paraban pronto...
-¿A qué viene todo este ruido?
La voz era grave, perfectamente acorde para un hombre vestido de cuero negro que tan sólo podía describirse como enorme. Aoba se encontró sin palabras, irradiando autoridad por cada poro de su piel, probablemente era la persona más intimidante que hubiera visto nunca; les lanzó una mirada glacial que pareció congelarlos a todos en el acto.
A todos menos al chico de pelo claro, quien, sin cambiar su expresión, tiró el vaso a la papelera y caminó tan imperturbable como antes hacia la puerta, deteniéndose tan sólo para lanzarle una mirada a Aoba y chasquear la lengua, con irritación, antes de continuar andando y desaparecer por el pasillo.
-Si vais a pelear, hacerlo fuera- las palabras del hombre volvieron a caer sobre ellos, casi parecían una amenaza.
Les dio la espalda (y realmente era una gran espalda) y, justo cuando los tres contemplaban cómo se marchaba en dirección contraría a la del chico rubio, una figura salida de la nada corrió hacia él a toda velocidad, demasiado rápido como para que pudieran distinguir nada más que una mancha blanca.
-¡Mink-san~ !
Un chico había aparecido colgado de la espalda de Mink, vestía un bata blanca de laboratorio y tenía el cabello del mismo color. En comparación con la imponente figura a la que se aferraba parecía muy menudo, pero cuando el hombre lo agarró de la cabeza y lo apartó de sí, Aoba pudo comprobar que en realidad era de la misma altura que Mizuki.
Cuando reparó en ellos, el chico de la bata de laboratorio abrió los ojos en sorpresa.
-¡No sabía que Mink-san estaba con sus amigos!- sonrió realmente feliz antes de hacer una reverencia que Aoba juraría que era de 90 grados exactos.- Mi nombre es Clear, ¡encantado de conoceros!
-No son amigos.- el hombre, Mink, habló con sequedad antes de retomar la marcha y meterse en el estudio que estaba justo al lado de la sala de estar.
Clear suspiró después de verle entrar, sus facciones volviéndose ligeramente melancólicas; pese a que debía de rondar la edad de Aoba, había algo en sus expresiones y en el entusiasmo que ponía al hablar que le daban un aire casi infantil.
-En realidad, Mink-san es una persona muy amable.- les aseguró.
Ninguno de los tres hizo algún comentario al respecto; Aoba no quería tener nada en contra de alguien a quien acababa de conocer, pero definitivamente Mink no era la clase de persona con la que se veía charlando despreocupadamente.
-Entonces eh... ¿Clear, verdad? Nosotros somos Koujaku, Aoba y Mizuki. ¿Eres nuevo aquí?
Mientras Aoba observaba cómo Mizuki los iba señalando y presentando agradeció en silencio el don de gentes de su amigo, lo cierto era que tanto él como Koujaku se habían quedado totalmente en blanco y había estado a punto de producirse un silencio incómodo.
Primero la fiesta de celebración, luego el chico de los piercings y después el matón y su acompañante, que contrastaba tanto con Mink como el aceite con el agua; Aoba se sentía demasiado exhausto por cómo se estaba desarrollando el día como para poder presentarse adecuadamente incluso cuando Clear parecía realmente un buen chico.
-Sí- Clear canturreó.- Hace un par de semanas que me fui de Glitter.
-¿Glitter?- Koujaku sonaba asombrado, y no era el único.
Glitter y eran las dos compañías musicales principales del país; enfrentadas casi desde el comienzo, no sólo competían por las ventas, sino también por robarse los mejores artistas.
-Bueno, sea como sea, bienvenido a bordo.- Mizuki sonrió y Clear pareció irradiar felicidad.- ¿Por qué no te vienes con nosotros también? Así podemos enseñarte todo.
-¡Ah!- las emociones en el rostro de Clear fueron totalmente legibles: ilusión, duda, indecisión, culpabilidad... era como si las llevase escritas en la frente.- Le prometí a Mink-san que iría a comer con él hoy.- parecía a punto de llorar.
-¿Mink?
-Sí.- Clear volvió a animarse ante el recuerdo.- Mink-san ha sido muy amable conmigo desde que llegué, ¡incluso me ha dejado acudir a los ensayos de su grupo!
Koujaku intercambió una mirada rápida con sus dos amigos, era fácil adivinar lo que estaba pensando; Mink no daba la impresión de ser el tipo de persona que organizaba bienvenidas cálidas.
-Siempre podemos quedar otro día.
-¿Qué? ¿De verdad? ¡Genial~!
Clear se lo agradeció varias veces y, después de hacer otra reverencia para despedirse, marchó feliz tras Mink.
